domingo, 23 de mayo de 2021

AMOR Y EXILIO Isaac Bashevis Singer


 

Jeremías Ramírez

La autoficción es un término relativamente reciente que se está haciendo muy popular tras éxitos literarios de libros hechos bajo este subgénero como Mi Lucha del noruego Karl Ove Knausgård, entre otros. 

El término “autoficción” es un neologismo creado en 1977 por Serge Doubrovsky  para designar el género en el que él había escrito su novela Hijos

La autoficción consiste en escribir la historia personal con las herramientas de la novela y se diferenciaría de la autobiografía en que esta narra lo que realmente ocurrió, mientras que en la autoficción la autobiografía es modificada ya sea en los nombres de los personajes —menos el del autor— o de los lugares o las fechas o ciertas circunstancias. Podría decirse que en la historia del autor hay una cierta ambigüedad. La narración biográfica se apega a los hechos lo mayormente posible; la autoficción rellena con datos ficticio bien para no afectar a otros bien para darle mayor intensidad dramática o mayor colorido o intensificar el ambiente en que se mueven los personajes. 

Aunque el término sea nuevo este subgénero ha estado presente a lo largo de la historia de la literatura. Muchos escritores, desde varios siglos atrás, han usado esta técnica para narrar supuestos hechos personales o biográficos, pero alterando circunstancias complicadas o reinventando parte de la historia. De hecho, como nos decía una maestra en la Facultad de Filosofía y Letras, que la creación literaria hay una enorme dosis de HP de sus autores, es decir, de historia personal y cuyo resultado es una cierta forma de autoficción.

Digamos que la mayoría de los escritores narran sus propias vivencias envueltas en un ambiente ficticio para ocultar la identidad real de sus personajes y sus hechos, sobre todo de los que no se sienten orgullosos, pero siempre con el temor, --como el mono escritor de Monterroso que se autocensuraba presagiando que sus conocidos se iban a reconocer y se iban a enojar--, de que el lector cercano al autor, y que conoce los hechos, pueda identificar de quién o de qué se está narrando.

En Amor y exilio, supuestamente es un largo relato autobiográfico del escritor judío polaco y Premio Nobel de Literatura 1978, en el que narra su vida desde que tenía cuatro años, en 1908, hasta 1935 o 36 cuando tenía 32 años y acaba de conseguir su residencia permanente en Estados Unidos.

Es un libro de 430 páginas escrito con garra, con pasión, con una buena dosis de conflicto dramático en el que narra sus angustias existenciales desde que era niño y se planteaba preguntas complejas que cuestionaban las enseñanzas que recibía en su casa sobre Dios, sobre la Torá, sobre los textos explicativos judíos, como la Guemerá, en suma, sobre todo aquello que es muy importante para los judíos.

La narración arranca cuando recién sus padres se acaban de establecer en Varsovia. Con lujo de detalle va contando los pormenores de su vida familiar y el trato que tiene con sus padres y con su hermano mayor, que le sirve de modelo a seguir. Su hermano es el primero que se rebela y empieza a leer obras censuradas en su casa y en su comunidad y empieza a asumir un estilo de vida ajeno a las costumbres judías. Es decir, rompe con la disciplina y la tradición.

Desde esa temprana edad nos narra su enorme curiosidad por saber todo y sus ansias por aprender a leer para no depender de sus padres, quienes son los que leen para él lo que ellos quieren que aprenda. Y tan pronto adquiere la habilidad empieza a buscar libros restringidos por su familia, particularmente los de filosofía. Y ya desde esa edad tiene hambre por conocer todo y por resolver las dudas existenciales que lo acosan: quién hizo a Dios, por qué existe el mal y el sufrimiento, cómo inició la vida… Y con cierta frecuencia se pregunta: ¿En verdad Dios se preocupa y se ocupa de cada individuo? Si es así, porque hay gente que sufre y se la pasa muy mal, por qué los animales son asesinados brutalmente para que otros se deleiten con su cadáver…

Par satisfacer esta sed de conocimiento primero acosa a sus padres, luego a su hermano que lo motiva a buscar respuestas fuera del ámbito familiar y religioso de su comunidad. 

Durante parte de su infancia esta es su principal ocupación, además de estudiar en la Yeshivá (escuelas religiosas judías) las sagradas escrituras, particularmente, la Tora, es decir, los primeros cinco libros de la Biblia: Génesis, Éxodo, Levítico, Números y Deuteronomio. Y muchos de los libros sobre comentarios a la Torá que a lo largo de la historia sus sabios han escrito y legado como una herencia a sus descendientes.

  A pesar de sus esfuerzos por resolver sus dudas llega a la adolescencia sin respuestas y con más dudas para enfrentarse a nuevos problemas derivados de la llegada a la adolescencia: el sexo y el amor.

Su paso por estos aciagos años del despertar sexual desenfrenado se suma su orgullo personal de no depender de nadie y trata de vivir con sus propios medios trabajando como corrector de pruebas en una revista judía que publica textos en yiddish. Su magro sueldo apenas le permite sobrevivir en la frontera con la miseria, pero logra puede palear con algunas mujeres mayores que se enamoran de él y le aportan algunos medios necesarios. 

Su hermano, por su parte, logra progresar como escritor y articulista, y su éxito le permite casarse y ser contratado por una revista judía de Nueva York que le otorga un buen salario y finalmente. La aceptación de sus publicaciones en el público norteamericano le permite emigrar, y tan pronto se establece empieza a hacer gestiones para llevarse a Isaac.

Isaac, por su parte, conjuga su trabajo como corrector con la publicación de artículos y narraciones y escribe su primera novela: Satán en Goray, que para mi tristeza no nos dice cómo fue su proceso creativo. 

Al caos amoroso se suma su caos existencial y religioso que se intensifica cuando su hermano logra conseguirle los documentos y el dinero para que Isaac se vaya a Estados Unidos. Para entonces Hitler ha subido al poder y los judíos se dan cuenta que los aires de amenaza se ciernen en Europa, aunque aun creen que las cosas se pueden componer. 

Cuando Isaac finalmente abandona Polonia, tienen que viajar en tren a Francia de donde saldrá el buque que lo llevará a Nueva York. En ese viaje de Polonia a Francia se ve obligado a pasar por Alemania y le permite ver de cerca el acoso de los alemanes contra los judíos, aunque a él, curiosamente, nadie lo molesta.

La última parte del libro nos narra sus primeros meses en Nueva York. Este capítulo lo titula “Perdido en América” y nos narra la parte más patética de un hombre que no acierta ubicarse y se la pasa encerrado en un cuartucho intentando escribir, pero no logra más que balbuceos inciertos. Y así llegamos al final del libro.

Yo me preguntaba si así de caótica y miserable fue su vida. Así que me puse a investigar y me di cuenta que el libro no era totalmente autobiográfico sino una autoficción. Para empezar, los personajes, sobre todo de mujeres, tienen otros nombres y son diferentes a como las pinta. Y cuando llega a Nueva York trabaja “…para el Jewish Daily Forward con diferentes seudónimos. Pronto publica la novela El Mesías pescador, por entregas durante 5 meses. La novela no se traduce en inglés, pero el tema es similar a Satán en Goray, esta vez contando la historia del sucesor de Sabbatai Zevi en el siglo XVIII, que fue Jacob Frank”.

Es decir, tan pronto se asienta en Nueva York no anda errabundo o encerrado en un cuartucho sin escribir una línea coherente, como dice el libro, sino que anda muy activo. 

En el libro jamás habla de su matrimonio en Polonia con Runia Shapira, de quien se separa cuando emigra a los Estados Unidos. Y tampoco nos dice que desde 1935 era parte del personal del Jewish Daily Forward como corresponsal extranjero. Y que, por gestiones suyas, no de su hermano, escapa de Polonia “ante el temor de la ofensiva nazi, y emigra a los Estados Unidos. Tras separarse de su esposa y de su hijo, Runia, su mujer, se convierte en comunista y irá a Moscú y más tarde a Palestina”. 

En la última oración con la que cierra el libro dice: “Estoy perdido en América, perdido para siempre”. Pero más bien somos nosotros, los lectores, los que no ha dejado perdidos ante una historia ciertamente cautivante pero que no es real más que en ciertos detalles que no logramos identificar en medio de tanta ficción.

De cualquier forma, el libro tiene una buena prosa, disfrutable, y nos permite adentrarnos en ese ambiente judío de los años veinte en Polonia antes de que se les cayera el mundo encima. Leyendo sus novelas nos damos cuenta que era un hombre que conocía a fondo su historia, su cultura y su religión. Y a pesar de que se dice lejano a la fe judía, sus libros dan fe que era un hombre sumamente versado en su religión ancestral. 



sábado, 15 de mayo de 2021

EL FESTÍN DE BABETTE Novela de Isak Dinesen


Jeremías Ramírez


El ejercicio de la vocación es una de las actividades más plenas que puede vivir el ser humano, y le permiten experimentar la vida intensamente.

Esta frase puede ser la premisa de un artista o un profesional de alto nivel: el placer de vivir lo encuentra cuando realiza lo que más le gusta y si coincide con su profesión entonces encontramos a los genios que han cambiado al mundo, llámense científicos, músicos, escritores, pintores, grandes atletas… todos ellos tienen en común que disfrutan a plenitud su profesión. Su profesión es su pasión. Esta es la premisa de esta novela.

Babette es una cocinera de alta cocina enrolada revuelta de La Comuna de París que fue un movimiento insurreccional el cual, del 18 de marzo al 28 de mayo de 1871, gobernó la ciudad de París, instaurando el primer gobierno de la clase obrera del mundo cuyo espíritu era el socialismo autogestionario. 

A su caída, los insurrectos tuvieron que huir de Francia. Y Babette huye a Noruega y se refugia en Berlevaag, una pequeña comunidad rural y religiosa y gracias a la carta de su amigo, Achille Papin, un barítono famoso de la Ópera de París, en la que les solicita a las damas que la reciban, pues ha perdido todo y su vida peligra. Babette les ofrece sus servicios sin cobrarles un salario, sólo que le permitan vivir con ellas. Al principio tratan de negarse, pero las súplicas de Babette y la carta logran ganar su consentimiento. Babette les dice que “sabe cocinar”, sin revelarles que es una de las mejores chefs de Francia. 

De jóvenes, estas dos damas eran muy hermosas y de ambas se enamoran dos visitantes extranjeros, pero su recato religioso y la fidelidad de su padre no permiten que sus pretendientes logren conquistarlas, a pesar de que ambos no les son indiferentes. 

De la mayor, Martine, se enamora Lorens Loewenhielm, joven militar que su padre lo había enviado un mes con su tía quien vivía en una vieja casa de campo, en Fossum, poblado próximo a Berlevaag, para corregir su conducta desordenada. Un día monta su caballo y va a Berlavaag para desaburrirse, y ahí ve, en la plaza del mercado, a Martine y queda prendado de su belleza. Por medio de su tía consigue ser recibido en la casa del pastor. Y por varios días intenta conquistar a Martine, sin lograrlo. Derrotado se retira y regresa a su casa y a su carrera militar; y aunque se casa, nunca logra olvidar a la belleza noruega. 

Poco después llega a Berlavaag Achille Papin (cuya carta mencioné anteriormente), que no sólo queda prendado de la belleza de Phillipa sino de su maravillosa voz y se auto propone como su maestro. Sin embargo, sus pretensiones de conquista se cierran cuando un día intempestivamente la besa. A partir de ese momento, Phillipa se aleja de él.

Ambos pretendientes, ante la imposibilidad de conseguir el corazón de estas hermosísimas pero cerradas damas, se retiran derrotados. Ellas, quizá por el recuerdo emotivo que dejan ambos pretendientes, nunca se casan, sino que a la muerte de su padre toman el liderazgo social y religioso que su padre ha dejado. 

Pero lo que no lograron los pretendientes masculinos, finalmente lo consigue esta cocinera francesa; y sin que lo adviertan logra instalarse en el centro de su estima y cariño. 

Cabe señalar que para cuando llega Babette ambas hermanas ya son mujeres mayores.

Durante los 15 años Babette les sirve con fidelidad elaborando comidas sencillas y burdas, sin la posibilidad de regresar a París, pero además sin expresar el deseo de hacerlo, y nunca les cuenta cómo fue su vida en Francia ni lo que allá hacía ni tampoco su participación política en la Comuna de París. A pesar de ello se reserva para sí una liga con su antigua patria y durante todo ese tiempo compra, a través de uno de sus parientes que trabaja de marino, billetes de lotería. Durante 15 años trabaja con ellas Al mismo tiempo juega a la lotería y justo a los 15 años logra ganarse 15 mil francos. Cuando se enteran sus amas creen que pronto las abandonará para regresar a su patria. 

Por esos días se acerca la fecha de la muerte de su padre la cual conmemoran con una cena a la cual invitan a un selecto grupo de feligreses. Babette les pide que este año le permitan hacer ella la cena. Ellas intentan negarse, pero les recuerda que en todo ese tiempo nada les ha pedido. Así que no les queda de otra que aceptar. Y también les pide permiso para ausentarse, pues tiene que ir a Francia. 

A su regreso llega con ella uno de sus sobrinos con un cargamento. Babette les informa que son algunas cosas que compró para preparar la cena. Las hermanas, al ver pavos vivos, cajas y más cajas con botellas de vino, quesos, legumbres, entre otras cosas, temen que Babette esté preparando alguna brujería, pero guardan silencio, aunque les advierten a sus invitados de esa posibilidad, y entre todos acuerdan que nada dirán y que comerán la cena sin disfrutarla para minimizar los posibles daños.

A la cena llega sorpresivamente Lorens Loewenhielm, el militar que estuvo enamorado de Martine, acompañando a su tía que forma parte de ese grupo especial de invitados. Y como Lorens no estuvo advertido de la posible brujería, tan pronto va probando los platillos, elogia la exquisitez de estos, y les cuenta que en Francia había una cocinera famosa, la mejor, quien preparaba este tipo de platillos excelsos, pero que un día desapareció y no se supo nada más de ella.

Obviamente, Lorens no sospecha que esa cocinera es precisamente Babette. Y a pesar de la resistencia de los invitados, los elogios del militar y el buen vino hace que los invitados se relajen y se suman a los elogios pues la cena es tan exquisita que los ha puesto sumamente felices. Y en ese estado de exaltación termina la cena y a media noche regresan a sus casas sin sentir siquiera el frío de la nieve.

Martine y Philippa, al otro día, le agradecen a Babette la cena y le preguntan cuándo se irá a Francia. Ella les contesta que no se irá. Entonces le preguntan qué hará con el dinero, y Babette les confiesa que ya no tiene dinero, que lo gastó todo en la cena, que seguirá viviendo con ellas. Entonces las hermanas le comentan si se ha quedado pobre. Y Babette replica que nunca será pobre pues ella es una gran artista. Un gran artista, como dice Babette al final de la película que se hizo a partir de esta novela, “un gran artista sólo busca la oportunidad de ser feliz haciendo lo que mejor puede hacer”. 

La película, que no había mencionado, fue realizada en 1987 por Gabriel Axel, director de cine, actor, guionista y productor de cine danés, y que se hizo mundialmente conocido por la adaptación de este maravilloso libro. 

La película la vi en su estreno en México, en una Muestra Internacional de Cine en 1988, y quedé prendado de ella. Me encantaron las actuaciones de Stéphane Audran (Babette), Bodil Kjer (Phillipa) y Bibi Andersson (Martine). La película obtuvo el Óscar a la Mejor Película de Habla no Inglesa. Y hace unos años la compré en DVD y la conservo como un tesoro, pero no había leído la novela. Ahora ambas, novela y película, entran al círculo más íntimo y preciado de las obras de arte que han enriquecido mi existencia.

La novela es breve y se lee en una hora máximo. La edición de Nórdica Libros es bellísima, trae ilustraciones de Noemí Villamuza que elevan su atractivo editorial. Ustedes la pueden conseguir en línea en librerías como El Sótano o El Péndulo o Gandhi. 


sábado, 8 de mayo de 2021

EL MAGO DE LUBLIN de Isaac Bashevis Singer


Jeremías Ramírez


Isaac Bashevis Singer escribe en Amor y Exilio: “…el suspense en mi vida y en mi escritura se fusionaron de tal manera que con frecuencia no supe distinguir dónde empezaba uno y terminaba el otro”. Es cierto. En El mago de Lublín, Yasha, el personaje principal, Yasha, es un hombre atrapado en un caos tanto en sus creencias e ideas religiosas como en sus relaciones amorosas. Y así era la vida de Singer cuando vivía en Varsovia, o al menos eso dice en el citado libro. 

Yasha es un mago e ilusionista. Sus habilidades le han permitido lograr cierta fama y éxito. Esther, su esposa, es una judía devota, con quien lleva casado 20 años, y su vida es muy ordenada y estable. Ambos tienen una casa en Lublin, pero sólo Esther la habita permanentemente. Yahsa, por su parte, se ausenta largas temporadas porque su trabajo lo realiza en Varsovia y en algunas ciudades cercanas a esta ciudad. Su esposa lo interroga si tiene amantes, pero el hombre es una piedra. Hasta el lector se va con la finta creyendo que le es fiel a su mujer. Pero tan pronto llegamos al segundo capítulo empezamos a darnos cuenta que una de sus mayores debilidades son las mujeres. 

La primera de sus debilidades es Magda, su ayudante, e hija de Elzbieta Zbarski, una mujer vividora que usa a su hija como carnada para recibir los regalos del mago. Magda no sólo lo asiste en el escenario, sino que además lo atiende como si fuera su concubina: se encarga de mantener en orden la vivienda en donde residen en Varsovia, le hace la comida, lava la ropa, atiende a los animales y satisface sus necesidades sexuales. Magda es muy tolerante: sabe todos sus embrollos amorosos, pero lo soporta pues está enamorada de él, aunque sin esperanzas de que algún día se consolide como su esposa. Ella sabe que está casado y que Yasha nunca dejará a su mujer por ella, pues sabe que está en desventaja por sus escasos atractivos femeninos: cuerpo delgado, enjuto, plano como un muchacho y que sólo la hace apta para ciertas actividades en el escenario, pero ninguno para ser la compañía permanente de un hombre.

Yahsa también mantiene relaciones amorosas con Zeftel, la esposa de un ladrón quien se ha fugado de la cárcel y nadie sabe su paradero. Zeftel cree que ya no regresará, por ello quiere irse con él a Varsovia y unirse a su trabajo, pero Yasha se niega. A pesar de ello, como no tiene hijos ni familiares que la detengan, se va tras Yasha a Varsovia.

Pero la mujer con quien ha establecido una relación más fuerte y profunda es Emilia, la viuda de un profesor, cuya hija adolescente adora a Yasha. Con ella quiere irse a Italia y recomenzar su vida esperando que en ese país aprecien mejor sus dotes como mago y pueda alcanzar la fama internacional y ganar mucho dinero.

Sin embargo, debajo de este caos amoroso hay otro caos aún más fuerte: su religión. E igual que Isaac Bashevis Singer, ha puesto en tela de juicio las creencias ancestrales de sus antepasados y según él ha roto con esas cadenas que lo atan a la viejísima fe judía que surgió hace unos 10 mil años con Abraham, en la tierra de Ur de los caldeos. 

Cuando su crisis pasional toca fondo es precisamente esa fe ancestral la que viene a rescatarlo del fango en el que se ha hundido y le proporciona una ruta por la cual buscará alcanzar su redención personal y espiritual y reconciliarse con su Dios que no lo ha dejado tirado en el piso. 

La novela, de apenas 236 páginas, es de una gran intensidad dramático-existencial de un hombre que ha perdido el rumbo y ha malgastado su vida en los placeres mundanos. Yasha es una especie de hijo pródigo que ha tratado de abandonar al padre (Dios) pero se da cuenta que sin Él está perdido y regresa para tratar de encontrar la redención personal y espiritual en la penitencia y el confinamiento, con la cual busca limpiar su alma y darle un sentido a su existencia vacía.

Esta novela Singer aborda el tema recurrente de su literatura —y quizá de la mayoría de los escritores judíos—: el anhelo de sus personajes por liquidar su pasado histórico-religioso y crear en sí mismos un ser nuevo, pero todos sus intentos son fallidos y descubren que la única vía que tienen, el único camino, es regresar a la fe de sus ancestros, es reconectarse con el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob.

El mago de Lublin es una novela que Bashevish Singer escribió en 1960, cuando él tenía 56 años y ya llevaba, al menos, 30 años residiendo en Estados Unidos, tras abandonar, a principio de los años treinta, su natal Polonia, lugar en el que ubica varias de sus novelas más importantes. 

En su larga vida (85 años) escribió 20 novelas y 12 libros de cuento, cinco de los cuáles fueron para niños y jóvenes. En 1978 le otorgaron el Premio Nobel de Literatura. Y murió en 1991.


sábado, 1 de mayo de 2021

CARTUCHO Relatos de Nellie Campobello



Jeremías Ramírez


¿Se han preguntado cómo ven los niños la violencia y la muerte cuando se ha vuelto parte natural de su entorno? La mayoría no lo sabemos, pero nos imaginamos que se horrorizan como nosotros, aunque creo que no es así. Cada niño reacciona de manera muy peculiar. Cuando mi hija era una niña veía a su mamá tomar con la mano los insectos del jardín y ella empezó a hacer lo mismo, sin tener ningún recelo. Mi esposa advirtió que era importante enseñarle a tenerles miedo para prevenir que algún insecto peligroso la atacara.

Recién acabo de leer Cartucho, un libro de relatos breves de Nellie Campobello, una escritora que cuando era niña vivió en Parral, Chihuahua, justo cuando la revolución y las luchas armadas estaban en su apogeo.  Y la violencia estaba presente todos los días en donde ella vivía. Desde la ventana o la puerta de su casa pasaban los revolucionarios o los carrancistas, y muchas veces esos soldados regresaban destrozados llevados por sus compañeros. Algunas otras ocasiones, presenciaron los enfrentamientos y hasta fusilamientos y las pláticas familiares giraban en torno a los combates, considerando que muchos militares eras asiduos visitantes en su casa. 

Estos relatos —algunos de no más de media página escritos con tal velocidad que parecen ráfagas— nos muestran imágenes violentas, terribles, a través de la mirada inocente, sin prejuicios, de una niña, que los contempla como algo natural y cotidiano e, incluso, se alegra cuando ve un fusilamiento frente a su casa y desea que haya otro para que ella pueda verlo una vez más.

El libro consta de tres partes: 1) Los hombres del norte, 2) Fusilados y 3) En el fuego. El primer relato de libro “Cartucho”, es el que le da título al libro y marca la pauta y el tono de este libro singular.

Yo leí el relato cuando estaba en la Preparatoria, en los años setenta, en un libro de cuentos de la revolución, antologado por Luis Leal, y publicado por la UNAM. El relato me gustó mucho y guardé en la memoria el nombre de su autora. Luego, en otras publicaciones, encontré otros relatos de ella.

“Cartucho” es una relato breve que nos cuenta la historia de un hombre que herido de amor se ha enrolado en el ejército zapatista. La autora desconoce su nombre, sólo sabe su apodo: Cartucho, apodo que parece que él mismo se puso pues una mujer lo convirtió en un “cartucho”, es decir, en un ser que vaga como alma en pena buscando su destino. Una tarde hay un enfrentamiento y cae abatido. Le avisan a la familia de la narradora que ha caído “Cartucho”. Uno de los mensajeros agrega tras revelar la noticia funesta: “Ya encontró su destino, ya es un cartucho quemado”. 

En esa guerra, casi todos los hombres de guerra que desfilan por la calle como cartuchos, pues llevan la muerte encima, hombres que, a pesar de que caminan, ríen, comen, platican, saben que morirán en breve y van en busca de su destino con tal serenidad que asusta; asumen la muerte como un hecho natural y hasta deseado y no importa si llega pronto o se tarde. Y cuando una bala los alcanza parece que le dan la bienvenida, pues, afirman: “es mejor morir como alzado”.

Uno de los personajes que pasa por su calle, a decir de la autora, lleva unos pantalones son como los de un muerto. Hay un enfrentamiento y este hombre es abatido. Varios soldados llevan su cadáver en una camilla y la niña comenta que “ahora si tiene los pantalones de muerto”.

Otro relato que estruja es “Las tripas del general Sobarzo”. Dice la narradora que ella y otros amiguitos ven pasar a un grupo de villistas que llevan un balde con algo “muy bonito”. Se acercan curiosos para pedirles que les muestren lo que llevan. “Son tripas”, les dice un joven soldado para asustarlos, pero al oír “son tripas”, dice la autora, “nos pusimos junto a ellos y las vimos; estaban enrolladitas, como si no tuvieran punta”.  “Tripitas tan bonitas”, exclama la niña. “¿Y de quién son?” —agrega— “Dijimos con curiosidad en el filo de los ojos”. Y les contesta el mismo soldado: “De mi general Sobarzo, las llevamos a enterrar al camposanto”.

Un cuento muy crudo que tuve la oportunidad de grabar para un programa de radio es “El corazón del coronel Bufanda”. Bufanda es un coronel que acribilla a dos grupos de soldados desarmados que están en los mesones del Águila y Las Carolinas lanzándoles granadas a mansalva. Su ataque deja una gran cantidad de muertos, pues fueron tantas las granadas que lanzó que su mano se le quedó dormida. De pronto una bala le atraviesa el pecho y le arranca el corazón de golpe. Una doctora que vivía junto al mesón del Águila trata de meterlo a su casa, pero llega la tropa del Rosalío Hernández y lo sacan de nuevo a la calle. Y termina el relato de esta forma: “La mejor sonrisa de Bufanda se las dio a los que levantaron el campo. Todos lo despreciaban, todos le dieron de patadas. Él siguió sonriendo”.

Pero no todos los relatos son trágicos; hay algunos divertidos como “Las rayadas”, en el que un grupo de jóvenes está enfrente de una casa donde antes había una panadería. De pronto, apareceré solo Francisco Villa y les pregunta si ahí es una panadería. Le dicen que sí y les manda que le hagan “un poco de pan para los muchachos”. Ellos no saben hacer pan, pero no se niegan. Villa les pregunta qué necesitan. Ellos contestan: harina y dulce. Y se las manda. Para les ayude a resolver el problema llaman a uno llamado Chema que sólo sabe hacer “rayadas” (un pan de dulce que tiene una raya en medio). Y entre todos se ponen a hacerlas y cuando terminan se las llevan a Villa quien, al probarlas, exclama: “¡Qué buenas rayadas! Síganlas haciendo”. 

Todos los relatos tienen una forma nítida de mostrar los hechos bélicos que se vivieron en esa zona de modo que el lector se convierte en un testigo más, a través de esta ventana privilegiada, de los hechos que conmovieron y configuraron este país. No hay otro libro así, con este pulso, a pesar de que la revolución nos legó una literatura inolvidable como Los de abajo de Mariano Azuela o Vámonos con pancho Villa de Rafael F. Muñoz o El llano en llamas, de Juan Rulfo…

El libro fue publicado por primera vez en 1932, pero en la década de los treinta el libro sufrió modificaciones y Nelly le agregó nuevos relatos hasta conformar el libro que ahora nos llega a las manos, un libro que fue ninguneado por la academia por haber sido escrito por una mujer, y, peor aún, por una admiradora de Francisco Villa. 

A pesar de ello, la autora, que también se distinguió como bailarina y maestra de la Escuela Nacional de Danza de la cual fue directora 40 años, no se dejó intimidar y escribió dos libros más de relatos bélicos: Las manos de mamá y Apuntes sobre la vida militar de Francisco Villa”, pero además publicó poesía como Yo y otro sobre la danza en México: Ritmos indígenas de México.

Por mi parte recomiendo ampliamente Cartucho, libro actualmente publicado por el Fondo de Cultura Económica, y por ello fácil de encontrar en las librerías y a un precio muy bajo. 


EL GARABATO: Vicente Leñero

Jeremías Ramírez Hace no sé cuántos años que compré este libro, quizá unos 30. Fue a mediados de los ochenta cuando el FONCA sacó a la venta...