Ha de ser escalofriante tener de
vecino a Bela Lugosi, el vampiro más famoso de Hollywood. Los estudiantes de la
Escuela Naval y Militar de Elsinore, ubicada a la vera del lago Elsinore, tienen
justamente de vecino a este vampiro, y a su hijo como compañero de clase, en la
novela Elsinore: un cuaderno, del
escritor mexicano Salvador Elizondo (1932-2006), quien formó parte del
destacado grupo de escritores de la segunda mitad del siglo XX conformado por
Carlos Monsiváis, José Emilio Pacheco, Sergio Pitol, entre otros.
La
novela es catalogada como novelle en
la contraportada de libro, pues se trata de un relato de apenas 82 páginas, pero
debieron haber dicho novela breve, que
es el término en español para las novelas de escasas páginas y no novelle.
Sólo
para puntualizar habrá que decir que su historia está prácticamente en la
frontera entre el cuento y la novela, pues aborda sólo un personaje principal,
prácticamente no tiene digresiones, —salvo las elucubraciones y sueños del
propio protagonista—, sin embargo, es más que un cuento. En el cuento la narración
tiende a concentrarse; mientras que en la novela tiene un carácter expansivo. Y
esta novela, a pesar de su brevedad, se expande en las elucubraciones de los
personajes, en los personajes secundarios, y en las historias incidentales.
En
esta novela es notorio el tinte autobiográfico del propio “Elizondo”, pues
revisando su biografía vemos muchas coincidencias, quizá por ello el personaje principal
se apellida “Elizondo”, y está narrada en primera persona.
La
historia está ubicada históricamente a finales de la Segunda Guerra Mundial, en
los Estados Unidos, específicamente al sur de la ciudad de Los Ángeles. Y
arranca la narración cuando su padre lleva a Elizondo a Estados Unidos para
inscribirlo a una escuela militar. No nos dice el motivo, pero se intuye que
tiene el objetivo de forjarle un carácter más duro, más disciplinado, aunque
tan pronto entra a la escuela sucede lo contrario. Es allí donde se alienta su
deseo de rebelión y disipación.
La
historia está narrada en forma cronológica e inicia con la llegada de Elizondo a
Los Ángeles, donde hacen él y su padre una breve visita a una de sus tías, cuyo
marido acaba de morir en la guerra. Allí se quedan una noche y al día siguiente
se trasladan a la escuela, la cual está comandada por el coronel Hunter
(cazador).
En esa escuela,
Elizondo entabla amistad con un jardinero que ha perdido un dedo y con dos
mexicanos (la pareja nos hace recordar, de alguna manera, a Viruta y Capulina,
celebre pareja de cómicos televisivos de los años sesenta) y que trabajan para
la escuela, pero viven en la periferia; y pese a la prohibición, son astutos en
introducir alcohol para su consumo personal.
También
se hace amigo de uno de sus compañeros, Fred, con quien realiza las actividades
exploratorias propias de los adolescentes, como su iniciación en el cigarro, el
alcohol y las mujeres, aunque esto último sólo en el plano imaginario, pues el
personaje principal está enamorado de su maestra de gimnasia, la Sra. Simpson, y
a quien le ha pedido clases particulares para seguir contemplándola, pero sin
atreverse a declararle sus emociones.
Un
día de Acción de Gracias su amigo Fred lo invita a cenar con su familia a Los
Ángeles. La cena se realiza en la casa de un tío rico donde consiguen dos
botellas de whisky, una que venderán a sus amigos mexicanos (ellos les hicieron
ese encargo), y otra, más pequeña, para ellos. Tan pronto regresan se beben la
botella pequeña lo que los lleva, cuando están ebrios, a romper con el
reglamento de la escuela. Como tienen temor del castigo, deciden huir de la
escuela, pero primero van a entregar su encargo a sus amigos mexicanos. Con el
dinero que reciben buscan huir a los Ángeles, aunque para llegar a la estación
del tren que los llevará a su destino, deben rodear el lago o atravesarlo. Sin saber cómo lograr su objetivo, descubren
una lancha y se suben. Una densa niebla los envuelve y pierden la orientación.
Después de algún tiempo perdidos, logran llegar a la ribera deseada y toman el
tren. En el trayecto, Elizondo se duerme y sueña que va a visitar a la Sra.
Simpson y tiene un encuentro íntimo con ella, encuentro interrumpido por un
visitante indeseado. Lo despierta de su paradisiaco sueño la llegada del tren a
su destino. Bajan y sin saber qué hacer vagan por las calles de Los Ángeles,
entran a tabernas con bailes eróticos patéticos, y terminan escondidos detrás
de unas bancas, en un lugar enfangado. A la mañana van a ver a su tía, quien
habla a la escuela y les exigen que regresan. Ellos creen que recibirán un
castigo terrible, pero cuando llegan descubren que ha ocurrido una tragedia que
los salva de la severidad del castigo.
La
novela está narrada con un lenguaje muy preciso (aunque hay momento que se pierde
el punto de vista del personaje, y se siente la visión de un adulto) y mezcla con
acierto muchas frases en inglés, frases que con un conocimiento básico del
idioma se entienden sin problema. El libro se lee con facilidad, a diferencia de
otras novelas suyas más densas, como Farabeuf,
crónica de un instante, su primera novela.
La
manera en qué inicia la novela parece como que la historia discurrirá por
senderos fantásticos: “Estoy soñando que escribo este relato. Las imágenes se
suceden y giran…”, pero pronto entra más bien al terreno del recuerdo con un
tono sumamente realista. Hasta los sueños que tiene Elizondo son realistas.
La
novela se inserta en esa temática de iniciación adolescente en la cual hay
grandes novelas en la narrativa mexicana como Las batallas en el desierto, El
principio del placer, ambas de José Emilio Pacheco; Persona normal, de Benito Taibo, aunque Elsinore, un cuaderno tiene mayor cercanía con De perfil, de José Agustín.
Esta
novela fue publicada por el Fondo de Cultura Económica, dentro de la colección Letras mexicanas, en una bella edición
de pasta dura y con un gran diseño de interiores, con una agradable tipografía,
que hace más placentera la lectura. Su
precio es sumamente bajo: 30 pesos. Toda esta colección tiene este precio.
Definitivamente
Salvador Elizondo, que en su juventud fue elogiado por Juan Rulfo, es uno de
los grandes escritores mexicanos de la segunda mitad del siglo XX. Hay que
leerlo, definitivamente.
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