domingo, 12 de mayo de 2013

JUGUETES DE AYER Y HOY



Hoy estuve jugando con un yo-yo. Y caí en cuenta de la diferencia de los juguetes de mi infancia (trompos, yo-yos, baleros, etc.) contra los actuales.

Aquellos se basaban en las leyes de la física. Y aunque no entendiéramos los principios nos fascinaba verlos en acción. El equilibrio del trompo gracias a la fuerza centrífuga o del yo-yo que podía patinar sobre la cuerda que lo sujetaba (un equilibrio con las fuerzas de la fricción que permitían que patinara cierto momento y luego entraban en acción para que el yoyo subiera enredando la cuerda sobre su eje de rotación. Los mejores ejes eran los de madera, aunque algunos metálicos hacían bien su trabajo y los mejores yoyos eran los Plastimarx o los que distribuía la Coca Cola) y gracias a lo cual se podían hacer figuras de fantasía: el perrito, el columpio, el salto mortal, etc.

Los juguetes de hoy se basan en las leyes de la electrónica. Para aquellos juegos se requería desarrollar habilidades motoras; para estos, habilidades mentales (las motoras no van más allá de los pulgares y aunque se desarrollan nuevas aplicaciones que intentan entrar más al terreno físico, al final no exigen del cuerpo más que tener unas nalgas bien desarrolladas y un par de pulgares con cierta destreza).

¿Qué son mejor? Unos dirán que aquellos; otros que éstos. A mi me gustan más aquellos, pero es sólo una cuestión de gustos. A estos ya les he visto algunos beneficios. Mi hijo aprendió inglés con los videojuegos, y bastante de historia medieval y griega. Con aquellos no pude aprender eso, pero me divertí y me alegra descubrir que la destreza para bailar un trompo o mover un yoyo sigue en mí a pesar de tanto años de no tomar un juguetes de esos en mis manos.



domingo, 5 de mayo de 2013

EL CIUDADANO ORSON WELLES


Bajo el enorme peso de los estrenos, los grandes poetas del cine van siendo enterrados en el olvido, cuya memoria es rescatadas por los nostálgicos, por los que alguna vez fuimos deslumbrados con su obra.
Mientras usted recibe este semanario este lunes, sepa que un día como hoy (6 de mayo de 1915) nació Orsón Welles, L'Enfant terrible del teatro y del cine en Kenosha, Wisconsin, hijo de Beatriz Ives Welles (pianista, campeona de tiro y sufragista que sufrió condena por sus ideas radicales) y Richard Head Welles (inventor ocasional y miembro de una familia acomodada de Virginia).
Hizo su debut en el teatro a los 3 años como figurante en Sansón y Dalila, en la ópera de Chicago, y ese mismo año interpreta el papel de Trouble en Madam Butterfly, en el teatro de la ópera de Ravina, Illinois. E inicia su trabajo como director en 1925 en Camp Indianola, en donde adapta, dirige y actúa en la producción de El doctor Jekill y Mister Hyde.
Huérfano a temprana edad tiene una accidentada formación académica, la mayoría hecha de manera autodidacta, con desvíos a otros artes como el dibujo pero regresando insistente al teatro logrado pronto varios éxitos.
A los 20 años es ya un reconocido director de teatro.  Fue el creador del famoso Teatro Mercury, responsables de muchas obras dramáticas tanto en radio como en teatro.
La más famosa de ellas fue su escenificación en radio de la novela de ciencia ficción de H.G. Wells, La guerra de los mundos, relatada en forma de noticiario. Dice Wikipedia: “La introducción del programa explicaba que se trataba de una dramatización; en el minuto 40:30 aparecía el segundo mensaje aclaratorio, seguido de la narración en tercera persona de Orson Welles. Quince minutos después, la alarma general del país, creían que estaban siendo invadidos. En esta emisión Welles interpretaba al profesor Pierson, el científico que explicaba lo ocurrido. La emisión empezaba así: Señoras y señores, les presentamos el último boletín de Intercontinental Radio News. Desde Toronto, el profesor Morse de la Universidad de McGill informa que ha observado un total de tres explosiones del planeta Marte entre las 7:45 y las 9:20P.M. Inmediatamente pasaban a la banda de música supuestamente desde el Hotel Park Plaza, y periódicamente la interrumpían para informar de la ficticia invasión marciana: Señoras y señores, esto es lo más terrorífico que nunca he presenciado... ¡Espera un minuto! Alguien está avanzando desde el fondo del hoyo. Alguien... o algo. Puedo ver escudriñando desde ese hoyo negro dos discos luminosos... ¿Son ojos? Puede que sean una cara. Puede que sea... Los oyentes pensaron que se trataba de una emisión real de noticias, aún los que oyeron la introducción. El  pánico cundió en Nueva York y Nueva Jersey (donde supuestamente se habrían originado los informes) y la gente huía de la ciudad como podía. La comisaría de policía y las redacciones de noticias estaban bloqueadas por las llamadas de oyentes aterrorizados y desesperados que intentaban protegerse de los ficticios ataques con gas de los marcianos. La histeria colectiva demostró el poder de los medios de comunicación de masas, y este curioso episodio también catapultó a la cima la carrera de Welles”.
Y así llegó a Hollywood. Dice Wikipedia: “La fama que alcanzó Orson Welles después de su emisión de La guerra de los mundos hizo que Hollywood se interesase en él. El estudio RKO Pictures le ofreció un inusual contrato, en julio de 1939, para que Welles produjera, dirigiera, escribiera y actuara en dos largometrajes. El estudio tenía que aprobar la historia y el presupuesto si excedía los 500 000 $. Welles tenía permiso para desarrollar la historia sin interferencias, contratar a sus propios actores y equipo de rodaje y tenía el privilegio del final cut, algo inaudito para un director novel.
“Welles pasó los primeros cinco meses de su contrato con RKO Pictures intentando sacar adelante sin éxito varios proyectos. La revista The Hollywood Reporter dijo: «En los estudios de RKO se hacen apuestas sobre si el acuerdo con Orson Welles acabará sin que Orson haya hecho una sola película.» En un principio, Welles trató de adaptar El corazón de las tinieblas, y quería rodarla enteramente con planos desde el punto de vista de los personajes. También consideró adaptar la novela de Cecil Day-Lewis The Smiler With The Knife, pero comprendió que para desafiarse a sí mismo en un nuevo medio tenía que escribir una historia original. Finalmente, en colaboración con el escritor Herman J. Mankiewicz, conciben una historia que mezcla pasajes autobiográficos del propio Welles y los mezcla con la opulenta y escandalosa vida del magnate del periodismo William Randolph Hearst, lo cual le trajo problemas con este poderoso personaje, accionista de la RKO. Se titulo: El ciudadano Kane.
La película salió en medio de amenazas y problemas y fue un fracaso en taquilla aunque ahora es reconocida como una de las mejores películas de la historia del cine, pero además le significó a Welles una vida frustrada pues nunca logró hacer una obra de esta estatura estética.
Yo fui motivado a buscar esta película porque mi maestro de Sociología del cine la mencionaba con frecuencia. Pude verla finalmente. Quedé apabullado con esta obra, a pesar de que sabía muy poquito de cine. La he visto varias veces y cada vez me sorprende más. Y comprendo por qué de su fracaso en taquilla: es una obra ambiciosa, profunda, crítica, misteriosa pues desde la aparición al inicio de la película del palacete de Kane, Xanadú, y del letrero que dice: “Prohibido pasar”. Y el misterio ha sido fuente de arduos debates, misterio encerrado en una palabra que pronuncia Kane antes de morir “Rosebud” (capullo de rosa). Años después vi una cinta sobre la odisea de la filmación de esta película donde explicaba que quería decir Rosebud. Supuestamente Hearst así le decía al sexo de su amante. Y Wells planta la palabra en la película como la clave de la infancia y la añoranza de Kane, pues aparece la rosa y la palabra en la patineta de nieve de Kane cuando la están incinerando.
Hay muchas otras películas de Welles que me han deslumbrado como Sed del mal pero por hoy es cumpleaños de Orson Wells. Feliz 98, Orson.

Jeremías Ramírez Vasillas

EL GARABATO: Vicente Leñero

Jeremías Ramírez Hace no sé cuántos años que compré este libro, quizá unos 30. Fue a mediados de los ochenta cuando el FONCA sacó a la venta...