sábado, 16 de abril de 2022

EL GARABATO: Vicente Leñero


Jeremías Ramírez


Hace no sé cuántos años que compré este libro, quizá unos 30. Fue a mediados de los ochenta cuando el FONCA sacó a la venta masivamente una colección de 200 libros de los mejor de la literatura mexicana del siglo XX, a razón de uno semanal.

Yo compré muchos, pues estaban a la venta en los puestos de periódicos a un precio muy bajo. Esa colección amplió mucho mi panorama sobre la literatura mexicana, aunque no leí todos los que compré: Garabato fue uno de ellos.

Recién que me he puesto a reordenar mi biblioteca me bastó leer la contraportada de este libro para sumergirme en su lectura.

¿Qué prometía? La historia de un escritor que escribe una novela sobre dos escritores: uno, experimentado quien además es un crítico de muy alta reputación y excesivo rigor; y el otro, un joven provinciano que anhela ser escritor y por esa razón se muda a la ciudad de México y entra, supuestamente, a trabajar en el diario El Excelsior y va a entrevistar al crítico que además es reacio a conceder entrevistas, pero un momento de debilidad se la concede a este joven con el compromiso que antes de que la publique se la muestre para corregirla. 

Un domingo descubre que ha sido publicada sin avisarle, pero a favor del joven es que ha hecho un trabajo periodístico excelente, salvo dos o tres cosas que el crítico no está de acuerdo, pero queda complacido.

Cuando el joven regresa con el crítico éste lo reprende, pero lo halaga, halago que aprovecha el joven para pedirle que revise su primera novela. Aunque el crítico se niega al principio pues no le gusta revisar escritos ajenos, y menos de escritores principiantes, cede de nuevo ante este joven que lo conocemos sólo por su apellido: Mendizabal.

La novela se titula El garabato y narra las peripecias de un joven provinciano que estudia derecho. La novela inicia cuando Mendizábal, en compañía de un amigo pudiente, viaja un fin de semana a Cuernavaca, a solicitud del junior, para que le ayude a estudiar y pueda aprobar el examen que ambos presentarán al siguiente lunes. 

Cuando regresan, son testigos de un incidente automovilista en el que una mujer por poco vuelca su auto cuando otro auto intenta sacarla de la carretera. Los jóvenes se detienen para ayudarla a quien resulta ser una turista norteamericana que regresa sola a la ciudad de México. La turista se llama Frida y acepta que el joven provinciano la acompañe como medida de precaución por si los tipos del auto vuelven a agredirla para que se den cuenta que ya no está sola.

La mujer de unos 40 años es muy sexi y el joven estudiante de pronto anhela tener una aventura sexual con ella, pues la mujer muestra cierta coquetería.

Cuando llegan al hotel donde ella se hospeda lo invita a entrar a su cuarto y el joven se emociona. Sin embargo, la mujer pretexta dolor de cabeza, pero le promete que al día siguiente estará de mejor humor; por el momento quiere que le haga un favor: entregar un sobre a un amigo que no logra localizar por teléfono.

El joven, frustrado y enojado, acepta, pero cuando llega al departamento encuentra que el amigo de la norteamericana está agonizando pues le han clavado un cuchillo en el pecho. El joven sospecha que el autor de la agresión es un tipo que salió huyendo cuando él entró. 

Espantado, el joven huye de la escena, pero pronto descubre que es perseguido por el tipo de quien él sospecha es el agresor, pero no está solo. Trata de localizar a Frida, pero esta ha dejado el hotel. Y sus persecutores finalmente le dan alcance y le propinan una golpiza que sale vivo por la intervención de los transeúntes

Sin embargo, la persecución apenas inicia. Cuando Mendizábal llega a su departamento, sorpresivamente Frida le habla por teléfono y le pide que lleve el sobre al aeropuerto y que lo deposite en un locker que se puede abrir con la llave que está en el sobre, pero quiere que lo haga en una hora determinada. En ese locker, además, encontrará dos mil dólares que puede tomarlos como pago por la molestia. Haciendo esto, le asegura, que ya nadie lo perseguirá ni tratará de matarlo. 

Acude al aeropuerto, pero ahí se da cuenta que están sus persecutores esperándolo.

Esta trama se va intercalando con la vida atormentada del crítico que a la par que revisa la novela nos va narrando sus angustias existenciales con su acendrado catolicismo que lo ha hundido en un estado de culpabilidad angustioso pues tiene una amante con quien lleva cinco años y por quien ha abandonado a su esposa.

En un arrebato culposo trata de recomponer su relación con Dios y con su mujer, y para ello decide abandonar a su amante.

En este proceso, vemos como el crítico revisa y detecta los fallos del joven escritor. Y en este análisis nos da una lección de composición literaria, pues nos muestra los defectos tanto estructurales como de construcción de personajes, y desaciertos gramaticales que de no dominarlos nunca alcanzará su sueño. 

Por otra parte, vemos que el crítico tiene años tratando de escribir la gran novela mexicana, pues se sabe que tiene la capacidad para hacerlo, pero no escribe. 

Al final reconoce que le falta la osadía que da la inocencia ha permitido que Mendizábal haya hecho algo que él no puede.

Esta dicotomía que puede experimentar cualquier artista nos plantea la disyuntiva de saber, pero no poder hacer o no saber y poder hacer. En ambos casos hay riesgos. La parálisis creativa en el que sabe; y el fallido intento de novela de quien no sabe, podríamos preguntarnos: ¿Cuál es el punto medio? 

Yo como lector me quedo frustrado pues la historia del joven no termina y nos quedamos sin conocer cómo acabará. Y, por otra parte, el escritor experimentado nunca comienza su obra.

El Garabato entonces termina sin terminar, es decir, sin mostrarnos ninguna de las dos obras. Pero en ese no acabar abre la puerta al lector para que sea él quien termine de imaginar la novela, es decir, de completar el razonamiento planteado por Leñero y decidir si es mejor saber y no hacer o no saber, pero tener la osadía de hacer y en una de esas logramos, quienes intentamos transitar por los caminos de la creación literaria, escribir una obra maestra.


sábado, 26 de marzo de 2022

FAKE NEWS O EL SÍNDROME DE DEMÓSTENES


Jeremías Ramírez

No sé cuándo se originó el uso de las noticias falsas como arma política ni por quién, pero su uso y abuso actual, incluso, raya en lo ridículo e ineficaz. Pero déjenme contarles un hecho antiguo en el que las fake news fueron utilizadas como arma de ataque con funestos resultados.

Estos días he estado leyendo la biografía de Alejandro Magno escrita por el historiador francés Roger Caratini (1924-2009) y publicada en 1999, y me sorprendió encontrar que los atenienses, cuando estaban bajo el dominio macedonio de Filipo y Alejandro Magno (300 años antes de Cristo), utilizaron las noticias falsas para alentar a los pueblos dominados por los macedonios a rebelarse y alcanzar su autonomía. 

Este fenómeno se dio intensamente al inicio de la carrera militar de Alejandro cuando, antes de partir a la guerra contra Persia, tuvo que pacificar varios pueblos belicosos aledaños a Macedonia y así emprender sin preocupaciones su más grande hazaña: derrotar al poderoso ejército persa y dominar un inmenso territorio creando uno de los imperios más grandes del mundo.

Cuando sometía a los bárbaros de Tracia, en Pela se empezó a difundir la noticia de que Alejandro había muerto en combate a orillas del Danubio. Estos cotilleos se habían propagado de Pela a Tesalia, de Tesalia a Grecia y finalmente a Atenas donde Demóstenes , gran orador (equivalente a un popular comunicador moderno) les sacaba provecho. “Decía en sus pomposos y poderosos discursos que habían obligado por la fuerza a constituirse en un Estado Federal bajo el dominio macedónico, pero los juramentos de alianza que se habían pronunciado y los tratados que lógicamente les habían seguido perdían todo valor desde que Filipo, y ahora Alejandro, habían muerto”.

“Demóstenes no se limitó a predicar la guerra santa contra Macedonia en Atenas. Se las ingenió para excitar a los numerosos exiliados tebanos que vivían en la ciudad donde cada día estallaba alguna noticia falsa: que los macedonios habían sufrido una grave derrota ante los tribalos, que la mitad del ejército de Alejandro había perecido en el Danubio, que Pela se conspiraba para poner un nuevo rey en el trono de Filipo, y otras pamplinas. En resumen, cuanto más se prolongaba la ausencia de Alejandro más valientes y turbulentos se volvían los antimacedonios de Atenas, y lo mismo ocurría en el Peloponeso, sobre todo en Esparta, en Mesena, en las ciudades de Arcadia como Orcómeno y Mantinea, así como en Etolia y Fócida, el antimacedonismo se difundía, pues, por la Grecia continental como una mancha de aceite”.

Pero ¿cuál era el motivo de Demóstenes? ¿Liberar a Atenas del yugo macedónico? ¿Alcanzar un puesto político? ¿Convertirse en el dirigente de Atenas?

No, nada de eso. Al igual que los comunicadores modernos, su móvil era el barato dinero.

Nos dice Caratini que “En el mes de agosto del año 335 a.C. Demóstenes se había convertido en el colaborador jefe del Gran Rey”, Darío III Codomano, que fue el último rey persa de la dinastía aqueménida (336-330 a. C.).

Demóstenes, quien además de gran orador (considerado hasta hoy el padre de la oratoria) era, afirma Caratini, un demócrata estafador que estaba bien alimentado por el Gran Rey, al grado de que él mismo repartía dinero cuando su poder verbal no era suficiente. ¡Vaya, que cosas tan modernas!

Cuando Alejandro Magno, con su presencia y feroz ataque a los tebanos, destruía a sus opositores, destruía también las noticias falsas. Los atenienses se llenaron de temor y Demóstenes, aun más, cuando Alejandro Magno pidió que se lo entregaran junto con otros políticos que, como él, anduvieron alegremente azuzando a la gente con noticias falsas. Demóstenes trató de convencer a sus dirigentes de que no lo entregaran, sino que enviaran a Démades, que era bien aceptado por Alejandro, para que lo convenciera de perdonar a sus adversarios. Alejandro Magno ni siquiera quiso escucharlo.

Demóstenes, aterrorizado, antes de que le cayera la mano implacable de Alejandro se suicidó.

Como pueden ver en este breve relato, nada nuevo hay bajo el sol, como escribió acertadamente el rey Salomón en su muy actual “Eclesiastés”. Bien haríamos en estudiar este, pues de que era sabio Salomón, sin duda lo era. Y que el uso de las noticias falsas o fake news es una vieja estrategia muy peligrosa para quien trata de sacar provecho de ella. Lo que yo no entiendo es por qué, quienes no tienen la mínima posibilidad que los recompensen (como las personas ajenas a los medios de comunicación), se prestan a difundir estas noticias con tal enjundia como si ellos hubiesen sido testigos. Lo mismo veo en periodistas (¿?) provincianos que semana tras semana atacan y atacan con los mismos argumentos gastados y falsos. ¿Será que se han convertido en zombis? 





domingo, 13 de marzo de 2022

EL PRESIDENTE HA DESAPARECIDO


Jeremías Ramírez


Este título es un buen gancho de compra, pero lo es aún más el autor de este thriller político: Bill Clinton, el presidente (1993-2001) que causó un revuelo por un asunto de “faldas”, se diría eufemísticamente.

Cuando vi el libro el libro en una tienda de autoservicio me pareció peculiar que un presidente perseguido por el escándalo se aventurara a escribir una novela para mostrar las entrañas del poder del país más poderoso del mundo, pues el slogan publicitario en la portada dice: “El thriller que sólo un presidente podía escribir”.

Confieso que, aunque me interesaba echarle un ojo al epicentro en donde se toman las decisiones políticas más relevantes en este siglo XXI y saber qué mecanismos, qué intereses, qué poderes entran juego en tales decisiones, estuve tentado a dejarlo en su lugar. 

Sin embargo, dos cosas me motivaron a comprarlo: su precio: 69 pesos, y que lo hubiera escrito un presidente que había enfrentado un juicio político, pues Clinton enfrentó uno muy escandaloso por el affaire sexual que tuvo con su becaria: Mónica Lewinsky. 

Y era de mi interés porque la novela inicia con el ensayo del presidente John Duncan y su equipo para enfrentar el juicio político que este enfrenta por haber negociado en secreto con un terrorista turco sin informar al Senado.

Lo que nadie sabe (ni era conveniente saber en esos momentos) es que Duncan trataba de resolver, sin generar un caos, era el probable colapso del sistema norteamericano por la amenaza de un ataque cibernético devastador como nunca antes visto.

El caso, aunque ficticio, es muy interesante pues muestra que el internet es una nuestras debilidades modernas que puede dar al traste con todo lo logrado gracias a la tecnología y hundirnos en un atraso y caos tal que prácticamente estaríamos regresando a la Edad Media. 

Dice textualmente en uno de sus párrafos: “El motivo es la dependencia. Nuestra sociedad se ha vuelto completamente dependiente de la tecnología. El internet de las cosas; ¿están familiarizados con el concepto? Y toda esta conectividad nos vuelve más vulnerables a los programas maliciosos y los programas espía. Casi todas las formas sofisticadas de automatización, casi todas las transacciones que se efectúan en el mundo moderno dependen de internet. Lo diré de este modo (este es parte del discurso de Auggie): dependemos de la red eléctrica. Y sin electricidad reinaría el caos, porque la electricidad no se puede sustituir. Dependemos de algo que no tiene sustituto. Y eso mismo ocurre ahora con internet. Pero, ¿qué pasaría si todo dejara de funcionar?“. 

A lo largo de la novela se van sopesando los estragos que causaría el derrumbe del internet y del sistema cibernético mundial.

La pobreza de la novela es que este problema se resolviera muy al estilo de los superhéroes norteamericanos que logran casi solitos salvar al mundo y librar al mundo de un villanazo como el ciber terrorista turco, Suliman Cindoruk, quien había sido contratado por un grupo político de un país árabe para asesinar a su rey y al mismo tiempo colapsar al país más poderoso del mundo, y quedarse ellos el poder. 

El virus capaz de causar tal devastación es diseñado por una de las mejores ciber terrorista ucraniana (vaya coincidencia), Nina, y su compañero, Auggie. Su virus es tan especial que pese a ser detectado es prácticamente indestructible. 

Sin embargo, se arrepienten y tratan de contactar al presidente de los Estados Unidos para advertirlo, y si les brinda la protección para recuperar su modo de vida y su tranquilidad además de protegerlos de Cindoruk, ellos le ofrecerían la solución para destruir el virus. El presidente acepta, pero las cosas se complican. Y antes de que Nina revele el mecanismo de defensa es asesinada y por poco cae abatido el presidente Duncan y Auggie, en la reunión que han tenido en un partido de béisbol. Ambos se salvan gracias a la intervención del equipo de seguridad del presidente. 

Una vez a salvo ahora tienen la tarea de encontrar el mecanismo para desactivar al virus. Auggie les dice cómo es y cómo funcional, pero si Nina la tarea es prácticamente imposible. Ante tal panorama, la lucha contra el virus se vuelve una odisea en el que los minutos cuentan y la amenaza está a punto de cumplirse. Durante 36 horas un equipo de especialista y Auggie luchan para encontrar la solución.

La novela tiene un pulso emocionante que logra atrapar al lector, aunque algunas de las acciones rayan en la inverosimilitud. Pero como dije al principio siguiendo el molde de las películas de superhéroes, al final, ganan los buenos y el sol vuelve a brillar para la humanidad, cuya inmensa mayoría no se ha dado cuenta de bondad y sacrificio de los defensores de la humanidad: los Estados Unidos.

La novela remata con un discurso del presidente John Duncan ante el Senado donde defiende los valores y las aspiraciones de esta gran nación y llama a todos los políticos a dejar de jugar por el poder y entregarse por el bien de la humanidad... En fin, un discurso un tanto hueco en el que tratan de convencernos de que ellos sean los buenos, aunque intervengan países, promuevan golpes de estado, desaten guerras, acaparen recursos naturales… 

Una vez más, los políticos norteamericanos utilizando los medios de comunicación y expresión como instrumentos de lucha política.

Y esta manera de utilizar la comunicación como arma política la podemos ver en este momento en la actual guerra ruso-ucraniana, donde se libra una batalla quizá mucho más feroz en los medios de comunicación electrónicos. 

En suma: la novela “El presidente ha desaparecido” escrito por Bill Clinton en coautoría con el betsellero James Patterson, vale justamente lo que pagué por él: 69 pesos.




viernes, 11 de marzo de 2022

LA ORFANDAD


Jeremías Ramírez


Hasta hace algunos días, la palabra “huérfano” era para mí un concepto abstracto. Sabía cuál era su significado, pero nunca había tenido la experiencia real. Además, creía que la orfandad era una situación de la infancia, cuando uno o los dos padres morían.

Mi madre murió el pasado jueves y este sábado fue sepultada. Ya tenía 93 años y su salud se había quebrantado a tal grado que prácticamente estaba la mayor parte del tiempo acostada en su cama. 

A finales del año pasado estuve yendo a su casa a cuidarla y ayudarla en sus tareas elementales de movilidad, pero antes de que el año 2021 terminara el coronavirus impidió que siguiera yendo a pasar algunos días con ella.

Hoy, regresando del panteón, entré a su cuarto, un cuarto que se siente inmensamente vacío. Falta su menudita figura que llenaba ese espacio con su amorosa figura de una gigante.

El vacío que experimenté me hizo comprender qué era la orfandad. Su presencia, aun disminuida con la enfermedad, era como una sombra protectora que tendía sobre mí una coraza, un escudo, que me defendía de las adversidades de la vida. Ahora esa sombra que velaba sobre mí ya no está. Entonces me sentí como un niño desvalido. Y comprendí de golpe por qué hombres adultos o ya casi ancianos, como yo, ante las dificultades, reclaman urgentemente la presencia de su madre.

Nicolás Gogol escribió uno de los dramas más estremecedores en su cuento Diario de un loco: la de un funcionario menor que la aplastante rutina le va afectando sus facultades mentales. Una mañana, a través de los diarios, se entera que España se ha quedado sin rey. Durante varios días este funcionario anda preocupado por España, pero una mañana le llega una feliz noticia: España ya tiene rey, y ese rey es él. Su desvarío es tan grave que vienen de un hospital psiquiátrico y lo recluyen. Él piensa que el personal de salud son funcionarios españoles que lo llevan para que tome posesión, pero hay algo que no le cuadra, que no entiende: el maltrato que sufre en su supuesto reino donde lo desnudan, lo bañan con agua fría, lo golpean y lo encierran. Cuando el sufrimiento se vuelve insoportable este hombre reclama angustiosamente la presencia de su madre.

Así me he sentido hoy sin la presencia de mi madre. Soy como ese funcionario público que al contemplar las adversidades de la vida: corrupción, violencia, tráfico de personas, guerras… mi corazón tiembla de miedo y reclamo la protección de mi madre, pero ella ya no está para cuidarme con su sola presencia. Su presencia bastaba y sobraba para hacerme sentir que alguien acompañaba mis pasos incluso en las horas más oscuras.

Madre, desde ahora en adelante viviré sin tu presencia, y me digo, como decía un poema de Octavio paz, sufriendo “el callado dolor de no tenerte”.

Sé que ahora descansas en los brazos de aquél que te amo desde antes de que nacieras, y me alegro por ello, pero dime cómo le hago para vivir sin ti.


miércoles, 5 de enero de 2022

AÑO NUEVO 2022 ¿SERÁ UN MEJOR AÑO?


 

                                                                                                                                 Jeremías Ramírez

Algo sucede en el ser humano al final de un ciclo, bien sea escolar, laboral o cronológico, si le fue mal, tiene la esperanza de que el siguiente será mejor. Tal vez es parte de nuestro instinto de supervivencia, pero cuando estos ciclos se repiten y forman cadenas largas de ciclos malos, la esperanza empieza a menguar hasta desaparecer. Y tal parece que estamos frente a una de estas cadenas largas de ciclos malos.

Por ejemplo, el 2019 no fue para muchos una maravilla y el 2020 lo recibimos con alegría y esperanza. En mi caso, creí que ese año muchos de mis proyectos se harían realidad, pero mis expectativas se fueron desmoronando hasta cerrar en un desastre en diciembre. 

A pocos meses de iniciado el 2020 hizo su aparición una de las epidemias más severas que nos ha asolado (y aun nos sigue asolando) la que combatimos con nuestras mejores armas: la ciencia. Y es que nuestra ciencia médica ha experimentado un desarrollo inusitado en el siglo XX, y confiábamos que como en el caso del virus H1N1, no pasaría de dos o tres meses que anduviéramos con tapabocas y pronto regresaríamos a la normalidad. 

Pero los meses fueron pasando y vimos con tristeza que nuestra ciencia no lograba detener el virus y los muertos se fueron acumulando, a pesar de que con rapidez se desarrollaron varias vacunas. A finales del 2020 sentimos el amargo sabor de la impotencia y la derrota, y más aún si alguien cercano moría en la batalla. 

Entonces muchos buscaron de inmediato un culpable (¡Vaya consuelo tan miserable!): fue el capitalismo rapaz; fue la incompetencia de los científicos; ha sido la irresponsabilidad de los gobiernos o la inconciencia de los ciudadanos; fueron los grupos de poder internacionales que quieren establecer un nuevo orden político y económico mundial y de paso desaparecer a los ancianos y a los pobres. Incluso hubo muchos que culparon a Dios, aunque Dios nunca había sido parte de sus creencias.

También vimos surgir conductas absurdas e irracionales, claro indicativo que la inteligencia del hombre del siglo XXI es tan limitada como la del hombre de la Edad Media. Por ejemplo, miles salieron a comprar grandes cantidades de papel higiénico; otros negaban la existencia del virus, hubo quien creyeron que era una patraña del gobiernos para inocular sustancias mortíferas en los ciudadanos o para controlar a los ciudadanos a través del miedo, etc.  

Finalmente cerró el 2020 desastrosamente. En mi caso, nuevas enfermedades me alcanzaron, incluyendo el virus, de modo que el inicio del 2021 yo estaba casi en la lona y mis esperanzas en números rojos. 

Pero el anuncio de las vacunas a finales de ese año levantó la esperanza y esto asumir el año nuevo 2021 con una actitud positiva. Sin embargo, la pandemia se extendió y la vacuna no ha logrado lo que todos esperábamos. 

Entonces, ¿qué debemos esperar del 2022 que no viene con buenos augurios? Los especialistas en diversos campos nos alertan que el virus seguirá vigente en su nueva y glamorosa versión: “Omicron”; que la crisis económica no va a ser resuelta ni en México ni en el mundo; que la amenaza ambiental no va a desaparecer sobre todo si ningún país (sobre todo rico) está dispuesto a renunciar a su comodidad.

Quizá por ello veo en mis redes sociales pocas voces de triunfalismo y buenas esperanzas. Los buenos augurios se han quedado en el silencio, sobre todo en aquellos que el 2021 los dejó con un rosario de sinsabores y tragedias.

¿Qué hacer entonces? Quizá, no todo está perdido, como dice Fito Páez en una de sus canciones, si tenemos la osadía de utilizar nuestra inteligencia combinada con humildad. Nada le ha hecho más daño al ser humano que sus ideas retorcidas y su orgullo. Pensar que nuestras ideas son una maravilla y no querer aceptar el error nos has llevado a tener vidas desgraciadas. Afortunadamente existe en cada persona momentos de lucidez, de sensatez, que a pesar de que son sólo unos instantes en que advertimos nuestra estupidez, podemos corregir el rumbo. Son sólo unos instantes valiosos en que vemos las cosas con claridad y objetividad.

Para entenderlo permítanme ilustrarlo con una parábola bíblica: la del “Hijo pródigo”, que aparece en el evangelio de Lucas, capítulo 15: 11-32.

Dice el evangelio que un joven le pidió a su padre su herencia y después de haberla obtenido se fue a una ciudad lejana donde la dilapidó y cuando ya no tuvo nada, los que se decían sus amigos lo abandonaron. Miserable y hambriento buscó trabajo y nadie le daba hasta que finalmente pudo encontrar uno como criador de puercos. Seguramente su sueldo era tan malo que no le alcanzaba ni para comer y nos dice el texto bíblico que deseaba comer los algarrobos  que le daban como alimento a los cerdos. En esa situación, de pronto, le llegó un instante de lucidez y pensó: 

¡Cuántos jornaleros en casa de mi padre tienen abundancia de pan, y yo aquí perezco de hambre! Me levantaré e iré a mi padre, y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti. Ya no soy digno de ser llamado tu hijo; hazme como a uno de tus jornaleros. Y levantándose, vino a su padre.

La situación de este hombre era tan desesperada que ya no le importó su orgullo. Hizo tres cosas importantes: 1) comparó su existencia miserable con la que tenían los jornaleros de su padre. 2) Le diría a su padre que había sido un insensato y que ya no era digno de ser llamado su hijo, que lo aceptara como jornalero. Este joven estaba dispuesto a tragarse su orgullo. 3) Entonces se levantó y fue a su padre. El final es harto conocido.

A cuantos de nosotros nuestro orgullo nos mantiene hundidos en la miseria social, moral o económica. Si regreso derrotado y pido perdón o acepto ese trabajo que no es lo mejor pero resuelve mis problemas, si… Hay tantos si en nuestra vida sin resolver. Pero no, nos decimos, ¿qué van a decir de mi, qué van a pensar, creerán que soy un cobarde, un estúpido, que…? Y no nos atrevemos a pasar sobre nuestro su orgullo, como el joven pródigo, y seguimos viviendo rumbo al desastre. 

Pero si logramos aplastar nuestro orgullo y analizamos nuestras ideas y aceptamos con humildad que no sirven y tomamos la decisión de hacer lo correcto, aunque se burlen de nosotros, la esperanza resucita. Eso es lo que le Biblia llama arrepentimiento. No sólo debemos reconocer lo que estamos haciendo mal, es decir, en qué nos estamos equivocando, sino además cambiar el rumbo de nuestra vida y elegir lo que es apropiado. 

Este año que inicia, ¿A cuántos de nosotros nuestro orgullo matará la esperanza de un mejor año? Y si la Biblia tiene razón ¿cuántos podremos darle el beneficio de la duda a su mensaje? Si este libro ha sido capaz de cambiar vidas, familias, sociedades, naciones, ejércitos, y los ha hecho mejores, ¿no tendrá un mensaje para mi?

Dice el profeta Jeremías: “Paraos en los caminos, y mirad, y preguntad por las sendas antiguas, cuál sea el buen camino, y andad por él, y hallaréis descanso para vuestra alma”. Descanso, ha, bendita palabra.

Quizá ante las esperanza perdidas, ante el fracaso de la ciencia y la sociedad, y el pobre o nulo ofrecimiento del arte, la literatura, los gobiernos de izquierda o de derecha, podríamos revisar sin prejuicios lo que dice la Biblia.

Miren lo que nos dice en Eclesiastés 9:4-10: 

Aún hay esperanza para todo aquel que está entre los vivos; porque mejor es perro vivo que león muerto. Porque los que viven saben que han de morir; pero los muertos nada saben, ni tienen más paga; porque su memoria es puesta en olvido. También su amor y su odio y su envidia fenecieron ya; y nunca más tendrán parte en todo lo que se hace debajo del sol. Anda, y come tu pan con gozo, y bebe tu vino con alegre corazón; porque tus obras ya son agradables a Dios. En todo tiempo sean blancos tus vestidos, y nunca falte ungüento sobre tu cabeza. Goza de la vida con la mujer que amas, todos los días de la vida de tu vanidad que te son dados debajo del sol, todos los días de tu vanidad; porque esta es tu parte en la vida, y en tu trabajo con que te afanas debajo del sol. Todo lo que te viniere a la mano para hacer, hazlo según tus fuerzas; porque en el Seol, adonde vas, no hay obra, ni trabajo, ni ciencia, ni sabiduría. 

Tal vez es el momento de echar de lado nuestro orgullo y nuestros prejuicios para que brille la esperanza de tiempos mejores. 

¡¡¡FELIZ AÑO 2022!!


sábado, 4 de diciembre de 2021

EL HOMBRE CELESTIAL


Jeremías Ramírez


China es uno de los países más grandes del mundo, incluso encima de Rusia. Su población actual supera los 1300 millones de habitantes, lo que lo convierte en el país más poblado del mundo. 

Su régimen político actual data del 1 de octubre de 1949, cuando presidente del Partido Comunista, Mao Zedong o Tse-Tung, proclamó la República Popular China, tras una larga guerra civil que inicia desde las primeras revueltas en 1905.

Este hecho cambió el destino de esta gran nación y el Partido Comunista impuso una política muy estricta en todos los ámbitos, especialmente en el educativo, a través de la llamada “Revolución Cultural”, movimiento sociopolítico que duró 10 años: de 1966 a 1976. Fue iniciado por Mao Zedong, entonces líder del Partido Comunista Chino. Su objetivo era preservar el comunismo mediante la eliminación de los restos de elementos capitalistas y tradicionales de la sociedad china, y reimponer el pensamiento de Mao Zedong (conocido fuera de China simplemente como maoísmo) como la ideología dominante dentro del Partido.

Uno de los grupos más golpeados en este movimiento fueron los religiosos. Sobre todo tras los cristianos hubo una persecución particularmente feroz. 

En las violentas luchas que siguieron en todo el país, millones de cristianos (aunque no sólo ellos sufrieron la persecución) fueron perseguidas y sufrieron todo tipo de abusos, incluyendo la humillación pública, encarcelamiento arbitrario, tortura, trabajos forzados, hostigamiento sostenido, confiscación de bienes y, a veces, la ejecución. 

Un gran segmento de la población fue desplazado por la fuerza, en particular, la transferencia de jóvenes urbanos a las regiones rurales. Este movimiento denominado: "Envío al campo" es narrado espléndidamente en la novela Balzac y la pequeña costurera china, del escritor chino Dai Sijie. Este libro es un testimonio literario de estos desplazamientos, en el que se destruyeron reliquias y artefactos históricos, y se saquearon sitios culturales y religiosos.

Después de la Revolución Cultural, los reformistas dirigidos por Deng Xiaoping, comenzaron a desmantelar gradualmente las políticas maoístas asociadas con la Revolución Cultural, en el período llamado "Boluan Fanzheng" (Eliminar el caos y volver a la normalidad). 

En 1978, Deng se convirtió en el nuevo líder supremo de China y comenzó una nueva fase al iniciar el histórico programa de Reformas y Apertura.

Parecería que la persecución religiosa también había terminado, pues los informes de persecución dejaron de fluir al exterior. Y la poca información que se puede encontrar en internet parecía confirmar la existencia de una libertad religiosa que permitiría el resurgimiento de la iglesia cristiana, particularmente el protestantismo evangélico.

Sin embargo, Hombre celestial, vino a cambiar mi visión. Este libro relata la vida y las luchas de un cristiano singular, Liu Zhenyin, quien, desde su conversión, en 1974, sufrió una persecución incansable por parte de las autoridades.

Este libro es el testimonio de este hombre singular, líder del conocido movimiento cristiano subterráneo: “Casas-Iglesia”. En este movimiento el hermano Liu era conocido como “hermano Yun”. Y también fue conocido como “Hombre celestial”, nombre que surgió un día que es interrogado y, al momento de ser arrestado y preguntarle su nombre, él sólo contestó: “Soy un hombre celestial”.

Es un impresionante relato de cómo Dios tomó a este joven pobre y hambriento, de una aldea de poca importancia, de la provincia de Henan, y lo usó de una manera poderosa para predicar el evangelio en toda China, en las cárceles, a pesar de la terrible oposición, y fuera de China. 

El relato inicia desde su nacimiento, 1958, y cómo llegó a Cristo a los 16 años. En ese año aún estaba candente la Revolución Cultural. Y desde esa fecha Yun ha dado fe del ardor por seguir a Cristo. A esa edad fue tan profunda su militancia que poco a poco empezó a ser conocido y, por ende, a ser perseguido. A pesar de ello, contrae matrimonio. Yun y su esposa, como pareja, han pasado por circunstancias muy difíciles, pero siguieron unidos, fieles uno al otro.

Pero quizá lo más estrujante de su testimonio ha sido sus largos periodos carcelarios en donde ha podido forjar una fortaleza espiritual a toda prueba, y ha podido presentar a Cristo a muchos hombres despiadados que estaban a cargo del cuidado de los presos y ha difundido el evangelio entre los reos, quienes necesitan, en esas circunstancias, el conocimiento y el amor del Cristo. 

Y en ese calvario va dando cuenta de las penurias de una iglesia vigorosa, la cual, para obtener el poder para seguir soportando las pruebas, ha regresado a los aspectos básicos del evangelio, asumiendo una forma de vida tan similar a la de la iglesia primitiva en el Imperio Romano. 

El hermano Yun ha sido considerado como un rebelde por las autoridades chinas por no haber aceptado unirse a la organización cristiana controlada por el gobierno. Por este motivo fue encarcelado y torturado por las autoridades gubernamentales. Su libro informa que se convirtió en un hombre muy buscado.

Finalmente fue arrestado y sentenciado a muchos años de prisión. Sin embargo, el hermano Yun continuó su ministerio mientras estaba en prisión, con resultados milagrosos, pues muchos presos e, incluso, funcionarios carcelarios se han convertido al cristianismo. Y se ganó el favor de algunos funcionarios, pero también se convirtió en el objetivo de una mayor persecución por parte de otros. 

Dentro de la cárcel, fue golpeado repetidamente y por la falta de alimento sufrió una severa desnutrición.

Después de muchos años en prisión, escapó de la cárcel de Hangzhou de la cual, se decía, nadie había escapado previamente. En el libro nos dice que escuchó la voz del Espíritu Santo, diciéndole que simplemente saliera por la puerta de la prisión fuertemente custodiada. A pesar del riesgo de que le dispararan obedeció la voz y atravesó varias puertas cerradas de la prisión y pasó frente a muchos guardias de la prisión, cruzó el patio y salió por la puerta principal. 

Yun dice que parecía se había vuelto invisible para los guardias que lo miraban directamente sin darse cuenta que él pasaba frente a ellos. Muchos ponen en duda su relato pero algunos guardias perdieron sus trabajos por este escape 'vergonzoso'. 

La investigación oficial del gobierno chino concluyó que el hermano Yun no recibió ayuda humana en su escape y, por lo tanto, debería permanecer libre. 

Estos informes han sido corroborados por presos que ocupaban la misma celda de la prisión que el hermano Yun. Y hasta le fecha sigue siendo la única persona que afirma haber escapado de esta célebre prisión de máxima seguridad, al estilo de cómo lo hizo el apóstol Pedro de una cárcel judía en Jerusalén.

Finalmente, no escapó de la cárcel sino también de China de una forma muy difícil. Tan pronto traspuso las fronteras chinas pidió asilo en Alemania, tras una larga espera en Myanmar. En esa larga espera, en el 2001 fue encarcelado en ese país durante siete meses. 

Fuera de China se abocó a organizar el movimiento llamado "De regreso a Jerusalén", con el que busca promover el turismo chino en Israel, pues ambos países se encuentran entre los menos cristianizados del mundo.

Como escribí al inicio, el hermano Yun ha sido, a pesar de su pobreza, quien ha hablado a miles de personas a nivel internacional con el mensaje del Evangelio. Actualmente vive en Alemania con su esposa Deling, y sus dos hijos.

Este libro ha sido galardonado con el Premio "Libro cristiano del año" por la Convención de Libreros Cristianos del Reino Unido, en el 2003 y fue escrito por Paul Hataway, de quien no pude encontrar más datos de él que su nombre y alguna foto, pero está escrito con garra, con coraje, con un lenguaje vívido y eficaz. Muy recomendable para quien quiere ver la otra cara de la moneda del gigante amarillo.


sábado, 27 de noviembre de 2021

EL ESBIRRO



Jeremías Ramírez

Las narraciones testimoniales de Richard Wurmbrand, Haralan Popov, Watchman Nee y del Hermano Yun —quienes fueron perseguidos y torturados por su fe—, nos relatan la persecución de los cristianos en los países comunistas desde la óptica de quienes la han padecido, pero es completamente extraño encontrar una narración desde el punto de vista de los perseguidores.

El esbirro es justamente ese punto de vista. El libro fue escrito por Serguei Kourdakov, un joven militar soviético, quien, como miembro destacado de la policía especial, estuvo al frente de grupos paramilitares dedicados a perseguir a los cristianos en los años setenta, cuando el comunismo ruso aún estaba vigente e internacionalmente mantenía una guerra fría contra Estados Unidos. 

Es justo decir que Kourdakov escribió el libro no cuando estaba en el servicio activo, sino después de que desertó de la Unión Soviética y se había unido a un grupo de cristianos que apoyaban desde el exterior a los perseguidos.

Su relato inicia cuando una noche fría, Kourdakov, escapa del barco militar en el que estaba enrolado como marino. El barco navegaba en el Atlántico cerca de la costa canadiense. Kourdakov decide huir de la URSS porque ya no está de acuerdo con el régimen. Al menos eso trata de sostener.

La huida es narrada en un largo texto con sumo detalle y con buen pulso dramático, tenso, emocionante, difícil, donde Kourdakov lucha denodadamente contra el agua helada, pues sabe que si no sale rápido morirá en es mar embravecido en el cual a ratos se siente perdido y sus posibilidades de sobrevivir son mínimas, a pesar de que había preparado bien su fuga. El tiempo corre y el frio amenaza con matarlo de hipotermia si no logra llegar, en el poco tiempo que le queda, a la costa canadiense. 

Cuando leemos su dramática fuga nos preguntamos: ¿Por qué huye? La pregunta no es respondida de inmediato, pues para contarnos cómo llega a tierra, hace una pausa de muchas páginas para contarnos su vida desde que era niño justo un poco antes de que sus padres han muerto.

Tan pronto queda huérfano es recogido por una familia de intelectuales, amigos de sus padres, que lo tratan bien y le dan todo lo necesario. Pero el niño lo que quiere es regresar con sus padres: no sabe que han muerto. 

Si bien este matrimonio lo recibe bien; el hijo de ellos no, pues intenta matar a Serguei. Para evitarlo huye, pero en poco tiempo es capturado y enviado a una escuela-orfanato, porque se niega a regresar con los que buscan ser sus padres adoptivos. 

A pesar de que no está desamparado en esa escuela, no le gusta la rígida disciplina y huye de nuevo, pero otra vez es recapturado y va pasando de un orfanato-escuela a otro a medida que va creciendo. Pronto se da cuenta que no tiene más opciones sino la de permanecer y destacar en estos lugares para obtener ciertos privilegios. 

Cuando termina su formación básica desea desarrollarse como militar pues advierte que es en la milicia donde tendrá un mejor futuro, particularmente si desea hacer carrera en la milicia naval, a la cual aspira.

A pesar de las dificultades en la escuela militar por su extrema disciplina su destacado desempeño como estudiante y su participación sobresaliente en las células juveniles del partido comunista, le permiten lograr sus metas. Los reconocimientos y los privilegios poco a poco van llegando, aunque advierte que las proclamas de las bondades del comunismo no se cumplen en la sociedad, lo cual le genera sentimientos encontrados. También advierte que, a pesar de la proclamación de la libertad religiosa, ésta no existe, pues los cristianos son perseguidos, encarcelados, torturados y muchas veces, asesinados. A pesar de ello, los grupos cristianos van en aumento, paradójicamente.

Su brillante liderazgo como joven comunista y su buen desempeño estudiantil pronto llama la atención de la policía de la ciudad en donde estudia, Kamtchaka, y es reclutado para formar un grupo especial cuya tarea es desarticular, perseguir, golpear y arrestar a los cristianos. 

A estas alturas del relato aun no encontramos respuesta a nuestra interrogante inicial: ¿por qué huyó?

Al parecer su cambio de opinión respecto a los cristianos se genera al conocer a Natacha, una joven inteligente, hermosa y temeraria, que es reconocida en su trabajo como una empleada, pero es también es una cristiana valerosa que no le teme ser golpeada ni arrestada. En varias de las incursiones de Serguei la encuentra siempre firme. Esta actitud lo lleva a cuestionarse si lo que le han enseñado en sus clases de comunismo es verdad o es verdad en lo que creen los cristianos, pues esta mujer arriesga el trabajo, los estudios, la comodidad, la familia y hasta la vida.  

Esta lucha interna es la que lo lleva a cuestionarse sus ideas contra el cristianismo y decide ya no formar parte de la policía, y enrolarse como marino, pues sus estudios han concluido. 

A pesar de estar fuera de la policía y de que su trabajo de perseguir a los cristianos ha terminado, el recuerdo de Natacha lo persigue hasta impulsarlo a huir de la URSS. Por cierto, no es tan convincente ni creíble que sea sólo este recuerdo el que lo lleve a arriesgar su privilegiada posición en la milicia y en la sociedad soviética para exiliarse en un país capitalista.

Sin embargo, ahí va, nadando, nadando. De pronto, descubre unas luces que rompen la densa oscuridad, pero cuando se acerca advierte que ha nadado en redondo y ha regresado al barco. Ya no le quedan muchas posibilidades de alcanzar la costa, pero sabe que si regresa al barco le espera un infierno, así que vuelve a emprender su camino hacia Canadá. Prefiere morir antes que regresar. Cuando está a punto de fallecer logra alcanzar una isleta rocosa de donde es rescatado por unos pescadores.

Una vez en tierra es llevado al hospital en donde permanece detenido en espera de que le definan su situación jurídica. Tras un largo periodo de convalecencia, se restablece, pero su condición legal no se define y corre el riesgo de ser deportado a la URSS. Sabe que si eso sucede no le espera una bienvenida. Finalmente, la balanza se inclina a su favor y le conceden la ciudadanía canadiense, gracias a la intervención de un grupo de cristianos que abogan a su favor y lo acogen.

Una vez libre se une a una iglesia en la que finalmente acepta a Cristo como su Señor y salvador, y empieza su labor de divulgar la situación de los cristianos en la URSS y la necesidad de apoyo, tanto presionando políticamente como apoyando financieramente a los cristianos soviéticos para llevarles Biblias y ayudarlos en sus penurias económicas, pues como perseguidos políticos han perdido sus derechos como ciudadanos, y muchos han sido sentenciados a largas condenas o han sido enviados a Siberia.

A pesar de que es ciudadano canadiense sigue siendo objeto de persecución por la KGB que no deja de acosarlo y amenazarlo, particularmente cuando descubren que está escribiendo un libro en cual expondrá públicamente las entrañas del comunismo y la persecución religiosa.

Sin embargo, el libro llega a buen fin y se publica, pero su autor, —así lo señalan varias páginas de internet— muere de manera misteriosa. Algunos creen que se suicidó, pero la mayoría asegura que murió tras un ataque de la KGB y trató de encubrirlo como si hubiese sido un suicidio. 

José de Segovia nos dice en su artículo “Kurdakov: ¿Realidad o Ficción?”, publicado en la revista Entrelíneas  que Serguei  “Tenía apenas veinte años”, cuando “su cuerpo apareció el día primero del año nuevo de 1973, en la habitación de un motel de California, muerto de un disparo a la cabeza”. ¿Era un accidente, o un suicidio? Según la organización Evangelismo Subterráneo: “…fue víctima de un asesinato por otro miembro de la KGB, para silenciarle” .

Suicidio o asesinato, no lo sabemos, pero Serguei murió muy joven tras la publicación del libro. Esta denuncia, aseguran, era un pecado imperdonable para las autoridades soviéticas.

También existen dudas de que su relato sea verdadero, pues algunos investigadores no han podido corroborar los lugares ni las personas mencionadas. Para ellos hay sospechas de que la información sea ficticia.

Yo no sé si son ciertas estas sospechas, pero una cosa me queda clara: lo que este libro nos relata de como fueron perseguidos los cristianos en la URSS coincide con los testimonios de cristianos de China, Bulgaria, Rumanía, Polonia o Checoslovaquia. Creer en Cristo, en esos años en esos países era un asunto de vida o muerte, tan similar a lo que sufren los cristianos en los países musulmanes hoy en día, o en algunos países comunistas aún con ese sistema.

Como el libro fue publicado en 1975 por la editorial Logoi, una editorial ya desaparecida, es difícil de conseguir ejemplares en papel, aunque en Kindle lo he visto disponible en el portal de Amazon; y de segunda mano, hay quien lo ofrece en Mercado libre. 




sábado, 20 de noviembre de 2021

MAGALLANES: LA AVENTURA MÁS AUDAZ DE LA HUMANIDAD


Jeremías Ramírez

Dice Stefan Zweig al final de este libro: “El destino había elegido a este hombre oscuro, taciturno, encastillado en sí mismo, entre la multitud de millones de hombres, para que realice la hazaña por la que estaba dispuesto, inflexiblemente, a sacrificar todo cuanto poseía en este mundo, y quien, además, estaba puesto para dar su vida por su idea”.

Aquí Zweig sintetiza los factores clave de la personalidad de hierro de Fernando de Magallanes que le hicieron capaz —como dice el subtítulo de este libro— de realizar “la aventura más audaz de la humanidad”.

Pero esta hazaña, desafortunadamente, al paso de los años, se fue desdibujando de la memoria colectiva. Afortunadamente, para los curiosos como yo, hay libros como éste que nos narra de manera magistral la vívida, apasionante y dramática aventura para que la vivamos y revivamos con intensidad, y entendamos su dimensión y trascendencia y emulemos su tesón en nuestras luchas cotidianas.

Ahora bien, no hay actos humanos al margen de un contexto histórico, político y social; contexto que determina en muchos sentidos la estatura de la hazaña.

Y el contexto de la aventura de Magallanes estuvo determinado por el comercio altamente lucrativo y codiciado de las especies, las cuales se cultivaban en las ignotas islas de Malasia, a miles de kilómetros de Europa. 

Ahora bien, las especias se habían estado importando desde Oriente a Europa durante varios siglos y los europeos habían desarrollado un gusto especial por ellas y estaban dispuestos a pagar su alto costo.  

Parte del atractivo de estas sustancias residía en el sabor que daban a los platos. La cocina europea sin las especias era sumamente insípida, pero además su rareza, exotismo la había convertido en símbolo de estatus de los más ricos, ya fuesen reyes, condes, duques o príncipes de la iglesia. 

Las especias, cabe señalar, no sólo se utilizaban para dar sabor a las salsas sino también a los vinos; incluso se cristalizaban y se comían solas como dulces. Entre las más valiosas estaban la pimienta, el jengibre, el clavo, la nuez moscada, la canela, el azafrán, el anís, la cúrcuma y el comino. 

El costo elevado radicaba principalmente en dos factores: el largo y penoso traslado desde el oriente, en cuyo trayecto estaba plagado de peligros, y el pago de las aduanas. 

El negocio era tan lucrativo que los europeos anhelaban participar de él, pero el control estaba bajo el poder de los árabes y estos no estaban dispuestos a permitir que alguien les hiciera competencia. 

Para romper esta barrera los reyes y los comerciantes europeos inventaron las Cruzadas bajo el señuelo de la liberación de Tierra Santa. Estas se dieron en un lapso de más de trescientos años, de 1095 a 1291. Sin embargo, pese a la violenta y reiterada embestida en las que Europa ganó algunas batallas, el saldo final fue un fracaso. 

Imposibilitados a ir por tierra los europeos empezaron a buscar una ruta por mar hacia las indias orientales. La tarea no nada fue simple: había obstáculos muy difíciles de vencer, particularmente el desconocimiento geográfico, el miedo a lo desconocido, los prejuicios atávicos, la ignorancia y los errores de los sabios del pasado como Aristóteles, quienes afirmaban que la tierra era plana y que a la altura de Ecuador la temperatura deshacía cualquier navío, además del limitadísimo desarrollo de las ciencias marítimas. 

Por ello, durante 200 años los europeos se dieron a la tarea de desarrollar la tecnología en la construcción de naves de mayor envergadura, el desarrollo de instrumentos de navegación, como la brújula y el astrolabio, y la menos importante ciencia de la cartografía en las que se distinguieron sabios como el alemán Martin Waldseemüller.

También fue muy importante la participación política y financiera de algunos reyes, como el portugués Enrique, el Navegante (1394-1460) —quien por cierto nunca navegó, aunque si financió a muchos marinos temerarios—, que impulsaron a los marinos más osados y cuando lograron encontrar una ruta a las especias rodeando el continente africano Portugal se convirtió, de un insignificante país, a una potencia mundial.

Magallanes participó en varios viajes hacia las Indias y peleó en varias batallas, al grado que cuando cumplió 35 años era un marino experto y un soldado experimentado, aunque nunca había desempeñado un cargo directivo. Pero su experiencia le daba la certeza de sentirse capaz de dirigir una expedición. No sabemos desde cuándo empezó encubar la idea de encontrar una nueva ruta hacia las Molucas buscando un paso a través del continente americano. Y con esa idea se presenta ante el rey, quien no sólo lo rechaza sino además lo humilla.

Truncado su anhelo Magallanes, como el agua de un río, busca su cauce y se une al cosmógrafo Rui Faleiro quien tenía informes de un paso para cruzar el continente americano y juntos afinan un plan. Y una vez que lo terminan, acuden a la corte española para presentarle el proyecto al rey Carlos I. En principio también es rechazado, pero de pronto recibe apoyo de Juan de Aranda, de la Casa de Contratación sevillana, quien se convierte en un importante aliado para abrir la posibilidad de llegar a las Molucas por occidente, sin atravesar mares reservados a los portugueses por el Tratado de Tordesillas y, además de eso, según Faleiro, probar que las «islas de la especiería» se encontraban en el hemisferio castellano. Con la influencia de Juan Rodríguez de Fonseca, obispo de Burgos, la maquinaria que impulsará su gran aventura empieza a funcionar.

Con magistralidad, Zwieg narra los largos preparativos y los conflictos que Magallanes tuvo que enfrentar desde tierra, tales como presiones de personeros del rey de Portugal o los saboteos de españoles envidiosos que no aceptaban que un portugués desconocido recibiera un apoyo extraordinario para una de las aventuras más costosas de todos los tiempos. 

A pesar de ello logra vencerlos y el 10 de agosto de 1519 zarpan las cinco naves con que cuenta su expedición, cargadas a tope de víveres e instrumentos. Magallanes, con mano férrea, dirige su flotilla y llega a Brasil y bordeando el continente navega hacia el sur. Cuando llega al Mar de Plata, cree que este es el paso que le permitirá atravesar el continente, pero después de varios días de navegación advierte su error y tiene que regresar. A medida que avanza hacia el sur el clima se vuelve adverso pues el invierno lo acecha y tiene que detener el avance. Decide aguardar en el inhóspito puerto de San Julián a que pase el invierno, pero en ese lugar los capitanes de las otras cuatro naves traman un motín para apoderarse de la expedición y eliminar a Magallanes. Los conspiradores eran: Juan de Cartagena, veedor; Luis de Mendoza, tesorero; Antonio de Coca, contador; Gaspar de Quesada, capitán de la Concepción. Durante la noche los amotinados se apoderan de tres naves y todo parece que Magallanes ha perdido la batalla, pero un golpe maestro logra someter a los amotinados. Fracasado el complot, Magallanes condena a muerte a Gaspar de Quesada, y manda descuartizar su cadáver junto al de Luis de Mendoza, que había muerto durante la revuelta. Y Juan de Cartagena, como castigo, es abandonado en tierra el 21 de agosto de 1520, junto con el clérigo Sánchez de Reina. Durante el reinició del viaje una de las naves se accidenta. ¿Un augurio de lo que pronto vendrá?

Siguen avanzando, pero la esperanza de encontrar el paso al Pacifico se va diluyendo y sus marinos le piden que regresen a España. Sin embargo, Magallanes no retrocede y finalmente encuentra ese paso que hoy se llama “Estrecho de Magallanes”. En este estrecho pierde su segundo barco, pues el San Antonio huye de regreso a España.

Con tres naves continúa la ruta hacia las islas Molucas, cruzando el Pacífico, sin saber que la distancia faltante es mucho más grande que haber cruzado en océano Atlántico. Este es el viaje más terrible que tripulación alguna haya enfrentado antes. Prácticamente sin alimentos —pues el San Antonio llevaba la mayor cantidad de víveres— y con un mar en calma que bien parecía que navegaban en un desierto, hace la travesía más difícil. Ese mar se extiende y parece no tener fin. Los víveres pronto se acaban y el hambre, la sed y el escorbuto empiezan a diezmar a la tripulación. Finalmente, tras 3 meses y 20 días, llegan a las islas de Cebú donde tras una breve resistencia, los nativos los aceptan. Magallanes había logrado con su voluntad de hierro realizar la tarea más difícil que hombre alguno haya hecho. Sin embargo, en la cúspide de su triunfo, al enfrentar a un reyecillo de una de las islas para darle una lección de poderío y autoridad, cae abatido y muere.

El final del viaje es desastroso. Tras la muerte de Magallanes, los miembros de la expedición deciden quemar la Concepción que ya estaba en ruinas, distribuyéndose el cargamento en las dos naves que quedaban. Y para dirigir el regreso es elegido como jefe de la expedición y capitán de la nao Trinidad, a Gonzalo Gómez de Espinosa, y al frente de la Victoria a Juan Sebastián Elcano. Tras arribar a las islas Molucas, objeto del viaje, y cargar con las especias, emprenden el regreso a España por la ruta africana.

La Trinidad navegaba mal y hubo que quedarse en el puerto de Tidore para ser reparada. Elcano toma el mando de la expedición eligiendo navegar hacia el oeste, bordeando África, por rutas conocidas, pero teniendo que esquivar los puertos y flotas portuguesas. Finalmente, el Victoria llega a Sanlúcar de Barrameda el 6 de septiembre de 1522 concluyendo la expedición tras casi tres años de travesía. De los 234 hombres que partieron solo regresan 18. 

Juan Sebastián Elcano recibe los honores y trata de llevarse todo el mérito de Magallanes. Afortunadamente el cronista italiano, Antonio Pigafetta (1480-1534), quien sobrevivió al viaje y quien registro los pormenores del viaje en un diario, se dio a la tarea de divulgar la hazaña y dar honor a quien honor merece. Es gracias a este hombre que podemos saber con detalle los pormenores del viaje y de quien Stefan Zweig toma muchos datos para este libro. 

Desafortunadamente, al parecer, el diario original de Antonio Pigafetta fue destruido para robarle la corona a Magallanes, pero Pigafetta escribió una segunda versión más reducida, y que ahora, que se han alcanzado los 500 años de esta hazaña, han puesto en circulación de manera gratuita en esta página: http://civiliter.es/wp-content/uploads/Antonio-Pigafetta-Primer-viaje-alrededor-del-Globo.fCiviliter.2pdf.pdf

Esperemos que pronto se inicien las celebraciones de la hazaña de Magallanes porque seguramente se liberará mucha información al respecto. Por lo pronto, usted puede bien consiguiendo el libro que acabo de reseña o este de Antonio de Pigafetta. 


sábado, 13 de noviembre de 2021

GRANDES BIOGRAFÍAS: PITÁGORAS


Jeremías Ramírez


Muchos hemos oído sobre Pitágoras, pero pocos saben realmente quién fue y cuál es su influencia en la cultura y el pensamiento actual. 

Quizá la primera vez que escuchamos su nombre fue en la escuela en alguna clase de matemáticas cuando nos enseñaron su famoso teorema (En todo triángulo rectángulo el cuadrado de la hipotenusa es igual a la suma de los cuadrados de los catetos). 

Quienes estudian música además descubren que este sabio griego no sólo fue un matemático notable, sino que además fue el diseñador de la escala musical (Do, re, mi, fa, sol, la, si, aunque él no les puso nombre a las notas) que todo músico utiliza actualmente. 

Y quienes estudian historia o filosofía descubren que desarrolló una escuela cuyas ideas abarcan un amplio espectro de la actividad humana en diversos ámbitos, tanto políticos como sociales o de pensamiento. 

Pitágoras nació en la isla de Samos (actual Grecia) alrededor del año 582 a.C. y murió en Metaponto, (actual Italia), alrededor del año 500 a.C.). Es considerado el primer matemático puro, pues contribuyó en el avance de la matemática, la geometría y la aritmética, derivadas particularmente de las relaciones numéricas, y aplicadas a la teoría de pesos y medidas, a la teoría de la música o a la astronomía. 

Respecto a la música, sus conceptos fueron los pilares fundamentales en la armonización griega y su escuela fue una sociedad, que, si bien era predominantemente religiosa, se interesaba también en medicina, cosmología, filosofía, ética y política, entre otras disciplinas. 

El pitagorismo formuló principios que influyeron tanto en Platón como en Aristóteles y, de manera más general, en el posterior desarrollo de la matemática y en la filosofía racional en Occidente. De los posibles tratados que escribió no se logró conservar alguno de ellos. Todo lo que sabemos de él nos ha llegado a través de sus alumnos o sus biógrafos (como Jámblico ), y seguidores distantes como Platón y Aristóteles, pues no se lograron conservar ningún escrito original de Pitágoras.

Durante años quise saber más sobre él; por ello, cuando descubrí en un centro comercial su biografía la compré. Empecé a leerlo con mucho entusiasmo, pero pronto advertí que la autora, Patricia Caniff, no profundizaba, y que había cierta incertidumbre y titubeo. Decepcionado abandoné la lectura casi a la mitad. La reanudé mucho tiempo después, aunque empecé de nuevo desde el inicio. Y cuando llegué al punto donde me quedé la vez anterior me di cuenta por qué: yo esperaba que me revelará cómo había descubierto sus grandes teorías matemáticas o como fue que se interesó en la música. 

A pesar de ello, tiene la virtud de darnos una visión panorámica de la vida de Pitágoras. Arranca desde su nacimiento en el seno de una familia pudiente que le prodiga una buena educación inicial. Sin embargo, una vez que las enseñanzas en su isla natal ya no le fueron suficientes, con el apoyo monetario y de relaciones públicas de su padre, se puso en contacto con Tales de Mileto, su primer gran maestro, y con Anaximandro, su segundo maestro y alumno aventajado de Tales. Ellos le dijeron, luego de enseñarle lo que sabían, que si quería aprender más tendría que ir a Egipto y buscar la manera de ser aceptado por los sacerdotes cuyas escuelas estaban en los sótanos de las pirámides, aunque no tan fácilmente le daban acceso a los interesados.

Partió hacia Egipto y primero acudió con el faraón, Amasis, pero este le dijo que no temía ningún poder con los sacerdotes. Para lograr el ingreso utilizó algunas cartas, pero la llave de acceso fue su interés y elevados conocimientos y un extraño defecto personal: un muslo de oro, es decir, una coloración dorada en una de sus piernas, y que él ocultaba celosamente. Ese defecto sorprendió a los sacerdotes y le permitieron el acceso. Con ellos pasó 20 años hasta que Cambiases, hijo de Ciro, rey persa, invadió Egipto y Pitágoras fue llevado a Persia en calidad de prisionero de guerra, pero allí descubrió la excelsitud de los conocimientos de los Persas. Estuvo estudiando con ellos quince años. 

En esos 35 años aprendió los conocimientos de ambos pueblos y desarrolló sus ideas al grado máximo, de modo que cuando regresó a Samos, con más de 50 años, no sólo traía un enorme cúmulo de conocimientos sino además el aura de “divino”, pues además tenía dotes de profeta. 

Una vez establecido en Samos inició su actividad docente inaugurando en unas cuevas (las cuevas de las musas) su primera escuela, que va ganando poco a poco popularidad. Su objetivo era crear una ciudad ideal.

Dice el libro que su estricta dieta vegetariana lo llevó a tener una salud envidiable y una apariencia juvenil de modo que aparentaba una edad de 30 años cuando ya estaba rondado los sesenta.

La ambición de construir una ciudad ideal en Samos se vio truncada porque los poderosos de ese lugar, al ver su progreso e influencia cada vez más extendida, empezaron a obstaculizar su labor. Decidió buscar una nueva sede. Primero llegó a Sibaris, pero fue rechazado, y finalmente se asentó en Crotona, donde desarrolló sus ideas, su filosofía y consolidó una poderosa escuela de hombres sabios. Fue en esta ciudad donde desarrolló toda su capacidad docente y filosófica, creando una generación de alumnos sobresalientes, cuya capacidad intelectual y moral tuvo dos senderos: la excelsitud del conocimiento y la ostentación del poder. 

A pesar de todas sus virtudes y de haber conquistado el pueblo de Crotona, cuando vieron como acrecentaba su poder, fue criticado y atacado, sobre todo después de que sus alumnos empezaron a asumir puestos políticos. 

Pronto se vio envuelto en conflictos que lo obligaron a huir, y murió en las calles en Metaponto. Sobre su muerte hay dos versiones: La primera apunta a que, viendo el ataque que había sufrido él y su comunidad, Pitágoras provocó su muerte deteniendo sus funciones vitales. La segunda versión nos dice que fue asesinado por Cilón, un habitante de la ciudad de

Crotona quien había solicitado unirse a la Sociedad Pitagórica. Sin embargo, al ver que había sido rechazado por no cumplir con los requerimientos que los Matematikoi exigían, a pesar de ser un hombre muy rico, juró perseguir a Pitágoras ya sus seguidores en donde sea que fueran vistos. 

Como esta biografía se queda corta, y nos deja muchos vacíos e interrogantes, nos quedamos con el deseo de saber más. Afortunadamente existen varias biografías, como la de Pedro Miguel González Urbaneja, Pitágoras, el filósofo del número, ed. Nivola (Colección “La matemática en sus personajes”, n. 9), 2001., pero a mí me llama más la atención la novela histórica de Marcos Chicot, El asesinato de Pitágoras, Duomo editorial, 2013.


sábado, 6 de noviembre de 2021

EL CASTILLO DE LOS CÁRPATOS: Julios Verne

Jeremías Ramírez


Reviso en internet la zona de los Cárpatos y descubro montañas agradables y una campiña hermosa e interesante, lo cual me dificulta entender de dónde surgió la imagen terrorífica de que esa zona es vampírica, que se ha impuesto a esta parte de Rumanía a través del cine y la literatura.

Un libro tiene la culpa: Drácula de Bram Stocker. Yo creía que de aquí había arrancado esa imagen, a pesar de que Stocker, dicen, se inspiró en la sangrienta contribución del conde Vlad III, o Vlad "El Empalador", para crear al vampiro más famoso de todos los tiempos.

Ahora encuentro en esta novela de Verne que esa idea de que en esa zona hay vampiros (y otros entes terroríficos) viene desde hace muchos años. Dice Verne: “Así suceden las cosas en algunos parajes supersticiosos de Europa, y Transilvania puede ocupar el primer lugar entre ellos… ¿cómo hubiera podido romper este pueblo de Werst (pueblito ubicado en esta zona e inventado por Verne) con las creencias en lo sobrenatural? ... Afirmaban que los hombres lobo recorren la campiña, que los vampiros beben sangre humana…”.

Ah, sorpresa, la idea de los vampiros transilvánicos ya existía mucho antes de que Bram Stocker creara al conde Drácula. Es más, encontramos que el folclore eslavo (especialmente polaco) había inventado a un tipo de vampiro llamado “estrige” y que se le describe como una mujer que ha sido deformada por una maldición”.

El famoso castillo de la novela —una invención de Julio Verne, para crear un ambiente terrorífico que le permitiera contar una historia de horror— es el personaje principal, pues desde el inicio se impone como un ente capaz de aterrorizar a un pueblo, sobre todo cuando da signos de vida al momento que de una de las torres se eleva una sutil columna de humo. Pero, además, por las noches aparece de pronto un resplandor y se oyen aullidos como el de los “estigres”, que se llaman así porque “lanzan gritos de lechuza”, afirma Verne . 

La narración abre con un personaje singular: el pastor Frik, que cuida los rebaños del juez Koltz, quien gobierna el pueblo. Este rústico hombre de unos sesenta años avizora la columna de humo con el telescopio que un judío trashumante le acaba de vender y lo compra para revendérselo a su amo y obtener así una pequeña ganancia. 

Y Frik acierta pues cuando le muestra el catalejo a su amo para que advierta la columna de humo, este queda encantado con el catalejo, pero al mismo tiempo, queda intrigado por el humo. Pronto se arma un revuelo en el pueblo pues no aciertan a saber si el castillo ha sido ocupado por seres humanos o fantasmales. El enigma necesita ser resuelto, pero ¿quién de ellos se atreverá ir al tenebroso castillo y descubrir el misterio? Todos se echan par atrás, pero de pronto una voz dice: “yo”. Se trata Nic Deck, el guardabosques, futuro yerno del juez Koltz, quien además involucra a Patak, el médico del pueblo, hombrecillo fanfarrón quien dice no creer en fantasmas. 

Al día siguiente emprenden su marcha, que se torna dificultosa por lo agreste del bosque circundante al castillo el cual se eleva en un montículo rodeado de cañadas. Y cuando parece que la aventura culminará con éxito pues el aplomo del guardabosques lo lleva a escalar el muro por una cadena del puente levadizo, sufre una caída al recibir una descarga en la parte superior del muro. Nic Deck, lastimado por la caída, y Patak, aterrorizado, emprenden el regreso, derrotados.

Da la casualidad que cuando Dick y Patak regresan, llegan a la taberna-mesón de Jonás dos viajeros: Franz de Télek , el conde de Krajowa, y su asistente, Rotzko, antiguo soldado. Télek ha reiniciado sus viajes para recuperar su ánimo perdido tras cinco años de pena por la muerte de una famosa cantante italiana, la Stilla, con quien se iba a casar. Mientras Télek está en la taberna se entera que el pueblo está atemorizado por los extraños sucesos en el castillo cuyo dueño, —una segunda casualidad—, es propiedad de su enemigo: el barón Rodolfo de Gortz, quien también estaba enamorado de la Stilla y era su fiel seguidor pues se presentaba en todos los conciertos de la artista, cuya presencia la aterrorizaba y por ello había decido terminar su carrera y retirarse a la vida privada con Franz de Télek. Y justo, en el último concierto, cae muerta en el escenario.

Como buen agnóstico, de Télek les promete que dará aviso a la policía para que investigue qué sucede en el castillo y así devolver la paz y la tranquilidad al pueblo de Werst. Sin embargo, de camino a un poblado donde piensa llegar, se desvía hacia el castillo. Llega con las primeras sombras de la noche y ve que por una de las ventanas se asoma su amada Silla y oye su voz que canta las últimas estrofas de su concierto antes de morir. Esto enciende la pasión del conde y decide entrar.

Cabe señalar que la parte más pobre narrativamente hablando de esta novela es justamente este pasaje que Verne pudo haber explotado creando un ambiente realmente terrorífico, pero se pierde junto con su personaje por los oscuros pasillos del castillo en ruinas y en vez de narrar, de mostrar, en su apresuramiento por llegar a la final de la historia, explica. Oh, qué decepción. Todo iba tan bien…

Esta novela casi me derrumba la imagen de Verne como un narrador, pues era un escritor dotado de una gran imaginación. Al final, su capacidad narrativa no le alcanza para explotar lo que en su cabeza seguramente estaba claro. Pero considerando que su hijo metió mano, es posible que haya empobrecido el texto narrativamente hablando.

Esta mano negra me hace perdonarle a Verne los desbarres porque muerto ni se dio cuenta de lo que su heredero estaba haciendo.

El castillo de los Cárpatos es un intento de Verne por crear una novela de terror con destellos de ciencia ficción, pero como no lo logra, le regala a Bram Stocker el privilegio de ser quien escriba la gran novela de terror teniendo como escenario Los Cárpatos.

Ahora sólo me resta buscar el tomo II (con todo y sus imperdonables erratas) para continuar de pasajero en sus “Viajes extraordinarios”. 

 



sábado, 30 de octubre de 2021

EL FARO DEL FIN DEL MUNDO: Julio Verne


Jeremías Ramírez

Esta novela, si bien es cautivante, tiene muchas fallas narrativas; la más grave es que de pronto se olvida de mostrarnos las acciones y cae en la explicación, matando con ello la emoción del lector de ir descubriendo los hechos.

Al principio pensé que estos fallos se debían a una cierta desesperación por terminar que o empuja a ese apresuramiento. Recordemos que Verne escribió una enorme cantidad de obras porque su editor le exigía más y más y, por momentos, es probable que sufriera de fatiga. 

Sin embargo, ahora descubro que hubo mano negra. Esta fue la primera novela de Verne que se publicó poco después de su muerte, de hecho fue en el mismo año en que él murió: 1905. Y se sabe que el hijo de Verne, Michel, le hizo algunas modificaciones antes de publicarla, pues había escrito uno de los capítulos, añadió algunas frases de estilo distinto y edulcoró al personaje de Vázquez. 

Aún así la novela tiene su encanto y nos permite familiarizarnos con una zona poco conocida de nuestro planeta: el extremo sur del Continente americano, al final de la Patagonia, cerca de donde Fernando de Magallanes alcanzó la gloria y fama al descubrir y atravesar la puerta que lo llevaría por una nueva ruta a las islas orientales donde estaban las codiciadas especias, el hoy llamado “Estrecho de Magallanes”.

La historia que cuenta es sencilla y en ella, de manera excepcional, no despliega sus enormes conocimientos científicos a los que era muy proclive insertar en sus narraciones. Aquí se concreta a narrar los conflictos a los que se enfrentan sus personajes.

Este faro original fue construido en 1884 en por el gobierno argentino, cuando la División Expedicionaria al Atlántico Sur, al mando del comodoro Augusto Lasserre, estableció en la isla de los Estados una subprefectura marítima, un penal y una estación de salvamento para auxilio de los numerosos naufragios que se producían en las inmediaciones del cabo de Hornos. 

El faro era una casa de madera de roble de 16 lados, y 5 metros de alto. El tejado estaba recubierto de lona impermeable. Su equipo luminoso estaba constituido por 8 lámparas fijas de queroseno colocadas detrás de unas ventanas cuyos cristales eran lentes de Fresnel. 

La novela inicia cuando el faro acaba de ser construido y un grupo conformado por tres torreros son llevados por un navío militar para iniciar su operación Y, a su vez, recoge a los trabajadores que construyeron el faro para llevarlos a Buenos Aires. Pero volverá en tres meses para hacer el primer relevo. Y durante ese tiempo los torreros deberán encender al atardecer el faro y apagarlo al llegar el alba del nuevo día. Además, de darle el mantenimiento adecuado, y registrar todos los sucesos que se lleven a cabo en esa zona: navíos que logren avistar, distancia y dirección por la que hagan su recorrido…

Las primeras semanas todo transcurre con excesiva calma; hay días que no avistan navío alguno y el mar parece un animal dormido. A estas alturas de la novela no se avizoraba en el horizonte el conflicto que dinamizara el relato; sin embargo, Verne, como buen prestidigitador, de pronto saca el as de la manga.

Sucede que en esa isla se refugia una banda de piratas, ladrones y asesinos que han huido de la justicia, pero que además han encontrado en ese lugar solitario un buen sitio para amasar una fortuna. Escondidos entre los riscos y las cuevas acechan a los navíos que tienen la desgracia de accidentarse. Entonces salen de su escondrijo y saquean las naves. Y si hay sobrevivientes, los asesinan. Ya llevan varios años amasando una fortuna la cual quieren disfrutar en algún país lejano, pero necesitan un barco que se preste para tomarlo a la fuerza. 

Cuando están esperando el milagro, advierten la llegada del barco militar y contemplan la construcción del faro, un faro que no les favorece en nada, porque evitará que los barcos sigan accidentándose. 

Cuando se termina la construcción, el barco militar recoge a los trabajadores y dejan a los encargados de la operación. Poco tiempo después los malhechores logran capturar un navío que encalla y la tripulación perece al huir y se ahogan en el mar. Sin embargo, el barco sólo sufre pequeñas averías que los piratas pueden reparar. Y el mejor lugar para hacer las maniobras está muy cercano al faro. Viajan hacía allá y cuando dos de los torreros van a prestar ayuda son asesinados artera y cobardemente, y sólo sobrevive quien en ese momento está en la cúspide del faro: Vázquez. 

Cuando Vázquez advierte la agresión huye y se esconde en las cavernas que abundan en esa isla argentina. Allí descubre la cueva donde los malhechores han almacenado sus víveres. Para sobrevivir los dos meses que faltan para que llegue el navío militar, les hurta lo necesario. Y se mueve por las grutas con cautela para que no ser encontrado por los piratas que al principio lo buscan, pero concluyen que como está sólo y sin alimentos no podrá sobrevivir mucho tiempo.

Cabe señalar que esta sobrevivencia de casi tres meses es bastante inverosímil, nada parecido a la que hicieron los náufragos en Isla Misteriosa donde cada paso estaba justificado y era lógico, aunque ahí lo inverosímil se diera en esa armonía de los sobrevivientes. 

Mientras espera el regreso del navío, un deseo bulle en el alma de Vázquez: liberar al faro porque muchos barcos están en peligro de accidentarse, lo cual sucede varias veces. 

Uno de esos barcos accidentados es beneficioso para Vázquez porque no sólo encuentra víveres y armas (entre ellos algunos cañones, pólvora y balas) sino además un sobreviviente: el segundo a cargo de la nave accidentada, quien se convierte en su compañero de lucha.

Obviamente presentimos cómo terminará el relato: con el triunfo de los buenos, triunfo que les costará mucho lograrlo, pero al fin lo logran. Podríamos decir, que este final es similar al modelo narrativo de Hollywood: el final feliz. De hecho, las novelas de Verne tienen un final hacia arriba en las que acaban venciendo los buenos.

Pero paralelamente a la trama, una virtud que tienen las novelas de Verne es ampliarnos la visión de la geografía y de muchos temas que expone generosamente y a detalle. 

Hoy, gracias al internet, podemos además ver lo que Verne narra, es decir, como en esta novela, buscar dónde exactamente está la Isla de los Estados, que forma tiene, cómo es, ¿existe el faro?, cuáles son sus condiciones climáticas…

En suma, Verne nos lleva de paseo por el mundo y sólo pide de nosotros la generosidad infantil del asombro. Quizá esto es de lo que yo carecía cuando le pedí a esa esa novia sus libros de Verne y ella me los negó. Sin embargo, poco a poco, la he ido cultivando desde entonces.

Si usted tiene un poco de imaginación y quiere divertirse en grande, las novelas de Verne le permitirán disfrutar las maravillas de nuestro mundo cuando aún la modernidad no lo había estropeado. Ah, y además son un terreno propicio para cultivar nuestra capacidad de asombro.


EL GARABATO: Vicente Leñero

Jeremías Ramírez Hace no sé cuántos años que compré este libro, quizá unos 30. Fue a mediados de los ochenta cuando el FONCA sacó a la venta...