sábado, 23 de octubre de 2021

LA ISLA MISTERIOSA de Julio Verne


Jeremías Ramírez


En el libro: Curso de literatura europea, del escritor ruso Vladimir Nabokov, autor de la famosa novela Lolita, aseveró: “…las grandes novelas son grandes cuentos de hadas…” . Es decir, la realidad no es plasmada como tal sino arreglada para que funcione en la lógica narrativa específica al relato, creando así un mundo artificial maravilloso.

La Isla misteriosa de Julio Verne indudablemente es un gran cuento de hadas. Todo lo que sucede en esa isla es maravilloso, casi podríamos decir, que estamos viendo el Jardín del Edén, pero recreado por seis prófugos que escapan del cautiverio en un globo aerostático, en plena guerra civil norteamericana (1861-1865), y que, arrastrados por una tormenta, caen en esta isla. Estos seis singulares personajes van pasando de prófugos a náufragos y luego a colonos, quienes desbordan ingenio, conocimientos técnico-científicos (de su época y bastante sorprendentes), empeño laboral, camaradería, armonía y cordialidad, virtudes que los lleva a transformar esa isla en una nueva tierra que fluye leche y miel.

Contemplando panorámicamente esta extensa novela (tiene más de 500 páginas) se advierte que la intención de Julio Verne fue crear una metáfora del desarrollo tecnológico de la humanidad desde su aparición en la Tierra, pues el grupo llega a la isla sin instrumento alguno: todas sus posesiones la fueron tirando en el accidentado vuelo para evitar que el globo cayera al mar; de modo que inician su sobrevivencia en la isla desde la edad de piedra y poco a poco van superando las etapas primitivas, y los instrumentos que van construyendo se van volviendo más y más sofisticados, gracias al más poderoso instrumento de la humanidad: su capacidad racional. 

Guiados por el ingeniero Ciro Smith (un verdadero genio con una gran amplitud de conocimientos) inician su proceso de sobrevivencia (como el ser humano lo hizo en este planeta) luchando contra la naturaleza y para ello inician aprendiendo a encender el fuego, elemento primordial que ha utilizado el ser humano en una amplia gama de actividades, desde fuente de calor e iluminación, hasta instrumentos y para la preparación de alimentos, y forja de instrumentos de trabajo y de guerra, entre otras.

Cuando los náufragos han logrado hacer fuego su primera aplicación fue la calefacción y luego lo utilizan para asar los animales que han ido cazando. 

Minuciosamente Verne va narrando como, bajo la guía de Ciro Smith, el pequeño grupo conformado por un periodista, Gedeón Spillet (que tiene conocimientos generales de muchos temas, incluso sabe algo de medicina, y quien se convierte en un hábil cazador con rudimentarios arcos y luego con fusiles); Pencroff, (marino de profesión, constructor del primer barco y su piloto);  Harbert, un joven naturalista (que sabe de plantas y es el encargado de su recolección, además de desarrollar los primeros sembradíos tanto de plantas nativas como del trigo cuyo cultivo inician a partir de un grano encontrado en el bolsillo de uno de ellos), y quien se convierte en compañero de Spillet en las tareas de caza y, finalmente, Nab, ex esclavo negro, que está al servicio del ingeniero Smith, quien se destaca como un hábil cocinero. 

A este grupo de sobrevivientes se les suma el perro del ingeniero Smith, Top, que se convierte un explorador, vigía y quien los alerta de los peligros con anticipación y es mensajero emergente en momentos cruciales. 

Pero ahí no acaba la cosa, pues se suma a este equipo un nativo de la isla: un simio, Jup, que pronto se adapta a vivir con los “colonos” y funge como asistente doméstico y fuerza de defensa. 

Tan pronto resuelven el problema de la calefacción y cocimiento alimentario y fabrican algunos instrumentos rudimentarios, se dan a la tarea de construir una vivienda. Su primer refugio es una grieta en la ladera de una montaña la cual no es apropiada para defenderlos del clima invernal, —que ahí es muy crudo—, ni de las tormentas, pero encuentran en unos riscos, por donde el agua del lago baja al mar, unas cavernas dentro de una mole de granito que pronto adaptan en vivienda, gracias a que han fabricado explosivos, han elaborado tabiques y han desarrollado la alfarería y una rudimentaria metalurgia que les permite la fabricación de instrumentos de labranza y construcción.

Como si todo conspirara a su favor, van encontrando restos de naufragios (como, por ejemplo, un arcón con una brújula, agujas, mapas, libros, una Biblia —que sólo parece que abren una sola vez—, serruchos, un hacha, armas de fuego, entre otras cosas), los restos de su globo cuya tela les servirá para confeccionar ropa más apropiada y hasta las velas de una embarcación al que el marino Pencroff, bajo del diseño de Smith, logrará construir y luego tripular.

En casi dos años transforman la isla de un lugar inhóspito y salvaje en un paraíso en el que tienen sembradíos, ganado, aves de corral, agua corriente en su caverna, y medios de transporte con el barco y varios carros que les permiten transportar lo que necesitan de los alrededores, e incluso, cuentan con un telégrafo que comunica entre el Palacio de granito y la Dehesa (terreno extenso generalmente acotado y dedicado al pasto del ganado), que está a varias millas.

E inclusive, han podido rescatar a un náufrago solitario que estaba abandonado en una isla cercana, que ya se había convertido en un ente salvaje, pero que una vez en compañía humana va recobrando sus sentidos aunque carga con una pena la cual les confiesa un día: se llama Ayrton y era un malhechor que estaba al frente de una banda de forajidos que asaltaban a los barcos en esa zona y había cometido diversos crímenes. Descubierto cuando trataba de apoderarse de un barco es apresado y de castigo es abandonado en esa isla solitaria. A pesar de su pasado turbulento es aceptado y pronto se convierte en un miembro más de los colonos y quien se encarga de cuidar el ganado de los animales que han domesticado y que ha ido creciendo en esos años.

Sin embargo, no hay paraíso perfecto. Una nave pirata se acerca y amenaza con destruir su Edén. Y cuando está a punto de hacerlo, sorpresivamente la nave pirata es destruida por un torpedo que un habitante misterioso de la isla ha lanzado contra los piratas salvando, con ello, el paraíso de los colonos. 

Este no es el primer auxilio que les ha brindado; ya antes habían advertido sucesos extraños que se realizaban a su favor, pero este último es mucho más evidente que proviene de “alguien” que no se ha dignado presentarse con ellos en todo el tiempo que llevan habitando la isla. 

Pero con la destrucción de la nave pirata la amenaza no ha terminado pues seis piratas habían descendido antes de la destrucción de la nave y son un peligro latente, y que en un momento dado les darán problemas. 

Y estos problemas llegan. Primero, atacan a Ayrton y se apoderan de la cabaña de la dehesa donde éste vivía. Luego, cuando van a ver qué sucede con Ayrton —pues no contesta los mensajes que le han enviado por telégrafo— hieren a Harbert, el joven naturalista, quien queda al borde de la muerte, pero milagrosamente se recupera bajo los cuidados del periodista, y con la llegada misteriosa del medicamento que les falta.

Cuando regresan al palacio de granito descubren que los piratas han destruido parte de las construcciones externas. Sin embargo, un día la amenaza de los piratas termina de una manera sorpresiva: los encuentran muertos por una extraña arma y a Ayrton aún salvo. ¿Quién es este extraño personaje que como un ser todo poderoso les tiende su ayuda en los momentos más apremiantes? 

Pronto lo descubren: es el famoso capitán Nemo quien vive en el submarino Nautilus en las entrañas de la isla. Ahora es un hombre avejentado, solitario, muy enfermo y cercano a la muerte. Y se deja conocer porque necesita que lo ayuden en su última voluntad: ser enviado con todo y submarino al fondo del mar, pero antes de irse les da un cofre con joyas y les advierte de una amenaza terrible que se cierne sobre la isla: el volcán está a punto de estallar.

La predicción de Nemo se cumple y pronto irrumpe la erupción que va aumentando hasta que finalmente devora, de la noche a la mañana, todo el paraíso que construyeron, aunque ellos logran salvarse por un pelo. 

Al final, Verne, urgido por terminar, concluye la novela con trazos de brocha muy gorda, gruesos trazos. En estas últimas páginas ha abandonado la minuciosidad y el detalle y cierra la historia con un deus ex machina, como en el teatro clásico griego, pues de pronto aparece una nave que los rescata y los regresa a Estados Unidos y, con las joyas que les dio el capitán Nemo, compran una enorme parcela donde reconstruyen su paradisiaca isla en tierra firme para albergar a todos los náufragos de la isla Lincoln, y que vivan como una gran familia, felices para siempre.

Vaya, en los últimos capítulos no esconde su intención de concluir como un cuento de hadas clásico: “Y se casaron y vivieron muy felices”, conclusión que no me gustó, pero se le perdona porque tuvo a bien ilusionarnos con un cuento en el que la bondad humana brilla con esplendor para decirnos que si los seres humanos pudiéramos vivir en armonía esta tierra violenta y llena de hombres perversos sería una maravilla, un paraíso, un huerto del Edén.

La novela, como todas las de Verne —sobre todo las famosas— son muy fácil de conseguir, incluso gratuitamente, en PDF, en el internet. Ah, pero no compren la edición de Mirlo, Tierra viva, de Editores Unidos Mexicanos: está llena de errores. Uno, el más grave, es que no cuidaron de destacar y numerar los títulos de los capítulos: los dejaron como si fuera un párrafo más. Vaya, qué edición tan descuidada. 

Compren una buena versión y traducción o bájenla de internet, pero léanla, se divertirán. Se lo aseguro. 


sábado, 16 de octubre de 2021

20,000 LEGUAS DE VIAJE SUBMARINO: Julio Verne


Jeremías Ramírez


Muchos lectores despertaron su pasión por la literatura a través de los libros de aventuras de Julio Verne o Emilio Salgari. Las nuevas generaciones además lo han hecho con El señor de los anillos, Harry Potter o Las crónicas de Narnia. Pero quizá las novelas de Julio Verne (1828-1905) tienen el honor de ser las favoritas de los lectores principiantes. 

Yo no tuve ese privilegio. Los libros que encendieron mi pasión fueron los de una colección barata (como el Libro Vaquero) de ciencia ficción de Editorial Bruguera que vendían en los puestos de periódicos. 

La culpa de esta entrada fue una novia, lectora apasionada de Verne, a quien le pedí que me prestara alguno de sus libros. Su respuesta fue tajante: “No los vas a entender”. Ella sabía que mi intención era lucirme con ella pues mis lecturas no iban más allá de las revistas de rock de mediados de los setenta, y me prestó tres libritos de ciencia ficción de su papá. 

Hoy, en el umbral de la vejez, sin impedimento alguno (esa novia quedó en el pasado y hace poco se convirtió en un personaje de una de mis novelas), estoy embarcado en esos largos viajes que Julio Verne llamó: “Viajes extraordinarios”, que comenzaron con Cinco semanas en globo (1863), y culminaron con La misión Barsac (1918), y que en total comprendieron 54 novelas, muchas de ellas desconocidas para el público lector

Y me embarqué en estos “viajes extraordinarios” (sin fémina de por medio) porque hace algunos días, cuando estaba por abordar el autobús de regreso de la ciudad de México a Celaya, fui a curiosear los libros de un puesto de periódicos y vi un enorme volumen con una selección especial de cuatro novelas de Julio Verne.

Bueno, me dije, tal vez ya las entienda; y compré el libro. Tan pronto me acomodé en el asiento del autobús empecé a leerlo y ya no pude detenerme. En menos de una semana había devorado la primera novela de la antología: 20 mil leguas de viaje submarino. Pensaba detenerme ahí, pero la inercia me hizo internarme en La Isla misteriosa, y junto con esos cinco náufragos, cuyo globo cae en una pequeña porción de una tierra solitaria e ignorada, y fui explorando con ellos los parajes indómitos de la isla.

Recuerdo que el primer libro que leí de Verne fue Viaje al Centro de la Tierra y me sorprendió el enorme conocimiento que tenía sobre mineralogía y vulcanología. El segundo —que leí hace como dos años—, fue La vuelta al mundo en 80 días. Ya no me sorprendió. Es más, le vi algunas fallas estructurales. Pero ahora, 20 mil leguas de viaje submarino me vuelve a sorprender por la gran cantidad de información sobre la vida marina que manejaba Verne, y hay momento en que se engolosinaba tanto que dejaba la trama a un lado para llenar muchas páginas describiendo las especies de animales marinos que los viajeros van encontrando a su paso. 

La novela la escribió Verne a mediados del siglo XIX y sorprende la gran cantidad de datos que maneja en una época en la que la información no era tan fácilmente disponible, y la ciencia aún estaba por experimentar un desarrollo asombroso. Quizá este engolosinamiento por la información científica es el que hace que la trama, de pronto, se sienta forzada y sus personajes aparezcan construidos un tanto burdos, pero el encanto de la historia hace que uno perdone esos deslices científicos. 

Por ello, desde el inicio percibimos la trama un tanto amañada y se anticipa, sin motivo, estropeando la sorpresa. Inicia con notas de prensa que anuncian que un monstruo marino amenaza al mundo. Y sin querer nos muestra que el periodismo es carroñero desde antaño, pues como buitre anda en busca de información apetitosa y construye una imagen del “monstruo” terrorífica, cuyo poder le permite dañar con facilidad las naves que se cruzan con en su camino. 

Para eliminar el peligro, el gobierno norteamericano envía un buque de guerra: el Abraham Lincoln, para que investigue y verifique la veracidad sobre el monstruo y evalúe, primero, si es real. En este caso, el siguiente paso será cazarlo para librar los mares de este peligro latente. 

Coincide que, en Nueva York, de donde zarpará el barco, está un famoso profesor francés: Pierre Aronnax, naturalista notable, quien había estado dictando en esa ciudad unas conferencias. El gobierno norteamericano lo invita a sumarse a la búsqueda. El profesor acepta y él y su ayudante, Conseil, abordan de inmediato el barco 

Luego de varios meses de búsqueda infructuosa, finalmente dan con el “monstruo” y tratan de acabar con él. Pero el monstruo, después de una larga persecución, revira y ataca la nave y la deja muy dañada, pero sin mandarla a pique. 

En la embestida el profesor Aronnax y un arponero canadiense —Ned Land— caen al mar. 

Conseil, al ver que el profesor Aronnax cae al agua, se lanza siguiendo a su patrón. El naufragio será afortunado porque les permitirá descubrir que no es un animal sino un submarino. 

Cabe señalar que en ese tiempo los submarinos todavía estaban en desarrollo y no había alguno navegando. 

El submarino recoge a los náufragos y de esa manera entran “al vientre del monstruo” que resulta ser una nave muy sofisticada que utiliza una tecnología muy avanzada para ese entonces: la energía eléctrica. 

El singular submarino está comandado por un personaje misterioso, pero interesante, que se hace llamar: “Capitán Nemo”. Este personaje se ha auto exiliado de la sociedad porque ha sufrido el atropello que los ingleses hicieron en su patria, la India, y con su familia. 

Nemo, buscando la libertad, la encuentra en el fondo del mar y le permite, además, explorar la riqueza marina a profundidades inalcanzables para el ser humano de mediados del siglo XIX; y extraer tesoros que le significan una fortuna que le permite hacer lo que se le antoje, pero, además, encuentra que con el submarino puede cobrar venganza atacando cualquier barco inglés que se le atraviese y destruir a aquellos que osan atacarlo. 

Dentro del submarino, el estudioso francés, Aronnoa, su ayudante y el arponero canadiense recorrerán 20 mil leguas, conociendo los parajes submarinos más singulares del planeta: desde las profundidades del polo norte hasta las del polo sur, y muchos mares. El investigador y su ayudante están fascinados con lo que contemplan, pero el arponero sólo desea escapar. 

La novela tiene una extensión de poco más de 300 páginas y salvo sus extensas descripciones marinas, la trama atrapa y otorga muchas horas de diversión. 

Y como muchas de estas novelas famosas, esta ha sido canibalizadas por el cine. Buscando en internet descubrí que hay varias adaptaciones, incluso una versión muda que se puede ver en Youtube. Y la más lograda es la que hizo Disney, la cual está disponible en la plataforma de esta productora. 

Motivado por la lectura vi la película de Disney. Sólo puedo decirles que, si pueden evitarla, lo hagan. Al resumir tanto la historia para que cupiera en dos horas de pantalla, fue mutilando el argumento salvajemente y quedó una versión mocha, frívola y torpe, y con escenas forzadas. Y el submarino, imponente según las descripciones de Verne, aquí parece una cáscara de nuez. Además, alteran tanto el argumento para darle “intensidad” emocional, pero fallan, y sus cambios apenas les alcanzan para crear una narración apresurada, sin ritmo ni cadencia, y muchas acciones injustificadas y exageradas. 

Mejor lea el libro, se divertirá mucho más, se lo aseguro.



sábado, 9 de octubre de 2021

ESTUDIO DE CHINA


Jeremías Ramírez

El Estudio de China es un libro contundente, revelador, un mazazo a la cabeza de la práctica médica y a la de la industria farmacéutica y alimentaria, y tiene la virtud de derrumbar mitos que han contribuido al incremento de las enfermedades modernas: diabetes, Alzheimer, arterioesclerosis, cáncer....

El estudio de China básicamente es el reporte de investigación médica del Dr. T. Colin Campbell, médico e investigador estadounidense, sobre la incidencia del cáncer en China. Pero este libro es, además, un tour del despertar de la conciencia de un investigador que busca respuestas a los problemas de salud más acuciantes de mediados del siglo XX. 

Antes de entrar a la reseña del libro, empecemos por conocer quién es el Dr. T. Colin Campbell. Este hombre de ciencia nació en el estado en Pensilvania, Estados Unidos, el 14 de marzo de 1934. Creció en una granja lechera y por ello estaba habituado a considerar a la carne y a la leche como alimentos básicos, fundamentales, y altamente benéficos. 

Por su relación familiar con la cría de ganado, estudió Medicina Preveterinaria en la Universidad Estatal de Pensilvania. Después de obtener su título de pregrado, y mientras completaba su primer año en la Facultad de Veterinaria de la Universidad de Georgia, le ofrecieron una beca y una oportunidad de investigación. Con este apoyo, el Dr. Campbell completó su educación en la Universidad de Cornell (maestría en Ciencia, Ph.D.) y el MIT (investigador asociado) en nutrición, bioquímica y toxicología. Pasó 10 años en la Facultad de Bioquímica y Nutrición de Virginia Tech antes de regresar a Cornell, en 1975.

Su formación lo llevó participar en diversos proyectos de investigación dentro y fuera de Estados Unidos. Uno de estos trabajos lo realizó en Filipinas donde se registraba una alta desnutrición entre la población infantil pobre y que estaba provocando muchas muertes. Para solucionar el problema decidieron proporcionarles una dieta rica en proteínas de origen animal: carne y leche. 

Y en efecto, el problema de desnutrición se empezó a resolver, pero al mismo tiempo puso en evidencia otro problema: un incremento en la incidencia del cáncer. 

La investigación reveló que el agente cancerígeno que estaba provocando esas muertes era la aflatoxina, un tipo de toxinas producidas por ciertos hongos en el maíz, los cacahuates, la semilla de algodón y en la cáscara dura de las nueces. Pero la interrogante era saber por qué al mejorar la alimentación se presentaba este problema, qué correlación había.  ¿La aflatoxina era el único responsable del cáncer? En esa búsqueda el Dr. Campbell encontró en una publicación médica el reporte de una investigación realizada en la India sobre el cáncer del hígado y su relación con las proteínas de origen animal. Dicho experimento se había realizado con ratas, las cuales dividieron en dos grupos. A ambos grupos se les suministraba aflatoxina y al primero se le daba en su dieta el 20% de proteínas de la leche. Al otro grupo sólo se le daba el 5%. En el primero el 100 por ciento de las ratas desarrollaba cáncer; pero en el segundo, ninguna presentaba la enfermedad. 

De regreso a Estados Unidos realizó los experimentos y encontró los mismos resultados: ratones expuestos a la aflatoxina se enfermaban de cáncer sólo cuando recibían el 20 por ciento de proteínas de la leche, pero no se enfermaban si recibían el 5 por ciento o menos, ni aun subiendo el nivel de la aflatoxina. También encontró que con las proteínas de origen vegetal el cáncer no se desarrollaba, aunque el porcentaje fuera mucho más alto.

A mediados de los setenta el primer ministro chino, Chou En Lai, se le diagnóstico cáncer de próstata que lo llevó a la muerte en 1976. Este problema le hizo darse cuenta que el cáncer empezaba a crecer en ciertos núcleos poblacionales chinos, particularmente en donde había mayor desarrollo económicos. Para tratar de entender las causas e implementar una estrategia para reducir el problema convocó a diversos científicos para que realizaran un macroestudio en un amplio sector de China. Campbell fue uno de los científicos del Proyecto creado en 1983 por la Universidad de Cornell, la Universidad de Oxford y la Academia China de Medicina Preventiva para explorar la relación entre la nutrición y el cáncer, el corazón y enfermedades metabólicas. 

La investigación confirmó que las proteínas de la leche era un detonador de la enfermedad, pero además descubrió que no sólo esta proteína potenciaba el cáncer sino de hecho todas las proteínas de origen animal en mayor o menor medida, y que, en contraparte, las proteínas de origen vegetal, aunque se administraran en abundancia, eran inocuas.  De modo que quienes se alimentaban con una gran dotación de proteínas animales, padecían mayormente cáncer, contrario a quienes llevaban una dieta a base de plantas, de alimentos integrales y bajos en grasas.

Sus hallazgos lo llevaron a seguir investigando y poco a poco fue descubriendo los factores que disparan no sólo el cáncer sino muchas de las enfermedades que aquejan al hombre moderno como las cardiopatías, la obesidad, la diabetes, los cánceres, las enfermedades autoinmunes y las enfermedades óseas, renales, oculares y cerebrales, como el Alzheimer. Y descubrió que todas estas enfermedades se resolvían con una dieta basada en vegetales.

A partir de estos hallazgos empezó a desarrollar estrategias curativas a base de dietas vegetales y creó una guía para la buena nutrición en el que detallaba ocho puntos principales de los alimentos y la salud, que permiten alcanzar una vida saludable pues entre sus beneficios está el vivir más tiempo, sentirse y verse más joven, tener más energía, perder peso, bajar el colesterol, prevenir enfermedades cardiacas o autoinmunes, entre otros. 

El libro termina con un tema muy controversial: ¿Por qué nunca se habla de esto, por qué no se sabe, por qué los médicos nunca incluyen una dieta saludable a base de vegetales como estrategia de recuperación de la salud? El Dr. Campbell afirma: porque hay intereses creados que han generado un lado oscuro de la ciencia, y esto ha llevado a la academia a implementar un reduccionismo científico el cual se enfoca a sectores muy acotados del cuerpo humano (de ahí las especialidades) sin considerar el cuerpo humano como un todo, como un sistema en equilibrio e interdependiente; y todo ello porque en la salud hay un jugoso negocio derivado de los fármacos, de los grandes laboratorios que los fabrican al grado, incluso, que ha coptado la academia para que se enfoquen en la aplicación de fármacos más que en la salud integral de los pacientes.

Esto le provocó al Dr. Collin haya sido marginado del ámbito médico, a pesar de que les demostró que las estrategias de salud que había desarrollado eran (y son) efectivas.

Su estudio ha tenido amplia difusión y ha motivado a muchos médicos de diversas partes el mundo a investigar y a ampliar los conocimientos que él ha obtenido a través de la investigación y de la práctica médica. Tal es el caso del Dr. Alejandro Sacha Barrio, del Perú, quien, incluso, dirige un centro de investigación de la medicina natural, o del Dr. Alonso Vega de Costa Rica, entre muchos otros.

El impacto de este libro motivó al director de cine Lee Fulkerson a realizar en el 2011 el documental Tenedores sobre cuchillos, (en inglés Forks Over Knives) producido por Monica Beach Media. Este documental es fácilmente localizable en YouTube, el cual demás de poner en pantalla la parte medular del libro, inserta entrevistas con el Dr. Collin y con el Dr. Caldwell Esselstyn, cardiólogo, quien promueve una dieta de alimentos integrales a base de plantas para prevenir las enfermedades coronarias y cardiovasculares. La dieta excluye todos los productos y aceites de origen animal y recomienda alimentos como frutas, verduras, cereales integrales, legumbres y especialmente verduras crucíferas.

Si usted lee este libro le puedo afirmar que será el principio de su concientización hacia una vida saludable y a una nutrición inteligente. E irá descubriendo que hay un enorme movimiento configurado por muchos médicos, nutricionistas, productores de vegetales orgánicos, campesinos, colectivos, periodistas, divulgadores de la salud, mercados artesanales que están construyendo una red que combate a la industria alimentaria y a la industria farmacéutica con propuestas novedosas para vivir armónicamente corporal y ambientalmente, pues como dice un slogan de la medicina natural: lo que es bueno para el cuerpo humano es bueno para el medio ambiente.

Este libro se puede conseguir fácilmente por internet en las mejores librerías de México o en Amazon o en Buscalibre.com

sábado, 2 de octubre de 2021

HAY COSAS QUE NO SE APRENDEN EN LOS LIBROS: TIFÓN


Jeremías Ramírez

Sí, hay cosas que no se aprenden en los libros, le dijo el capitán Mac Whirr a Jukes, el segundo de a bordo de la nave Nan-Shan. Y Jukes recuerda esta frase al final de la novela porque, a pesar de que a Jukes el capitán le parece un majadero, reconoce que supo encontrar una buena solución al problema que enfrentaron después de la tormenta.

El capitán MacWhirr pudo haber tenido una vida apacible siguiendo el oficio familiar, pero sin darle explicaciones a sus padres, cuando aún era un adolescente, desapareció de su casa y se enroló como marino, oficio en el que se desarrolló hasta alcanzar el grado de capitán. Como marino profesional era un hombre práctico que se caracterizaba por su honradez y confiabilidad y por tener un carácter firme e inalterable, que se expresaba en la parquedad de sus palabras. Sí, MacWhirr era un hombre de pocas palabras.

Y en este viaje, que pudo ser de rutina, le sale al encuentro un tifón tan poderoso que nunca en su vida de marino la había visto. Pero con esa templanza que lo caracterizaba, en vez de rehuir la tormenta, decide encararla a fin de cumplir al pie de la letra su cometido: llevar a su destino a un grupo de trabajadores chinos que regresan a casa después de muchos años de trabajo.

Pero enfrentó al Tifón porque confiaba en la solidez que tenía el Nan-Shan, un barco de vapor recién construido y que tan pronto salió de los astilleros lo pusieron en sus manos, y él sabía de su buena factura. 

Al inicio de la travesía todo era calma y así navegó durante varios días. Y mientras Conrad nos narra la rutina inicial del viaje nos va describiendo a los personajes principales. Por ejemplo, nos dice que Mac Whirr era un hombre modesto y silencioso, padre de familia, que confiaba no sólo en su nave sino también en su experiencia y está era más certera que los consejos que encontraba en los libros y en los manuales. Esta experiencia lo llevó a desdeñar la peligrosidad y ferocidad del tifón que se le venía encima. 

El primer oficial Jukes, en cambio, no tiene la templanza de su jefe y prefiere escabullirse de los problemas; por eso le pide al capitán evadir la tormenta, aunque se tarden mucho más tiempo en cumplir su comisión. 

Y Rout, el jefe de máquinas, un tanto pragmático, lo único que tiene en mente es luchar duramente para que la nave no deje de funcionar y avance en todo momento. Pegado a la caldera dirige a sus fogoneros. 

Cuando empieza la tormenta, todos los tripulantes luchan contra la tormenta, pero temen que la nave sucumba en cualquier momento. Muchos de sus aparejos se van haciendo trizas ante la violencia del viento. Y mientras ellos se debaten en el exterior de la nave, dentro se desata otra tormenta. Las violentas sacudidas por el embate furioso de las olas han abierto los baúles de los chinos en donde resguardaban su dinero y sale volando, esparciéndose por todas partes. Cada uno, tratando de rescatar lo que es suyo, entablan entre ellos una terrible pelea y se atacan ferozmente.

La narración de Conrad en esta parte dramática es tan vívida que parece una magnífica secuencia cinematográfica, lo cual muestra (aun en la traducción al español) la maestría narrativa de este escritor.

Cuando la tormenta los iba envolviendo, el capitán MacWhirr consulta sus libros y manuales para saber sí hay algo que le diga cómo debe enfrentar el problema, pero nada encuentra y tira los libros. Jukes entra a la cabina en ese momento y observa lo que hace el capitán. Entonces es cuando le dice que “hay cosas que no se aprenden en los libros”. De alguna manera advertimos que el capitán sabía por experiencia personal que en los libros no hay toda la información, porque hay muchas cosas que no logran entrar a las páginas impresas. Y hay otras que sólo se aprenden en la experiencia directa. Y esta tormenta está a punto de enseñarle una gran lección. 

La tormenta finalmente les ha pasado por encima, pero no logra hundir la nave, sin embargo, ahora el capitán MacWhirr deberá enfrentar el tifón humano, pues los chinos calmados por la tripulación y atados para que no continuaran peleándose, son una amenaza latente tan pronto los desaten y vuelvan a reclamar su dinero. Por ello, para resolver el conflicto y que no se levante otra tormenta que incluso lleve a la compañía hasta los tribunales, el capitán encuentra la solución perfecta, salomónica y ordena que la tripulación recolecte todo el dinero y dividirlo en partes iguales entre todos los chinos. Las partes en conflicto aceptan de conformidad, y aunque magullados y algunos hasta con un ojo reventado, llegan en calma a su destino.

Cabe señalar que Joseph Conrad, como el capitán MacWhirr, fue un hombre que aprendió su oficio como escritor, no en las academias o en los círculos literarios o en la universidad, sino en la experiencia directa, como lo hizo también Hemingway. En estos dos de los autores su obra se alimenta de sus vivencias. Incluso, a decir de Leonardo Padura, un escritor cubano, Hemingway era un escritor de limitadísima imaginación, y quien tenía que vivir en carne propia lo que posteriormente se convertiría en literatura. 

Yo no sé si Conrad tenía una imaginación limitada pero sus obras, en su mayoría, tienen raíces en las experiencias personales como aventurero por tierra o por mar.  Allí nutrió su imaginación para escribir 18 novelas propias más tres en colaboración con Ford Madox Ford, y una buena cantidad de cuentos. 

De hecho, su biografía y sus novelas parecen decirnos que “hay cosas que no se aprenden en los libros”, pues a los 17 años, hastiado de la vida estudiantil, se lanzó a la aventura. A esa edad, viajó a Italia y luego a Marsella para terminar enrolándose como marinero a bordo del buque Mont Blanc en 1875.

Sin embargo, a pesar de que aprendió a escribir fuera de las academias no así al margen de los libros, pues fue un gran lector tanto en la biblioteca de sus padres como en la de su abuelo, con quien vivió como huérfano tras la pérdida, primero de su madre y luego de su padre. Allí, en la biblioteca de su abuelo, leyó lo mejor de la literatura inglesa y en donde se apropió del idioma que se convertirá en su lengua literaria.

Tifón es una novela corta de alrededor de 150 páginas que se puede conseguir fácilmente en las librerías pues es publicada con regularidad por diversas editoriales. O bien pueden buscarla en internet donde seguramente habrá varias traducciones. De una u otra forma, lea a Conrad, su literatura es de primer nivel.


sábado, 25 de septiembre de 2021

RETRATO DEL ARTISTA ADOLESCENTE James Joyce


Jeremías Ramírez

Leer la literatura de James Joyce es una tarea ardua, difícil, que se debe hacer lentamente, paso a paso, como por un intrincado bosque sin senderos trazados y cuya trayectoria puede cambiar sorpresivamente. 

Por esto es difícil leer los libros de Joyce y los lectores requerimos hacer varios intentos y un buen esfuerzo para culminar la lectura de sus libros más complejos.

Para leer Retrato del artista adolescente, yo tuve que hacer varios intentos que terminaron en avances breves y fallidos, y que no pasaban de más allá de unas cuantas páginas. Pero hace poco, dispuesto a que nada me imediría la lectura, avancé a paso lento, página a página, día a día, a contracorriente. A veces el avance diario no iba más allá de dos páginas, pero hubo otros en que avancé mucho más rápido: a casi veinte páginas por jornada. 

Retrato del artista adolescente es una novela autobiográfica que inicia desde que el protagonista es un niño y se extiende hasta la juventud, cuando es probable ya tenga unos 20 años. 

La narración tiene una fuerte introspección psicológica, técnica quizá novedosa para la literatura de principios del siglo XX, cuando fue publicada. 

Su personaje, Stephan Dedalus es el alter ego de Joyce. De esta forma enmascara, de cierto modo, su propia identidad a fin de que el lector no busque el dato preciso, pues a Joyce le parece más valioso exponer la percepción y las sensaciones del personaje que describir los escenarios en donde se realizan las acciones.

En los primeros dos capítulos se extiende largamente y con cierto grado de detalle para contarnos su estancia en la escuela; y sólo dedica un breve pasaje a una celebración de fin de año en su casa. 

La narración de su estancia escolar se centra en las anécdotas duras, crueles, en la que es castigado severamente por los profesores de manera injusta y abusiva. Dichos profesores son sacerdotes jesuitas que aplican una disciplina muy severa. Durante estas experiencias dolorosas vemos lo que piensa y siente el personaje, es decir, Joyce nos introduce en el discurrir de su conciencia. Y esto es justamente lo que hace dificil la lectura. Está técnica de narrar el fluir de la conciencia alcanzará su más alto nivel en su siguiente novela: Ulises, un verdadero reto para lectores de músculo bien desarrollado.

En Retrato del artista adolescente, sin previo aviso, da salto narrativos en el tiempo y el espacio. De un párrafo a otro ya estamos en su casa o en la escuela, o bien en diversas actividades escolares o varios meses o años después. 

En el capítulo dos, de pronto, llegamos a la adolescencia de Stephan Dedalus y al final de este capítulo, asistimos a su despertar sexual, cuya pasión irrefrenable lo empuja a satisfacer sus deseos con prostitutas y por ende, fácilmente manejado por sus impulsos.

Pero en el capítulo tres da un giro inesperado. Joyce nos sienta en la banca escolar junto a Dedalus para escuchar los larguísimos discursos morales y religiosos que los sacerdotes que dirigen ese centro educativo preuniversitario dictan sobre la moral católica y los castigos a los pecadores. 

Quien no profese la fe católica se verá sorprendido que Joyce se extienda largamente en un discurso terrorífico sobre los castigos del infierno destinado a quienes llevan una vida pecaminosa. Este discurso parece la transcripción de una predicación real, tal y como la dicta la iglesia. La descripción de los horrores del infierno es tan minuciosa que genera un cuadro tan parecido a un cuadro de horror como los del infierno que describe Dante Aligheri en La divina comedia. 

Ante tal avasallaje terrorífico Stephan se hunde en una profunda crisis moral que lo sumerge en un atroz sentimiento de culpa y busca por todos los medios librarse de esa tortura y reivindicarse ante Dios, pues él se cree que ya está perdido, que su alma terminará en el infierno. 

Poco a poco descubrimos que tal cuadro de horror es parte de la preparación de los estudiantes para la Primera Comunión. Y Stephan debe confesarse antes de tomar por primera vez la hostia y así librarse de la culpa y estar en condiciones de ese importante evento de la fe católica, pero no se atreve a confesarse con los sacerdotes de la escuela y busca una iglesia de barrio donde finalmente lo hace con un sacerdote capuchino. 

Cuando recibe la absolución nota que se siente liberado y regresa feliz a la escuela. Desde ese momento cambia su conducta y entra a una etapa de autodisciplina y contrición bastante estrujante para enmendar su existencia y hacer la voluntad de Dios. 

El resultado de esta autodisciplina hace que la vida de Dedalus sea tan ejemplar e intachable que el director del colegio cree que su vocación es el sacerdocio y busca comprometerlo. A pesar de que Dedalus está convencido y deseoso de dedicar su vida al servicio sacerdotal, en el último minuto cambia de parecer y abandona todo propósito religioso y en su lugar busca entregarse al arte y para ello decide abandonar Dublín.

En el último capítulo Dedalus va ultimando y definiendo su futuro como escritor y artista, a pesar de que su madre su opone y está enojada que no se haya dedicado al sacerdocio. 

Una larga charla con su amigo Cranly pone al descubierto el profundo conocimiento de Dedalus sobre el arte y su filosofía estética, a pesar de que todavía es un adolescente. Su familiaridad con autores griegos, latinos e incluso contemporáneos es tan amplio que lo vemos citar a grandes filósofos, entre ellos a Santo Tomás de Aquino, de quien toma sus tesis para elaborar su propia concepción sobre el arte.

En breves pasajes, como trazos sutiles, nos asomamos a su vida amorosa con una mujer que conoce desde niña, pero que a pesar de que está enamorado de ella sabe que las relaciones amorosas son harto complejas y decide tomar distancia.

Los últimos pasajes del libro están narrados como en una especie de diario en el que va plasmando apuntes, esbozos de su futuro como artista.

Este libro y su personaje principal, Stephan Dedalus, le servirán a Joyce para sentar las bases de lo que será su obra maestra: Ulises, en la que nos encontramos con Stephan Dedalus ya adulto. Y durante un día, un solo día, nos adentramos en la profundidad de su conciencia y vamos viendo a través de sus ojos diversos lugares de Dublín que lo llevan a la reflexión.

Cabe señalar que Joyce no fue un autor prolífico, pues se tardaba mucho en escribir una novela pues están llenas de detalles minuciosos. Simplemente, para escribir El retrato del artista adolescente se tardó 10 años. 

Sus pocas obras son verdaderas obras maestras de gran singularidad, que cambiaron la estética literaria del siglo XX. Es decir, su obra nos lanza a ver el mundo y el arte de una manera sumamente diferente y novedosa.

James Joyce no tuvo una vida larga, nació en 1882 y murió en 1941; murió a los 58 años. Y como a Cervantes, otro genio que cambió los parámetros estéticos de la narrativa, murió en la pobreza total, pero además, casi ciego. 

Si bien tanto Ulises, Dublineses (un libro de narraciones) como Retrato del artista adolescente, entre otras, son obras complicadas, tienen tal poder narrativo que quien quiera dedicarse a las letras deberá estudiar si no quiere caer en los lugares comunes de la literatura que Joyce tuvo a bien derribar con su potente capacidad narrativa. 


domingo, 19 de septiembre de 2021

EL DOBLE Fedor Dostoyevski

Jeremías Ramírez

A Borges dijo en una entrevista: “…en casa teníamos un gran ropero de tres cuerpos estilo hamburgués ... Yo me acostaba y me veía triplicado en ese espejo y sentía el temor de que esas imágenes no correspondían exactamente a mí y de lo terrible que sería verme distinto en alguna de ellas”. 

En El doble, la segunda novela de Fedor Dostoievski, el gran autor ruso, su personaje principal, Yakov Petrovich Goliadkin, un burócrata apocado, temeroso, que desea librarse escalar socialmente e, incluso, aspirar no sólo a ser reconocido y respetado, sino además tener la posibilidad de casarse con una muchacha hermosa y de buena familia, y para ellos busca escalar de su puesto menor que ocupa en la burocracia. 

Una noche tormentosa, tras ser rechazado en la fiesta de su jefe, se cruza en su camino un personaje misterioso que, cuando logra verlo, descubre que es igualito a él, y va vestido como él: parece su imagen reflejada en un espejo.

Pero el terror de Goliadkin, a diferencia de Borges, no es que no se parezcan a él, sino que sea igual a él. 

Al principio, este doble, como su sombra, lo sigue hasta su casa y entra con él a su departamento, pero cuando amanece ya no está; pareciera el resultado de una pesadilla. Sin embargo, cuando llega a su trabajo advierte que su doble ahí está y le han dado un puesto que le permite ganarse el favor de sus compañeros —cosa que él nunca ha logrado— y de sus jefes. 

Al pasar de los días, su doble, poco a poco, lo va sustituyendo y ocupando el lugar que él anhela en la sociedad de San Petersburgo, pues tiene una personalidad que encanta a los demás lo cual le facilita ser aceptado. Justamente es lo que Goliadkin no la tiene y le duele ver los éxitos de su doble: que en poco tiempo logra lo que él no ha podido en muchos años.

Pero el problema no se detiene ahí: este doble, —que no sólo es parecido a él—, también ostenta su mismo nombre. Cuando sale del trabajo Goliadkin I (como lo denomina Dostoievski para diferenciarlo del doble a quien llama Goliadkin II) invita a su doble a su casa porque de pronto simpatiza con él. Su doble le cuenta que es un hombre desgraciado que no tiene medios para llevar una vida digna. Goliadkin I le brinda su ayuda y hasta su casa. Y esa noche se queda con él y tras una larga plática pareciera que se establece una relación de profunda amistad, pero cuando amanece Goliadkin I se da cuenta que su doble se ha ido y cuando llega a su oficina descubre cómo este hombre va atentando contra él, poniendo todas las cosas en su contra. A partir de ese momento, las cosas se empiezan a complicar cada momento hasta que se hacen intolerables.

La novela no es extensa, como la mayoría de sus obras de Dostoievski; apenas rebasa las 200 páginas. Pero lo que le falta en extensión lo compensa en complejidad sobre todo por la torpeza del protagonista para expresarse con claridad y en el momento propicio. En su cabeza tiene claro qué desea expresar, pero sus palabras se enredan al momento de salir y no logra expresarse. Y como suele pasar en las pesadillas, a pesar de que pone todo su empeño no encuentra cómo argumentar y desenredar la confusión que se ha ido creando a su derredor, en la que su doble saca ventaja.

Quien haya leído El diario de un loco o La nariz, —ambos relatos de Nicolai Gogol—,encontramos personajes similares a Goliadkin. En El diario de un loco, un funcionario menor, casi servil, enloquece al grado de creer que, ante la muerte del rey de España, él ha sido designado como soberano de esa nación. Y cuando lo encierran en el manicomio cree que ha llegado al reino español y le extraña que lo golpeen y que lo bañen con agua fría si él es el soberano. 

En La nariz, vemos a otro funcionario de este tipo quien un día pierde la nariz y todo el relato lo vemos luchar infructuosamente por recuperarla. 

En esta novela, Goliadkin ha perdido la cabeza y en un estado esquizofrénico cree que hay un doble que lo está hundiendo en el desprestigio. 

Es interesante tomar en cuenta que El doble fue la segunda que escribió Dostoievski y tiene la virtud de apuntar hacia do
nde en los años siguientes se dirigirá su genio creativo. Sus personajes posteriores se caracterizarán por padecer estos estados de locura que los lleva a conductas desordenadas, desesperantes y autodestructivas como es el caso de Dimitri e Iván Karamazov o Rodión Románovich Raskólnikov, protagonista de Crimen y castigo, incluso padece este problema el príncipe Lev Nikoláievich Myshkin o Mishkin, quien ademñas sufre de epilepsia.

La novela El doble fue publicada el 30 de enero de 1846 en la revista literaria Anales patrios y vuelta a publicar por Dostoievski en 1866, pero en ambas ocasiones no tuvo la acogida que él esperaba, pues muchos creyeron que era un intento mal logrado de copiar a Gogol, por abordar a personajes similares, como lo apunte anteriormente.

A pesar de ello y el laberíntico discurrir de la conciencia de Goliadkin, la novela vale la pena, como toda la obra de Dostoievski, y vale la pena el esfuerzo por leerla. 

La versión que yo leí fue publicada por Alianza editorial en una bella edición compacta y con buen diseño editorial. Mi única queja es que la traducción deja mucho que desear. 

  


domingo, 12 de septiembre de 2021

LA CARGA


Jeremías Ramírez


Poco ha puesto la mirada el cine mexicano sobre su pasado indígena, a pesar de que existe información suficiente para crear historias que nos permitan explorar nuestros antecedentes, conocer nuestra cultura y enriquecer nuestra identidad nacional.

Los  pocos ejemplos que hay son joyas como Retorno a Aztlán (1990), el primer largometraje en náhuatl con subtítulos en español, que versa sobre las dificultades de la sequía sobre un territorio indígena, y Eréndira Ikikunari (2006), historia de una joven indígena que lucha contra los conquistadores españoles, ambas del director Juan Mora. Dentro de este reducido grupo también destaca Cabeza de Vaca (1990), sobre la expedición de Pánfilo de Narváez a la Florida, película basada en el libro Naufragios y comentarios escrito por el conquistador español Álvar Núñez Cabeza de Vaca.

La sorpresa es que ahora Netflix está difundiendo algunas películas sobre este pasado. Recién acabo de ver en esta plataforma la película La carga que en el 2016 realizó el cineasta mazatleco, Alan Jonsson Gavica, sobre los tamemes, y cuya historia se ubica al inicio de la Colonia.

Cabe señalar que es una película de bajo presupuesto (la cantidad de actores en pantalla es muy limitado), pero filmada con solvencia y calidad, con una narrativa bien articulada y con un arco dramático bien montado, de modo que la película, cargada de emoción, atrapa al espectador.

La historia de La carga transcurre en 1552, cuando Francisco Tenamaztle, primer indígena que luchó durante varios años en la llamada Guerra del Mixtón, contra la injusticia, maltratos y despojo cometidos por los españoles en contra de los indígenas, y por lo cual es apresado y tratan de enjuiciarlo en México acusado de haber sido el líder del alzamiento en el reino de Nueva Galicia, Xuchipila y el Mixtón y de haber salteado caminos. Sin embargo, los abogados conformados por un grupo de frailes franciscanos, con la evidencia y declaración de un testigo clave, apelan a que el juicio se lleve a cabo en España, en el Consejo de Indias, en donde tomará su caso Fray Bartolomé de las Casas.

El testigo clave, según la película, es Elisa la hija de un encomendero (antiguamente se llamaba encomienda al que por Merced Real tenía indígenas encomendados en cualquiera de los territorios españoles de América y Filipinas), principal acusador, cuyos documentos que su hija le ha sustraído desmienten tal hecho e incluso sería él el incriminado. Hasta ese momento el encomendero no sospecha que es su hija el testigo clave, pues se ha mantenido en secreto. De pronto, el encomendero  se da cuenta y trata de detenerla pero ella ha huido en compañía del fraile Don Miguel de Ibarra y dos indígenas tamemes, Coyolli y Painalli, que los guiarán por los intrincados caminos agrestes que van desde la ciudad de México hasta Veracruz, donde un barco la espera para trasladarla a España. Los tamemes, además de guías, cargarán a Elisa (al menos esa es la intención) todo el camino. 

La película se centra en la persecución de un grupo de soldados españoles, enviados por el padre de Elisa, quienes tratan de rescatar los documentos y traerla de regreso. Sin embargo, a pesar de la desventaja de los acompañantes de Elisa, logran alcanzar su objetivo tras una serie de incidentes que tienen que superar con mucho esfuerzo. La persecución está cargada de dramatismo y momentos de mucha tensión. Los persecutores van en caballo, armados con fusiles, y guiados por otro indio tameme, Itsmin, hermano de Painalli —que tiene una vieja rivalidad con él por cuestión de amores—, y quien conoce las rutas y es un hábil rastreador pues logra detectar las huellas de sus perseguidos.

En el camino los alcanzan varias veces y en la primera de ellas es asesinado el fraile; y en la segunda, Coyolli, pero el sobreviviente, Painalli, es muy hábil y logra rescatar a Elisa cuando es capturada dos veces. La última, incluso, cuando ya va de regreso a su casa bajo la custodia de su padre que ha ido tras ella y la ha esperado en el camino. 

En los largos momentos de convivencia entre Elisa —cuyo marido recién fue asesinado por órden del padre de ella—, y Painalli se prende una chispa de atracción, chispa que no culmina a pesar de que ella le pide que la acompañe a España.

Hasta aquí la reseña de la película para que se motiven a verla. Ahora veamos algunos datos de su producción y difusión.

En febrero de 2019 Esfera Films Entertainment, empresa productora de Alan Jonsson Gavica, dio a conocer el estreno en Netflix de la película La carga, que por cierto es el segundo largometraje del director. El corazón de la película, a decir del director, es una persecución frenética que se desarrolla literal y visualmente en muchos ecosistemas de México, desde la Nueva España hasta el puerto de San Juan de Ulúa.

Alan Jonsson Gavica aseveró que, “la premisa la pensé hace más de 18 años. Me apasionaba saber que podía hacer una película de nuestra historia mexicana, específicamente acerca de la época de la colonia”. 

Cabe señalar que Gavica, antes de ser cineasta, fue fotógrafo de deportes de contacto, como la lucha libre y el boxeo. Y decide dedicarse al cine con el cortometraje Knowing y luego crea la productora Esfera Films Entertainment, en el 2004 , para realizar su primer largometraje: Morenita-El escándalo, en el 2009.

La carga, su segundo largometraje, se presenta en el Festival Iberoamericano de Cine de Huelva donde obtuvo el premio del público y, en abril del 2016, gana el premio a Mejor Guión en la Mostra de Cinema Llatinomaericá de Catalunya, en Lleida España.

Es grato encontrarse una película mexicana en estás plataformas internacionales, y más aún de calidad competitiva con un tema complicado pues se trata de una película de época en la que sobresale el trabajo actoral de Horacio García-Rojas, como Painalli y María Valverde, como Elisa.

FICHA TÉCNICA

La carga (México, 2016). Director: Alan Jonsson Gavica. Actuación: Horacio García-Rojas, Tenoch Huerta, Gerardo Taracena, Juan Carlos Colombo y María Valverde. Producción: Esfera Films Entertainment, con el apoyo del Instituto Mexicano de Cinematografía (IMCINE), a través de los recursos del Fondo de Inversión y Estímulos al Cine (FIDECINE), el estímulo fiscal Eficine y los Estudios Churubusco.


domingo, 5 de septiembre de 2021

YO ANTES DE TI, la película


Jeremías Ramírez


No soy afecto a las historias románticas, pero es imposible evitarlas porque se filtran en casi todas las novelas, cuentos, series de televisión y películas; y cuando menos lo espero, ya estoy atrapado en alguna historia de este tipo, amén de las que se meten en mis propias narraciones.

Eso me acaba de pasar con la película Yo antes de ti. Buscando algo interesante que ver mientras viajaba en un autobús de la Ciudad de México a Celaya, me encontré con esta película. La sinopsis decía que la protagonista, una chica inestable, se enrolaba con una ricachón parapléjico cuando entra a trabajar a su servicio y eso le cambia la vida. Como las demás propuestas del menú fílmico del camión no eran de mi agrado, decidí ver la secuencia inicial de esta película. Si no me gustaba, seguiría leyendo mis libros.

La película inicia cuando la protagonista, Louisa Clark, una muchacha joven y hermosa, es despedida de su trabajo en una cafetería. En un pueblo pequeño no tiene muchas expectativas de conseguir otro empleo, sobre todo porque la han despedido de varios otros y su historial no es nada bueno. Sin embargo, en la oficina de empleos descubren una nueva solicitud: una familia rica de la zona busca quien pueda cuidar y atender a su hijo, un joven empresario (Will Traynor) de 35 años que ha quedado tetrapléjico tras ser atropellado por una motocicleta. El sueldo es excelente y permitirá ayudar a su familia pues su padre y su hermana están desempleados. Pese a que no tiene experiencia ni sospecha en qué consiste su trabajo, acude.

Will Traynor vive en un lujoso castillo y es cuidado por un médico de planta, pero Louis deberá atender todas las necesidades que el médico no realiza, pues Will sólo puede mover su cabeza, y se desplaza en una silla de ruedas motorizada. Pero el problema que enfrenta es que Will es un tipo difícil, frustrado y rencoroso que no acepta haber perdido de golpe  todo lo que le interesaba hacer: practicar diversos deportes (como el esquié), entablar relaciones amorosas abiertas y liberales y obtener logros importantes como empresario. Su carácter, otrora jovial, se ha tornado desagradable, amargo y agrio.

Los primeros encuentros de Louis y Will son ásperos. El tipo la trata muy mal, la ridiculiza y no la baja de estúpida. Y además se burla de su gusto estrambótico para vestirse.

Este inicio, común en las películas en las que dos personajes opuestos se encuentran, anuncia un arco dramático harto sobado: la chica dulce, alegre y parlanchina, logrará domar al caballo agresivo y entablarán una relación amorosa. Y cual cuento de hadas, ella, una simple cenicienta, encuentra a su príncipe azul que la hace reina de su castillo.

Y en efecto, la película transcurre por ese sendero con una gramática visual un tanto torpe. Sin embargo, hay dos elementos dramáticos que rescatan la historia: los celos del novio, un deportista de alto rendimiento, que se siente desplazado cuando ve la entrega de su novia a su trabajo y la manera tan cercana en la que se relaciona con Will, cuya crisis de pronto revienta y el novio abandona a Louis. 

El segundo factor dramático mucho más potente se presenta porque Will se ha puesto un plazo de seis meses de existencia con sus padres y luego viajará a Suiza para que le apliquen la eutanasia. Desde que se entera Louis de estos planes, entra en un profundo conflicto moral y busca, de alguna forma, impedirlo. Y más aún, cuando empieza a brillar entre ellos una pasión amorosa. 

Este segundo eje dramático evita el lugar común de un final lleno de flores y melcocha en el que la niña buena y guapa convence al caballero rico lisiado de aceptarla y convertirla en reina de su castillo, pues la decisión de Will de acabar con su vida en seis meses nadie la puede cambiar, ni los besos de Louise.

Este conflicto existencial me hizo reflexionar sobre cómo las circunstancias de la vida provocan que dos personas que nada tienen en común entren en una relación estrecha. Cuando Will era un hombre sano y exitoso, y buscaba relacionarse con mujeres de su clase social y económica, seguramente Louis no pasaría, si llegara a encontrarse con él, de que él le lanzara una mirada superficial. Los gustos de Louis, su manera de vestir, su pobre status económico, su clase social baja serían una barrera que impediría que entablara, al menos, una conversación casual.

Pero he aquí que ella entra a trabajar a su casa para servirle y el contacto diario y cercano durante meses hará que ambos se descubran aspectos atractivos y puedan entrar en una relación estrecha, profunda y cariñosa.

Pensemos en cuántos de nuestros amigos o relaciones románticas se las debemos precisamente a las circunstancias que en un momento dado permitieron que estrecháramos una relación con alguien. 

Tal vez esto nos lleve a pensar que en vez de quejarnos cuando estamos en una situación desagradable o trágica, estemos atentos para ver qué sorpresas maravillosas nos depara la vida, pues en esas circunstancias es posible que baje el ángel que hemos estado esperando.

La película termina con una breve secuencia de Louis sola en un café en París leyendo una misiva post mortem que le dejó Will. Ahora, después de seis meses, es una mujer cuya visión de la vida se ha transformado: sus horizontes son más amplios y profundos y tiene otra manera de ver la vida. 

El film está basado en la novela romántica Me Before You (2012) de la escritora británica Jojo Moyes (1969), quien además es periodista y una de las pocas autoras que ha ganado dos veces el Romantic Novel of the Year Award, lo cual no garantiza que sus novelas tengan una buena estatura estética.

Esta película, al parecer, será estrenada en breve en Netflix. Quienes sean proclives a este tipo de historias quedarán encantados; quienes no, tal vez como yo, la podemos utilizar para reflexionar sobre los misterios de la vida y de la caprichosa forma en que las circunstancias no unen a aquellos que tal vez nos hagan felices o desgraciados.

FICHA TÉCNICA:

Yo Antes de Ti (Me Before You, 2016). Directora: Thea Sharrock. Guión: Jojo Moyes, Scott Neustadter, Michael H. Weber. Música: Craig Armstrong. Fotografía: Remi Adefarasin. Montaje: John Wilson. Actores: Emilia Clarke, Sam Claflin, Jenna Coleman, Charles Dance, Janet McTeer, Matthew Lewis.


sábado, 28 de agosto de 2021

MALA LECHE: POR QUÉ LOS ALIMENTOS ULTRA PROCESADOS NOS ENFERMAN DESDE CHICOS


Jeremías Ramírez

El titulo de este libro llama la atención desde que está en el estante. Como podemos ver en la foto, sobre un fondo verde sobresalen las dos palabras iniciales: Mala Leche, que en nuestro lenguaje coloquial significa: "Hacer algo con malas intenciones"; pero, además, por el color de esas letras (rosa mexicano), el de la portada (un verde fosforescente) y el enorme tamaño de su tipografía es inevitable no verlo. 

Lo tomé, revisé los textos de la portada, de la contraportada y mi primera valoración fue que se trataba de un libro con un título llamativo, pero con un contenido sin profundidad.  Estuve tentado a dejarlo en su lugar, pero pensé que tal vez pudiera tener alguna información interesante, y decidí darle el beneficio de la duda. Aún así me pesó pagar casi 300 pesos por él.

Como es mi costumbre, tan pronto salí del centro comercial le quité el celofán y empecé a leerlo; llegué a mi casa y seguí leyendo. No me gustó que iniciara con un drama familiar: la autora relata la resistencia de su hijo de unos ocho años por cambiar sus gustos por los jugos, pastelillos, galletitas y resistirse a aceptar comida nutritiva. 

De ahí da paso a hacer una semblanza, en un tono un tanto de queja, de los productos de las grandes industrias que inundan los centros comerciales con empaques llamativos y promesas grandilocuentes. Paré la lectura. 

Dejé  sobre el libro sobre la mesa del comedor y cada que lo veía pensaba si debía seguir leyendo o sería mejor ponerlo en el librero y esperar a que algún día me interesara. 

Sin embargo, en menos de una semana volví a la lectura. De pronto, el reportaje (en se momento me di cuenta de que el libro era un trabajo de investigación periodística) da un giro, traspasa una puerta y, sin previo aviso, entra a un laboratorio donde se preparan las imágenes publicitarias atractivas y se definen ciertas recetas con sabores con un alto poder de seducción para lo sectores juveniles. 

En este capítulo la autora abría un pestilente bote de la basura y hundía mis narices en esos aromas penetrantes dulces que se tornaban de pronto en fétidos.

Barruti me acababa de introducir a la antesala del escabroso mundo de las grandes marcas de alimentos procesados para de ahí bajar a los sótanos de una industria que, pese a que son famosas y bien conocidas, pocos han ido más allá de sus fachadas y han penetrado al inframundo industrial alimentario y descubrir los terribles mecanismos de poder y manipulación que ahí se definen.

De los laboratorios, Barruti nos adentra a la pampa argentina en un tour a force por las granjas lecheras para mostrarnos un escabroso cuadro de maltrato animal donde las vacas son, como esclavas productoras leche, sobreexplotadas y exprimidas, literalmente, hasta la última gota, tras llevar una vida miserable en un encierro carcelario terrible donde sufren al grado máximo. El cuadro que nos muestra Barruti no está lejos de los campos de concentración nazi. 

Esto le permite informarnos lo que contiene cada litro de esa sustancia blanca, pura, impoluta que encontramos en el supermercado sin advertir que es un caldo nocivo de antibióticos, pus y toxinas que a diario ingiere el consumidor pensando que es comida saludable.

Hundidos en el cieno de la podredumbre, Barruti ahora nos lleva, cual Virgilio, a un círculo más del infierno y nos sumerge en la selva amazónica para descubrir como las marcas han ido devorando la vida vegetal de la selva para impulsar el cultivo del maíz y obtener uno de sus componentes más peligrosos y dañinos de los productos ultraprocesados: el jarabe de maíz de alta fructuosa, la cual, advierten muchos médicos, es la responsable en la generación de graves enfermedades como la diabetes.

Paso a paso nos adentramos en la selva hasta llegar a los pueblos más recónditos que no han podido evitar que el largo brazo del capitalismo alimentario los alcance y se instale en sus comunidades, en las tienditas de sus escuelas y lleguen a los desayunos escolares seduciendo a los niños con sus colores y sabores llenos de azúcar.

Pero el fondo de este infierno no está en la selva o en los laboratorios, sino en los basureros argentinos en donde los sin nada, los pobres de los pobres, van a buscar comida y encontraban muchos productos ultra procesados, aun en sus empaques intactos, con los que paliaban el hambre. Ah, pero un día los dueños de las marcas se dan cuenta de lo que sucede: los parias consumen sus productos sin pagar y se les ocurre una idea genial para extraer ganancias de estos productos caducos: los bancos de alimentos.

A través de estos bancos exprimen aún más el trapo financiero para arrancarle las últimas gotas de monedas tintineantes, pues los productos, que antes iban a la basura, ahora son ofrecidos a precios muy bajos a los miserables. Ya no más comida gratis. Y estos bancos, además, les sirve para justificar impuestos y crearse una imagen de almas caritativas que se preocupan por el bienestar de los pobres y colocan en sus empaques la leyenda de que son empresas socialmente responsables.

Barruti, imparable, llega a Colombia donde nos muestra los esfuerzos de luchadores sociales en contra de las marcas y aterriza en México, en la selva lacandona, para embarrarnos la tragedia de los indígenas chiapanecos esclavizados al consumo de la “sagrada coca”, como ellos la llaman, y quienes tienen el récord más alto de consumo per cápita: 2.5 litros por persona, y por ello, han sido afectados por un ramillete de bonitas enfermedades: diabetes, enfermedades cardiovasculares, etc.

Las últimas páginas del libro las reserva para regalarnos un poquito de oxígeno. En medio de lo que parece una tragedia sin fin, surgen finalmente en la escena los superhéroes, los pequeños Davids que, armados con sus hondas, intentan derribar a los Goliats empresariales. 

Sus pequeñas hondas son su conciencia, su necesidad de salir de las garras y sus conocimientos en agroecología con las cuales han podido avanzar metro a metro con cultivos orgánicos plantados, bien en campos agrícolas reducidos, o en pequeñas parcelas citadinas, en donde han visto crecer sus esfuerzos, generando un movimiento que poco a poco va atravesando fronteras y permitiendo el surgimiento de un movimiento en favor de la vida en muchos países tercermundistas. 

Vaya viaje a los que nos ha llevado esta periodista argentina. Al llegar a la última página nos damos cuenta que ya no somos los mismos. La tragedia que se camufla en la normalidad cotidiana, ahora nos brinca desenmascarada cuando vemos a un niño, un anciano, un albañil, una ama de casa, cargados de botellas de refrescos y sentimos algo que nos hiere por dentro. Ahí van inocentemente a disfrutar “la chispa de la vida” llenando sus cuerpos de enfermedad, dolor y muerte. 

Tras la lectura de este libro, ya no podemos ser insensibles ante la tragedia que se va fraguando sin que podamos hacer algo más allá que contemplar con ojos de tristeza la absurda realidad.

El consumo de estos productos es la razón, afirma el Doctor colombiano Carlos Jaramillo, del alto índice de muertes por enfermedades cardiovasculares, diabetes y del COVID.

Este libro es fácil de encontrar en las grandes librerías, en portales de internet, como Amazon, y hasta en las secciones de libros en las tiendas de autoservicio. 


domingo, 22 de agosto de 2021

COMETAS EN EL CIELO


Jeremías Ramírez

Si un libro puede describirse con un adjetivo yo diría que Cometas es el cielo es amargo. No un amargo como el chocolate sin azúcar o la cerveza que son placenteros, sino como la ruda o el ajenjo o, quizá, como el arsénico.

Gran parte de esta amargura proviene de la tragedia política religiosa que se cernió sobre Kabul, Afganistán, en los años noventa, escenario geográfico en el que se desarrolla la parte medular de esta novela, aunado a la discriminación racial de algunos grupos étnicos existente hasta la actualidad en ese país. 

Las noticias de estos últimos días nos dan cuenta que, después de un lapso de 20 años, regresa a Kabul el terror, un terror descrito en las páginas de este libro de manera dolorosa.

Los protagonistas son dos niños: Amir y Hassan, amigos inseparables, cómplices de aventuras infantiles, que comparten la misma casa, pero viven vidas diferentes. Amir es hijo del dueño y por tanto tiene todos los privilegios que da el poder económico. Hassan, por el contrario, como hijo del mayordomo, vive en una cabaña pobre al fondo de la propiedad, y junto con su padre, desempeña tareas de criado y no tienen acceso a la educación ni aprende a leer, como Amir. Además, en su contra pesan los prejuicios sociales y raciales. Hassan es un niño hazara al que su madre abandonó después de su nacimiento y su padre, víctima de la polio, tiene una pierna lisiada, la cual lo hace objeto de burlas de los niños del lugar. 

Para entender los prejuicios raciales es importante saber que los hazara son un grupo étnico de lengua persa que reside en la región central de Afganistán y el noroeste de Pakistán. Y están rodeados por los uzbecos al norte, los nuristaníes y los pastunes al este, los baluche al sur y los turcomanos al oeste. Sus rasgos físicos (ojos rasgados, cara redonda) los hace rápidamente identificables y por ello fácil blanco de ataques verbales y físicos.

Por lo anterior, Hassan es objeto de agresiones incluso de su amigo entrañable: Amir, quien lo trata bastante mal. A pesar de ello, ambos sienten un cariño el uno por el otro, aunque Hassan, a diferencia de Amir, su amistad es incondicional al grado de sacrificarse por su amigo y amo, pero no así Amir, quien es débil y cobarde.

Uno de los eventos que más disfrutan ambos son las competencias anuales de cometas (papalotes, decimos en México). Amir sueña con ganar alguna vez una competencia anual y de esa forma conquistar el cariño de su padre que siempre lo ha tratado con dureza, y le causa envidia y dolor que trate con mayor gentileza a Hassan. Muchos años después descubrirá por qué.

Finalmente, en 1975, cuando Amir tiene 12 años, logra ganar la competencia de cometas. Cuando Hassan va a rescatar el último cometa que lograron derribar, unos tipos que con frecuencia los acosan vejan de forma terrible a Hassan. Y Amir es testigo de tal vejación y, aunque se siente tentado a defender a su amigo, su cobardía lo paraliza y no hace nada. Este hecho hunde a Amir en una tormentosa culpa de la cuál no logra liberarse hasta después de muchos años. Esta culpa, además, rompe la amistad entre ambos. 

La ruptura se ahonda cuando los rusos invaden Afganistán en 1980 pues obliga a que Amir y su padre tengan que huir de Kabul y buscar asilo en Estados Unidos donde terminan viviendo . 

Sin embargo, los lazos que unen a Amir con Afganistán y con Hassan son tan fuertes que un día tendrá que regresar y poner orden en lo que quedó sin resolver.

Y ese día llega cuando en el 2001 le llama por teléfono Rahim Kan. amigo de su padre y socio en sus negocios afganos, y quien se quedó con la casa tras la huida de éste y su padre a los Estados Unidos. Para entonces Amir ya es un hombre de 38 años, casado, y con una carrera, como escritor, bien establecida. Esa llamada marca el momento en que finalmente podrá poner en paz su alma. El precio que tiene que pagar es muy, muy alto, pero Amir ahora tiene el valor de afrontarlo.

Cuando empecé a leer esta novela no podía comprender que un relato tan parecido a muchos otros, sin nada sobresaliente, se había convertido en un éxito de ventas con más de 23 millones de ejemplares vendidos. 

Me pareció ilustrativo y nostálgico el relato de ambos niños hasta la competencia de los cometas. Ambos eran diestros en el manejo de esos juguetes, aunque Hassan era mucho mejor que su amo. Y me dolió la manera en que sufre este muchacho. De alguna manera yo también sufrí esa discriminación por mi piel morena y porque mi familia no era católica, pero nada comparado con lo que sufre Hassan.

La estancia de Amir en Estados Unidos, sus dificultades como inmigrante, pero que, gracias a la comunidad afgana asentada en este país, le permite a él y a su padre que logren cierto status, eleva la novela a otro plano narrativo, pero aún nada sobresaliente. Pero cuando regresa a Afganistán, tras la llamada de Rahim Kan, la novela sube mucho de tono. 

Es en esta tercera parte descubrimos que debajo del entramado familiar y social entre Amir y Hasan se esconden hilos trágicos. Sucede que Hassan es más que un simple compañero de juegos, un amigo de infancia, que los lazos que lo unen con él no son de criado amo, sino que hay un lazo de consanguinidad. 

Rahim Kan le dice, en esa llamada con la que empieza la novela, que “hay una manera de volver a ser bueno”. ¿Qué sabía Rahim de lo que había sucedido entre Amir y Hassan cuando ambos tenían doce años, si Amir había guardado dolorosamente el secreto sin contárselo a nadie, ni a su esposa? 

Rahim le ha hablado desde Peshawar, una ciudad fronteriza de Pakistán, y desde la cual Amir viajará a Kabul para saldar su cuenta pendiente con Hassan, un Hassan que ya no existe pero que ha dejado tras de sí a una persona importante que ahora Amir tiene que rescatar para limpiar su culpa.

Cuando regresa al país que lo vio nacer y crecer y donde aprendió los aspectos importantes de la vida, descubre que es ahora un escenario de guerra, con tanques y camiones rusos abandonados y en ruinas, y dominada por los talibanes que han instaurado un régimen de terror. 

En ese Kabul convulsionado como su alma es el escenario donde Amir se confrontará con su pasado, un pasado que sigue vivo. Además, allí tendrá que enfrentar a un cruel enemigo de la infancia que ahora tiene poder y quien se ha convertido en la máquina de matar que ya se veía vislumbrar desde que era un niño abusivo.

Estas últimas 100 páginas de la novela me permitieron entender por qué se convirtió en un libro de ventas millonarias. Ahí hay un estremecedor relato trágico que lanza un mensaje urgente para una sociedad apática que no alcanza a ver las tragedias que el ser humano irredento sigue causando. 

Lo que alcanzamos a ver a través de los noticiarios no es ni la punta del iceberg de esa tragedia. Pero, esta novela tiene la virtud de proyectarnos la película de su tragedia en cámara lenta y nos obliga a sentir a flor de piel el horror de niños y familias enteras, indefensos ante la crueldad de los fanáticos religiosos enfermos de poder, y de las burocracias del mundo que se muestran indiferentes viviendo cómodamente y disfrutando una vida que se sustenta en esa crueldad. Una tragedia que en estos últimos días ha regresado a Afganistán. Los noticieros televisivos nos muestran algunas imágenes del inicio de una nueva tragedia, aunque los talibanes de ahora digan que instaurarán un régimen diferente y respetuoso. Pronto comprobaremos si estos es verdad.

La novela se cierra de manera dolorosa. Pareciera que todos los esfuerzos de Amir y el precio que tuvo que pagar por su redención no logra los frutos esperados, pero en las últimas líneas lanza un débil rayito de esperanza. Y los cometas en el cielo siguen siendo una señal de consuelo para la gente que sufre y para quienes parece que no hay ningún horizonte promisorio. 


domingo, 15 de agosto de 2021

LA SANGUIJUELA DE MI NIÑA


Jeremías Ramírez 

No, no me gustan las historias de vampiros, pero he leído algunas novelas como Drácula de Bram Stocker que me gustó muchísimo. Y hay algunas películas que a pesar de mi aversión he visto y me han gustado tanto al grado de tener algunas en mi acervo personal, como el Nosferatu (1922) de Murnau y Nosferatu (1979) de Werner Herzog. Y quedé fascinado con la película de dibujos animados Vampiros en la Habana (1983), una película realmente encantadora, divertida, jocosa, con ese toque caribeño propio del cine cubano. 

Esta película, realizada por Juan Padrón, la vi gracias a que hace años vinieron a Celaya dos cubanos para impartir una serie de conferencias y un curso de apreciación de cine y traían en VHS una copia de esta película y me la pirateé. Ups. Me gustó porque la película narra de manera muy divertida la historia de Werner Amadeus Von Drácula, un vampiro refugiado en Cuba, que busca una fórmula para que no les afecte el sol. La fórmula falla y su padre muere (es decir, mata al mismísimo conde Drácula). Expatriado se refugia en Cuba en compañía de su sobrino, Joseph Amadeus Von Drácula, mejor conocido como Pepito, quien se convierte en el conejillo de indias del científico. La fórmula tiene éxito y Pepito vive como cualquier persona, disfrutando del sol. El éxito de la fórmula desata la lucha entre dos bandas de vampiros, la de Chicago y la de Alemania . 

Todo esto viene a cuento porque recientemente leí La sanguijuela de mi niña (1995), una novela de vampiros de Christopher Moore, un escritor estadounidense, nacido en Ohio, quien ha escrito unas 12 novelas calificadas como “ficción absurda”.

Compré La sanguijuela de mi niña porque la contraportada prometía un “hilarante relato”, que rompería con los moldes harto sobados de las historias de estos chupasangre, pero cuando la leí, ¡oh decepción!, no encontré tal hilaridad, salvo en leves destellos pero que más bien parecen bromas fallidas. El libro tiene a su favor que se lee con facilidad, aunque molestan los lugares comunes de la traducción al español de España, pero su trama ágil y atractiva la hacen apta para una película, aunque quizá funcionaría mejor para una serie de televisión. No entiendo cómo ha pasado desapercibida para los productores de HBO o Netflix, a pesar de que, como dice su autor, los derechos de todas sus novelas han sido comprados para adaptarse al cine, sin que hasta el momento alguna de ellas haya sido llevada a la pantalla. Se supone que Un trabajo muy sucio estaba en proceso de adaptación para televisión, pero no hay información al respecto. 

La historia de La sanguijuela de mi niña esta ubicada en San Francisco en la que Jody, una pelirroja, una noche, al salir del trabajo, es mordida por un solitario y viejo vampiro afectado por la soledad que busca una compañera. Jody parece ser la mejor candidata por en su nueva condición de vampira pasa las pruebas y demuestra ser apta, pero tendrá que arreglárselas para sobrevivir con su intolerancia al sol, una dieta exclusiva de sangre (los alimentos normales le dan asco), una fortaleza física extraordinaria que debe aprender a manejar, entre otras novedades. A pesar de sus virtudes necesitará ayuda porque de día es totalmente vulnerable e incapaz hasta para estar despierta, aunque el lugar donde trate de descansar esté en penumbra total. Por esta razón, Jody necesita que una persona normal la ayude a conseguir lo más elemental: hacer las compras, adquirir una casa, sacar su auto del corralón y todas las tareas que sólo se pueden hacer de día. 

Para su fortuna consigue que un recién llegado a San Francisco, C. Thomas Flood, que aspira a ser un escritor. Tommy será entonces su amante, su criado, su escudero, su protector, y quien tratará de librarla de viejo vampiro que la acosa buscando que acepte ser su pareja so pena de destruirla y de destruir a Tommy.

La novela, más que de horror, es una historia de amor, de nostalgia, de vacío, de soledad, en un marco harto trillado de las historias de vampiros a pesar de sus intentonas de innovación, como la regeneración de la carne, la vulnerabilidad, la capacidad de transformarse en humo, y la subtrama policiaca. 

Definitivamente la novela se queda muy lejos de Drácula de Bram Stocker y de Entrevista con el vampiro (1976), de Anne Rice. Y quizá esta novela no ha sido adaptada al cine porque sus más cercanas contrincantes son mejores:  Carmilla, de J. Sheridan Le Fanu (1872), Déjame entrar, de John Ajvide Lindqvist (2004), El Misterio de Salem's Lot, de Stephen King (1975), Crepúsculo, de Stephanie Meyer (2005), La Historiadora, de Elizabeth Kostova (2005), El Sueño del Fevre, de George R.R. Martin (1982), El alma del vampiro, de Poppy Z. Brite (1992), 30 días de noche, de Steve Niles y Ben Templesmith (2002).

Y si llega al cine, deberá de competir contra obras maestras como Nosferatu, de Herzog, Drácula (1992) de Coppola, Entrevista con el vampiro (1994) de Neil Jordan, entre las mejores.

Y creo que será difícil que iguale a la mejor película contemporánea de vampiros: Déjame entrar (Suecia, 2008), de Tomas Alfredson, en la que Oskar, un chico de 12 años, que sufre continuamente el acoso de algunos compañeros de su clase, desea ardientemente tener un amigo. Su deseo se cumple cuando conoce a Eli, una niña de su misma edad que acaba de mudarse a la casa de al lado. Pero Eli es una niña misteriosa: seria, muy pálida, que sólo sale por las noches y, aparentemente, no le afectan las bajas temperaturas. De pronto, se dan varias desapariciones y asesinatos inexplicables que coinciden con la llegada de la chica.

No he leído aún la novela, pero la película es muy buena, tan buena que Hollywood acaba de hacer un remake (léase, una calca). 

Jordi Revert, de La butaca.net, nos dice de esta película sueca sobresale porque: “Empezando por ese antológico final bajo el agua y terminando por los planos detalle que reivindican significados diferentes de los leonianos, la planificación con la que Anderson ilustra la novela de John Ajvide Lindqvist raya en la perfección. Tanto en el asentamiento de la opresión social en la que se inscribe, como en la perfecta delimitación de una economía visual, en la que cada plano, cada movimiento de cámara, tienen su razón de ser y disfruta la máxima eficacia”.

Esta película se estrenó en México en febrero del 2009, calificada en la prensa nacional como “anti crepúsculo”. Y fue distribuida por Canana Films. Usted puede ver esta película completa en: https://www.youtube.com/watch?v=vVl-D_0hJUY.

 


EL GARABATO: Vicente Leñero

Jeremías Ramírez Hace no sé cuántos años que compré este libro, quizá unos 30. Fue a mediados de los ochenta cuando el FONCA sacó a la venta...