¿Cómo titular un libro? Muchas
veces los escritores empezamos un texto sin saber cómo lo titularemos. Por
ello, muchas veces es lo último que se escribe, pero antes de publicarlo, en
ocasiones, lo cambiamos varias veces, y no siempre estamos contentos; otras, es
lo primero que se nos ocurre y de este título se construye el relato.
Por
ello, escribir un título es un arte tan complejo como el relato. Los mejores
son aquellos que tienen al menos estas dos virtudes. 1) Despiertan el deseo por
leer el libro y 2) Son una pista clave en el enigma que encierra toda la
narración, sin develar el misterio.
Cuando
empiezo a leer un libro me pregunto por qué lleva ese título; en qué parte del
libro encontraré la respuesta. Hay libros que los termino de leer sin poder
encontrar el porqué de su título, como, por ejemplo: El nombre de la rosa, de Umberto Eco.
En el caso del
libro de Capote Otras voces, otros
ámbitos, el título me pareció muy extraño, y creí al inicio de la lectura
que, como se trata de un cambio de ambiente y de residencia del personaje
principal, Joel Knox, un niño de 12 años, esa era la razón, pero en la página
102 aparece el título dentro de una frase.
Uno de los
personajes más enigmático de la novela, un anciano ermitaño llamado Little
Sunshine, vive en un hotel en ruinas. Dicho hotel fue abandonado después que dos
suicidios acaecen en el lago aledaño al hotel, lo cual va generando un
inexplicable miedo en los huéspedes y lo van abandonado, pues todos dicen que
algo maligno se respira en el ambiente, incluso la dueña huye y se suicida
prendiéndose fuego en la cama de otro hotel.
Cuando le
preguntan a Little Sunshine por qué no se ha ido ese lugar, contesta que: “…si se iba
(del hotel), como había hecho una vez, otras
voces, otros ámbitos, voces pérdidas y tenebrosas arañaban sus sueños”.
Esta
frase tiene un sentido terrorífico, fantasmal, esquizoide, que viene bien a la
novela, porque el ambiente que se respira en el relato es extraño, ambiguo, incierto,
no sólo por las leyendas del lugar creídas con miedo por los negros de la
región, harto supersticiosos, sino que toda la novela tiene ese ambiente, donde
las voces del pasado, del miedo, de la conciencia, se hacen presentes, y en el
que todos se sienten atados.
La
novela inicia cuando Joel Knox, tras la muerte de su madre, es llamado por su
padre (quien lo había abandonado) con la promesa de asumir el rol de padre, de
un buen padre, que no ha sido. Quienes lo cuidan en Nueva Orleans después de la
muerte de su madre aceptan enviarlo pues ellos no pueden mantenerlo. A Joel lo envían
con tan sólo unos dólares y unas indicaciones poco precisas.
Joel
viaja de Nueva Orleans a una ciudad llamada Noon City (ciudad del mediodía), y
de ahí tendrá que desplazarse varios kilómetros hasta un lugar llamado
“Embarcadero de Skully” (que no es más que una vieja casona, oscura y tétrica),
donde vive su padre con su nueva esposa, Mrs. Amy, una mujer de extraños
hábitos, y el primo de ésta, Randolph, un homosexual, que vive del recuerdo de
un hombre de quien se enamoró.
En
Noon City conoce a las mellizas Tompkins. Una de ellas, Idabel, es una niña
salvaje y agresiva, que se hace acompañar de un perro llamado Henry.
También
entabla amistad con la cocinera de la casa de su padre, Zoo Fever, una mujer negra
de unos 30 años, que sueña con irse a Washington donde quiere hace una nueva
vida, pero no se irá hasta que muera su abuelo, Jesús Fever, un anciano de más
de 100 años. Ambos son creyentes cristianos fervorosos que celebran oficios
religiosos cada domingo al que acuden sólo ellos dos, pero a su vez, están
llenos de supersticiones mágicas.
En
ese contexto Joel trata de encontrarle sentido a su nueva vida, pero se le hace
muy difícil pues está acostumbrado a un ambiente dinámico citadino de Nueva
Orleans, que contrasta con la quietud del campo, que lo aburre terriblemente.
Cuando
llega al Embarcadero de Skully desea ver a su padre, pero éste no aparece y
nadie le dice si está en casa o no, y si puede verlo o no. Finalmente, un día
le piden que suba a la recámara de su padre y descubre que es un hombre en vida
casi vegetativa, pues no habla, casi no se mueve, y deja caer pelotas de tenis
para anunciar que necesita algo.
A
Joel el cambio de vida lo abruma, pero aparecen dos personajes que le brindan
un sentido: Idabel y su primo Rudolph.
Idabel, al
principio lo repele, pero se va acercando a Joel hasta que se vuelven amigos.
Un día ella lo invita a que la acompañe a los lugares donde acostumbra ir en
compañía de su perro, y su amistad se convierte en complicidad e Idabel lo
invita a fugarse después que se pelea con su padre y con su hermana. Ambos
emprenden la huida, pero sólo llegan a Noon City donde viven una extraña
aventura con una enana de carpa. Ese día, tras una tormenta, ambos se pierden.
Por el frío y la humedad, Joel cae enfermo y regresa a la casa de su padre.
Por
su parte, Rudolph, primo de su madrastra, y al parecer dueño del embarcadero,
es el único adulto que lo escucha y quien termina por hacerse cargo de él, y lo
va envolviendo en su extraño mundo.
Aunque
la estructura narrativa de la novela está construida de manera muy equilibrada,
es muy complicada, aunque no compleja porque su lectura es fácil. Es admirable
como logra construir un clima de suspenso bien logrado, de modo que no se puede
adivinar qué sucederá en el siguiente capítulo, sobre todo en las aventuras con
Idabel donde el peligro ronda. Y tiene la virtud de no caer en soluciones
simplistas. Cuando Zoo se va luego de que muere su abuelo, uno cree que
desaparecerá de la novela, pero al poco tiempo está de regreso. La causa: en el
camino la violan y advierte que fuera del embarcadero no tiene nada ni es
nadie. Lo mismo le sucede a Joel. Él, como Idabel, se siente atrapado en un
lugar que repele, pero después de la infortunada huida descubre que ese lugar
es su única salvaguarda, su único refugio, de modo que tendrá que encontrar una
forma de vida aceptable en ese lugar.
Pero
quizá lo que más sorprende es que fue escrita por un joven de poco más de 20
años. Es probable, —se deduce de sus cartas—, que empezó la novela cuando
tenía 21 años y la publica cuando tiene 23, en 1946, y es con esta novela que
logra un impacto nacional, alcanzado un nivel envidiable como escritor. Sus
trabajos anteriores fueron algunos cuentos que publicó en revistas femeninas, revistas
importantes para su trabajo, pues fue en ellas donde afina su capacidad
narrativa.
La
novela tiene un alto sentido autobiográfico, pues Capote nació y vivió sus
primeros años en Nueva Orleans. Y después de que sus padres se divorcian es
cuidado por dos señoras mayores, sus tías, y un tío solterón, en una comunidad
rural llamada Monroeville, en donde tuvo una amiga, Harper Lee, que algunos
críticos creen que es el modelo de Idabel Tompkins. Y a su vez, Harper Lee lo
retrata en el personaje de Dill, en su novela Matar un ruiseñor, novela mucho más autobiográfica que la de
Capote.
Lo
que sí puedo afirmar es que es una gran novela, con ciertos excesos narrativos,
pero donde el joven Capote muestra un atisbo del gran escritor que será, con
novelas sorprendentes como A sangre fría.
Capote
es, indudablemente, un escritor imprescindible para quien se quiera dedicar a
la narrativa. A leer se ha dicho.