Más
de 20 años después de la muerte de Julio Cortázar han estado saliendo a la luz
pública libros que recogen escritos suyos inéditos. Uno de ellos, publicados en
el 2009 con el titulo de Papeles
inesperados, son textos que dormían en un arcón, en su casa, bajo el
resguardo de Aurora Bernárdez, su esposa, quien un día le reveló al biógrafo de
Cortázar, Carlos Álvarez Garriga, que tenía esos documentos. Seguramente
estaban allí porque Cortázar no les haya dado valor a esos escritos. Al leerlos,
descubrimos otras luces importantes de este gran escritor.
Asimismo ha salido a la luz en forma
impresa la grabación en audio que recoge una cátedra que impartió en la Universidad de Berkeley, en
1980. La grabación dura 13 horas, las cuáles se transcribieron íntegras y sin
corregir la versión oral original. Y con ello se conformó un libro singular
titulado Clases de literatura,
publicado en el 2011.
En estas clases, verdaderamente
magistrales, Cortázar va exponiendo —ya como un escritor maduro— el corpus
teórico que respalda su creación, un corpus evidentemente decantado por múltiples
lecturas, diversas traducciones, muchísimos cuentos y críticas y varias
novelas, entre las que destaca la monumental Rayuela.
Algo que debo subrayar es que los
transcriptores respetaron el discurso hablado de Cortázar lo que nos permite
descubrir dos cosas importantes: la coherencia de Cortázar en sus discursos
hablados, habilidad muy difícil de lograr, y la posibilidad de OIR su voz
cuando uno está leyendo el libro. Quizá esto me sucede porque cuando estudiaba
en la UNAM tuve la fortuna de escuchar en vivo a Julio Cortázar. Alguien —nunca supe quién— lo
llevó al auditorio Che Guevara a leer uno de sus últimos cuentos. Nunca he
podido recordar cuál fue, pues embelesado como estaba viendo en persona a unos
de mis escritores favoritos, sólo observaba como movía la boca al leer y el
sonido de su voz. Me sorprendió muchísimo descubrir que era un hombre altísimo.
Él medía casi dos metros pero yo en ese momento no lo sabía.
Otro libro que recién ha salido a la
luz es una colección de cuentos de diversos autores titulado Cuentos inolvidables según Julio Cortázar,
que recoge nueve cuentos de autores como Ambrose Bierce, Jorge Luis Borges, Truman
Capote, Leonora Carrington, Felisberto Hernández, Katherine Mansfield, Juan
Carlos Onetti, Edgar Allan Poe y Leon Tolstoi. Esta selección es sumamente
exquisita. El cuento que me llevó a adquirir el libro fue El puente sobre el rio del Búho. Como compré en esa misma ocasión Clases de literatura, me sorprendió que
justamente uno de los cuentos que usaba como ejemplo del cuento fantástico era
este de Ambrose Bierce, un cuento admirable y conmovedor.
Lo que trae de nuevo de Cortázar
este libro es un texto que surge de una conferencia que impartió en la Habana,
Cuba, en 1962, titulada Algunos aspectos
del cuento, del cual se desprende la lista de los cuentos incluidos en este
volumen, pero en el que hay un definición del cuento, singular, admirable y
esclarecedora para quien se dedica a su cultivo, como es mi caso.
En Clases de literatura, casi 20 años después, también vuelve a
definir al cuento. Lo interesante es que si bien usa metáforas diferentes,
ambas son coincidentes: en Algunos
aspectos del cuento compara al cuento con una fotografía y a la novela con
una película y en Lecciones de literatura
dice que el cuento es una esfera y la novela un poliedro. Y aunque sean metáforas
diferentes ilustran la misma visión: que el cuento es una estructura cerrada
pero que tiene la virtud de abrir posibilidades imaginativas en el lector justo
en lo que No dice, en lo que alude, es decir, como él mismo afirma, sucede con
una fotografía en la que hay una sombra de algo que no se ve porque está fuera de
los límites de la foto, pero que desata la imaginación.
Resumiendo. Estos tres libros
confirman la enorme envergadura de Julio Cortázar como escritor, un escritor
cuyo talento no le teme echar mano de las experiencias personales. Prácticamente
todos sus libros surgen de una vivencia personal.
Por ejemplo, en La señorita Cora cuenta su experiencia como niño enfermo. En La noche boca arriba, se basa en un
accidente de motocicleta que tuvo en Francia. En El perseguidor su vivencia singular con el tiempo. Tal vez esto es
lo que hace que su escritura se sienta
tan cercana, pues si bien su literatura es sumamente imaginativa, no por ello sea
ajena a sus experiencias personales.