sábado, 9 de marzo de 2019

BARRABÁS Pär Lagerkvist

Jeremías Ramírez Vasillas

Hay dos hombres que en la Biblia saltaron a la fama o mala fama y quedaron eternizados como símbolos de lo negativos: Judas y Barrabás. Y los dos tienen relación con Cristo. El primero lo vendió por 30 piezas de plata; el segundo, involuntariamente fue liberado de morir crucificado y en su lugar murió Cristo. Del primero, sabemos un poco más porque aparece varias veces en los evangelios casi siempre de manera negativa. Barrabás aparece sólo una vez, pero en los cuatro evangelios, en el momento en que Pilato, al tratar de liberar a Cristo, da elegir al pueblo y estos eligen a Barrabás.
Pero ¿Quién era Barrabás? Hay muy poco de él en la Biblia. Barrabás es un personaje citado en el Nuevo Testamento, concretamente en relación con el proceso de Jesús ante Poncio Pilato. Su nombre en arameo, dicen los estudiosos, es Bar Abbâ y significa “hijo del padre”. El Evangelio de Juan dice que «Barrabás era salteador» (18:40). San Marcos 15:7 dice que “estaba en cadenas con los sediciosos, que en su sublevación habían cometido asesinato”. San Lucas (23:19,25) declara que el mismo Barrabás “había sido echado en la prisión por cierta sedición que había ocurrido en la ciudad, y por asesinato”. Estas breves citas nos indican que fue un judío rebelde contra Roma, y, como dice Mateo 27:16, alguien famoso. Es probable que fuese líder de una banda sediciosa, pues se dice que era parte de grupo rebele denominado Los Zelotas.
Pero si la Biblia no nos hubiese informado de Barrabás, un bandido sedicioso tan común en esos tiempos de dominación romana, hubiese quedado en el olvido como tantos otros bandoleros de la época. Pero el hecho relevante que lo puso en la historia es que fue cambiado por Jesús cediéndole involuntariamente su lugar en la cruz, uno de los castigos más terribles usados por los romanos, heredado del imperio persa, quienes ya lo utilizaban como pena capital.
Este personaje ha capturado la imaginación de muchas personas, lo que ha hecho que haya sido recogido por el arte en grabados, pinturas, cine y novelas. La más famosa de las novelas es la del escritor sueco, premio Nobel 1951, Pär Lagerkvist. Y la más famosas de las películas, ha sido la dirigida en 1961 por Richard Fleischer y protagonizada por Anthony Quinn, cuyo argumento está basado en la novela de Lagerkvist.
Quizá es esta escasa información sobre un hombre “famoso” le permite a Lagerkvist hacer uso de la imaginación para construir el retrato de un hombre que podría resumirse en una frase: “El hombre que quería creer”, y tal vez es en cierta forma el alter ego del escritor, que tuvo una educación paterna religiosa dolorosa y cruel, pues me hizo recordar a otro sueco que cojea de la misma pata: el cineasta Igmar Bergman, que recurrentemente trae a la pantalla los temas religiosos con cierto pasmo, como tratando de encontrarle sentido, pero sin lograrlo y con amargura de sus experiencias dolorosas con la iglesia y con algunas autoridades religiosas. Véase el sufrimiento de los hermanitos a manos de su padrastro, un dirigente religioso cruel.
Pero Lagerkvist tiene mucho menos desencanto que Bergman. La historia de Barrabás parte de esos pocos detalles conocidos y luego el autor hace uso de su imaginación para crear un personaje singular que queda marcado de manera notable a partir de ser intercambiado con Jesús y de contemplar a ese hombre indefenso morir en uno de los castigos más horroroso de la historia. Y se acentúa el por la imagen que de Jesús hace Lagerkvist: un hombre delicado, débil, flacucho. Esta escena lo intriga y no lo deja en paz y lo lleva a buscar toda la información posible de este hombre que dicen es el Mesías. No pude aceptar que el Mesías se dejara asesinar de esa forma sin pelear, como un cordero indefenso.
Después de la muerte de Jesús regresa con sus compinches, pero ya no logra encargar. Pasa largas horas en actitud contemplativa, ensimismado, y su amante no logra entenderlo. Hay una mujer de labio leporino que en algún momento de la vida coincidieron y le hizo un hijo, hijo que muere dejando a la mujer como alma en pena. Y este dolor es la que la lleva a unirse a los discípulos de Jesús y de participar, como él, en el momento de la resurrección, aunque Barrabás llega un poco tarde y no logra ver el hecho glorioso que la mujer afirma haber visto.
Barrabás, posteriormente, cuando los cristianos en Jerusalén empiezan a ser perseguidos, contempla el apedreamiento y muerte de esa mujer de labio leporino. En el tumulto asesina al quien arrojó la primera piedra sin que lo descubran y por la noche regresa por el cadáver de la mujer y se lo lleva. Y carga con él varias noches hasta que llega a la tumba del niño y deposita ahí a la mujer, para que repose junto a su hijo. Este es el único acto de bondad que se narra.
De pronto la novela da un salto temporal y vemos que Barrabás es apresado y luego confinado como esclavo a las minas romanas, en donde conocerá a un esclavo cristiano, a quien le revelará que él, Barrabás, presenció la muerte y resurrección de Cristo. Y el esclavo se adhiere a él y lo admira y cree que como él también es cristiano.
Milagrosamente ambos son sacados de las minas y llevado a trabajar en el campo. Su compañero de cadenas, al descubrirse que no adora a César sino a Cristo, es sentenciado a morir en la cruz. Barrabás niega ser seguidor de Cristo, se salva y es llevado como esclavo a Roma. En ese lugar asistirá al incendio de Roma y tratando de reivindicarse con Cristo, al creer que los cristianos incendiaron roma —pues eso vociferan la gente en las calles— contribuye a expandir el fuego. Es apresado, junto con otros cristianos y finalmente sentenciado a morir en la cruz, pero sin resolver su caso existencia de su imposibilidad de creer y por tanto de convertirse en cristiano.
La novela es en momento muy intensa y vívida al mostrar cómo vivían los esclavos, los pobres, los bandidos, los desheredados de la tierra. Y esto creo que es su mayor logro. El problema existencial de Barrabás pasa a segundo plano ante esta forma tan vívida de crear ese mundo antiguo.
Al leer la novela nos preguntamos qué llevó a Lagerkvist a escribir sobre este personaje, y buscando en su biografía encontramos que tuvo una educación religiosa muy estricta, pero nada más. Y podemos deducir que esta estuvo llena de dudas que no le permitieron asumir el cristianismo como su familia, pero sin poder romper con la fe. De modo que en sus novelas es recurrente el tema religioso.
Esta novela es la más famosa de su obra no abundante (aproximadamente escribió once libros, entre ensayo, novela y poesía), pero que le valió su calidad y sinceridad emotiva a revivir el premio nobel de literatura en 1951.
Esta novela no es fácil de conseguir. Gandhi la tiene a la venta en versión digital. Y quizá sea posible conseguirla en impreso en las librerías de El Péndulo, pero con mayor seguridad en Mercado Libre, incluso ahí es posible conseguir la versión de editorial Orbis que trae dos novelas adicionales en el mismo volumen: El verdugo y El enano.


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