sábado, 23 de febrero de 2019

LA LIBRERÍA Una gran película de Isabel Croixet

Por Jeremías Ramírez Vasillas

Libros y escritores recurrentemente son protagonistas de muchas películas, incluso los clubes de lectura (El Club del pastel de cáscara de papa, Mike Newell, 2018) o bibliotecas (como en El nombre de la Rosa, Jean-Jacques Annaud, 1986) o, incluso, lectores (La historia sin fin, Wolfgang Petersen, 1984, La ladrona de libros, Brian Percival, 2013). Pero nunca había visto que una librería fuese parte del eje narrativo.
            La solvente directora española, Isabel Croixet, filmó en el 2016, la película La Librería. Una película en tono menor, con un ritmo pausado, adecuado a la historia que quería contar. La película está basada en la novela homónima de la escritora inglesa Penelope Fitzgerald que narra una historia sencilla con un nudo dramático de poca intensidad pero que va tomando fuerza a medida que avanza la historia.
Las historias que filma Croixet generalmente versan sobre mujeres. En este caso, cuenta la historia de una mujer, Florence Green, de edad madura que enfrenta prácticamente sola un antagonismo desigual en su empeño por establecer una librería en un pequeño poblado inglés, poco dado a la lectura.
            Florence Green es una mujer de mediana edad, alrededor de unos 50 años, viuda, amante de los libros como lo fue su marido. Su marido falleció en combate cuando fue enviado a la Segunda Guerra Mundial. La historia está fijada en el año de 1959.
Ahora que es viuda y vive solitaria tiene un anhelo: establecer una librería en un pequeño pueblo costero de Inglaterra: Hardborough, para lo cual invierte todos sus ahorros en comprar una vieja casona y un buen lote de libros. Al inicio parece que su único obstáculo son sus limitaciones financieras y el temor de que no haya suficiente mercado para sostener el negocio. Si bien, antes de que abra sus puertas, es invitada a una fiesta por el matrimonio Gamart, que son los ricachones que ostentan el poder en ese pueblo. La invitación en realidad que le hace la señora Violet Gamart (es la primera vez que ha sido invitada) tiene como objetivo disuadirla de su empeño de establecer su librería, y sugerirle que busque otro lugar, porque ellos quieren abrir un centro de las artes en la vieja casona. Ella se niega y no le da importancia al comentario, pues no parece poner en riesgo sus planes y sus sueños.
            Finalmente abre la librería y al contrario a los pronósticos de algunos habitantes del pueblo, es un éxito. Pero sus ventas se incrementan notablemente cuando pone a la venta un libro candente: Lolita, de Vladimir Novokob. Como es un pueblo chico, ella duda si será bien visto el libro y solicita consejo al único gran lector de la isla, el señor Brundish, quien la anima a ponerlo a la venta. El éxito incentiva las llamas de la oposición. La señora Violet eleva la potencia de su ataque. Con la ayuda de un sobrino que está en el parlamento, implementan una ley sobre los edificios históricos para que éstos puedan ser expropiados por el gobierno municipal para abrir espacios culturales. Bajo esa argucia legal, logran acorralar a la señora Green y obligarla a vender.
            Solidaridad, amistad, coraje, empeño, amor, rivalidad, maldad, envidia, odio, son los parámetros emocionales de la película. A la iniciativa de la señora Green se encuentra con dos buenos aliados: Christine, una niña de unos 12 años, que es su ayudante, y el señor Brundish, su mejor cliente. Sus enemigos son casi todo el pueblo que por temor se someten a la voluntad de la señora Violet Gamart, la mandona del pueblo, que muestra sin recato su envidia y odio, dos emociones que mueven su maldad.
            La librería es una película que poco a poco nos va atrapando hasta quedar prendados de la historia. Es una película realizada con suma delicadeza y precisión, virtudes que le ha permitido ganar varios premios internacionales y el codiciado premio Goya de su país: España.
            Su directora, una mujer que ha logrado alcanzar un reconocimiento internacional por su cine valiente que aborda historias de mujeres que entablan una lucha que contra las fuerzas de una sociedad prejuiciosa, machista, explotadora.
            Una de sus películas que recuerdo y que me gustó mucho es La vida sin mí (2003) en la que Coixet narra la terrible vida de una joven mujer (que trabaja como empleada de la limpieza en una empresa) que tiene una enfermedad terminal. Esta mujer entabla una lucha desigual contra su enfermedad no para buscar su cura (no hay remedio) sino para que su muerte no afecte a su esposo e hija. Con pasmo vamos viendo como esta mujer empieza a conseguir una esposa para su marido que funja además como una buena madre para su hija. Busca además que tengan estabilidad económica y emocional.
            En La librería le interesa explorar los límites en la lucha de una mujer para consolidar su sueño: su librería. No es una empresa que busque el lucro sino un faro de luz para iluminar la ignorancia de ese pueblo. De esa forma, ella se siente útil a su sociedad. Sin embargo, pese al éxito del negocio gracias a su pasión, entereza y apoyo moral de quienes simpatizan con ella, no se logra. La debacle empieza cuando su mejor apoyo, el señor Brundish, sufre un repentino ataque al corazón después que se enfrenta duramente con la señora Violet. Una vez sin apoyo, le aplican las leyes de expropiación y le inventa un diagnóstico catastrófico que ello implica que le puedan arrebatar sin pago o indemnización su librería.
            Al final hay una vuelta de tuerca bien configurada que hace que una historia de derrota tenga un final inesperado de último minuto, la niña que ha contratado como asistente decide ayudar a su amiga y expatrona con un golpe severo a la señora Violet, un acto valiente viniendo de una niña que parece indefensa y débil.
            La película me gustó mucho y la actriz inglesa Emily Mortimer hace una actuación bien lograda, contenida, con un conflicto interno terrible, con rasgos finos de belleza, que permite irnos involucrándonos emocionalmente con la protagonista.
              Es una película muy recomendable a pesar de que los libros no jugaron un papel mucho más relevante, porque sólo dos autores tienen una mayor participación: Vladimir Nabokov: Lolita y Ray Bradbury: Farenheith 451 y El vino del estío.
            La película está disponible en la plataforma de streaming Netflix. Si usted tiene este servicio, no se la pierda.


domingo, 17 de febrero de 2019

VIAJE POR EL SCRIPTORIUM





Jeremías Ramírez Vasillas

Paul Auster es un escritor estadounidense con una larguísima trayectoria, mencionado con frecuencia como candidato al Premio Nobel, pero hasta la fecha no se lo han otorgado; tal vez porque sus novelas tienen altibajos. Según mi juicio, y mi frágil memoria, que descarta (olvida) aquellas que no le agradan, tiene buenas y malas novelas.
            De hecho, lo mejor que he leído de Auster son sus libros autobiográficos: La invención de la soledad (1994) y Diario de invierno (2012) y su novela El país de las últimas cosas, una novela futurista sumamente distópica, desesperadamente distópica, en la que plasma una ciudad a la que la ha alcanzado el futuro y padece una terrible hambruna y la desesperación de sus habitantes los lleva a una situación extrema de auto exterminio. Es la descripción de una amarga pesadilla futurista, si no aprendemos a cuidar los recursos naturales, es decir, si dejamos el neoliberalismo se apodere del destino del planeta. Cuando se agoten los recursos naturales, las escenas apocalípticas que describe la novela se harán presentes.
            Viajes por el Scriptorium (2006), por su parte, es su catorceava novela en la que narra la historia de un hombre, un anciano, Mr. Blank, que sufre de amnesia y está encerrado en una habitación que no se sabe si es un cuarto de hospital o una celda. Cuando despierta, no sabe quién es ni qué hace en ese lugar, ni por qué, ni cuantos años hace que está allí. La habitación es toda blanca y de muebles sólo tiene una cama, una silla y un escritorio. Y sobre el escritorio hay unas carpetas con un texto escritos a máquina y un cúmulo de fotos de personas que no reconoce. Se supone que son personas conocidas por él. El cuarto está equipado con cámaras y micrófonos que recogen cada movimiento y cada palabra de Mr. Blank, pero él no lo sabe. Las ventanas, por su parte, están tapiadas y no se puede ver que hay en el exterior.
            A medida que avanza el día, el anciano va revisando los documentos, luego aparecen personas de quienes va recabando escasos datos sobre su identidad. Nosotros, como lectores, vamos descubriendo la identidad de Mr. Blank a la par que Mr. Blank descubre quién es. De esa forma, vamos, junto Mr. Blank, construyendo poco a poco su pasado y su presente. En ese sentido, es una historia llena de misterio y de desconcierto.
En cuanto a las personas que van apareciendo en escena, en primer lugar, es una mujer madura, Ana, aun guapa, que resulta ser alguien que Mr. Blank conoce, pero que no recuerda. La imagen de la mujer, cuando era joven, está en una de las fotos. La mujer está encargada de ayudarlo a iniciar el día: ir al baño, bañarse, vestirse y tomar el desayuno.
Luego, un hombre le llama por teléfono y le pide verse con él. Este hombre le informa a que él le ha echado a perder la vida. Y para tratar de rescatarla le pide que le recuerde lo que dice sobre él una novela perdida de un escritor supuestamente conocido por Mr. Blank, novela que también supuestamente Mr. Blank ha leído. Pero el viejo no recuerda nada. Al parecer, de cada personaje que aparece en la novela, Mr. Blank es responsable de sus sufrimientos, pues él los mandó a cada uno a misiones diferentes de las cuales no salieron indemnes.
Luego llega su médico personal que le pide que imagine cómo debe seguir el texto narrativo inconcluso que está en su escritorio y que Mr. Blank ha leído en las horas que se queda solo en la habitación. El texto narra la historia ficticia de uno invasores o colonizadores que nos recuerda a los ingleses a su llegada a América y la manera como éstos se apoderan del territorio norteamericano, pues igual que en la historia norteamericana, en la novela hay invasión de territorios, acorralamiento o exterminio de los habitantes originarios, saqueo de recursos, masacre indiscriminada bajo pretextos de agresividad y peligrosidad por agresiones ficticias (nada diferente de lo que Mr. Trump acusa a los indocumentados), etc. En esta historia el territorio había sido dividido en dos espacios: uno civilizado y otro, salvaje y ambos territorios han sido divididos con un muro para mantener a los supuestos salvajes lejos de ellos.
Mr. Blank entonces continúa inventando la historia y narra cómo se van develando las artimañas del imperio. Pero no concluye su historia, pues lo interrumpe otra mujer que le trae el almuerzo y el médico tienen que irse. Mr. Blank protesta, quiere terminar la historia. Después de un estire y afloje entre el médico y Mr. Blank, quien le ha prometido regresará al día siguiente, pero como Mr. Blank teme olvidar lo que ha creado de la historia, le pide al médico que se quede, pero el médico se va prometiendo que regresará por la tarde.
A medida que avanza la novela, el espacio y el tiempo se van expandiendo para configurar al personaje y permitirnos ver el contexto, pero nunca nos devela bien a bien qué hizo Mr. Blank y muy poco sobre el lugar en el que está recluido. Y al mismo tiempo asistimos a la construcción de una historia, de un mundo, de una sociedad cuando Mr. Blank a inventando la parte faltante de la historia. Es interesante que este hombre desmemoriado, que no sabemos quién es ni cuál fue su oficio o profesión, se asume como creador y con ello Auster nos da una clase de literatura.
Lo que Auster ha creado en esta novela es una especia de cajitas chinas, es decir, una narración dentro de otra y esta, a su vez, es parte de otra. Es como un juego de espejos. Cuando ya estamos a punto de terminar la novela, vemos con angustia que faltan pocas páginas y la historia aún tienen muchas interrogantes, muchos elementos abiertos y sin resolver, pero las dos últimas páginas hay una vuelta de tuerca que cierra la historia.
Auster maneja con maestría los espacios mínimos. Esta historia está confinada a un solo cuarto cuya puerta no sabemos si está cerrada con llave y cuya ventana no se puede abrir de modo que nunca podemos atisbar el contorno externo; asimismo, el armario sólo se sospecha de su existencia.
A pesar de que sí me gustó esta novelita breve de apenas 142 páginas, me siguen gustando más esos dos libros autobiográficos mencionados, y me gustan mucho sus cuentos. Tal vez es mucho mejor en la narrativa breve. Su poesía (también es poeta y ensayista y guionista cinematográfico) no la he leído ni tampoco sus ensayos, pero de cualquier forma si no quiere llevarse decepciones comprando libros de autores desconocidos, Auster es garantía de literatura consistente.


UNA PANTERA EN EL SÓTANO

Jeremías Ramírez Vasillas

Los escritores tienen la facultad de ver la vida desde diversos ángulos, gracias a su capacidad imaginativa, incluso su propia existencia. Una persona normal puede recordar su infancia, pero estará anclado a su punto de vista como adulto o como anciano, es decir, desde el tiempo y lugar donde reconstruye sus memorias. El escritor, en cambio, puede internarse en su infancia y ver esos hechos desde los ojos del niño que fue en ese entonces o desde una hormiga o desde la bicicleta que usó.
             Una pantera en el sótano es una novela del escritor israelí Amos Oz, con fuertes tintes autobiográficos en la que rememora con mucha calidez sus vivencias de niño, en el año de 1947. En ese entonces los ingleses ocupaban el territorio israelí, con la promesa de que cuando las ONU declarare a Israel como una nación ellos, que habían abierto las puertas para que el disperso y perseguido pueblo judío pudiera construir un territorio en el mismo lugar en el que surgió como pueblo en tiempos bíblicos, pero que, en el año 70, Tito arrasó con Jerusalén y expulsó a los judíos de su territorio. Durante casi 20 siglos anduvo errante son perder la identidad y unidad como pueblo. 
            En esa región, desde su establecimiento, estuvo lleno de problemas y conflictos. Los árabes veían a estos judíos —que tenían uno 20 siglos de no vivir en esa zona— como extranjeros, como invasores. Y los judíos, que en ese entonces eran un grupo reducido de pobladores, se sentían débiles, amenazados y molestos por vivir, como en tiempos de Jesús bajo el imperio romano, ahora bajo el poder del imperio inglés, pero con el derecho declarado por Dios en la Biblia de ocupar este territorio, según podemos leer la promesa de Dios a Abraham: “Y apareció Jehová a Abram, y le dijo: A tu descendencia daré esta tierra”. (Génesis 12:7).
            En ese contexto de ocupación, amenaza, toques de queda, Amos Oz nos cuenta la historia peculiar de un niño que apodan Profi (apócope de profesor) porque es inteligente, informado, estudioso, pero iluso y fantasioso, que trata de armar un pequeño grupo subversivo con dos de sus amigos de su edad (su grupo tiene sólo tres miembros), pero además está en los albores del despertar sexual y por ello está fascinado por Yardena, una muchacha de 19 años, hermana de uno de sus amigos subversivos: Ben-Hur, a quien accidentalmente ve desnuda por breves segundos (cuando se cambia de ropa) desde la azotea donde ha construido un lugar de espionaje. La visión maravillosa de esta mujer le va generar una serie de inquietudes.
            La novela es un tanto descriptiva de la situación de Israel, específicamente de Jerusalén, justo antes de que recibiera el reconocimiento como país para los judíos, en detrimento territorial de los palestinos, que a partir de entonces han ido perdiendo poco a poco su espacio territorial.
            La novela no es un panegírico de la causa judía sino la visión de un niño judío de 12 años que vive esa circunstancia que rebasa su comprensión, pero que, a la luz de la experiencia propia, familiar y de raza, enfoca como enemigos a los ingleses y sueña con formar un grupo de choque en contra de las fuerzas de ocupación para lograr construir un hogar seguro, propio y pacífico para los judíos. Y esa circunstancia se mezclan con su despertar sexual, su avidez de conocimientos (le encanta buscar información en la biblioteca de su padre) y su relación familiar (sus padres están involucrados con los grupos de resistencia).
            El conflicto principal que se da en la novela cuando Profi entabla una relación de amistad con un sargento inglés. Esa amistad surge una noche en que Profi se retrasa en el regreso a su casa de sus actividades “subversivas” (bastante inocentes en realidad) y es encontrado por el sargento inglés que lo lleva a su casa. Y en el trayecto, el sargento —que ama la cultura hebrea y la Biblia— tiene enormes deseos de aprender y entender el idioma hebreo y hace un trato con Profi: él le enseñará inglés y Profi a él hebreo. Para las clases se ven en un café. Profi se justifica a sí mismo diciéndose que tratará de sacar información importante del enemigo, pero sus amigos, cuando lo descubren, no le creen y lo acusan de traidor.
            Esta amistad lleva a Profi a debatir consigo mismo que es un “traidor” y quién es realmente el enemigo, las fronteras de pronto se le hacen difusas. Y lo que para sus amigos y sus padres que tienen clara la diferencia no así para Profi que, al sargento, pese a ser inglés, no lo ve como un enemigo y sueña con que algún día judíos e ingleses convivan en armonía.
            La novela tiene varios momentos de gran intensidad dramática. Uno es cuando lo descubre el sargento inglés y el segundo, cuando ante la ausencia de los padres, quienes tienen que hacer un viaje, y le piden a Yardena que vaya a cuidarlo. La espera de Yardena lo llena de un nerviosismo que consume varias páginas de la novela en elucubraciones ¡hermosas páginas! Y cuando Yardena (un minuto antes del toque de queda, cuando Profi cree que no vendrá) llega y de inmediato se pone a cocinar una cena para los dioses, como jamás ha visto Profi que cocine su madre. Será esa velada tan memorable, pero desde su óptica no entenderá, después que se va a dormir, esos extraños sonidos que le llegan del cuarto de Yardena.
            La novela es encantadora y emotiva que construye Amos Oz de sus vivencias juveniles y logra un motivador argumento en favor de la hermandad, la armonía, la paz entre los pueblos.
            Definitivamente Amos Oz en uno de los narradores más importantes de la literatura universal contemporánea. Sigamos leyendo a Amos Oz.
            Este libro fue publicado en México por el Fondo de Cultura de México, cuyo costo en diciembre (cuando lo compré) era de 90 pesos. Ahora que están de oferta, es posible que se consiga a mucho menor precio.


EL GARABATO: Vicente Leñero

Jeremías Ramírez Hace no sé cuántos años que compré este libro, quizá unos 30. Fue a mediados de los ochenta cuando el FONCA sacó a la venta...