sábado, 8 de mayo de 2021

EL MAGO DE LUBLIN de Isaac Bashevis Singer


Jeremías Ramírez


Isaac Bashevis Singer escribe en Amor y Exilio: “…el suspense en mi vida y en mi escritura se fusionaron de tal manera que con frecuencia no supe distinguir dónde empezaba uno y terminaba el otro”. Es cierto. En El mago de Lublín, Yasha, el personaje principal, Yasha, es un hombre atrapado en un caos tanto en sus creencias e ideas religiosas como en sus relaciones amorosas. Y así era la vida de Singer cuando vivía en Varsovia, o al menos eso dice en el citado libro. 

Yasha es un mago e ilusionista. Sus habilidades le han permitido lograr cierta fama y éxito. Esther, su esposa, es una judía devota, con quien lleva casado 20 años, y su vida es muy ordenada y estable. Ambos tienen una casa en Lublin, pero sólo Esther la habita permanentemente. Yahsa, por su parte, se ausenta largas temporadas porque su trabajo lo realiza en Varsovia y en algunas ciudades cercanas a esta ciudad. Su esposa lo interroga si tiene amantes, pero el hombre es una piedra. Hasta el lector se va con la finta creyendo que le es fiel a su mujer. Pero tan pronto llegamos al segundo capítulo empezamos a darnos cuenta que una de sus mayores debilidades son las mujeres. 

La primera de sus debilidades es Magda, su ayudante, e hija de Elzbieta Zbarski, una mujer vividora que usa a su hija como carnada para recibir los regalos del mago. Magda no sólo lo asiste en el escenario, sino que además lo atiende como si fuera su concubina: se encarga de mantener en orden la vivienda en donde residen en Varsovia, le hace la comida, lava la ropa, atiende a los animales y satisface sus necesidades sexuales. Magda es muy tolerante: sabe todos sus embrollos amorosos, pero lo soporta pues está enamorada de él, aunque sin esperanzas de que algún día se consolide como su esposa. Ella sabe que está casado y que Yasha nunca dejará a su mujer por ella, pues sabe que está en desventaja por sus escasos atractivos femeninos: cuerpo delgado, enjuto, plano como un muchacho y que sólo la hace apta para ciertas actividades en el escenario, pero ninguno para ser la compañía permanente de un hombre.

Yahsa también mantiene relaciones amorosas con Zeftel, la esposa de un ladrón quien se ha fugado de la cárcel y nadie sabe su paradero. Zeftel cree que ya no regresará, por ello quiere irse con él a Varsovia y unirse a su trabajo, pero Yasha se niega. A pesar de ello, como no tiene hijos ni familiares que la detengan, se va tras Yasha a Varsovia.

Pero la mujer con quien ha establecido una relación más fuerte y profunda es Emilia, la viuda de un profesor, cuya hija adolescente adora a Yasha. Con ella quiere irse a Italia y recomenzar su vida esperando que en ese país aprecien mejor sus dotes como mago y pueda alcanzar la fama internacional y ganar mucho dinero.

Sin embargo, debajo de este caos amoroso hay otro caos aún más fuerte: su religión. E igual que Isaac Bashevis Singer, ha puesto en tela de juicio las creencias ancestrales de sus antepasados y según él ha roto con esas cadenas que lo atan a la viejísima fe judía que surgió hace unos 10 mil años con Abraham, en la tierra de Ur de los caldeos. 

Cuando su crisis pasional toca fondo es precisamente esa fe ancestral la que viene a rescatarlo del fango en el que se ha hundido y le proporciona una ruta por la cual buscará alcanzar su redención personal y espiritual y reconciliarse con su Dios que no lo ha dejado tirado en el piso. 

La novela, de apenas 236 páginas, es de una gran intensidad dramático-existencial de un hombre que ha perdido el rumbo y ha malgastado su vida en los placeres mundanos. Yasha es una especie de hijo pródigo que ha tratado de abandonar al padre (Dios) pero se da cuenta que sin Él está perdido y regresa para tratar de encontrar la redención personal y espiritual en la penitencia y el confinamiento, con la cual busca limpiar su alma y darle un sentido a su existencia vacía.

Esta novela Singer aborda el tema recurrente de su literatura —y quizá de la mayoría de los escritores judíos—: el anhelo de sus personajes por liquidar su pasado histórico-religioso y crear en sí mismos un ser nuevo, pero todos sus intentos son fallidos y descubren que la única vía que tienen, el único camino, es regresar a la fe de sus ancestros, es reconectarse con el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob.

El mago de Lublin es una novela que Bashevish Singer escribió en 1960, cuando él tenía 56 años y ya llevaba, al menos, 30 años residiendo en Estados Unidos, tras abandonar, a principio de los años treinta, su natal Polonia, lugar en el que ubica varias de sus novelas más importantes. 

En su larga vida (85 años) escribió 20 novelas y 12 libros de cuento, cinco de los cuáles fueron para niños y jóvenes. En 1978 le otorgaron el Premio Nobel de Literatura. Y murió en 1991.


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