domingo, 11 de julio de 2010

EL ALIENISTA: MACHADO DE ASSIS


Si hay un tema que me seduce es el de la locura. Claro que no me gustaría tener una afección mental grave, pero si una dulce locura que me diera cierto sentido de libertad. De hecho, todos los que escribimos gozamos de una pizca de esa hermosa locura.
Sobre la locura he leído relatos extraordinarios como la novela de Ken Kesey, ¿Quién voló sobre el nido del cuco?, que sirvió de base para la película Atrapado sin salida, de Milos Forman, o Diario de un loco, de Nikolái Gógol, o la extraordinaria novela de Chejov, El pabellón No. 6, y el fascinante relato María de mi corazón de Gabriel García Márquez, llevado también al cine por Jaime Humberto Hermosillo.
Vagando por la librería Gandhi, descubrí una estante con ediciones especiales para esta librería a precios muy bajos. ¿Quién dice que los libros están muy caros? Esta colección tenía libros ya conocidos como El horla de Mauppasant o Bartebly de Melville. Dentro de ellos estaba El alienista del estupendo escritor brasileño Joaquín Machado de Assis.
Yo recién había conocido un texto de este escritor. En el taller de narrativa de Alberto Chimal analizamos uno de sus cuentos: Misa de gallo, que nos sirvió de modelo para ensayar un nuevo recurso narrativo: el texto disonante. En este cuento el protagonista es muy inocente y no se da cuenta nunca de que es objeto de una seducción, pero el lector si se da cuenta. El análisis de esta estrategia nos llevó a escribir una historia con esta característica.
Volviendo a El alienista. Con el antecedente de Misa de Gallo no dudé en comprarlo. Es una novelita corta de apenas 104 páginas que se leen con mucha fruición, pues Machado de Assis tiene la magia de atraparnos con el encantamiento de su escritura.
Machado de Assis nació en el Morro de Livramento, que es uno de los cerros que rodean Río de Janeiro, en 1839 y murió en 1908. Es decir, vivió en plena época de encantamiento de la ciencia que llevó a muchos pensadores y filósofos a creer que la ciencia iba a resolver todos los males que aquejaban a la vida humana y que el siglo XX la ciencia iba a hacer del mundo un paraíso. Bien sabemos ahora que sólo fue un espejismo.
La novela de Assis abreva en esta euforia por la ciencia. Simón Bacamarte, su personaje principal, es un estudioso de la medicina y la psicología y toma tan en serio su papel de científico que trastorna hasta la locura el pueblo en donde vive: Itaguaí.
Para llevar a cabo sus experimentos, con el apoyo del gobierno local, instala su institución mental conocida como “Casa verde”. Primero recluirá allí a los enfermos de síntomas evidentes. Su rigor científico lo llevará a dibujar nuevas fronteras de la salud mental ampliándola de tal manera que llega a recluir (usando la fuerza pública pues se le ha otorgado todo el poder necesario para apresar y condenar al encierro, todo en ello en aras de contribuir al desarrollo cientìfico) a 4 quintas partes de la población. El descontento social es tan virulento que la población se levanta en armas en su contra, revueltas que disolverá con su firmeza y aplomo.
El texto hace una radiografía del poder escudado en fines científicos y la fragilidad de las fronteras de la legalidad.
No sé si en este antecedente literario se basó Vargas Llosa para su voluminosa novela “La Casa verde”, ambas tan diferentes y tan similares.
Con esta lectura confirmo lo que los críticos dicen de Machado de Assis: que era “la figura más sobresaliente de la literatura realista brasileña.

1 comentario:

  1. Justo ahora que preparo la exposición "La literatura como contención de la psicopatología", me encuentro con este texto. De él me quedo con la primera estrofa, que mañana cerrará mi plática.
    Desde luego, con su referencia.

    Saludos.

    ResponderEliminar

EL GARABATO: Vicente Leñero

Jeremías Ramírez Hace no sé cuántos años que compré este libro, quizá unos 30. Fue a mediados de los ochenta cuando el FONCA sacó a la venta...