domingo, 29 de julio de 2018

DESCUBRIENDO A SERGIO PITOL: EL TAÑIDO DE UNA FLAUTA Y OTROS TEXTOS

Sergio Pitol es uno de los grandes escritores mexicanos de finales del siglo XX y principios del XXI y uno de los que revolucionaron la literatura mexicana, y marcaron el rumbo de la literatura de nuestro país hacia el siglo XXI.
Pitol fue uno de los primeros autores que descubrí en la preparatoria, pero no profundicé en su obra sino hasta fechas recientes. Leía Teorías del cuento III de Lauro Zavala cuando me encontré con un breve ensayo de Pitol titulado, Dominar a la divina vida. Me gustó el ensayo: narra la relación entre sus vivencias personales, sus descubrimientos literarios como William Faulkner, con su creación literaria.  El ensayo me encantó tanto que tuve el deseo de leer su obra y me acordé que yo tenía una de sus novelas. Mi memoria no me traicionó: ahí estaba en mis libreros; el libro se veía nuevecito a pesar del tiempo y del polvo. Cuando terminé de leerlo, ya no se veía tan nuevecito (Ver foto).
No lo leí cuando lo compré, aunque sí lo intenté, pero no tuve éxito porque ni tenía el interés en ese momento, ni la madurez como lector: aún me faltaba un buen callo. Y seguramente la complicada narrativa de la novela me cortó el intento.
Aún ahora se me hizo difícil, pero a medida que fui avanzado y descubriendo los hilos argumentales, y me fui metiendo en la trama, quedé atrapado en sus intrincadas redes. Y digo intrincada con toda la intención: por momentos era difícil saber de quién estaba hablando el narrador: ¿del pintor o del cineasta? ¿Dónde estaba el personaje? ¿Qué estaba pasando y quiénes eran esos con quién estaba? ¿En qué momento de la cronología de la historia se ubicaba la narración?
La novela abarca la vida de los dos personajes desde su etapa estudiantil hasta su declive (en el caso del escritor) o maduración y alejamiento, como en el caso del cineasta. También abarca una amplia geografía que va de México a Venecia, Inglaterra, Italia, Polonia, Estados Unidos, Veracruz… De viejos hoteluchos a festivales de cine, a restaurantes venecianos, ingleses… O viejas haciendas de Veracruz o Oaxaca; de situaciones internacionales a familiares, en pequeños poblados mexicanos.
Esta complejidad es la que lleva a Sergio Pitol a definir una estructura narrativa no cronológica, que brinca de un personaje a otro, incluso a algún personaje secundario. Según Elizabeth Corral (Revista Literal) Pitol afirmó que: “al escribirla establecí de modo tácito un compromiso con la escritura. Decidí, sin saber que lo había decidido, que el instinto debía imponerse sobre cualquier otra mediación. Era el instinto quien determinaría la forma”. Es decir, que no hubo una estructura previamente definida, sino que avanzó en cada capítulo sin tener un rumbo fijo. Esto hace más complicado terminar una novela, siempre hay el riesgo de perderse en el camino, y terminar por botar lo que se ha escrito.
La novela inicia con un capítulo muy corto en el que plantea el núcleo novelístico: El narrador relata lo qué le sucedió al cineasta tras la exhibición de El tañido de una flauta en el Festival de cine de Venecia, su vagabundeo por la ciudad, por sus canales, sus cafés solitarios; todo le parece menos real que su trato con los fantasmas del pasado, vivos o muertos. Y de eso trata la novela: una regresión en el tiempo para darle sentido a muchas cosas. Y es que la película es de un japonés pero que aborda la misma trama de una película suya en la que cuenta la caótica historia de su amigo y escritor Carlos Ibarra; película fallida que lo lleva en cierto sentido a alejarse de la realización de cine. Reconoce que la película del japonés es muy superior a la suya, que captura mejor el clima emotivo de la historia de su amigo. Y todo ello da pie para una construcción fragmentaria de su propia carrera como cineasta y la historia de Carlos Ibarra, su amigo, a quien conoce desde la Universidad, cuando Ibarra era una gran promesa literaria y que en ese tiempo iniciaba la escritura ambiciosa de una novela; novela que se le escapa de las manos y nunca termina de escribir, pese a las oportunidades que consigue dentro y fuera del país, hasta que acaba derrumbado por sus propios fantasmas, por su fracasos amorosos y por un declive físico por la vejez.
Es recurrente que Pitol regrese en su narración a los mismos momentos históricos que ya abordó en algún capítulo para ampliar detalles que van clarificando los sucesos en juego y el papel que juegan los personajes que van incidiendo en la historia.
A veces el lenguaje que utiliza Pitol es introspectivo o reflexivo (dándole paso al discurrir de la conciencia de sus personajes), pero justo allí está lo interesante de la novela, pues permite convivir desde lo profundo de los personajes y sentir las frustraciones, su sinsentido, su apatía...
Me gustó la novela y ahora quiero leer Juegos florales, que fue la primera novela que empezó a escribir y que perdió el camino, y en ese lapsus escribirá El tañido de una flauta, sin embargo, posteriormente retomará sus Juegos florales y ya no volverá a perderse.
Sergio Pitol se inició como cuentista y por ello la novela, como género, le cuesta mucho trabajo abordarla y recurrentemente regresará al cuento. De hecho, hay capítulos de El tañido de una flauta que parecen cuentos los cuales se va hilando unos a otros con delgadísimos hilos pero que logran sujetar bien la estructura narrativa.
También Pitol fue un notable ensayista (por ejemplo, El arte de la fuga) desde donde dio a conocer la literatura de otros países y se destacó en el ensayo autobiográfico. Es precisamente en este último donde se puede conocer su recorrido por al ancho mundo de la literatura y del mundo, pues coincidieron sus recurrentes viajes al extranjero, bien por ansia de ampliar sus experiencias vivenciales, bien por su trabajo como diplomático en Europa del este, con su creación literaria y su desarrollo como escritor.
Un libro que me hizo entrar aún más en su literatura fue Sergio Pitol: una autobiografía soterrada. Es un libro ameno, entretenido, interesante y en el que hace además una severa autocrítica, lo cual es saludable en un autor tan reconocido. Ya comentaré más a detalle este libro en otra ocasión. Por lo pronto, les recomiendo ampliamente la lectura de El tañido de una flauta que se puede conseguir bajo el sello de Editorial Era. O bien, en sus obras completas que ha publicado El Fondo de Cultura Económica en cinco maravillosos tomos. Ahí está compilada toda su obra.


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