lunes, 18 de junio de 2018

50 DE 100 AÑOS DE SOLEDAD



El mes de mayo de 2017 se cumplieron 50 años de haber salido a la luz pública la novela Cien años de soledad, que catapultó a la fama al escritor colombiano, Gabriel García Márquez, que luchaba como fiera por posicionarse en el entorno mundial de la literatura. Y fue con esta novela que le permitió despegar una carrera internacional que culminó en el Premio Nobel de Literatura, el 21 de octubre de 1982, aunque él siguió publicando hasta su muerte acaecida el 17 de abril de 2014, en la ciudad de México.
            La primera edición de la novela fue impresa en Buenos Aires el 30 de mayo de 1967 por la editorial Sudamericana, con una gran acogida por la crítica y el público, y cuya edición inicial fue de 8000 ejemplares que se vendieron en menos de un mes[1]. Hasta la fecha se han publicado cien ediciones y vendido más de 50 millones de ejemplares y ha sido traducida a 35 idiomas, aproximadamente. ​
Yo tuve contacto con esta novela en 1975 cuando estudiaba la preparatoria en la ciudad de México. No recuerdo como llegó a mis manos, seguramente la compré tras estudiar a este escritor en la clase de literatura, que era una maravilla; yo estaba fascinado en esa clase con lo que me descubría el maestro sobre la literatura latinoamericana, que de eso se trataba la clase. Era la época del “Boom latinoamericano”, y estudiamos a escritores como Mario Vargas Llosa, Carlos Fuentes, Julio Cortazar, José Donoso, Augusto Roa Bastos, Juan Carlos Onetti, Mario Benedetti y sus maravillosos cuentos, entre otros. No podía creer que todos estuvieran vivos. También estudiamos a muchos escritores mexicanos: Arreola, Paz, Azuela, Rulfo, Sabines, Pacheco…
Hace uno días encontré en la ex Comercial Mexicana una edición de la editorial Diana, con una bellísima portada diseñada por Nora Grosse, e ilustrada por la chilena Luisa Rivera, quien desarrolló una serie de estampas que aparecen en diversas partes del libro a página entera, que le dan vida y colorido al texto.
La edición que compré hace más de 40 años no sé en dónde quedó. Hace unos 5 años compré la edición conmemorativa de la Asociación de Academias de la Lengua Española, con pasta dura y exhaustivos prólogos. Y hace un par de meses vi la de la editorial Diana. Quería revisarla para ver las ilustraciones y la tipografía, pero todos los ejemplares estaban envueltos en celofán y me dio pena desnudar a una hermosa dama sin haberla desposado. Y quería desnudarla para revisar sus interiores: un lector siempre anda buscando tipografías agradables, placenteras, buenos interlineados, páginas agradables al tacto y al olfato y quería ver las ilustraciones.
Pocas semanas después decidí ir a ciegas y la compré. Tenía muchos años que la había leído por primera vez y quería volverla a leer. Ya casi no recordaba nada de aquella primera lectura de los años setenta. Sólo recordaba que la había leído completa, y que me gustó mucho, y que la imagen que me quedaba era la de Remedios la Bella cuando subía al cielo.
Como un bebedor empedernido, salí de la tienda de autoservicios ansioso por descubrir sus intimidades. Me senté en las bancas de metal frente a las cajas, desgarré (como novio impetuoso) el celofán que cubría su virginidad y abrí las páginas. El aroma de la tinta y de la celulosa era muy agradable. La tipografía (que diseñó el hijo de García Márquez, Gonzalo García Barcha) era muy hermosa y las ilustraciones bellísimas, con unos orificios en forma de gota.
Abrí la primera página y leí esa entrada ya famosa de la novela: “Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento…”, entrada crudamente criticada por Fernando Vallejo, compatriota de Márquez, pero celebrada por Jorge Aguilar Mora en el prólogo de Cartucho, el libro de Nellie Campobello, pues afirma que es una referencia directa a Pedro Páramo de Juan Rulfo. Pasé velozmente esta entrada y seguí embebido la lectura, sin hacerle caso a la gente que pasaba frente a mí; ellos ignoraban que yo estaba iniciando una vez más una gran aventura en un mundo fantástico que vino a revolucionar las letras latinoamericanas y ha sido piedra angular de muchos escritores, incluyéndome.
Mi fragilísima memoria se vio de inmediato confrontada. Casi nada de la novela recordaba, salvo el nombre de algunos personajes y pocos pasajes que se desdibujaban en la bruma. Esto tuvo un efecto positivo, maravilloso: disfruté la novela como si la estuviera leyendo por primera vez.
Debo confesar que hubo ciertos manejos temporales que no me gustaron, pero en cambio me maravillaron sus personajes, el retrato de sus manías, su degradación al pasar de los años, su muerte a veces terrible, a veces sublime, los conflictos amorosos que rayan en la locura, las pasiones salvajes que los embriagan hasta la locura o el sinsentido, el retrato del poder tan enfermizo en América Latina, esa proclividad a las armas y a la guerra, pero también a la magia y al encantamiento.
Esta novela ha sido clasificada como “Realismo mágico”, aunque en realidad lo “mágico” sólo aparezca en ciertos pasajes, a veces de manera un tanto forzada, aunque en otras de manera perfectamente ensamblada.
Pero el mundo creado por Márquez en esta novela es de un crudo realismo, crudísimo, que quizá les parezca fantástico a quienes no están inmersos en esta cultura tan extendida en América Latina, quizá porque somos herederos de la vieja España, pero con una tradición ancestral que se pierde en las tinieblas del tiempo y con experiencias similares, llenas de dolor, de derrota, de explotación, de esclavismo, de pisoteo, que nos han dejado con las venas abiertas, como diría Eduardo Galeano.
Me pareció que la novela, a sus 50 años de haber llegado a los lectores, consolida su valor y su riqueza y la hace imprescindible para quien se quiera dedicar a las letras.
Desafortunadamente corre el riesgo de convertirse en un clásico, es decir, en una novela citada por todos, pero leída por nadie, como el Quijote o la Biblia.
Pero a quien no les importe estos barrotes ideológicos que resguardan en una celda a los clásicos, se encontrarán con una joya y un fiel retrato de nuestro pasado pero también de nuestro presente.


           




[1] http://www.t13.cl/noticia/tendencias/12-curiosidades-de-las-mas-de-100-ediciones-de-cien-anos-de-soledad-el-clasico-de-gabriel-garcia-marquez-que-cumple-50-anos

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