domingo, 10 de febrero de 2013

MADRE

Verte así tan desvalida, tú que has sido siempre una montaña, me hace sentirme a la intemperie, inútil, impotente. 

Sé que nadie creería, al ver tu figurita menuda, sobre tu fortaleza. Pero yo te vi, sostener con tus manos pequeñas, toda una familia, darnos de comer todos los días con un gasto y tu poderosa imaginación oteaba hacia el campo abierto que comenzaba en la puerta de la casa y allí encontrabas todos los ingredientes necesarios para siete bocas hambrientas. No hubo dificultad que te detuviera, hasta las puertas de la cárcel cuando alguno de nosotros se metió en líos, y lograste darnos ánimos para que todos fuéramos a la escuela. 

Y seguiste con los nietos, pero ya han pasado 84 años y el tiempo ha mermado tu energía. Es tiempo de que descanses, que otros hagan lo que necesitas. Y aquí estamos, tus deudores y beneficiarios, para dar devolverte un poco de luz de la que tu nos regalaste. Descansa madre, descansa. El Señor, a tu lado, vigila tu sueño.

INDICES DE LECTURA Y LA BIBLIA



En un indicador de los libros más leídos sobresale en primer lugar La Biblia. Yo no sé de qué manera obtuvieron los datos. Sí en realidad son índices de ventas o de lectura. 

Samuel Escobar, filósofo peruano (si bien recuerdo) decía que Cristo era el gran desconocido en América Latina. Y esto porque los poseedores de la Biblia la conservan en su casa como objeto sagrado y no como objeto de lectura. Y las constantes citas y alusiones al texto bíblico mal citadas que me encuentro en internet me hacen sospechar que es sólo un indicador de venta o de impresión, pues La Biblia es el libro que mayormente se regala por las organizaciones eclesiásticas en sus labores evangelísticas y proselitistas. 


Tal vez en estos momentos de oscuridad y confusión, en los que los valores se han invertido privilegiando el individualismo a ultranza, bien convendría que fuese el libro más leído y frases como esta influyeran en nuestro espíritu:


"Y si tuviese profecía, y entendiese todos los misterios y toda ciencia, y si tuviese toda la fe, de tal manera que trasladase los montes, y no tengo amor, nada soy.  Y si repartiese todos mis bienes para dar de comer a los pobres, y si entregase mi cuerpo para ser quemado, y no tengo amor, de nada me sirve. Si yo hablase lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor, vengo a ser como metal que resuena, o címbalo que retoñe. El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta".


Subrayo: "...no se goza de la injusticia, más se goza de la verdad".


Primera Carta de Corintios capitulo 13, versos del 1 al 7.

MADRE, TU VELA




Tu vela se apaga y yo me pregunto, madre, cuántos recuerdos fuimos colgando como ropa en un tendedero el cual, con los años, se fue haciendo más y más largo. Y cuando pienso en ello, me imagino uno de esos lazos que tú ponías en el patio, junto al corral de las gallinas, para secar la ropa. Un lazo que se extiende desde la puerta de la casa --esa puertita de madera que daba hacia uno de los costados-- y se interna por ese campo donde alguna vez inauguré una canchita de fútbol ¿recuerdas?. Y es seguro que tu me veías como era feliz pateando una pelota. ¿Has notado como a nuestros recuerdos los sacude el viento? 

Y ahora que tu vela se apaga me pregunto qué haremos con nuestros recuerdos. Quisiera bajarlos de ese tendedero e insertarlos en las páginas del algún cuento cuando escribo. Pero es imposible, son tantas y tantas páginas y muchas más que ya ha arrancado el viento del olvido. 

Me quedaré con algunas imágenes que se aparecen vívidamente en mi memoria las tardes de nostalgia o en mis sueños, sueños que siempre se repiten en ese paraje de verde pasto con charcos de agua cristalina.

Duerme madre, algún día tu y yo, en otra dimensión, recuperaremos nuestros recuerdos como quien recupera un tesoro perdido.

EL GARABATO: Vicente Leñero

Jeremías Ramírez Hace no sé cuántos años que compré este libro, quizá unos 30. Fue a mediados de los ochenta cuando el FONCA sacó a la venta...