domingo, 21 de marzo de 2010

GRBAVICA: La revelación de Sara

Alejados del DF, y víctimas del acentuado centralismo, uno de los respiraderos culturales (tanto de libros, como de películas y además económico) son los botaderos de las tiendas de autoservicio. A es sucio cajón van a dar los saldos, generalmente llenos de basura, verdaderas joyas cinematográficas y literarias.
Por ello es importante, cada que vamos a uno de estos templos del consumismo, no dejar de husmearlos. Un buen olfato nos puede permitir que nos hagamos de una respetable colección de joyas a precios muy atractivos: 30, 40 ó 50 pesos.
Una de esas películas que recientemente encontré es Grbavica, opera prima de la directora bosnia Jasmila Zbanic, película que fue galardonada con el Oso de Oro (uno de los premios más importantes en el mundo) en el 2006.
La película no es una gran joya del cine (lo que ha incomodado a algunos críticos pues creen que el Festival de Berlín pone entre dicho su calidad evaluadora) pero tiene buenos aciertos para una directora muy joven aun (que nada tiene que ver con el talento. Orson Welles tenía 24 años cuando filmó El ciudadano Kane) y primeriza.
El mayor acierto es el tema: las víctimas de una estúpida guerra, víctimas, que Jasmila Zbanic conoce de cerca. Enfrente de donde vive hay una zona llamada Grbavica donde los Serbios montaron un cuartel donde torturaron a mucha gente. De allí salió el guión que ella misma escribió.
La película nos cuenta la historia de Esma y su hija adolescente, Sara. Esma trabaja donde puede y desatiende un tanto a una hija que atraviesa por una adolescencia turbulenta. Ellas viven solas en un departamento en Grbavica. La historia es narrada con una tensión interna que parece que se desbordará por cualquiera de sus frágiles hilos, lo cual crea una tensión dramática interesante pero desorientadora. Esma está preocupada por juntar el dinero para que Sara se vaya a un viaje escolar. Y Sara vive en un conflicto y quiere saber quién es su padre. Esma le ha dicho que murió en el frente de batalla y por eso es un héroe de guerra, pero eso no le satisface a Sara que presiona a su madre para que le diga todo: la presión alcanza su punto más alto cuando Sara confronta a su madre con una pistola que le dejó un amigo de la escuela.
La revelación del secreto, pese a las heridas que abre, le permite a Esma encontrar un alivio a su conflicto emocional interno. Como dice un crítico de La butaca.net, la película alcanza su momento más conmovedor, no cuando se enfrentan Sara y Esma, sino cuando Esma asiste a un club donde les dan terapia a un grupo de mujeres víctimas de la guerra. Esma libera allí su carga y cuenta su tragedia después del enfrentamiento con su hija. Las secuencias de este club son mostradas con grandes acercamientos lo cual le eleva la temperatura dramática al film.
Otra virtud de la película es que no cae en la sensiblería, a pesar de que tiene todo para dejarse caer en los brazos de esta plaga del cine. Y esto se le agradece a la directora.
La película es en sí una denuncia de los conflictos de las viudas o afectadas de la guerra que bien nos puede servir de referente cuando este momento altamente violento que atraviesa nuestro país termine y tengamos que recomponer a las víctimas, que ya se suman por miles, y ofrecerles opciones para sanar y superar sus heridas.

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