lunes, 14 de junio de 2010

UN DIA EN LA VIDA DE UN OBRERO


Hace poco, vagando en la Comercial Mexicana, descubrí unos libros de una editorial que no conocía: Belcqva; libros gris oscuro, buen tamaño y buena letra, con una serie de autores para mi desconocidos, salvo uno: Guillermo Arriaga, el guionista de Amores Perros, cuya editorial le publica El búfalo de la noche.
Compré dos libros de esta editorial, uno de ellos de una escritora china: Chi Li, autora para mi desconocida. Dice la contratapa que es “una figura importante en la literatura china”. También dice que “Es miembro de la Asociación de Escritores de Wuhan”. En uan página de internet leí que es catalogada como una de las mejores exponentes del nerorrealismo literario chino. Wuhan es la capital de la provincia de Hubei, una región situada en el centro del país. Dicha ciudad es atravesada por el río Yangtzé.
La novela que compré de esta autora se titula Triste vida y narra un día en la vida de un obrero. No es una novedad este lapso en la literatura. Stephan Zwieg escribió la novela 24 horas en la vida de una mujer.
Esta novela narra un día en la vida de Yin Jiahou, casado con una rijosa mujer que le hace la vida difícil, particularmente porque el dinero que gana Yin no es suficiente para tener una vida sin aprietos y carencias.
La novela, justamente realista, retrata con detalle las penurias que vive su personaje: comienza desde que se despierta en la madrugada y lo sigue en su preparación para ir a la fábrica, y la narración viaja con él en el trayecto bastante largo para llegar a su trabajo en diversos medios de transporte: camión y barco, todos atestados de gente que va a su trabajo.
A las penurias de su viaje se suma la su penosa vida de obrero mal pagado, las injusticias de su trabajo (este día, precisamente, le disminuyen el bono que debe recibir y cuyo dinero ya ha sido destino por él y su mujer). Otra losa que pesa sobre su ánimo es una vieja relación amorosa frustrada que le es despertada por una joven maestra que ese día cuida a su hijo que se lo ha llevado con él y lo ha puesto en la guardería de la fábrica. Y se agrega también la tentación de enrolarse amorosamente con una de sus compañeras de trabajo que lo acosa y lo reta a una aventura intensa.
De regreso a su casa debe rumiar sus derrotas y frustraciones para pasar las últimas ¡horas del día con cierta armonía con su mujer.
Es una novela corta escrita con melancolía y verosimilitud. No hay en ella ningún hallazgo formal; sigue una línea narrativa cronológica, cuyo interés se genera desde el principio cuando su hijo se cae de la cama y su mujer pelea con él por este hecho. De aquí arrancan sus dificultades cotidianas.
La novela termina con el deseo del personaje de que todo sea un sueño, un sueño que terminará en algo mejor cuando despierte. Y esto me hizo recordar la vieja canción de chava flores: A que le tiras cuando sueñas mexicano.
Es una novela sencilla, simple, como su personaje, que tiene la virtud de transparentar un hecho conocido: las penurias de la clase trabajadora inclusive en un régimen que se instituyó a favor precisamente de los trabajadores. ¡Vaya cruel ironía!

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