domingo, 3 de enero de 2021

CONDUCE TU ARADO A TRAVÉS DE LOS HUESOS DE LOS MUERTOS

Jeremías Ramírez

Este es el título original de la novela titulada en español Sobre los huesos de los muertos de la escritora polaca Olga Nawoja Tokarczuk (1962), quien fue premiada con el Nobel de literatura en el 2019.

No compré el libro porque hubiese sido premiada la autora sino porque me llamó la atención un diálogo que una amiga colombiana publicó.  Un entomólogo que se hospeda la casa la protagonista, una noche que se acerca a ella a su cama. Antes de que ella lo deje entrar bajo sus cobijas le pregunta: “¿Es usted religioso?”. El hombre contesta: “Sí, soy ateo”. Me gustó que un ateo aceptara su ateísmo como una forma de creencia religiosa. 

Otra de las razones fue que el título habla de los huesos de los muertos y se me hizo misterioso. Luego leí breve comentario que publicaron en la contraportada, y decía que era una novela policiaca, lo cual no es verdad, pero a mí me seducen las novelas policiacas. 

Por cierto, con frecuencia encuentro que las frases publicitarias escritas en las contraportadas como gancho de venta son erróneas, pues al parecer los escritores de tales textos, por lo general, no leen las novelas que comentan, tal vez le dan una hojeada superficial, pues yerran en lo que dicen. 

En la contraportada de este libro también dicen que la protagonista es traductora de la poesía de William Blake, un poeta que yo admiro, pero tampoco es cierto. Ella ayuda a su amigo Dioni, un joven que fue su alumno, quien es el realmente el traductor de los poemas de Blake. 

¿Qué puedo decir al respecto? Que me molestan estas frases que sólo se han puesto para enganchar a posibles compradores. Tan centrados están en sus preocupaciones de mercadotecnia que no les preocupa que el lector descubra el engaño, quizá creen que pocos leerán el libro, pues su compromiso llega hasta la venta, ni un milímetro más.

Ahora bien, entremos en materia: ¿De qué trata esta novela? Pues de una mujer mayor, Janina Duszejko, que se va a vivir al campo después que ha sido jubilada como ingeniero en puentes y como maestra. Solitaria, vive acosada por varias enfermedades que la torturan, sobre todo en las épocas terriblemente frías de ese lugar. Sus vecinos se pueden clasificar en dos tipos: los residentes fijos, y los temporarios, que sólo van ahí por el verano.

Sus dos vecinos fijos y más a o menos cercanos, a quienes conocemos sólo por sus apodos, son: Pie grande y Pan de Dios, que ella les puso (de hecho, le pone apodos a todas las personas con la que entra en contacto ella, excepto a un amigo cercano, Dioni, exalumno, y quien realmente es el traductor de Blake y ella le ayuda en ciertos momentos) y que estarán envueltos en la trama.

Janina, personaje principal, es muy interesante porque tiene una caracterización peculiar: es defensora a ultranza de los animales, tiene un carácter fuerte y no teme decir lo que piensa y lo dice de manera ruda y directa, y es una astróloga principiante pero apasionada. A pesar de ello, es posible que no sea de interés para los lectores jóvenes. Los viejitos tenemos en común con ella los padecimientos y cierta amargura porque nos vamos convirtiendo en trastos de poco valor y sin utilidad alguna.

La historia es contada de manera cronológica e inicia con la muerte de uno de sus vecinos: Pie Grande, cazador furtivo y cruel y de un humor intolerable. El segundo: Pan de Dios, es quien va avisarle del suceso y le pide que lo acompañe. Como a Pan de Dios le molesta la postura que tiene el difunto tirado en el piso y medio torcido, decide subirlo a su cama y cambiarle la ropa para que no sea tan grotesca su apariencia, decisión que lo lleva a que lo regañe su hijo, “abrigo negro”, quien trabaja en la policía. 

Luego de este traumático inicio la narración se centra en la vida ordinaria de Janina, de sus dolencias, de sus hábitos, de su trabajo como cuidadora de las casas que quedan vacías durante el invierno, y de su análisis de las cartas astrales en las cuáles pasa mucho tiempo. 

Cuando oye disparos sale a confrontar a los cazadores que no le hacen caso y la tiran de a loca. Por esta razón, contantemente está haciendo denuncias de las faltas al reglamento de caza de estos tipos que han construido casetas de manera donde se ocultan para que los animales no adviertan su presencia y sean cazados antes de que puedan huir. 

Con la policía sucede lo mismo que con los cazadores: reciben sus denuncias, pero nunca las investigan, es más, el comandante de la policía es parte del grupo de los cazadores, e incluso hasta el sacerdote, quien cada año, en el día de San Huberto, a quien han designado como su santo patrono, pues este santo, antes de convertirse en religioso, era un cazador.

Estas frustraciones e van acumulando en el ánimo de Janina y que no alivia ni su amistad con Dioni ni el trabajo conjunto en la traducción de los versos de William Blake, ni tampoco su trabajo como maestra de inglés en la escuela de la comunidad. Es más, casi al final de la novela la despiden de esta escuela porque ha armado un alboroto en la misa conmemorativa de San Huberto, acusando al sacerdote y a los cazadores feligreses de asesinos. 

Mientras esto sucede van acaeciendo más asesinatos. Luego de Pie grande, Dioni y Janina encuentran el cadáver del jefe de la policía en un pozo. Y luego, otro miembro del club de caza es localizado, después de varios meses de desaparecido, en un paraje del bosque cuyo cadáver está lleno de insectos. La policía, al no encontrar indicio que lo lleven al culpable, va cerrando las investigaciones y Janina protesta. Ella les lleva pruebas y su hipótesis: son los animales quienes están cobrando venganza en contra de sus verdugos. La policía y los vecinos la tiran de a loca.

En esta serie de recazos y frustraciones, la única alegría se la brinda un personaje extraño que un día aparece deambulando por el bosque. Ella cree que pudiera ser el asesino, pero resulta que es un investigador entomológico quien estudia a un escarabajo en esos bosques de Polonia y frontera con Checoslovaquia: el Cucujus Haematodes. Janina lo interroga y cuando descubre que no es una persona peligrosa lo invita a su casa a tomar un té y luego a quedarse pues este investigador no tiene dónde hospedarse. Y permanece con varias semanas. En ese lapso entablan una buena amistad que finalmente trascenderá, pero no de la manera esperada. 

Cuando estamos llegando a las últimas páginas parece que así terminará la novela: Janina haciendo rabietas, y con padecimientos cada vez más severos que la llevarán a la tumba, traduciendo a ratos a William Blake (sobre todo cuando le ofrecen a Dioni su publicación), y sin resolverse los crímenes que culminan con la muerte del sacerdote que sucumbe cuando se quema la iglesia y su casa.

Pero en ese punto la novela da un giro inesperado, como si una orquesta que ha interpretado una sinfonía en tonos suaves, de pronto virara bruscamente y a un toque de tambores arremetiera para llegar al final en una apoteosis de sonido.

¡Vara sorpresa! Ese final es de una intensidad propia de una novela de acción cuando varias vueltas de tuerca abren el sótano en el que se nos revela que hay en esos oscuros sótanos.

Ahora entiendo por qué la autora ganó el Premio Nobel de Literatura 2018, pues sabe dosificar sus narraciones tocando diversos fondos de la realidad humana y con ella lanzando un canto de esperanza. 

Sobre los huesos de los muertos, de Olga Nawoja Tokarczuk, es una novela altamente recomendable y que es fácil de encontrar en las librerías importantes de México.




 


EL GARABATO: Vicente Leñero

Jeremías Ramírez Hace no sé cuántos años que compré este libro, quizá unos 30. Fue a mediados de los ochenta cuando el FONCA sacó a la venta...