domingo, 14 de noviembre de 2010

SOBRE LA FELICIDAD



Desde que se desató el boom harto indigesto de la superación personal, al grado de instalarse en las currícula universitarias como “Desarrollo Humano”, he andado con la tripa volteada cada que alguien (siempre alguien de buena voluntad que cree hacernos un bien soltándonos una andanada de frases trilladas salidas de sus insignes profetas) me llega con ese cuento. Y lo más sufrible es que muchas veces llega en la boca de alguien cercano y apreciado. Dan ganas, como dice la Biblia, de esconderse debajo de las piedras.

Hace poco sostuve una charla con una amiga sobre la tristeza y salió a relucir el tema. De pronto, en esos vericuetos de la vida, llegan al canasto del pensamiento hallazgos afortunados. Uno de ellos ha sido un libro que recién me encontré en un centro comercial de Celaya (Oh benditos centros, alimentados por empleados ignorantes que tanto bien nos hacen a los lectores poniendo de pronto libros magníficos y a precios irrisorios) un libro del filósofo inglés Bertrand Russell: La conquista de la felicidad. Me llamó la atención que un filósofo de esa talla se ocupara de un tema que se revuelca en las bocotas de los profetas de la superación personal. Intrigado, lo compré. De entrada tuve dos gratas sorpresas. La primera, en el prólogo escrito por Fernando Savater. Y la segunda, un poema que reproduce Russell del gran poeta norteamericano Walt Withman.

Reproduzco tres citas de Fernando Savater que vienen al caso: "Querer ser feliz es uno de los tantos espejismos propios de la sociedad de consumo, un tópico ingenuo de canción ligera, el rasgo complaciente que degrada el final de muchas películas americanas, en una palabra: una auténtica horterada. Y sólo hay algo más hortera o más vacuo que querer llegar a ser feliz: dar consejos sobre cómo conseguirlo".

La segunda cita altamente jocosa es esta: "Nunca ha estado del todo claro si el secreto de la felicidad consiste en no ser completamente imbécil o en serlo". Y finalmente remata su prólogo con esta otra: "En cuanto a conquistar la felicidad, la felicidad propiamente dicha... sobre eso yo no me haría demasiadas ilusiones".

Y complementa estupendamente la discusión de Savater el poema de Withman:

Creo que podría transformarme y vivir con los animales: ¡Son tan tranquilos y mesurados!
Me complace observarlos largamente.
No se afanan ni se quejan de su suerte.
No se despiertan en la noche con el remordimiento de sus culpas.
No me aburren discutiendo sus deberes para con Dios.
Ninguno está descontento, a ninguno le enloquece la manía de poseer cosas.
Ninguno venera a los otros, ni a su especie, que cuenta miles de años de existencia.
Ninguno es respetable ni desgraciado en toda la ancha Tierra.

Walt Whitmann
Ya empecé a leerlo. Me complace como empieza. Cuando lo termine comentaré aquí mis impresiones.


1 comentario:

EL GARABATO: Vicente Leñero

Jeremías Ramírez Hace no sé cuántos años que compré este libro, quizá unos 30. Fue a mediados de los ochenta cuando el FONCA sacó a la venta...