sábado, 26 de junio de 2021

QUMRAN de Eliette Abécassis



Jeremías Ramírez


A finales de 1946 unos beduinos encontraron accidentalmente en las cavernas cercanas al Mar Muerto, unas vasijas que contenían rollos de papiro e casi 2000 años de antigüedad. Los beduinos ignoraban la importancia histórica y religiosa de estos rollos y los vendieron a precio bajo a comerciantes que hicieron un lucrativo negocio.

Estos rollos pertenecían a la secta de los esenios que existió en tiempos de Jesús. Su desaparición se debió a que, en el año setenta, el ejército romano destruyó Jerusalén, persiguió a los rebeldes judíos y destruyó sus ciudades. Esta oleada destructiva alcanzó a los esenios. 

Antes de que la mano de Roma los alcanzara, los esenios escondieron sus manuscritos en las cuevas de las montañas cercanas y los resguardaron dentro de vasijas de barro. Y ahí permanecieron durante casi 20 siglos sin que alguien los descubriera. 

Estos rollos del Qumrán son manuscritos de las doctrinas de los esenios y fragmentos de la Biblia, lo cual vino a abrir nuevas áreas de conocimiento sobre sus creencias que hasta entonces se desconocían.

El hallazgo de los rollos se dio en medio del complicado conflicto político por la inminente declaración de la ONU en la que adjudicaría como propiedad del Estado de Israel una parte del territorio que era de los palestinos, quienes llevaban viviendo ahí mucho tiempo. Las naciones vecinas, como Egipto, Jordania, entre otros, se oponían pues consideraban a los judíos como unos intrusos. 

Cuando se dieron a conocer los primeros rollos su revelación sacudió a los investigadores y al mundo religioso e incluso alcanzó al público no especializado. Y surgieron diversas leyendas tratando de descalificar al cristianismo. Una de esas leyendas afirmaba que Jesús y a Juan el Bautista pertenecían a alguna rama de los esenios, y que el cristianismo no es más que esenismo, como afirma Paul Johnson en su libro Historia de los judíos. Sin embargo, los rollos confirman la veracidad y precisión de las versiones de la Biblia que nos han llegado. 

Eliette Abecassis  utiliza estos hechos para construir una novela policiaca, pero al mismo tiempo crea un lienzo expositivo de las creencias judías sobre el Mesías.  

La novela consta de ocho capítulos que corresponden a ocho supuestos pergaminos: el de los manuscritos, el de los santos, el de la guerra, el de la mujer, el de la disputa, el de las grutas, el perdido y el del Mesías.

 Cada capítulo inicia con la transcripción de un fragmento de los rollos mencionados y que sirve como introducción temática capitular. 

La trama se desarrolla a inicios del siglo XXI cuando las autoridades judías buscan rescatar un pergamino perdido que alguien lo guarda para evitar su divulgación pues se teme ese rollo destruya el edificio religioso cristiano que ha logrado mantenerse con cierta solidez durante 20 siglos. 

Las autoridades judías contratan al paleógrafo David Cohen para que busque quien tiene ese rollo perdido y cuando lo encuentre verifique su autenticidad. Para su protección personal comisionan a Ary, hijo del paleógrafo, quien tiene entrenamiento militar, pero que se ha unido a un grupo de judíos ortodoxos que viven en el barrio Mea Shearim, una especie de gueto en Jerusalén, y dedicarse a estudiar la Torá.

A medida que David y Ary empiezan su trabajo de investigación encuentran que los sospechosos de tener el rollo van siendo asesinados y crucificados y pronto padre e hijo se convertirán en blanco de los ataques. 

David y Ary sospechan que el rollo lo tiene el sacerdote católico, Pierre Michel, quien vive en Nueva York. Acuden a su departamento, pero cuando llegan éste ha huido, y encuentran dentro del departamento a una mujer: Jane Rogers, periodista neoyorquina que trabaja para la revista Biblical Arquelological Review, dirigida por Paul Johnson (no confundir este personaje ficticio con el autor de La historia de los judíos). 

¿Cómo llegó esa mujer ahí? ¿Qué busca? Y mientras hablan con ella, un grupo de encapuchados irrumpe violentamente, golpean a Ary, y secuestran a David.

Ary y Jane se unen para localizar a David y, al mismo tiempo, seguir buscando el rollo perdido. Como no tienen pistas ni idea por dónde empezar se les ocurre organizar una rueda de prensa donde prometen dar a conocer el rollo perdido y con ello atraer a los secuestradores pues piensan que el objetivo de ellos es el rollo. 

A la rueda de prensa acuden especialistas y reporteros, pero también el ex sacerdote, Pierre Michel, quien lleva el rollo perdido y pretende revelar su contenido. Antes de mostrar el pergamino Michel hace una disertación sobre su contenido en el cual afirma que el Jesús histórico es un desconocido para la cristiandad. 

Antes de que Pierre Michel pueda revelar la identidad de Jesús, Paul Johnson, saca una pistola y lo mata. En el caos que se genera Jane toma el pergamino y huye con Ary. Como ambos saben que permanecer en Estados Unidos es peligroso deciden viajar a Israel. Pero antes de que puedan escapar un desconocido los ataca, pero logran dominarlo. El agresor es un israelita llamado Kair Benyair, quien se niega a hablar. 

Una vez instalados en un hotel, en Jerusalén, Ary se da a la tarea de buscar a los beduinos que encontraron los rollos en Qumrán y logra localizar a Yohi, el hijo del beduino que encontró los rollos, y quien lleva varios años muerto. Yohi le cuenta que su padre, quien se llamaba Falipa, no encontró nada, sino que un extraño personaje le llevaba los rollos y su padre se encargaba de venderlos, pero cuando las otras tribus descubrieron que se estaban volviendo ricos los saquearon. Cuando Ary le pregunta el nombre de ese personaje resultó ser Kair Benyair. 

Ary Regresa al hotel y tras interrogar y presionar a Benyair éste acepta llevarlos a las cuevas del Qumrán donde asevera hay más documentos ocultos. Los tres se internan en las entrañas del desierto de Judá y entran a unas cavernas desconocidas, pero justamente cuando han llegado al recinto donde hay más documentos aparecen unos hombres, matan a Benyair y apresan a Ary, pero Jane, que no ha entrado con ellos, al ver que no salen de las cuevas, regresa a Jerusalén para dar aviso a las autoridades. 

La novela tiene a ratos pasajes bien armados con mucha tensión dramática, como una buena novela policiaca, pero de pronto se pierde y al final trata de sorprender al lector con la aparición injustificada de los esenios quienes, dice, han vivido ocultos en las cuevas del Qumrán durante casi veinte siglos y ahora están por cambiar la historia. 

En las cuevas, Ary encuentra a su padre, quien fue secuestrado por miembros de los esenios, y la que ha pertenecido siempre. Los esenios obligan a Ary y a David a escribir todo lo que han encontrado en su investigación.

La novela termina con la transcripción del supuesto rollo perdido que no es más que una mezcla del Evangelio según San Juan con fragmentos de algunos de los rollos del mar muerto existentes y otro tanto de ficción. 

Pudo ser una buena novela policiaca, pero la autora se perdió forzando la trama con un argumento forzado, mesiánico, místico, en la que termina extraviándose. Tratando de ser interesante se enreda y pierde lo que había logrado de misterio y tensión en los pasajes más policiacos de la novela.

Lástima. Este libro me deja una lección: no volver a leer nada de doña Abecassis, pero le agradezco que me haya motivado a investigar más sobre los Rollos del Mar Muerto y descubrir cosas que no conocía.


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