sábado, 26 de marzo de 2022

FAKE NEWS O EL SÍNDROME DE DEMÓSTENES


Jeremías Ramírez

No sé cuándo se originó el uso de las noticias falsas como arma política ni por quién, pero su uso y abuso actual, incluso, raya en lo ridículo e ineficaz. Pero déjenme contarles un hecho antiguo en el que las fake news fueron utilizadas como arma de ataque con funestos resultados.

Estos días he estado leyendo la biografía de Alejandro Magno escrita por el historiador francés Roger Caratini (1924-2009) y publicada en 1999, y me sorprendió encontrar que los atenienses, cuando estaban bajo el dominio macedonio de Filipo y Alejandro Magno (300 años antes de Cristo), utilizaron las noticias falsas para alentar a los pueblos dominados por los macedonios a rebelarse y alcanzar su autonomía. 

Este fenómeno se dio intensamente al inicio de la carrera militar de Alejandro cuando, antes de partir a la guerra contra Persia, tuvo que pacificar varios pueblos belicosos aledaños a Macedonia y así emprender sin preocupaciones su más grande hazaña: derrotar al poderoso ejército persa y dominar un inmenso territorio creando uno de los imperios más grandes del mundo.

Cuando sometía a los bárbaros de Tracia, en Pela se empezó a difundir la noticia de que Alejandro había muerto en combate a orillas del Danubio. Estos cotilleos se habían propagado de Pela a Tesalia, de Tesalia a Grecia y finalmente a Atenas donde Demóstenes , gran orador (equivalente a un popular comunicador moderno) les sacaba provecho. “Decía en sus pomposos y poderosos discursos que habían obligado por la fuerza a constituirse en un Estado Federal bajo el dominio macedónico, pero los juramentos de alianza que se habían pronunciado y los tratados que lógicamente les habían seguido perdían todo valor desde que Filipo, y ahora Alejandro, habían muerto”.

“Demóstenes no se limitó a predicar la guerra santa contra Macedonia en Atenas. Se las ingenió para excitar a los numerosos exiliados tebanos que vivían en la ciudad donde cada día estallaba alguna noticia falsa: que los macedonios habían sufrido una grave derrota ante los tribalos, que la mitad del ejército de Alejandro había perecido en el Danubio, que Pela se conspiraba para poner un nuevo rey en el trono de Filipo, y otras pamplinas. En resumen, cuanto más se prolongaba la ausencia de Alejandro más valientes y turbulentos se volvían los antimacedonios de Atenas, y lo mismo ocurría en el Peloponeso, sobre todo en Esparta, en Mesena, en las ciudades de Arcadia como Orcómeno y Mantinea, así como en Etolia y Fócida, el antimacedonismo se difundía, pues, por la Grecia continental como una mancha de aceite”.

Pero ¿cuál era el motivo de Demóstenes? ¿Liberar a Atenas del yugo macedónico? ¿Alcanzar un puesto político? ¿Convertirse en el dirigente de Atenas?

No, nada de eso. Al igual que los comunicadores modernos, su móvil era el barato dinero.

Nos dice Caratini que “En el mes de agosto del año 335 a.C. Demóstenes se había convertido en el colaborador jefe del Gran Rey”, Darío III Codomano, que fue el último rey persa de la dinastía aqueménida (336-330 a. C.).

Demóstenes, quien además de gran orador (considerado hasta hoy el padre de la oratoria) era, afirma Caratini, un demócrata estafador que estaba bien alimentado por el Gran Rey, al grado de que él mismo repartía dinero cuando su poder verbal no era suficiente. ¡Vaya, que cosas tan modernas!

Cuando Alejandro Magno, con su presencia y feroz ataque a los tebanos, destruía a sus opositores, destruía también las noticias falsas. Los atenienses se llenaron de temor y Demóstenes, aun más, cuando Alejandro Magno pidió que se lo entregaran junto con otros políticos que, como él, anduvieron alegremente azuzando a la gente con noticias falsas. Demóstenes trató de convencer a sus dirigentes de que no lo entregaran, sino que enviaran a Démades, que era bien aceptado por Alejandro, para que lo convenciera de perdonar a sus adversarios. Alejandro Magno ni siquiera quiso escucharlo.

Demóstenes, aterrorizado, antes de que le cayera la mano implacable de Alejandro se suicidó.

Como pueden ver en este breve relato, nada nuevo hay bajo el sol, como escribió acertadamente el rey Salomón en su muy actual “Eclesiastés”. Bien haríamos en estudiar este, pues de que era sabio Salomón, sin duda lo era. Y que el uso de las noticias falsas o fake news es una vieja estrategia muy peligrosa para quien trata de sacar provecho de ella. Lo que yo no entiendo es por qué, quienes no tienen la mínima posibilidad que los recompensen (como las personas ajenas a los medios de comunicación), se prestan a difundir estas noticias con tal enjundia como si ellos hubiesen sido testigos. Lo mismo veo en periodistas (¿?) provincianos que semana tras semana atacan y atacan con los mismos argumentos gastados y falsos. ¿Será que se han convertido en zombis? 





domingo, 13 de marzo de 2022

EL PRESIDENTE HA DESAPARECIDO


Jeremías Ramírez


Este título es un buen gancho de compra, pero lo es aún más el autor de este thriller político: Bill Clinton, el presidente (1993-2001) que causó un revuelo por un asunto de “faldas”, se diría eufemísticamente.

Cuando vi el libro el libro en una tienda de autoservicio me pareció peculiar que un presidente perseguido por el escándalo se aventurara a escribir una novela para mostrar las entrañas del poder del país más poderoso del mundo, pues el slogan publicitario en la portada dice: “El thriller que sólo un presidente podía escribir”.

Confieso que, aunque me interesaba echarle un ojo al epicentro en donde se toman las decisiones políticas más relevantes en este siglo XXI y saber qué mecanismos, qué intereses, qué poderes entran juego en tales decisiones, estuve tentado a dejarlo en su lugar. 

Sin embargo, dos cosas me motivaron a comprarlo: su precio: 69 pesos, y que lo hubiera escrito un presidente que había enfrentado un juicio político, pues Clinton enfrentó uno muy escandaloso por el affaire sexual que tuvo con su becaria: Mónica Lewinsky. 

Y era de mi interés porque la novela inicia con el ensayo del presidente John Duncan y su equipo para enfrentar el juicio político que este enfrenta por haber negociado en secreto con un terrorista turco sin informar al Senado.

Lo que nadie sabe (ni era conveniente saber en esos momentos) es que Duncan trataba de resolver, sin generar un caos, era el probable colapso del sistema norteamericano por la amenaza de un ataque cibernético devastador como nunca antes visto.

El caso, aunque ficticio, es muy interesante pues muestra que el internet es una nuestras debilidades modernas que puede dar al traste con todo lo logrado gracias a la tecnología y hundirnos en un atraso y caos tal que prácticamente estaríamos regresando a la Edad Media. 

Dice textualmente en uno de sus párrafos: “El motivo es la dependencia. Nuestra sociedad se ha vuelto completamente dependiente de la tecnología. El internet de las cosas; ¿están familiarizados con el concepto? Y toda esta conectividad nos vuelve más vulnerables a los programas maliciosos y los programas espía. Casi todas las formas sofisticadas de automatización, casi todas las transacciones que se efectúan en el mundo moderno dependen de internet. Lo diré de este modo (este es parte del discurso de Auggie): dependemos de la red eléctrica. Y sin electricidad reinaría el caos, porque la electricidad no se puede sustituir. Dependemos de algo que no tiene sustituto. Y eso mismo ocurre ahora con internet. Pero, ¿qué pasaría si todo dejara de funcionar?“. 

A lo largo de la novela se van sopesando los estragos que causaría el derrumbe del internet y del sistema cibernético mundial.

La pobreza de la novela es que este problema se resolviera muy al estilo de los superhéroes norteamericanos que logran casi solitos salvar al mundo y librar al mundo de un villanazo como el ciber terrorista turco, Suliman Cindoruk, quien había sido contratado por un grupo político de un país árabe para asesinar a su rey y al mismo tiempo colapsar al país más poderoso del mundo, y quedarse ellos el poder. 

El virus capaz de causar tal devastación es diseñado por una de las mejores ciber terrorista ucraniana (vaya coincidencia), Nina, y su compañero, Auggie. Su virus es tan especial que pese a ser detectado es prácticamente indestructible. 

Sin embargo, se arrepienten y tratan de contactar al presidente de los Estados Unidos para advertirlo, y si les brinda la protección para recuperar su modo de vida y su tranquilidad además de protegerlos de Cindoruk, ellos le ofrecerían la solución para destruir el virus. El presidente acepta, pero las cosas se complican. Y antes de que Nina revele el mecanismo de defensa es asesinada y por poco cae abatido el presidente Duncan y Auggie, en la reunión que han tenido en un partido de béisbol. Ambos se salvan gracias a la intervención del equipo de seguridad del presidente. 

Una vez a salvo ahora tienen la tarea de encontrar el mecanismo para desactivar al virus. Auggie les dice cómo es y cómo funcional, pero si Nina la tarea es prácticamente imposible. Ante tal panorama, la lucha contra el virus se vuelve una odisea en el que los minutos cuentan y la amenaza está a punto de cumplirse. Durante 36 horas un equipo de especialista y Auggie luchan para encontrar la solución.

La novela tiene un pulso emocionante que logra atrapar al lector, aunque algunas de las acciones rayan en la inverosimilitud. Pero como dije al principio siguiendo el molde de las películas de superhéroes, al final, ganan los buenos y el sol vuelve a brillar para la humanidad, cuya inmensa mayoría no se ha dado cuenta de bondad y sacrificio de los defensores de la humanidad: los Estados Unidos.

La novela remata con un discurso del presidente John Duncan ante el Senado donde defiende los valores y las aspiraciones de esta gran nación y llama a todos los políticos a dejar de jugar por el poder y entregarse por el bien de la humanidad... En fin, un discurso un tanto hueco en el que tratan de convencernos de que ellos sean los buenos, aunque intervengan países, promuevan golpes de estado, desaten guerras, acaparen recursos naturales… 

Una vez más, los políticos norteamericanos utilizando los medios de comunicación y expresión como instrumentos de lucha política.

Y esta manera de utilizar la comunicación como arma política la podemos ver en este momento en la actual guerra ruso-ucraniana, donde se libra una batalla quizá mucho más feroz en los medios de comunicación electrónicos. 

En suma: la novela “El presidente ha desaparecido” escrito por Bill Clinton en coautoría con el betsellero James Patterson, vale justamente lo que pagué por él: 69 pesos.




viernes, 11 de marzo de 2022

LA ORFANDAD


Jeremías Ramírez


Hasta hace algunos días, la palabra “huérfano” era para mí un concepto abstracto. Sabía cuál era su significado, pero nunca había tenido la experiencia real. Además, creía que la orfandad era una situación de la infancia, cuando uno o los dos padres morían.

Mi madre murió el pasado jueves y este sábado fue sepultada. Ya tenía 93 años y su salud se había quebrantado a tal grado que prácticamente estaba la mayor parte del tiempo acostada en su cama. 

A finales del año pasado estuve yendo a su casa a cuidarla y ayudarla en sus tareas elementales de movilidad, pero antes de que el año 2021 terminara el coronavirus impidió que siguiera yendo a pasar algunos días con ella.

Hoy, regresando del panteón, entré a su cuarto, un cuarto que se siente inmensamente vacío. Falta su menudita figura que llenaba ese espacio con su amorosa figura de una gigante.

El vacío que experimenté me hizo comprender qué era la orfandad. Su presencia, aun disminuida con la enfermedad, era como una sombra protectora que tendía sobre mí una coraza, un escudo, que me defendía de las adversidades de la vida. Ahora esa sombra que velaba sobre mí ya no está. Entonces me sentí como un niño desvalido. Y comprendí de golpe por qué hombres adultos o ya casi ancianos, como yo, ante las dificultades, reclaman urgentemente la presencia de su madre.

Nicolás Gogol escribió uno de los dramas más estremecedores en su cuento Diario de un loco: la de un funcionario menor que la aplastante rutina le va afectando sus facultades mentales. Una mañana, a través de los diarios, se entera que España se ha quedado sin rey. Durante varios días este funcionario anda preocupado por España, pero una mañana le llega una feliz noticia: España ya tiene rey, y ese rey es él. Su desvarío es tan grave que vienen de un hospital psiquiátrico y lo recluyen. Él piensa que el personal de salud son funcionarios españoles que lo llevan para que tome posesión, pero hay algo que no le cuadra, que no entiende: el maltrato que sufre en su supuesto reino donde lo desnudan, lo bañan con agua fría, lo golpean y lo encierran. Cuando el sufrimiento se vuelve insoportable este hombre reclama angustiosamente la presencia de su madre.

Así me he sentido hoy sin la presencia de mi madre. Soy como ese funcionario público que al contemplar las adversidades de la vida: corrupción, violencia, tráfico de personas, guerras… mi corazón tiembla de miedo y reclamo la protección de mi madre, pero ella ya no está para cuidarme con su sola presencia. Su presencia bastaba y sobraba para hacerme sentir que alguien acompañaba mis pasos incluso en las horas más oscuras.

Madre, desde ahora en adelante viviré sin tu presencia, y me digo, como decía un poema de Octavio paz, sufriendo “el callado dolor de no tenerte”.

Sé que ahora descansas en los brazos de aquél que te amo desde antes de que nacieras, y me alegro por ello, pero dime cómo le hago para vivir sin ti.


EL GARABATO: Vicente Leñero

Jeremías Ramírez Hace no sé cuántos años que compré este libro, quizá unos 30. Fue a mediados de los ochenta cuando el FONCA sacó a la venta...