jueves, 21 de marzo de 2019

RISEN, película de Kevin Reynolds, 2016

Por Jeremías Ramírez Vasillas

La Pasión de Cristo es la historia más filmada desde los orígenes del cine. Su primer registro se hizo en 1898 cuando fue llevada a la pantalla por Georges Hatot y Louis Lumière, en un filme titulado Vida y Pasión de Jesucristo (La vie et la passion de Jésus-Christ).
Una página de internet contabiliza que hasta el momento se han realizado 150 adaptaciones, sin contar las series de televisión y cortometrajes. Y cada semana santa la televisión programa alguna de estas cintas de este tema, particularmente las más recientes o las más espectaculares. O bien, de vez en vez lanza algún estreno.
Y casi en todas no se ajustan al texto bíblico y otras tantas se ven tan falsas y de pésima factura que dan flojera. A mediados el 2017, en un autobús, encontré una película titulada Risen, (la traducción en español sería “resucitado”), dirigida por Kevin Reynolds en el 2016, que aborda una vez más la muerte y resurrección de Jesús, pero lo interesante y novedoso de esta cinta es que narra este hecho como si fuese, en parte, una película policiaca. Me gustó que se atrevieran a ficcionar el hecho no para recomponer en virtud de valores de mercado sino para ver el suceso desde un plano nunca antes abordado: el punto de vista de un soldado romano.
La película inicia con un plano abierto de un hombre que camina por el desierto de Judea. El paraje es inhóspito y el hombre se ve agobiado, sucio, desconcertado. Llega a una casita, una especie de posada. Se sienta y el dueño identifica, por un anillo que trae, que es un tribuno militar[1] romano. El tribuno, de pronto, le narra al hospedero un suceso sorprendente que recién acaba de vivir. Y empieza su recuento desde que enfrenta a una pequeña banda de rebeldes judíos belicosos. Luego, después de desarticular la banda, regresa a su casa, en Jerusalén, cansado, con las huellas del esfuerzo, dispuesto a descansar, cuando es llamado de urgencia por Poncio Pilato para que termine con la vida de tres crucificados, pues se acerca el sábado (día sagrado de los judíos), y la Pascua, y los sacerdotes le han pedido que ese día no haya nadie colgado en la cruz, especialmente un reo: Jesús de Nazareth.
Cuando llega a la zona de ejecución ordena que les quiebren las piernas para acelerar la muerte, pero le notifican que Jesús ya murió y no es necesario que le quiebren las piernas. Para asegurarse de que Jesús está muerto, manda a que le entierren una lanza en su costado. Cuando está por irse a su casa llega un tal José de Arimatea con una orden de Pilato para que le entregue el cuerpo de Jesús, pues quiere poner su cuerpo en una cueva, que en ese lugar se usaban como tumbas.
Cuando finalmente se dispone a descansar y tomarse un buen baño Pilato lo vuelve a llamar para que selle la tumba y ponga una guardia, pues los principales judíos temen que los discípulos roben el cuerpo y proclamen que ha resucitado, como el mismo Jesús ha predicho. Sin embargo, como lo cuentan los evangelios, pese a esos sellos y esa guardia, el domingo por la mañana, la tumba está vacía.
            Vuelve Pilato a llamarlo para regañarlo por el fallo de la guardia, al haberse dormido y haber dejado que alguien haya sacado el cuerpo de Jesús, y le encarga que encuentre el cuerpo, pues ya se oyen rumores de que ha resucitado. El tribuno, usando tácticas de investigación policial, revisa indicios, somete a interrogatorio a los sospechosos, y va atando cabos, desenterrando cuerpos, pero el cadáver de Jesús no aparece.
            Ordena que capturen a quienes andan divulgando la resurrección y soborna a algunos de ellos para que le digan en dónde están escondidos los discípulos. Finalmente logra dar con ellos, pero cuando llega al aposento en donde están reunidos, Jesús está con ellos. Perturbado, no da crédito que sea el mismo hombre. En ese momento llega Tomás, uno de los discípulos, y Jesús le muestra las huellas de los clavos y de la lanza. El tribuno está estupefacto y en una leve distracción Jesús desparece. Y María Magdalena les recuerda que vayan a Galilea y que allí lo verán de nuevo. El tribuno decide seguirlos, pues está sumamente intrigado, y deja en el aposento un mensaje para Pilato.
            Pilato, lee el mensaje y ordena que vayan a capturarlo. Un grupo de soldados va hasta Galilea, pero el tribuno huye de ellos siguiendo a los discípulos. Finalmente llegan al mar de Galilea, donde, después de una noche de pesca infructuosa, se encuentran con Jesús una mañana muy temprano.
            Si bien la película tiene un buen hook, que despierta la curiosidad, y está narrada con un dramatismo bien manejado, después de que el tribuno tiene un encuentro con Jesús resucitado la historia va perdiendo fuerza y cae repetidas veces en alteraciones históricas y en lugares comunes, pero sin perder el punto de vista narrativo.
            La película tiene momentos interesantes que hacen pensar en la eterna discusión sobre la veracidad de la resurrección de Jesús, que se dio desde el inicio del cristianismo sin que nadie haya podido desmentir bien a bien la resurrección. De hecho, ni los romanos ni los sacerdotes pudieron desmentir y desbaratar la proclamación de los apóstoles de que Jesús había resucitado, sino que el movimiento fue creciendo y trastocando la ideología religiosa dominante, ya fuese griega, romana o hebrea.
Y durante el primer siglo la sospecha flotaba en el ambiente, sospecha que impulsó al apóstol Pablo a escribir en una de sus cartas esta sentencia: “Y si Cristo no resucitó, vana es entonces nuestra predicación, vana es también vuestra fe”[2].
La discusión sobre la veracidad de la resurrección sigue siendo objeto de controversia, y los argumento expresados en libros, ensayos, artículos, han podido desbaratar la creencia en la resurrección. Recuerdo que en los años setenta circularon muchos libros tratando de desbaratar lo que consideran un mito. Yo recuerdo uno de esos libros: Cristo nació y murió en Chachemira, de Andreas Faber-Kaiser, que intenta demostrar que no resucitó.
Sin embargo, han pasado ya 20 siglos y la resurrección sigue siendo el elemento central de la fe cristiana.
            Y ha habido quienes desde una postura crítica y escéptica han tratado de desmontar y desmentir la resurrección de Jesús, han terminado por volverse cristianos, tal es el caso de abogado y escritor inglés Frank Morrison quien escribió el libro ¿Quién movió la piedra? que bien podría ser el título de la película Risen. Dice Morrison en su prólogo que inició la redacción del libro con esta intención desmitificadora y a la mitad del camino cambió su objetivo para argumentar todos los elementos que avalan la veracidad de la resurrección de Jesús.
            La película actualmente está a disposición del público en Netflix y es interesante verla a pesar de que un conocedor de la Biblia notará desviaciones al texto bíblico y concesiones a leyendas como la de la sábana santa, entre otras.






[1] En el imperio romano, un tribuno militar es tanto un oficial de una legión romana como un cargo oficial del estado romano. Los tribunos eran hombres del rango senatorial, y eran elegidos por el Senado. Para conseguir el puesto importaba más la posición aristocrática de la persona en cuestión que su idoneidad para el cargo.
[2] 1 Corintios 15:14

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