Jeremías Ramírez Vasillas
Cuando leí por primera vez Las
aventuras de Sherlock Holmes en un volumen editado por Editorial Porrúa
(No. 345) quedé alucinado por su deslumbrante capacidad deductiva a partir de
indicios tan obvios, que me hizo ver mi pobre capacidad de observación. Después
de terminar ese libro, influido por Holmes, puse en práctica sus métodos para
sorprender a mis amigos, principalmente a las muchachas que me gustaban.
Funcionaron.
Me había resistido a leer
esos cuentos de Conan Doyle porque creí que era literatura de evasión. Pero un
día que estaba sin trabajo en mi oficina, en el DF, fui a una librería que
estaba a una cuadra. Y lo primero que vi en una mesa que estaba a la entrada
fue ese volumen de Sepan Cuantos. Lo abrí y empecé a leer; me enganchó de
inmediato. Lo compré y regresé a mi oficina a seguir leyendo. Devoré el libro y
me volví admirador de este singular investigador harto enclichetado por el cine
y la TV.
Esa experiencia de lectura
fue hace unos 35 años. Y guardé en mi memoria ese grato encuentro con Sherlock
Holmes. En El extraño incidente de un
perro a media noche, de Mark
Haddon, que recién reseñé, el personaje principal, Christopher, decide
investigar quién mató al perro de su vecina, siguiendo los métodos de su
admirado Sherlock Holmes. Él menciona particularmente a Los perros de Baskerville, quizá la mejor aventura de Holmes.
Entonces se me antojó leer de nuevo esas aventuras. Buscando entre mis libros
encontré un pequeño volumen que compré hace unos diez años. El AM distribuía, a
través de los puestos de periódicos, una colección de libros a precios módicos.
Eran parte de una bellísima colección de libros de pasta dura, con una elegante
cubierta de papel couché. Al parecer era saldos de un tiraje monumental de la
editorial Sol, una editorial española, publicado a solicitud de un programa
gubernamental, pues trae una leyenda en la cubierta que dice: “Plan de fomento
a la lectura de Extremadura. Biblioteca de la literatura Extremeña y
Universal”. Y es muy probable que los sobrantes tuvieron que rematarlos en la
misma España y allende sus fronteras, y gracias a ello, los lectores mexicanos
pudimos beneficiarnos de esas hermosas ediciones.
El volumen mencionado
incluye siete historias: La aventura de
los seis napoleones, La aventura de
la escuela de la prioría, La aventura
de los lentes de oro, La aventura de
Abbey Grange, La aventura de los
muñecos danzantes, La aventura dela
casa vacía y La aventura de la
ciclista solitaria.
En La aventura de los seis napoleones se han robado bustos de Napoleón
en diversos lugares, y el ladrón los destruye cerca del lugar del robo. Son
bustos de yeso de poco valor y la policía cree que es alguien que odia
obsesivamente a Napoleón (una hipótesis muy chafa). Pero Holmes difiere y cree
que hay algo más. Siguiendo ciertas pistas descubre que el ladrón es un antiguo
artesano quien fabricó estas obras de yeso, quien además tenía un pasado
delincuencial, y quien tenía un buen motivo para robar su propia obra y
destruirla.
En La aventura de la escuela de la Prioría, han secuestrado a un
alumno y la policía está desconcertada porque también ha desaparecido un
profesor. Holmes indaga y pronto descubre que detrás del caso hay un problema
familiar.
En La aventura de los lentes de oro, el ayudante de un investigador de
origen ruso avecindado en Inglaterra, ha sido asesinado en la casa del
investigador. Y Holmes, a partir de unos lentes que el asesino perdió en la
escena del crimen, y que encontró la policía, construye el perfil del asesino,
y descubre que éste no pudo escapar y que está escondido en un lugar secreto de
la casa.
En La aventura de Abbey Grange, un hombre (cruel y alcohólico) es
asesinado en su propia casa, prácticamente ante los ojos de su mujer. Holmes
descubrirá una situación amorosa que mantiene su esposa con el asesino, pero
quien, en caso de ser castigado, causará más problemas que si queda impune.
Holmes decide no denunciarlo.
En La aventura de los muñecos danzantes, un hombre empieza a descubrir
extraños dibujos en papeles que llegan a su casa y que, además, han sido
inscritos en diversos lugares de su casa. Son dibujos, al parecer, hechos por
una mano infantil. Holmes descubrirá que se trata de una escritura secreta y
con una artimaña inteligente logran capturar al culpable.
En La aventura de la casa vacía, Holmes defiende su vida fabricando
una ingeniosa trampa para capturar a sus persecutores. Es la única historia
donde su habilidad como investigador la utiliza como defensa, sin embargo, es
la historia más débil: inicia con la muerte de un joven y la historia vira
sorpresivamente con la aparición de Holmes, que se creía estaba muerto (tras
tres años de ausencia). El final, con un simple comentario, define el desenlace
de la historia. Me pareció que Conan Doyle se olvidó de narrar para entrar en
el terreno de las explicaciones.
Y en La aventura de la ciclista solitaria, una joven es acosada por dos
hombres quienes, supuestamente, tras la muerte de su padre, su tío —que también
acaba de morir en África— les encomienda que se encargue de su cuñada y su
sobrina, las cuales han quedado desamparadas. En realidad, el tío les ha dejado
una fortuna y estos hombres buscan casarse con la sobrina para quedarse con la
herencia. También me pareció un cuento flojo y con un final apresurado.
En suma, el
deslumbramiento de la primera lectura se me ha diluido Me parece que ahora hay
cuentistas y novelistas del género de investigación policial que ha superado a
Conan Doyle, aunque nadie le pueda ya arrebatar el mérito de ser el precursor
de este género, y cuyas historias han acaparado la mayor parte de los lectores,
y han logrado trascender a través de varias adaptaciones cinematográficas y
variantes en series en la que Holmes usa la alta tecnología en su trabajo de
investigación.
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