sábado, 25 de septiembre de 2021

RETRATO DEL ARTISTA ADOLESCENTE James Joyce


Jeremías Ramírez

Leer la literatura de James Joyce es una tarea ardua, difícil, que se debe hacer lentamente, paso a paso, como por un intrincado bosque sin senderos trazados y cuya trayectoria puede cambiar sorpresivamente. 

Por esto es difícil leer los libros de Joyce y los lectores requerimos hacer varios intentos y un buen esfuerzo para culminar la lectura de sus libros más complejos.

Para leer Retrato del artista adolescente, yo tuve que hacer varios intentos que terminaron en avances breves y fallidos, y que no pasaban de más allá de unas cuantas páginas. Pero hace poco, dispuesto a que nada me imediría la lectura, avancé a paso lento, página a página, día a día, a contracorriente. A veces el avance diario no iba más allá de dos páginas, pero hubo otros en que avancé mucho más rápido: a casi veinte páginas por jornada. 

Retrato del artista adolescente es una novela autobiográfica que inicia desde que el protagonista es un niño y se extiende hasta la juventud, cuando es probable ya tenga unos 20 años. 

La narración tiene una fuerte introspección psicológica, técnica quizá novedosa para la literatura de principios del siglo XX, cuando fue publicada. 

Su personaje, Stephan Dedalus es el alter ego de Joyce. De esta forma enmascara, de cierto modo, su propia identidad a fin de que el lector no busque el dato preciso, pues a Joyce le parece más valioso exponer la percepción y las sensaciones del personaje que describir los escenarios en donde se realizan las acciones.

En los primeros dos capítulos se extiende largamente y con cierto grado de detalle para contarnos su estancia en la escuela; y sólo dedica un breve pasaje a una celebración de fin de año en su casa. 

La narración de su estancia escolar se centra en las anécdotas duras, crueles, en la que es castigado severamente por los profesores de manera injusta y abusiva. Dichos profesores son sacerdotes jesuitas que aplican una disciplina muy severa. Durante estas experiencias dolorosas vemos lo que piensa y siente el personaje, es decir, Joyce nos introduce en el discurrir de su conciencia. Y esto es justamente lo que hace dificil la lectura. Está técnica de narrar el fluir de la conciencia alcanzará su más alto nivel en su siguiente novela: Ulises, un verdadero reto para lectores de músculo bien desarrollado.

En Retrato del artista adolescente, sin previo aviso, da salto narrativos en el tiempo y el espacio. De un párrafo a otro ya estamos en su casa o en la escuela, o bien en diversas actividades escolares o varios meses o años después. 

En el capítulo dos, de pronto, llegamos a la adolescencia de Stephan Dedalus y al final de este capítulo, asistimos a su despertar sexual, cuya pasión irrefrenable lo empuja a satisfacer sus deseos con prostitutas y por ende, fácilmente manejado por sus impulsos.

Pero en el capítulo tres da un giro inesperado. Joyce nos sienta en la banca escolar junto a Dedalus para escuchar los larguísimos discursos morales y religiosos que los sacerdotes que dirigen ese centro educativo preuniversitario dictan sobre la moral católica y los castigos a los pecadores. 

Quien no profese la fe católica se verá sorprendido que Joyce se extienda largamente en un discurso terrorífico sobre los castigos del infierno destinado a quienes llevan una vida pecaminosa. Este discurso parece la transcripción de una predicación real, tal y como la dicta la iglesia. La descripción de los horrores del infierno es tan minuciosa que genera un cuadro tan parecido a un cuadro de horror como los del infierno que describe Dante Aligheri en La divina comedia. 

Ante tal avasallaje terrorífico Stephan se hunde en una profunda crisis moral que lo sumerge en un atroz sentimiento de culpa y busca por todos los medios librarse de esa tortura y reivindicarse ante Dios, pues él se cree que ya está perdido, que su alma terminará en el infierno. 

Poco a poco descubrimos que tal cuadro de horror es parte de la preparación de los estudiantes para la Primera Comunión. Y Stephan debe confesarse antes de tomar por primera vez la hostia y así librarse de la culpa y estar en condiciones de ese importante evento de la fe católica, pero no se atreve a confesarse con los sacerdotes de la escuela y busca una iglesia de barrio donde finalmente lo hace con un sacerdote capuchino. 

Cuando recibe la absolución nota que se siente liberado y regresa feliz a la escuela. Desde ese momento cambia su conducta y entra a una etapa de autodisciplina y contrición bastante estrujante para enmendar su existencia y hacer la voluntad de Dios. 

El resultado de esta autodisciplina hace que la vida de Dedalus sea tan ejemplar e intachable que el director del colegio cree que su vocación es el sacerdocio y busca comprometerlo. A pesar de que Dedalus está convencido y deseoso de dedicar su vida al servicio sacerdotal, en el último minuto cambia de parecer y abandona todo propósito religioso y en su lugar busca entregarse al arte y para ello decide abandonar Dublín.

En el último capítulo Dedalus va ultimando y definiendo su futuro como escritor y artista, a pesar de que su madre su opone y está enojada que no se haya dedicado al sacerdocio. 

Una larga charla con su amigo Cranly pone al descubierto el profundo conocimiento de Dedalus sobre el arte y su filosofía estética, a pesar de que todavía es un adolescente. Su familiaridad con autores griegos, latinos e incluso contemporáneos es tan amplio que lo vemos citar a grandes filósofos, entre ellos a Santo Tomás de Aquino, de quien toma sus tesis para elaborar su propia concepción sobre el arte.

En breves pasajes, como trazos sutiles, nos asomamos a su vida amorosa con una mujer que conoce desde niña, pero que a pesar de que está enamorado de ella sabe que las relaciones amorosas son harto complejas y decide tomar distancia.

Los últimos pasajes del libro están narrados como en una especie de diario en el que va plasmando apuntes, esbozos de su futuro como artista.

Este libro y su personaje principal, Stephan Dedalus, le servirán a Joyce para sentar las bases de lo que será su obra maestra: Ulises, en la que nos encontramos con Stephan Dedalus ya adulto. Y durante un día, un solo día, nos adentramos en la profundidad de su conciencia y vamos viendo a través de sus ojos diversos lugares de Dublín que lo llevan a la reflexión.

Cabe señalar que Joyce no fue un autor prolífico, pues se tardaba mucho en escribir una novela pues están llenas de detalles minuciosos. Simplemente, para escribir El retrato del artista adolescente se tardó 10 años. 

Sus pocas obras son verdaderas obras maestras de gran singularidad, que cambiaron la estética literaria del siglo XX. Es decir, su obra nos lanza a ver el mundo y el arte de una manera sumamente diferente y novedosa.

James Joyce no tuvo una vida larga, nació en 1882 y murió en 1941; murió a los 58 años. Y como a Cervantes, otro genio que cambió los parámetros estéticos de la narrativa, murió en la pobreza total, pero además, casi ciego. 

Si bien tanto Ulises, Dublineses (un libro de narraciones) como Retrato del artista adolescente, entre otras, son obras complicadas, tienen tal poder narrativo que quien quiera dedicarse a las letras deberá estudiar si no quiere caer en los lugares comunes de la literatura que Joyce tuvo a bien derribar con su potente capacidad narrativa. 


domingo, 19 de septiembre de 2021

EL DOBLE Fedor Dostoyevski

Jeremías Ramírez

A Borges dijo en una entrevista: “…en casa teníamos un gran ropero de tres cuerpos estilo hamburgués ... Yo me acostaba y me veía triplicado en ese espejo y sentía el temor de que esas imágenes no correspondían exactamente a mí y de lo terrible que sería verme distinto en alguna de ellas”. 

En El doble, la segunda novela de Fedor Dostoievski, el gran autor ruso, su personaje principal, Yakov Petrovich Goliadkin, un burócrata apocado, temeroso, que desea librarse escalar socialmente e, incluso, aspirar no sólo a ser reconocido y respetado, sino además tener la posibilidad de casarse con una muchacha hermosa y de buena familia, y para ellos busca escalar de su puesto menor que ocupa en la burocracia. 

Una noche tormentosa, tras ser rechazado en la fiesta de su jefe, se cruza en su camino un personaje misterioso que, cuando logra verlo, descubre que es igualito a él, y va vestido como él: parece su imagen reflejada en un espejo.

Pero el terror de Goliadkin, a diferencia de Borges, no es que no se parezcan a él, sino que sea igual a él. 

Al principio, este doble, como su sombra, lo sigue hasta su casa y entra con él a su departamento, pero cuando amanece ya no está; pareciera el resultado de una pesadilla. Sin embargo, cuando llega a su trabajo advierte que su doble ahí está y le han dado un puesto que le permite ganarse el favor de sus compañeros —cosa que él nunca ha logrado— y de sus jefes. 

Al pasar de los días, su doble, poco a poco, lo va sustituyendo y ocupando el lugar que él anhela en la sociedad de San Petersburgo, pues tiene una personalidad que encanta a los demás lo cual le facilita ser aceptado. Justamente es lo que Goliadkin no la tiene y le duele ver los éxitos de su doble: que en poco tiempo logra lo que él no ha podido en muchos años.

Pero el problema no se detiene ahí: este doble, —que no sólo es parecido a él—, también ostenta su mismo nombre. Cuando sale del trabajo Goliadkin I (como lo denomina Dostoievski para diferenciarlo del doble a quien llama Goliadkin II) invita a su doble a su casa porque de pronto simpatiza con él. Su doble le cuenta que es un hombre desgraciado que no tiene medios para llevar una vida digna. Goliadkin I le brinda su ayuda y hasta su casa. Y esa noche se queda con él y tras una larga plática pareciera que se establece una relación de profunda amistad, pero cuando amanece Goliadkin I se da cuenta que su doble se ha ido y cuando llega a su oficina descubre cómo este hombre va atentando contra él, poniendo todas las cosas en su contra. A partir de ese momento, las cosas se empiezan a complicar cada momento hasta que se hacen intolerables.

La novela no es extensa, como la mayoría de sus obras de Dostoievski; apenas rebasa las 200 páginas. Pero lo que le falta en extensión lo compensa en complejidad sobre todo por la torpeza del protagonista para expresarse con claridad y en el momento propicio. En su cabeza tiene claro qué desea expresar, pero sus palabras se enredan al momento de salir y no logra expresarse. Y como suele pasar en las pesadillas, a pesar de que pone todo su empeño no encuentra cómo argumentar y desenredar la confusión que se ha ido creando a su derredor, en la que su doble saca ventaja.

Quien haya leído El diario de un loco o La nariz, —ambos relatos de Nicolai Gogol—,encontramos personajes similares a Goliadkin. En El diario de un loco, un funcionario menor, casi servil, enloquece al grado de creer que, ante la muerte del rey de España, él ha sido designado como soberano de esa nación. Y cuando lo encierran en el manicomio cree que ha llegado al reino español y le extraña que lo golpeen y que lo bañen con agua fría si él es el soberano. 

En La nariz, vemos a otro funcionario de este tipo quien un día pierde la nariz y todo el relato lo vemos luchar infructuosamente por recuperarla. 

En esta novela, Goliadkin ha perdido la cabeza y en un estado esquizofrénico cree que hay un doble que lo está hundiendo en el desprestigio. 

Es interesante tomar en cuenta que El doble fue la segunda que escribió Dostoievski y tiene la virtud de apuntar hacia do
nde en los años siguientes se dirigirá su genio creativo. Sus personajes posteriores se caracterizarán por padecer estos estados de locura que los lleva a conductas desordenadas, desesperantes y autodestructivas como es el caso de Dimitri e Iván Karamazov o Rodión Románovich Raskólnikov, protagonista de Crimen y castigo, incluso padece este problema el príncipe Lev Nikoláievich Myshkin o Mishkin, quien ademñas sufre de epilepsia.

La novela El doble fue publicada el 30 de enero de 1846 en la revista literaria Anales patrios y vuelta a publicar por Dostoievski en 1866, pero en ambas ocasiones no tuvo la acogida que él esperaba, pues muchos creyeron que era un intento mal logrado de copiar a Gogol, por abordar a personajes similares, como lo apunte anteriormente.

A pesar de ello y el laberíntico discurrir de la conciencia de Goliadkin, la novela vale la pena, como toda la obra de Dostoievski, y vale la pena el esfuerzo por leerla. 

La versión que yo leí fue publicada por Alianza editorial en una bella edición compacta y con buen diseño editorial. Mi única queja es que la traducción deja mucho que desear. 

  


domingo, 12 de septiembre de 2021

LA CARGA


Jeremías Ramírez


Poco ha puesto la mirada el cine mexicano sobre su pasado indígena, a pesar de que existe información suficiente para crear historias que nos permitan explorar nuestros antecedentes, conocer nuestra cultura y enriquecer nuestra identidad nacional.

Los  pocos ejemplos que hay son joyas como Retorno a Aztlán (1990), el primer largometraje en náhuatl con subtítulos en español, que versa sobre las dificultades de la sequía sobre un territorio indígena, y Eréndira Ikikunari (2006), historia de una joven indígena que lucha contra los conquistadores españoles, ambas del director Juan Mora. Dentro de este reducido grupo también destaca Cabeza de Vaca (1990), sobre la expedición de Pánfilo de Narváez a la Florida, película basada en el libro Naufragios y comentarios escrito por el conquistador español Álvar Núñez Cabeza de Vaca.

La sorpresa es que ahora Netflix está difundiendo algunas películas sobre este pasado. Recién acabo de ver en esta plataforma la película La carga que en el 2016 realizó el cineasta mazatleco, Alan Jonsson Gavica, sobre los tamemes, y cuya historia se ubica al inicio de la Colonia.

Cabe señalar que es una película de bajo presupuesto (la cantidad de actores en pantalla es muy limitado), pero filmada con solvencia y calidad, con una narrativa bien articulada y con un arco dramático bien montado, de modo que la película, cargada de emoción, atrapa al espectador.

La historia de La carga transcurre en 1552, cuando Francisco Tenamaztle, primer indígena que luchó durante varios años en la llamada Guerra del Mixtón, contra la injusticia, maltratos y despojo cometidos por los españoles en contra de los indígenas, y por lo cual es apresado y tratan de enjuiciarlo en México acusado de haber sido el líder del alzamiento en el reino de Nueva Galicia, Xuchipila y el Mixtón y de haber salteado caminos. Sin embargo, los abogados conformados por un grupo de frailes franciscanos, con la evidencia y declaración de un testigo clave, apelan a que el juicio se lleve a cabo en España, en el Consejo de Indias, en donde tomará su caso Fray Bartolomé de las Casas.

El testigo clave, según la película, es Elisa la hija de un encomendero (antiguamente se llamaba encomienda al que por Merced Real tenía indígenas encomendados en cualquiera de los territorios españoles de América y Filipinas), principal acusador, cuyos documentos que su hija le ha sustraído desmienten tal hecho e incluso sería él el incriminado. Hasta ese momento el encomendero no sospecha que es su hija el testigo clave, pues se ha mantenido en secreto. De pronto, el encomendero  se da cuenta y trata de detenerla pero ella ha huido en compañía del fraile Don Miguel de Ibarra y dos indígenas tamemes, Coyolli y Painalli, que los guiarán por los intrincados caminos agrestes que van desde la ciudad de México hasta Veracruz, donde un barco la espera para trasladarla a España. Los tamemes, además de guías, cargarán a Elisa (al menos esa es la intención) todo el camino. 

La película se centra en la persecución de un grupo de soldados españoles, enviados por el padre de Elisa, quienes tratan de rescatar los documentos y traerla de regreso. Sin embargo, a pesar de la desventaja de los acompañantes de Elisa, logran alcanzar su objetivo tras una serie de incidentes que tienen que superar con mucho esfuerzo. La persecución está cargada de dramatismo y momentos de mucha tensión. Los persecutores van en caballo, armados con fusiles, y guiados por otro indio tameme, Itsmin, hermano de Painalli —que tiene una vieja rivalidad con él por cuestión de amores—, y quien conoce las rutas y es un hábil rastreador pues logra detectar las huellas de sus perseguidos.

En el camino los alcanzan varias veces y en la primera de ellas es asesinado el fraile; y en la segunda, Coyolli, pero el sobreviviente, Painalli, es muy hábil y logra rescatar a Elisa cuando es capturada dos veces. La última, incluso, cuando ya va de regreso a su casa bajo la custodia de su padre que ha ido tras ella y la ha esperado en el camino. 

En los largos momentos de convivencia entre Elisa —cuyo marido recién fue asesinado por órden del padre de ella—, y Painalli se prende una chispa de atracción, chispa que no culmina a pesar de que ella le pide que la acompañe a España.

Hasta aquí la reseña de la película para que se motiven a verla. Ahora veamos algunos datos de su producción y difusión.

En febrero de 2019 Esfera Films Entertainment, empresa productora de Alan Jonsson Gavica, dio a conocer el estreno en Netflix de la película La carga, que por cierto es el segundo largometraje del director. El corazón de la película, a decir del director, es una persecución frenética que se desarrolla literal y visualmente en muchos ecosistemas de México, desde la Nueva España hasta el puerto de San Juan de Ulúa.

Alan Jonsson Gavica aseveró que, “la premisa la pensé hace más de 18 años. Me apasionaba saber que podía hacer una película de nuestra historia mexicana, específicamente acerca de la época de la colonia”. 

Cabe señalar que Gavica, antes de ser cineasta, fue fotógrafo de deportes de contacto, como la lucha libre y el boxeo. Y decide dedicarse al cine con el cortometraje Knowing y luego crea la productora Esfera Films Entertainment, en el 2004 , para realizar su primer largometraje: Morenita-El escándalo, en el 2009.

La carga, su segundo largometraje, se presenta en el Festival Iberoamericano de Cine de Huelva donde obtuvo el premio del público y, en abril del 2016, gana el premio a Mejor Guión en la Mostra de Cinema Llatinomaericá de Catalunya, en Lleida España.

Es grato encontrarse una película mexicana en estás plataformas internacionales, y más aún de calidad competitiva con un tema complicado pues se trata de una película de época en la que sobresale el trabajo actoral de Horacio García-Rojas, como Painalli y María Valverde, como Elisa.

FICHA TÉCNICA

La carga (México, 2016). Director: Alan Jonsson Gavica. Actuación: Horacio García-Rojas, Tenoch Huerta, Gerardo Taracena, Juan Carlos Colombo y María Valverde. Producción: Esfera Films Entertainment, con el apoyo del Instituto Mexicano de Cinematografía (IMCINE), a través de los recursos del Fondo de Inversión y Estímulos al Cine (FIDECINE), el estímulo fiscal Eficine y los Estudios Churubusco.


domingo, 5 de septiembre de 2021

YO ANTES DE TI, la película


Jeremías Ramírez


No soy afecto a las historias románticas, pero es imposible evitarlas porque se filtran en casi todas las novelas, cuentos, series de televisión y películas; y cuando menos lo espero, ya estoy atrapado en alguna historia de este tipo, amén de las que se meten en mis propias narraciones.

Eso me acaba de pasar con la película Yo antes de ti. Buscando algo interesante que ver mientras viajaba en un autobús de la Ciudad de México a Celaya, me encontré con esta película. La sinopsis decía que la protagonista, una chica inestable, se enrolaba con una ricachón parapléjico cuando entra a trabajar a su servicio y eso le cambia la vida. Como las demás propuestas del menú fílmico del camión no eran de mi agrado, decidí ver la secuencia inicial de esta película. Si no me gustaba, seguiría leyendo mis libros.

La película inicia cuando la protagonista, Louisa Clark, una muchacha joven y hermosa, es despedida de su trabajo en una cafetería. En un pueblo pequeño no tiene muchas expectativas de conseguir otro empleo, sobre todo porque la han despedido de varios otros y su historial no es nada bueno. Sin embargo, en la oficina de empleos descubren una nueva solicitud: una familia rica de la zona busca quien pueda cuidar y atender a su hijo, un joven empresario (Will Traynor) de 35 años que ha quedado tetrapléjico tras ser atropellado por una motocicleta. El sueldo es excelente y permitirá ayudar a su familia pues su padre y su hermana están desempleados. Pese a que no tiene experiencia ni sospecha en qué consiste su trabajo, acude.

Will Traynor vive en un lujoso castillo y es cuidado por un médico de planta, pero Louis deberá atender todas las necesidades que el médico no realiza, pues Will sólo puede mover su cabeza, y se desplaza en una silla de ruedas motorizada. Pero el problema que enfrenta es que Will es un tipo difícil, frustrado y rencoroso que no acepta haber perdido de golpe  todo lo que le interesaba hacer: practicar diversos deportes (como el esquié), entablar relaciones amorosas abiertas y liberales y obtener logros importantes como empresario. Su carácter, otrora jovial, se ha tornado desagradable, amargo y agrio.

Los primeros encuentros de Louis y Will son ásperos. El tipo la trata muy mal, la ridiculiza y no la baja de estúpida. Y además se burla de su gusto estrambótico para vestirse.

Este inicio, común en las películas en las que dos personajes opuestos se encuentran, anuncia un arco dramático harto sobado: la chica dulce, alegre y parlanchina, logrará domar al caballo agresivo y entablarán una relación amorosa. Y cual cuento de hadas, ella, una simple cenicienta, encuentra a su príncipe azul que la hace reina de su castillo.

Y en efecto, la película transcurre por ese sendero con una gramática visual un tanto torpe. Sin embargo, hay dos elementos dramáticos que rescatan la historia: los celos del novio, un deportista de alto rendimiento, que se siente desplazado cuando ve la entrega de su novia a su trabajo y la manera tan cercana en la que se relaciona con Will, cuya crisis de pronto revienta y el novio abandona a Louis. 

El segundo factor dramático mucho más potente se presenta porque Will se ha puesto un plazo de seis meses de existencia con sus padres y luego viajará a Suiza para que le apliquen la eutanasia. Desde que se entera Louis de estos planes, entra en un profundo conflicto moral y busca, de alguna forma, impedirlo. Y más aún, cuando empieza a brillar entre ellos una pasión amorosa. 

Este segundo eje dramático evita el lugar común de un final lleno de flores y melcocha en el que la niña buena y guapa convence al caballero rico lisiado de aceptarla y convertirla en reina de su castillo, pues la decisión de Will de acabar con su vida en seis meses nadie la puede cambiar, ni los besos de Louise.

Este conflicto existencial me hizo reflexionar sobre cómo las circunstancias de la vida provocan que dos personas que nada tienen en común entren en una relación estrecha. Cuando Will era un hombre sano y exitoso, y buscaba relacionarse con mujeres de su clase social y económica, seguramente Louis no pasaría, si llegara a encontrarse con él, de que él le lanzara una mirada superficial. Los gustos de Louis, su manera de vestir, su pobre status económico, su clase social baja serían una barrera que impediría que entablara, al menos, una conversación casual.

Pero he aquí que ella entra a trabajar a su casa para servirle y el contacto diario y cercano durante meses hará que ambos se descubran aspectos atractivos y puedan entrar en una relación estrecha, profunda y cariñosa.

Pensemos en cuántos de nuestros amigos o relaciones románticas se las debemos precisamente a las circunstancias que en un momento dado permitieron que estrecháramos una relación con alguien. 

Tal vez esto nos lleve a pensar que en vez de quejarnos cuando estamos en una situación desagradable o trágica, estemos atentos para ver qué sorpresas maravillosas nos depara la vida, pues en esas circunstancias es posible que baje el ángel que hemos estado esperando.

La película termina con una breve secuencia de Louis sola en un café en París leyendo una misiva post mortem que le dejó Will. Ahora, después de seis meses, es una mujer cuya visión de la vida se ha transformado: sus horizontes son más amplios y profundos y tiene otra manera de ver la vida. 

El film está basado en la novela romántica Me Before You (2012) de la escritora británica Jojo Moyes (1969), quien además es periodista y una de las pocas autoras que ha ganado dos veces el Romantic Novel of the Year Award, lo cual no garantiza que sus novelas tengan una buena estatura estética.

Esta película, al parecer, será estrenada en breve en Netflix. Quienes sean proclives a este tipo de historias quedarán encantados; quienes no, tal vez como yo, la podemos utilizar para reflexionar sobre los misterios de la vida y de la caprichosa forma en que las circunstancias no unen a aquellos que tal vez nos hagan felices o desgraciados.

FICHA TÉCNICA:

Yo Antes de Ti (Me Before You, 2016). Directora: Thea Sharrock. Guión: Jojo Moyes, Scott Neustadter, Michael H. Weber. Música: Craig Armstrong. Fotografía: Remi Adefarasin. Montaje: John Wilson. Actores: Emilia Clarke, Sam Claflin, Jenna Coleman, Charles Dance, Janet McTeer, Matthew Lewis.


EL GARABATO: Vicente Leñero

Jeremías Ramírez Hace no sé cuántos años que compré este libro, quizá unos 30. Fue a mediados de los ochenta cuando el FONCA sacó a la venta...