El mes de mayo de 2017 se cumplieron 50 años de haber salido a la luz
pública la novela Cien años de soledad,
que catapultó a la fama al escritor colombiano, Gabriel García Márquez, que
luchaba como fiera por posicionarse en el entorno mundial de la literatura. Y
fue con esta novela que le permitió despegar una carrera internacional que
culminó en el Premio Nobel de Literatura, el 21 de octubre de 1982, aunque él
siguió publicando hasta su muerte acaecida el 17 de abril de 2014, en la ciudad
de México.
La primera edición de la
novela fue impresa en Buenos Aires el 30 de mayo de 1967 por la editorial
Sudamericana, con una gran acogida por la crítica y el público, y cuya edición
inicial fue de 8000 ejemplares que se vendieron en menos de un mes[1].
Hasta la fecha se han publicado cien ediciones y vendido más de 50 millones de
ejemplares y ha sido traducida a 35 idiomas, aproximadamente.
Yo tuve contacto con esta novela en 1975 cuando
estudiaba la preparatoria en la ciudad de México. No recuerdo como llegó a mis
manos, seguramente la compré tras estudiar a este escritor en la clase de
literatura, que era una maravilla; yo estaba fascinado en esa clase con lo que me
descubría el maestro sobre la literatura latinoamericana, que de eso se trataba
la clase. Era la época del “Boom latinoamericano”, y estudiamos a escritores como
Mario Vargas Llosa, Carlos Fuentes, Julio Cortazar, José Donoso, Augusto Roa
Bastos, Juan Carlos Onetti, Mario Benedetti y sus maravillosos cuentos, entre
otros. No podía creer que todos estuvieran vivos. También estudiamos a muchos
escritores mexicanos: Arreola, Paz, Azuela, Rulfo, Sabines, Pacheco…
Hace uno días encontré en la ex Comercial Mexicana
una edición de la editorial Diana, con una bellísima portada diseñada por Nora
Grosse, e ilustrada por la chilena Luisa Rivera, quien desarrolló una serie de
estampas que aparecen en diversas partes del libro a página entera, que le dan
vida y colorido al texto.
La edición que compré hace más de 40 años no sé en
dónde quedó. Hace unos 5 años compré la edición conmemorativa de la Asociación
de Academias de la Lengua Española, con pasta dura y exhaustivos prólogos. Y
hace un par de meses vi la de la editorial Diana. Quería revisarla para ver las
ilustraciones y la tipografía, pero todos los ejemplares estaban envueltos en
celofán y me dio pena desnudar a una hermosa dama sin haberla desposado. Y
quería desnudarla para revisar sus interiores: un lector siempre anda buscando
tipografías agradables, placenteras, buenos interlineados, páginas agradables
al tacto y al olfato y quería ver las ilustraciones.
Pocas semanas después decidí ir a ciegas y la
compré. Tenía muchos años que la había leído por primera vez y quería volverla
a leer. Ya casi no recordaba nada de aquella primera lectura de los años
setenta. Sólo recordaba que la había leído completa, y que me gustó mucho, y
que la imagen que me quedaba era la de Remedios la Bella cuando subía al cielo.
Como un bebedor empedernido, salí de la tienda de
autoservicios ansioso por descubrir sus intimidades. Me senté en las bancas de
metal frente a las cajas, desgarré (como novio impetuoso) el celofán que cubría
su virginidad y abrí las páginas. El aroma de la tinta y de la celulosa era muy
agradable. La tipografía (que diseñó el hijo de García Márquez, Gonzalo García
Barcha) era muy hermosa y las ilustraciones bellísimas, con unos orificios en
forma de gota.
Abrí la primera página y leí esa entrada ya famosa
de la novela: “Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento…”, entrada
crudamente criticada por Fernando Vallejo, compatriota de Márquez, pero
celebrada por Jorge Aguilar Mora en el prólogo de Cartucho, el libro de Nellie Campobello, pues afirma que es una
referencia directa a Pedro Páramo de
Juan Rulfo. Pasé velozmente esta entrada y seguí embebido la lectura, sin
hacerle caso a la gente que pasaba frente a mí; ellos ignoraban que yo estaba
iniciando una vez más una gran aventura en un mundo fantástico que vino a
revolucionar las letras latinoamericanas y ha sido piedra angular de muchos
escritores, incluyéndome.
Mi fragilísima memoria se vio de inmediato
confrontada. Casi nada de la novela recordaba, salvo el nombre de algunos
personajes y pocos pasajes que se desdibujaban en la bruma. Esto tuvo un efecto
positivo, maravilloso: disfruté la novela como si la estuviera leyendo por
primera vez.
Debo confesar que hubo ciertos manejos temporales
que no me gustaron, pero en cambio me maravillaron sus personajes, el retrato
de sus manías, su degradación al pasar de los años, su muerte a veces terrible,
a veces sublime, los conflictos amorosos que rayan en la locura, las pasiones
salvajes que los embriagan hasta la locura o el sinsentido, el retrato del
poder tan enfermizo en América Latina, esa proclividad a las armas y a la
guerra, pero también a la magia y al encantamiento.
Esta novela ha sido clasificada como “Realismo
mágico”, aunque en realidad lo “mágico” sólo aparezca en ciertos pasajes, a
veces de manera un tanto forzada, aunque en otras de manera perfectamente
ensamblada.
Pero el mundo creado por Márquez en esta novela es
de un crudo realismo, crudísimo, que quizá les parezca fantástico a quienes no
están inmersos en esta cultura tan extendida en América Latina, quizá porque
somos herederos de la vieja España, pero con una tradición ancestral que se
pierde en las tinieblas del tiempo y con experiencias similares, llenas de
dolor, de derrota, de explotación, de esclavismo, de pisoteo, que nos han
dejado con las venas abiertas, como diría Eduardo Galeano.
Me pareció que la novela, a sus 50 años de haber
llegado a los lectores, consolida su valor y su riqueza y la hace
imprescindible para quien se quiera dedicar a las letras.
Desafortunadamente corre el riesgo de convertirse
en un clásico, es decir, en una novela citada por todos, pero leída por nadie,
como el Quijote o la Biblia.
Pero a quien no les importe estos barrotes
ideológicos que resguardan en una celda a los clásicos, se encontrarán con una
joya y un fiel retrato de nuestro pasado pero también de nuestro presente.
[1] http://www.t13.cl/noticia/tendencias/12-curiosidades-de-las-mas-de-100-ediciones-de-cien-anos-de-soledad-el-clasico-de-gabriel-garcia-marquez-que-cumple-50-anos
No hay comentarios:
Publicar un comentario