Jeremías
Ramírez Vasillas
Hay
dos hombres que en la Biblia saltaron a la fama o mala fama y quedaron
eternizados como símbolos de lo negativos: Judas y Barrabás. Y los dos tienen
relación con Cristo. El primero lo vendió por 30 piezas de plata; el segundo,
involuntariamente fue liberado de morir crucificado y en su lugar murió Cristo.
Del primero, sabemos un poco más porque aparece varias veces en los evangelios
casi siempre de manera negativa. Barrabás aparece sólo una vez, pero en los
cuatro evangelios, en el momento en que Pilato, al tratar de liberar a Cristo,
da elegir al pueblo y estos eligen a Barrabás.
Pero ¿Quién era Barrabás? Hay muy poco
de él en la Biblia. Barrabás es un personaje citado en el Nuevo Testamento,
concretamente en relación con el proceso de Jesús ante Poncio Pilato. Su nombre
en arameo, dicen los estudiosos, es Bar Abbâ y significa “hijo del padre”. El
Evangelio de Juan dice que «Barrabás era salteador» (18:40). San Marcos 15:7
dice que “estaba en cadenas con los sediciosos, que en su sublevación habían
cometido asesinato”. San Lucas (23:19,25) declara que el mismo Barrabás “había sido
echado en la prisión por cierta sedición que había ocurrido en la ciudad, y por
asesinato”. Estas breves citas nos indican que fue un judío rebelde contra
Roma, y, como dice Mateo 27:16, alguien
famoso. Es probable que fuese líder de una banda sediciosa, pues se dice
que era parte de grupo rebele denominado Los Zelotas.
Pero si la Biblia no nos hubiese
informado de Barrabás, un bandido sedicioso tan común en esos tiempos de
dominación romana, hubiese quedado en el olvido como tantos otros bandoleros de
la época. Pero el hecho relevante que lo puso en la historia es que fue
cambiado por Jesús cediéndole involuntariamente su lugar en la cruz, uno de los
castigos más terribles usados por los romanos, heredado del imperio persa,
quienes ya lo utilizaban como pena capital.
Este personaje ha capturado la
imaginación de muchas personas, lo que ha hecho que haya sido recogido por el
arte en grabados, pinturas, cine y novelas. La más famosa de las novelas es la
del escritor sueco, premio Nobel 1951, Pär Lagerkvist. Y la más famosas de las
películas, ha sido la dirigida en 1961 por Richard Fleischer y protagonizada
por Anthony Quinn, cuyo argumento está basado en la novela de Lagerkvist.
Quizá es esta escasa información sobre
un hombre “famoso” le permite a Lagerkvist hacer uso de la imaginación para
construir el retrato de un hombre que podría resumirse en una frase: “El hombre
que quería creer”, y tal vez es en cierta forma el alter ego del escritor, que
tuvo una educación paterna religiosa dolorosa y cruel, pues me hizo recordar a
otro sueco que cojea de la misma pata: el cineasta Igmar Bergman, que
recurrentemente trae a la pantalla los temas religiosos con cierto pasmo, como
tratando de encontrarle sentido, pero sin lograrlo y con amargura de sus
experiencias dolorosas con la iglesia y con algunas autoridades religiosas.
Véase el sufrimiento de los hermanitos a manos de su padrastro, un dirigente
religioso cruel.
Pero Lagerkvist tiene mucho menos
desencanto que Bergman. La historia de Barrabás parte de esos pocos detalles
conocidos y luego el autor hace uso de su imaginación para crear un personaje
singular que queda marcado de manera notable a partir de ser intercambiado con
Jesús y de contemplar a ese hombre indefenso morir en uno de los castigos más
horroroso de la historia. Y se acentúa el por la imagen que de Jesús hace
Lagerkvist: un hombre delicado, débil, flacucho. Esta escena lo intriga y no lo
deja en paz y lo lleva a buscar toda la información posible de este hombre que
dicen es el Mesías. No pude aceptar que el Mesías se dejara asesinar de esa
forma sin pelear, como un cordero indefenso.
Después de la muerte de Jesús regresa
con sus compinches, pero ya no logra encargar. Pasa largas horas en actitud
contemplativa, ensimismado, y su amante no logra entenderlo. Hay una mujer de
labio leporino que en algún momento de la vida coincidieron y le hizo un hijo,
hijo que muere dejando a la mujer como alma en pena. Y este dolor es la que la
lleva a unirse a los discípulos de Jesús y de participar, como él, en el
momento de la resurrección, aunque Barrabás llega un poco tarde y no logra ver
el hecho glorioso que la mujer afirma haber visto.
Barrabás, posteriormente, cuando los
cristianos en Jerusalén empiezan a ser perseguidos, contempla el apedreamiento
y muerte de esa mujer de labio leporino. En el tumulto asesina al quien arrojó
la primera piedra sin que lo descubran y por la noche regresa por el cadáver de
la mujer y se lo lleva. Y carga con él varias noches hasta que llega a la tumba
del niño y deposita ahí a la mujer, para que repose junto a su hijo. Este es el
único acto de bondad que se narra.
De pronto la novela da un salto
temporal y vemos que Barrabás es apresado y luego confinado como esclavo a las
minas romanas, en donde conocerá a un esclavo cristiano, a quien le revelará
que él, Barrabás, presenció la muerte y resurrección de Cristo. Y el esclavo se
adhiere a él y lo admira y cree que como él también es cristiano.
Milagrosamente ambos son sacados de
las minas y llevado a trabajar en el campo. Su compañero de cadenas, al
descubrirse que no adora a César sino a Cristo, es sentenciado a morir en la
cruz. Barrabás niega ser seguidor de Cristo, se salva y es llevado como esclavo
a Roma. En ese lugar asistirá al incendio de Roma y tratando de reivindicarse
con Cristo, al creer que los cristianos incendiaron roma —pues eso vociferan la
gente en las calles— contribuye a expandir el fuego. Es apresado, junto con
otros cristianos y finalmente sentenciado a morir en la cruz, pero sin resolver
su caso existencia de su imposibilidad de creer y por tanto de convertirse en
cristiano.
La novela es en momento muy intensa y
vívida al mostrar cómo vivían los esclavos, los pobres, los bandidos, los
desheredados de la tierra. Y esto creo que es su mayor logro. El problema
existencial de Barrabás pasa a segundo plano ante esta forma tan vívida de
crear ese mundo antiguo.
Al leer la novela nos preguntamos qué
llevó a Lagerkvist a escribir sobre este personaje, y buscando en su biografía
encontramos que tuvo una educación religiosa muy estricta, pero nada más. Y
podemos deducir que esta estuvo llena de dudas que no le permitieron asumir el
cristianismo como su familia, pero sin poder romper con la fe. De modo que en
sus novelas es recurrente el tema religioso.
Esta novela es la más famosa de su
obra no abundante (aproximadamente escribió once libros, entre ensayo, novela y
poesía), pero que le valió su calidad y sinceridad emotiva a revivir el premio
nobel de literatura en 1951.
Esta novela no es fácil de conseguir.
Gandhi la tiene a la venta en versión digital. Y quizá sea posible conseguirla
en impreso en las librerías de El Péndulo, pero con mayor seguridad en Mercado
Libre, incluso ahí es posible conseguir la versión de editorial Orbis que trae
dos novelas adicionales en el mismo volumen: El verdugo y El enano.
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