Jeremías Ramírez Vasillas
El viernes 9 de noviembre, en la Feria Nacional del Libro de Celaya, 2018, —que se
instaló como en otras ocasiones en la Parque Xochipilli—, se presentó el libro El tótem de la rana: catapulta de microrrelatos.
La presentación estuvo a cargo de uno de sus compiladores, el escritor Pedro
Omar Rivera, y dos de los autores: Camelia Rosío Moreno y quien esto escribe.
Este libro reúne 140 narraciones de 28 autores
nacidos o radicados en Guanajuato, provenientes de Celaya, Salamanca, León,
Guanajuato, San Luis de la Paz, Irapuato, Jerécuaro y Acámbaro.
Este libro éste se empezó a gestar por la
inquietud del Dr. José Manuel Ortiz Soto, originario de Jerécuaro (escritor),
pero radicado en la Ciudad de México, y el escritor Pedro Omar Rivera,
originario de la ciudad de México, pero que radica en León; quienes, ante la
ausencia de un libro de este género literario, se dieron a la tarea de
convocar, a través de redes sociales, a los autores.
Hasta ese momento los antologadores no sospechaban
quiénes y cuántos eran los escritores que cultivaban este género. Conocían a
algunos. Una vez lanzada la convocatoria empezaron a llegar los textos. Algunos
llegaron por invitación directa y la mayoría en respuesta a la convocatoria.
Los antologadores se sorprendieron de la cantidad
de respuestas, la diversidad de registros en temas y formas y estilos de
escritura y de edades y formaciones dispares, desde jóvenes de alrededor de los
20 hasta más de 60 años de edad, algunos con una larga trayectoria —e
incluso con premios nacionales— hasta recién desempacados.
Pero la mayor y más grata sorpresa fue la calidad
de los textos que en general es de muy buen nivel, en los que se encuentra
ingenio, humor, buen manejo de recursos técnicos.
Cabe señalar que este género literario no es de
fácil creación, pese a su brevedad que va desde una línea hasta una página.
Javier Perucho, prologuista de la obra, afirma
que: “Luego de leer esta narrativa brevísima, las semblanzas de los autores y
la bibliografía que complementa, queda la certeza de que Guanajuato es tierra
de unos confabuladores habituados a convivir en una polaridad extrema, primero
con unos seres momificados y luego a reivindicar la imaginación cervantina”.
Una vez revisados y seleccionados según los
criterios de la convocatoria (mayoría de edad, envío de 5 textos cada uno,
textos inéditos, extensión, origen de los autores), además de la calidad de los
mismo, se dieron a la tarea de buscar una editorial. No fueron pocas puertas
las que tocaron. Finalmente, tras un largo periodo, la editorial de la
Benemérita Universidad de Puebla, en la colección “Ficción express”, aceptó
publicar el libro básicamente por la calidad de las narraciones.
Para ya no echar más rollo, reproduzco algunas
de las narraciones muy breves que contiene este libro para que constaten lo
antes dicho:
Se fue, Argelia Arjob, León.
“Él fingió que no la quería. Ella fingió que no lo quería. El amor les
creyó y se fue”.
Quanaxhuato, Amaranta Caballero Prado, de Guanajuato,
Guanajuato.
“El verde cerro croaba porque nubarrones anunciaban las lluvias, porque
estaba en celo, porque tenía sed. Porque era un verde cerro. Y cada vez croaba
más fuerte”.
Cosas de la libreta, Yumnia Duarte, Guanajuato.
“La pasta de dientes en su mochila me hizo pensar que tal vez no era una
noche única, sino una de tantas”.
Compañía nocturna, Macaria España, Celaya.
“Ella nunca duerme sola, su cama está llena de fantasmas”.
Teorías abreviadas y extraoficiales acerca de los finales, de Úrsula Fuentesberaín, Celaya.
“Se enfurecieron cuando les tratamos de explicar que su mundo simplemente
no estaba hecho para perdurar, que se suponía que fuera efímero, como esas
cintas de Misión imposible que se autodestruían en 5, 4, 3, 2…”
Luz, de Víctor Islas, León.
“Al amanecer, el sol se llevó a la niña junto con él, de paseo por el
mundo. Se convirtió en luz. Diría que en el pueblo no la volvimos a ver, pero
eso no es cierto”.
Corazón cochinilla, de Fernando Luna, León.
“Se enrosca al verte”.
Delirios de grandeza, Paola Mares, Salamanca.
“Ser el tiempo, aquel que guarda la memoria en los bolsillos, mientras te
quedas dormida”.
Burbujas de jabón, Imylce Morales, León.
“Ahí estábamos, dos burbujas de jabón. Íbamos a ningún lado sin dirección.
En un instante nos encontramos. De aquel instante nos hicimos nada, pequeños
reflejos de luz”.
Indigente, Camelia Rosío Moreno, Jerécuaro.
“A diario se le ve por las calles seguido por un séquito de perros flacos
como él, negándose a aceptar la limosna que le ofrecen. Hura aquí y allá, no
sabe que los recuerdos no se encuentran en la basura”.
Preocupación, Jorge Luis Ochoa Crespo, León.
“En mi lecho de muerte murmuré las últimas palabras, rodeado de soledad y
viejos muebles. Nadie se compadeció de este viejo. Grité, lloré con todas mis
fuerzas y casi a punto de morir emití un último suspiro, y me di cuenta que aún
no había nacido”.
Cuarto bat, Amelie Olaiz, León.
El pitcher estaba autorizado para mandarle dos bolas al emergente porque
todos sabían que bateaba por ambos lados”.
Mortaja segura. Víctor Hugo
Pérez Nieto, Acámbaro.
“Ya no pudo más con tanta pena, decidió expiar sus culpas y luego morir de
manera irremediable. Lo primero que hizo fue darse de alta en el sistema de
salud mexicano para que no existiese la mínima posibilidad de sobrevivir”.
Ramonerías (1). Alfonso Prado Soto, Irapuato.
“El pez se suicidó
saltando a tierra firme”.
Fiel, Jeremías Ramírez Vasillas, Celaya.
“Le fue fiel hasta la muerte… Oh, ¡qué hermosa era la muerte! Le sonrió y
decidió que su esposa se quedara con vida”.
Regalo, Ignacio Sánchez Rolón, Salamanca
“—¡Qué lindo!, Pero, ¿cuánto te costó?
—Se puede decir que un ojo
de la cara. —Un hilillo de sangre salía del hueco de su rostro”.
Vida en marte, Laura Zacanini, León.
“Mis papás son terrícolas, pero yo nací marciano”.
Esta es una pequeña muestra del contenido de este
libro. Como dije anteriormente, contiene 140 narraciones, de extensiones
diversas, que van desde estas muestras diminutas, hasta un solo relato de 350
caracteres.
El libro aún se puede conseguir en la librería de
la Universidad ubicadas en Av. Don Juan de Palafox y Mendoza 229, Centro, teléfono:
(222) 2 29 55 00 ext. 3220, y CCU BUAP, Vía Atlixcáyotl 2299 Puebla, Pue. CP
72810, teléfono: (222) 2295500 Ext. 2663