viernes, 28 de diciembre de 2018

EL HOMBRE QUE CONOCÍA EL INFINITO


Jeremías Ramírez Vasillas

No se trata de una película de ciencia ficción (el título de la película puede dar esa idea) sino de una cinta biográfica. Cabe señalar que el cine biográfico tiene una virtud: contextualiza los hechos sobresalientes de una persona sobresaliente, es decir, al hombre en su circunstancia tanto social, política, familiar, etc., y no sólo pone en imágenes información fría y distante, como muchos documentales científicos harto aburridos.
Y en este género hemos podido ver grandes científicos, como Stephen Hawking, en La teoría del todo, 2014); escritores, como Virginia Woolf en Las horas, 2002; pintores, como Henri de Toulouse-Lautrec en Lautrec, 1998; líderes sociales, como Gandhi (Gandhi, 1982), políticos como Winston Churchill en Las horas más oscuras, 2017; próceres como Simón Bolívar en la película de animación Pequeños héroes, 2017; exploradores como Percy Fawcett (quien desapareció en las junglas de Brasil en 1925, buscando la ciudad de Z, una ciudad perdida), en The Lost City of Z, 2017), entre muchísimos otros.
            Recientemente Netflix ha estrenado la película El hombre que conocía el infinito (The Man Who Knew Infinity, 2015) que narra la vida del matemático hindú Srinivasa Ramanujan (1887-1920), quien prácticamente logró desarrollar, de manera autodidacta, sus teorías matemáticas en su natal india, en la ciudad de Madrás, bajo circunstancias sumamente precarias. En esa ciudad vivió gran parte de su vida.
Este hindú fue comparada su genialidad, su talento —al menos en la película—con el Newton. 
            La película inicia con la reflexión que hace el profesor G. H. Hardy (1877-1947) (matemático británico quien formuló La teoría de la desigualdad Hardy) sobre Ramanujan, y afirma que él no fue quien lo formó, sino él mismo desarrolló su genialidad.
Dicho lo anterior, la película hace un retroceso en el tiempo (flash back) para contarnos la vida de Ramanujan en Madrás, sus dificultades para conseguir trabajo al tiempo que se dedica a llenar cuadernos con fórmulas matemáticas desarrollando sus ideas que revolucionarán las matemáticas a inicios del siglo XX. Finalmente logra encontrar un empleo como contable donde, sus jefes, lo alientan a que busque quién entienda sus ideas y las divulgue al mundo, pues creen que es un desperdicio que los conocimientos brillantes de este genio no se den a conocer al mundo. Y ellos logran ponerlo en contacto con G. H. Hardy, uno de los más eminentes matemáticos de ese entonces (1916-17 aproximadamente) quien se desempeñaba como investigador y profesor en el Trinity College.
            Ramanujan le envía una carta a G. H. Hardy solicitándole su apoyo para publicar sus hallazgos y le envía una muestra de su trabajo. Hardy, sorprendido, lo invita que vaya a Inglaterra, al Trinity College. Ramanujan viaja a Inglaterra y pasa en ese país cinco largos, difíciles, tormentosos años, pues no sólo lo ataca el racismo de los ingleses quienes lo discriminación, pasa además por periodos de una terrible enfermedad y la nostalgia hace lo propio porque ha dejado en Madrás a su madre (viuda) y a su esposa. Y, además, esos cinco años coinciden con la Primera Guerra Mundial en los que Inglaterra se ve envuelta en el conflicto y el colegio se convierte en un bastión militar.
            Si bien, Hardy y algunos otros profesores se entusiasman con los hallazgos de Ramanujan, lo tratan con dureza y hasta con crueldad. Pero quizá lo más doloroso para él es el conflicto que se da entre él y Hardy que le exige someter sus teorías a la rigidez de las reglas de la presentación de documentos científicos, al que se agrega un conflicto cultural: Hardy es ateo, pero no Ramanujan, quien es descendientes de brahamanes (casta sacerdotal) y quien asevera, ante el interrogatorio insistente de Hardy por revelar de dónde vienen sus ideas, le dice que son revelaciones de una de las diosas a la cual es devoto. Ella pone en su mente las ideas, es decir, son revelaciones divinas más que productos de procesos racionales. Esta declaración incomoda a Hardy, pero al final reblandece de alguna manera su ateísmo pues cuando le otorgan el reconocimiento a Ramanujan, Hardy da un discurso de defensa y humildemente declara que quién es él para cuestionar a Ramanujan y a Dios.
            Gracias a sus hallazgos en la fórmula finita para calcular las particiones de los números, le permiten ser admitido (no sin dificultades por su origen hindú) en la Royal Society.
            Desafortunadamente para la ciencia y para el propio Ramanujan, éste se contagia de tuberculosis y la enfermedad pone freno a su meteórica carrera. Si bien logra recuperarse para pujar por la culminación de sus hallazgos y por entrar a la Royal Society, y puede regresar a su patria y a su familia, sólo será por un breve tiempo pues muere un año más tarde de regresar a la India a la edad de 33 años.
            Cabe agregar algunos datos interesantes: durante su estancia en el Trinity College (en cuyo patio, dice en la película, está el árbol de manzanas donde Newton descubrió la ley de la gravitación universal) convergen grandes pensadores y científicos como Bertrand Russell (1872-1970), filósofo, matemático, lógico y escritor británico ganador del Premio Nobel de Literatura y conocido por su influencia en la filosofía analítica, sus trabajos matemáticos y su activismo social y antirreligioso.
              La película fue dirigida por Matt Brown, un director con una corta filmografía, logra un retrato bastante correcto, sin alardes técnicos o narrativos; sin embargo, deja de lado muchos datos del Ramanujan, y minimiza el contexto y las circunstancias en Inglaterra.
Quizá ayudaron al logro de la película las interpretaciones de actores experimentados como el irlandés Jeremy Irons y del hindú Dev Patel, quien da vida a Ramanujan.
Esta película es una de las gratas sorpresas de los estrenos de fin de año de Netflix. No sé cuánto tiempo estará en la plataforma, de modo que si usted quiere conocer a una mente brillante no deje de ver El hombre que conocía el infinito.

FICHA TÉCNICA:
El hombre que conocía el infinito (The Man Who Knew Infinity, 2015, Reino Unido). Dirección: Matt Brown. Argumento: Robert Kanigel. Guión: Matt Brown. Fotografía: Larry Smith. Actores: Jeremy Irons, Dev Patel, Toby Jones, Stephen Fry, Jeremy Northam, Kevin McNally, Enzo Cilenti, Shazad Latif, Devika Bhise, Padraic Delaney.          


1 comentario:

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