sábado, 3 de diciembre de 2011

Revista "AUTORES"


Lo breve se extiende como plaga. Ricardo Pérez Quit, en el último número de su revista "Autores: teoría y textos de teatro" lo dedica al miniteatro. Él escribe en su editorial: "Los discos de acetato se compactaron en un CD y estos en Ipod, las casonas de techo alto se trocaron por casas de interés social donde apenas cabe una cama... el mundo se volvió pequeño ¿por qué no el teatro?". Por ello el número 31 de la revista está dedicado al "teatro compacto, compact theatre, Petit Théatre, teatro de USB en donde en pocas gigas cabe mucha acción para los escenarios. Teatro haiku, teatro bonsai, teatro rapidín para darse en bares, en estaciones del metro, en los wc, en los foros pulgares, en capillas de velación, en el panteón, en las azoteas...

Este número trae un ramillte de obras minúsculas de autores conocidos y desconocidos, consagrados y principiantes, profesionales y estudiantes, que coinciden en la mínima expresión escénica.

Bien por Ricardo. Viva el miniteatro, el teatro relámpago, pues como dice Carlos Puig: "Ya no estamos para rollos"

Y a mí me place que Ricardo haya incluido en este número dos pequeñas piezas que escribí cuando estaba el el taller de Dramaturgia que él impartió en la Centro de las Artes de Guanajuato a finales del 2010, en Salamanca.

jueves, 1 de diciembre de 2011

DE HIJO PRODIGO O CÓMO LLEGAR A CELAYA A CONTAR QUE HICISTE UN LIBRO, SIN SONAR MENTIROSO

Gracias a Todos por estar aquí, a mis amigos, a Jeremías por lograr esto, y otra vez, a todos. Estoy como infante feliz: cuando me fui de aquí, pensé en no volver, en seguir teniendo miedo, en borrar que existí en este lugar y, de preferencia que él se olvidara de mí. Hace seis años que mi madre murió y el simple hecho de volver me la recuerda. Regreso con las mismas mañas o peores y más refinadas: me gusta como no tienen una idea compartir los juguetes, andar en jauría con los compas (hoy están a mi lado), las fiestas si llegan a horchatas sólo así son buenas y es lo que haré: mezclar todo con lo de todos.

Hablaré de Monse y Jeremías y lo más seguro es que terminaré al final en alguna de nuestras tantas discusiones con el Rulas. Tengo un blog semanal en una revista llamada cero doce y suelo comentar libros, de Monse dije esto: Y ya que andamos por el rubro de lo erótico, Monserrath Campos Sánchez se hizo un librito de nombre Duermevela (La Rana, 2011), con unas referencias religiosas extrañas: “Tu sexo resucitará a la hora tercera/ / Me absolverás/para sentir el regreso de tu carne”. Repartido en tres partes: Vigilia, Duermevela y Sueño Delta. Cada una nos lleva por el acontecer de los amantes: enamoramiento, registro de una cotidianidad en común, la rotura. Podría quejarme de ciertos momentos de obviedad, de tener en mi rostro el aroma de esos amantes y ser un obsceno fisgón. Pero eso es mi mochez, sin embargo, lo pienso dos veces y digo: wow, lo logró. Lo que sí no podemos dejar pasar son los lugares comunes (esas frases que suenan a dichas mil veces, las cuales cualquier escritor debe tratar de evitar): “Tu aroma canela”, “Música para quererse despacio”, “tu perfume en mi piel” y varias más.

La sensación que nos deja es muy similar a cuando vemos a dos novios besándose en el parque, mientras nosotros estamos por ahí, con la carriola y el desvelo de cuidar a dos niños pequeños; esperando que caigan y podamos dormir seis horas seguidas. Por otro lado, la poeta tiene vertiente: junto con la chica que le hace la intro, son sobrinas de Gerardo Sánchez. Poeta celayense de no malos pasos.

Lo bueno, si es corto, dos veces bueno. Esa es la sensación que deja en Arañas en el silencio. Minificciones (La Rana, 2011) de Jeremías Ramírez Vasillas. Una colección de chile, mole y manteca de narraciones cortas que atrapan por donde le entres al libro. Cualquier lado es bueno, por todos lados sabe bien. Y eso es lo mejor y lo que enriquece cuando lo abrimos: lo mismo nos otorga humor, que sufrimiento, que cualquier sensación humana posible en shots que apenas te das cuenta que andas borracho de emoción. Jeremías cumple con muchos o casi todos los planteamientos que propone Poe para que el principio de suspensión de la incredulidad funcione: efecto, golpe directo, tema, timing, precisión lingüística, fraseo, duración precisa, que sumado en conjunto dan eso que llamamos belleza. Si me apuran un poco, les diré que si ustedes no salen a buscar en este instante ese libro están perdiendo una parte importante de la emoción que debe tener su vida. O cómo dicen las Lavanderas: entonces pa’que nacías si no lees este libro.

Y como a mí, eso de la humildad nomás no se me dio, hablaré de mis trabajos. Dios por Dios es cuatro toma el titulo de una canción pop de love of lesbian. Y extrañamente está emparentado con el mismo discurso de la rola: nos encantan las mentiras si están dichas de verdad. Ese es el argumento que fundamenta mi trabajo en casi cualquier cosa que realice: construir ensamblajes donde el lector disfrute de grotescos universos casi paralelos; y poco, casi nada, debe notarse que el mundo que el conoce poco a poco se fue a chingar a su madre dado la dificultad contener todos los layers de la realidad. No puedo negar que escribo para un tipo especifico de lector: un cabrón incrédulo, hijoputa y que detesta engañarse. No sé si es lo inteligente, pero mis amigos suelen ser así: gente que detesta los caminos conocidos por todos, prefiere que su falta de éxito sea por meritos propios, que no se doblega. Se me ocurrió hacer uso del paper (ese trabajo horroroso que hacen los científicos y los catedráticos para mantener su puesto) y meter dentro historias que funcionan como chismes que demuelen su propio espacio vital. Se sobreentiende que es una actividad postsituasionista. Pero después de leer lo que hacen los paracientíficos sociales, mi trabajo tenía una nueva razón de ser: demostrar que esos imbéciles hacen literatura y no ciencia. Que la psicología y sus marihuanadas son eso: cajones de confesión y cartas astrales que no pueden ser vistas como ciencia. Que el verdadero nombre del sociólogo es ociologo. Y la filosofía es una mentira para justificar nuestros miedos y creencias prejuiciosas.

Antes destruía a lo pendejo, hoy soy un pendejo que sigue destruyendo. Y que le voy hacer, lo chichimeca vascuence de mi terruño me persigue. Otra vez gracias y hagan esquina comprando un librito, no sean gachos.

martes, 29 de noviembre de 2011

HISTORIAS DE LAS HISTORIAS


En junio del 2009 participe en el concurso (Las Historias) que lanza cada mes Alberto Chimal en internet, el cuál gané en ese entonces con un cuentito titulado "Mensaje urgente". Los ganadores de 6 años de este concurso de publican en el libro Historias de Las Historias, que se presentará en la FIL de Guadalajara este viernes 2 de diciembre. Me complace estar en ese volumen.

Esta es la invitación que escribió Alberto: "Historias de Las Historias, es una antología de textos ganadores del concurso de minificción que se lleva a cabo aquí desde hace seis años. El libro está publicado por Ediciones del Ermitaño y contiene trabajos de varias decenas de autores de América Latina y Europa, además de ilustraciones del taller El Segundo Día, de la Escuela de Diseño del INBA. Es una constancia del trabajo que muchas personas han querido hacer alrededor de la minificción en esta bitácora, y por lo tanto es una alegría enorme y compartida, que agradezco a los autores así como a Alejandro Zenker y Rasheny Lazcano, de Ediciones del Ermitaño. Este libro se presentará en la FIL el viernes 2 a las 21:00 horas, en el stand L18 del recinto de la Feria, en la sección de editoriales independientes. Participaremos Alejandro Zenker y yo".

domingo, 6 de noviembre de 2011

ARAÑAS EN EL SILENCIO en el Campus Celaya-Salvatierra

Ahora tengo el gusto de invitarlos a la presentación de mi libro en el Campus Celaya Salvatierra este viernes 11 de noviembre con motivo del Dia Nacional del Libro. Estarán conmigo presentando sus libros Monserrat Campos Sánchez y Francisco Rangel, todos cuyos libros (incluyendo el mío) fueron publicados dentro de la colección "Formato Portátil", de Ediciones la Rana del Instituto Estatal de la Cultura de Guanajuato. Están todos invitados.

viernes, 21 de octubre de 2011

Insectaria

Jeremías Ramírez

Sueño que soy un insecto y mi mujer, que es entomóloga, me observa desde las alturas a través de la lente del microscopio. Sonrío, la saludo, quiero decirle hola pero la voz se me quiebra súbitamente al contacto del frío del metal que me atraviesa. Despierto. No es un sueño.

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Cuento publicado en El libro de los seres no imaginarios. Minibichario (Antología) Antologado por José Manuel Ortiz Soto, Editorial Ficticia, México, D.F., 2012.





domingo, 25 de septiembre de 2011

PRESENTACIÓN DE ARAÑAS EN EL SILENCIO



En la internacional Microcuentista, revista de microrrelatos y otras brevedades (http://revistamicrorrelatos.blogspot.com/2011/09/aranas-en-el-silencio-de-jeremias.html), se publicó esta nota sobre la presentación de mi libro:
“El día 22 de septiembre se presentó en la Biblioteca Central Estatal de la ciudad de León, Guanajuato, el libro Arañas en el silencio, minificciones de Jeremías Ramírez Vasillas. La presentación estuvo a cargo de José Manuel Ortiz Soto, quien destacó la carga sicológica que conlleva cada texto; Roberto Gómez, actor y mimo, adaptó para mímica el texto El destello. El autor nos dio un panorama de su andar por la minificción ―desde sus inicios en la revista El Cuento, de Edmundo Valadés, hasta la gestación del presente libro, en el taller de Guillermo Samperio, y su consolidación en el pasado reality literario Caza de letras, de la Universidad Nacional Autónoma de México―. El libro, conformado por 60 minificciones, en una bella edición de bolsillo, forma parte de la colección Formato Portátil, de Ediciones La Rana, del Instituto Estatal de la Cultura de Guanajuato. Del autor nos dice el prologuista del libro, Alberto Chimal: “Sobre todo, me interesó su versatilidad: al contrario de otros autores de cuento brevísimo, que se concentran en un solo tema y le dan vueltas para que lo veamos desde todos los ángulos, Jeremías Ramírez parecía querer abarcar lo ancho y lo largo del mundo entero, la historia y la imaginación, lo natural y lo humano.”

Por su parte, Aleqs Garrigoz, escribe en la contraportada del libro: “Arañas en el silencio es una aventura narrativa por la vivaz imaginería del autor, en la que la sorpresa y el humorismo tiene lugares privilegiados: todo es ocasión para elaborar la minificción con todo el efectismo de la que es capaz; así, se reinventan los mitos, los cuentos de hadas y la historia misma, se despoja a la ocasión solemne de su investidura formal y se juega con los aspectos más caricaturescos del ser humano. El giro inesperado, la vuelta de tuerca, son signos determinantes de estos textos en lo que la magia y lo maravilloso son introducidos en la vida cotidiana como la cosa más natural”.

Agradezco a los asistentes su presencia.

viernes, 16 de septiembre de 2011

ARAÑAS EN EL SILENCIO


Tengo el honor de invitarlos a la presentación de mi libro "Arañas en el silencio: minificciones", que publica Ediciones La Rana del Gobierno del estado de Guanajuato. Es un pequeño libro que contiene 60 minificciones. Estos minucuentos se fueron gestando en un lapso de más de 10 años, desde que estuve en el taller de Guillermo Samperio y concluye en mi participación en el Virtuality Literario Caza de Letras, concurso de minificción que organizó la UNAM el año pasado. Es un recuento de la trayectoria que he vivido en un lapso intenso en busca de la palabra precisa que detonara un universo.

Ojalá puedan ir. Me sentiré feliz de verlos allí. La cita es este jueves 22 de septiembre en la Biblioteca Central Estatal de Guanajuato "Wigberto Jiménez Moreno", ubicada en León, Guanajuato (Prolongación Calzada de los Héroes no. 308 Col. La Martinica, León, Guanajuato, México CP 37500). Posteriormente haré una o dos presentaciones en Celaya, dependiendo de las posibilidades.

Saludos cordiales

Jeremías

sábado, 20 de agosto de 2011

LOS LIBROS TIENEN LA PANTALLA


Por Jeremías Ramírez Vasillas

La Universidad de Guanajuato organiza un ciclo de cine que muestra una característica del cine contemporánea: su profunda unión con la literatura. Cinco importantes películas darán cuenta de esta unión: Agora, La novena puerta, Fahrenheit 451, El libro de cabecera y The Hollywood Librarian.
El ciclo que comienza este lunes 22 de agosto en el Teatro Principal con Ágora (2009), del chileno-español Alejandro Amenábar. Es una superproducción española, con un gran atractivo visual, que narra los trágicos sucesos acontecidos a la Biblioteca Alejandría por el fanatismo religioso cristiano que culminó con la muerte de la primera mujer matemática de la historia: Hipatia de Alejandría (370-415 D.C.). Recién se puso en circulación El libro de las matemáticas de Clifford A. Pickover en el que viene un artículo sobre ella (La muerte de Hipatia, p. 78) donde destaca su labor como teórica de esta importante rama del saber. Y agrega: “Hasta después del Renacimiento no hubo otra mujer, Maria Agnesi, que se hiciera un nombre en las matemáticas”. La película se centra en su labor docente y especulativa de los astros. En ese tiempo, había tantas preguntas en el cielo y tan pocas respuestas. Esta mujer, hermosa físicamente, sólo tenía como sus amores: la verdad y el conocimiento. Fue brutalmente asesinada. Dice este libro: “la desnudaron y le arrancaron la carne de los huesos con conchas afiladas” (en la película muere de otra forma). El crimen fue cometido por una turba de fanáticos de una secta cristiana de la época: los parabolianos. La película se mete en momentos en fangoso terrenos especulativos, pero no deja de ser interesante la propuesta visual de esta película.

El martes 23 exhiben La novena puerta (1999), del afamado director polaco, Roman Polanski, que se atreve a adaptar la novela de Pérez Reverte, El club Dumas, novela bastante malita. La película tiene su encanto aunque no es una de las obras mayores de Polanski como El bebé de Rose Mary (1968), Chinatown (1974) o Tess (1979). Dice Mateo Sánchez Cardiel, de La butaca.net: “Dean Corso, un sabueso de los coleccionistas de libros que se enfrenta a su caso más arriesgado: confirmar la autenticidad de ‘Las nueve puertas del reino de las sombras’, un libro de Ariste de Torchia, pero, según la leyenda negra, escrito por el mismísimo Satanás. Este truculento viaje le llevará a Corso desde la ciudad de los rascacielos a un enigmático Toledo, desde París hasta un precioso castillo escocés. En su camino se cruzarán el amor, el odio, la codicia, el fanatismo, la religión, la vida y la muerte. Toda una espiral de la que Corso, una vez metido, no podrá salir hasta que no haya concluido su descenso a los infiernos”.

El miércoles 24 se proyecta Fahrenheit 451 (1966), bajo la hábil conducción de otro cineasta mayor: Francoise Truffaut, ya desaparecido: murió en 1984, autor de celebres películas como Los 400 golpes (1959), Jules et Jim (1962), La noche americana (1973), entre otras. Fahrenheit 451 se basa en la novela del mismo nombre del escritor norteamericano Ray Bradbury (uno de mis autores favoritos de ciencia ficción junto con Stanislaw Lem). Es una película de ciencia ficción que tiene que ver con los libros: en esa sociedad futurista los libros son prohibidos y los bomberos dedican a quemarlos. Para rescatar estos valiosos objetos que han permitido el desarrollo de la humanidad (Ágora resalta la importante de las bibliotecas. Hipatia vive unida orgánicamente a la gran Biblioteca de Alejandría) los amantes de los libros y del conocimiento se dan a la tarea de memorizarlos. Cada uno de ellos es responsable de contener en su memoria un libro. El libro y la película son altamente disfrutables. Éntrele a los dos, no quedará decepcionado.

El jueves 25 proyectan El libro de cabecera (1996) del controversial pero interesante director inglés Peter Greenaway, pintor de profesión y autor de películas perturbadoras tanto por la temática que aborda en ellas como por su ánimo de romper con los cánones del cine, estableciendo de alguna forma las posibles directrices por las que deberá discurrir este arte en el futuro. Interesantes son sus tesis sobre las cuatro tiranías que en un tiempo me permitieron elaborar una ponencia sobre el cine del futuro. Regresando a la película, El libro de Cabecera “es una película de carácter iniciático en la que Nagiko —narradora y protagonista— va contando su proceso de aprendizaje. Proceso que se simboliza en el paso de ser soporte de escritura a convertirse ella misma en ‘pincel’; y que tiene, como etapas intermedias, el conocimiento del amor, de la muerte y de la venganza”. Esta es una película conocida, y por su calidad estética e innovadora en el lenguaje del cine, es muy probable que no perderá vigencia; es prácticamente un clásico del siglo XX.

Cierra este ciclo The Hollywood Librarian (2007) un documental dirigido por Ann Seidl. Esta es su única película. Dice la Pequeña saltamontes en su blog: “The Hollywood Librarian es un documental que trata sobre la figura del bibliotecario y el trabajo que realiza a través de la imagen que se desprende en diferentes película de Hollywood. El documental mezcla clips cinematográficos de películas que han tratado la figura del bibliotecario desde diferentes puntos de vista, algunos más positivos, otros negativos y algunos ridiculizantes (sic), con entrevistas a bibliotecarios americanos que analizan la imagen estereotipada que tiene la sociedad de su figura y del trabajo que realizan. The Hollywood Librarian también estudia los diferentes tipos de bibliotecarios que existen (escolar, infantil, director, catalogador, documentalista, de prisiones...) así como los diferentes servicios bibliotecarios que se dan en la sociedad (de grandes ciudades a rurales) y los cambios que la era de la información y las nuevas tecnologías han obligado a evolucionar a nuestra profesión”. Se ve que doña Saltamontes es bibliotecaria. Quizá es la película que los organizadores del ciclo esperan menos gente por eso la han programado en el Auditorio Euquerio Guerrero, que es una sala muy chiquita, casi íntima, a diferencia del Teatro principal.

Para acercarse a este banquete fílmico donde los libros tienen la pantalla, consulten la cartelera.

domingo, 7 de agosto de 2011

EL AUTOMÓVIL GRIS


El 11 de diciembre de 1919 se estrenó la película El automóvil gris, la primera gran película mexicana, escrita, dirigida y fotografiada por Enrique Rosas. Y fue desde su estreno un éxito rotundo similar a los estrenos de Harry Potter en nuestra época: se estrenó en 20 salas, que parece poco pero consideremos la época: la ciudad de México era entonces apenas un ranchito.

Dicen las crónicas periodísticas de la época que “…ayer fue una gran tarde de toros. Había romerías en los barrios y caravanas en las calles céntricas que se dirigían anhelantes a contemplar el sangriento Automóvil; en los pórticos de los salones se hacían colas esperando la apertura...“ Un anuncio publicado en El Universal decía: “es la película nacional más emocionante, más costosa, la que batirá el récord de interés y la que en su terreno pasará por el mayor número de salones (salas de cine) para que todo el público de la capital pueda ver en pantalla los tan discutidos y famosos crímenes que tan hondamente conmovieron a la sociedad”.

Esta película no sólo es importante porque fue la primer superproducción del cine mexicano y cuyo logro estético y comercial dejó una marca indeleble, sino porque además es un documento que recoge los hechos turbulentos en plena convulsión revolucionaria, cuando tres fuerzas se disputaban el poder de México y de su capital: a veces los carrancistas tomaban el poder, a veces los zapatistas y a veces los Villistas y cada uno tomaba lo que quería y cada uno ponía a circular sus propios billetes que los azorados comerciantes tenían que aceptar con el temor que pronto no valiera ni el papel en el que estaba impreso: “La ciudad andaba enloquecida. Con cada entrada de tropa, cambiaba la moneda. Los acaparadores aparecían como hongos tras la lluvia, y la confusión era brutal. Cada grupo político-militar tenía sus propios billetes. Carranza fue quien comenzó la confusión. En uno de sus primeros decretos ordenó la emisión de papel moneda de cinco, diez y veinte centavos. Eran unos cartoncitos de seis centímetros de largo por tres de ancho que llevaban impreso en el anverso, el escudo nacional y la cifra equivalente a su valor, y en el reverso el emblema de la Justicia con la leyenda ‘Gobierno Constitucional de México’, el número correspondiente a su emisión y la advertencia de ser moneda transitoria”. Fue en esta época que nació la palabra “bilimbiques” para nombrar a estos billetes chafas, “derivado probablemente de un estadounidense llamado William Wynkes, quien también emitió un papel moneda sin respaldo”.

En este periodo turbulento, la ciudad se hundió en el caos sin una autoridad que asumiera el control. Cada bando cantaba para su santo y muchos escudados en el uniforme cometían desmanes y robos.

Fue en esa época que una banda ganó notoriedad por su modus operandi. Vestidos de militares llegaban a las casas de los más ricos con órdenes de cateo de parte de sus jefes para buscar armas. Una vez dentro se dedicaban a embolsarse todo lo que había.

El hecho que sirvió de base argumental para la película sucedió el 26 de abril de 1915 cuando un grupo de militares llegó a la casa del señor Vicente González con una orden de cateo firmada por el general zapatista Amador Salazar, jefe del Cuartel General del Ejército del Sur, y le roban 4 mil pesos y alhajas de poco valor. Las señas de los criminales es que iban en un automóvil gris. La banda cometería más robos hasta que por presiones de las víctimas fueron apresados y fusilados posteriormente. Su jefe, el español avecindado en México, Higinio Granda, también fue apresado pero se libró de ser fusilado. Enrique Rosas fue el único al que se le permitió filmar el hecho.

La película de Rosas (hecha cuatro años después) incluye esta escena, real, bien snuff, del fusilamiento de estos delincuentes. “Fue filmada —dice la página de internet del Tec de Monterrey— originalmente como una serie de doce episodios… Estuvo basada en una serie de crímenes que sacudieron a la sociedad capitalina de 1915, El automóvil gris trajo por primera vez al cine mexicano la experiencia histórica inmediata. En este sentido, la cinta es una de las más contemporáneas de su tiempo, un enorme trabajo de ‘cinéma vérité’ que incluye dos elementos totalmente reales: el inspector Juan Manuel Cabrera interpretándose a sí mismo y la famosa escena final del fusilamiento real de los ladrones”.

La película fue producida por la empresa Azteca Films, propiedad del propio Rosas y la diva Mimí Derba, actriz de zarzuela famosa en esa época, con dinero, se dice, de la Revolución, específicamente, del general Pablo González, postulante a la presidencia.

Llama la atención las declaraciones de Mimi Derba sobre los propósitos de su casa productora: “Hay que pensar en la fuerza con que un argumento y buen desarrollo cinematográfico pueden infiltrar en el ánimo de los observadores, cualidades como la iniciativa, la perseverancia, la energía, la voluntad, etc.” Bien podrían tomar esta lección los dueños de Televisa y TV Azteca para mejorar sus basurientas televisoras.

Yo nada sabía al respecto, tanto de los hechos históricos como de la película de Rosas, sólo tenía noticias vagas de mis lecturas de libros de historia del cine y lo que había escuchado en mis clases de cine en la Universidad, pero sin profundizar. Pero heme aquí que me encontré en mi librería favorita (la tienda de autoservicios cercana) un librito que recién salió a la venta: La banda del automóvil gris, escrito por Agustín Sánchez González. Yo pensé al principio que era una especie de novela en la que se basaba la película. Pero me extrañaba que saliera la foto del autor, una foto muy contemporánea. Pronto descubrí que era un libro entre histórico y ensayístico de ese telón de fondo de la revolución: el caos en la ciudad. De este libro saqué las citas textuales que cité entrecomilladamente arriba.

Resulta que el autor nació en la ciudad de México, en 1956. Es licenciado en Historia por la UNAM y autor de varios libros donde combina la historia, la literatura y el periodismo. Entre sus obras más destacadas se encuentran La banda del automóvil gris, Juárez en tres tiempos, 7 moneros, Terribilísimas historias de crímenes y horrores en la Ciudad de México en el siglo XIX, Historia de un señor que una vez fue grillo, El General en La Bombilla y La nota roja en 1910. Desde hace 15 años es investigador del CENIDIAP/INBA y es uno de los más importantes especialistas en la caricatura mexicana, autor del clásico Diccionario biográfico ilustrado de la caricatura mexicana. Su obra ha sido compilada en varias antologías literarias y ha recibido diversos reconocimientos por su trabajo literario y de investigación, como el segundo lugar del Premio de Crónica Bernal Díaz del Castillo en 2002.

Ahora usted puede ver esta película en su cine favorito: el You Tube. Ahí, en esa magnífica cineteca, está esta joya del cine nacional si bien no en su versión original pues esta fue reeditada y sonorizada en 1933 y vuelta a remasterizar en 1950, versión esta última que está en el You Tube pero que sorprende la calidad y habilidad de este primitivo cineasta que tenían la fuerza, el empuje y la habilidad de tejer una monumental obra fílmica.

Búsquela y disfrútela. Viene en 8 fragmentos, molestos, pero que bien vale nuestra paciencia.

martes, 26 de julio de 2011

lunes, 4 de julio de 2011

LOS ROMPECABEZAS Y EL CINE


Los rompecabezas son uno de los entretenimientos más intensos y cautivantes. Largas horas me he pasado con la cabeza agachada tratando de calzar una pieza huidiza o buscando alguna estrategia de construcción. Por ejemplo: empezar armando el marco, o construir una imagen específica, o trabajar en equipo con los de la familia: que cada quien se ocupe de una parte y luego unirlas en un todo. O bien, organizar la construcción del rompecabezas como una carrera de relevos. En el más reciente rompecabezas que armamos en casa, la muchacha de la limpieza puso la última pieza que encontró debajo de un sillón, cuando ya nos habíamos resignados a tener un rompecabezas chimuelo.

La complejidad de los rompecabezas está en relación directa con la cantidad y pequeñez de las piezas y por la ausencia de figuras definidas. Y entre más complejo, es más cautivante.

Mientras trataba de construir el rompecabezas de El hombre Vitruvio de Da Vinci me encontré con un librito de divulgación científica interesante: Las neuronas de Shakespeare de Carlos Chimal (novelista y escritor científico, nacido en México en 1954). Dice este libro que los rompecabezas fueron inventados con el objeto de enseñar geografía. Su inventor fue el inglés John Spilsbury.

Inquieto por indagar más sobre este juego ahondé sobre John Spilsbury y encontré que fue aprendiz del geógrafo del Rey Jorge III, Thomas Jefferys. Y que se dedicó a vender pinturas, mapas (que él mismo dibujaba), cartas geográficas y artículos de papelería; también fue fabricante de sellos e impresor de libros infantiles educativos. Este hombre que nació en 1739 y murió en 1769, desarrollo el rompecabezas buscando un instrumento que ayudara a los maestros a enseñar geografía a los niños. Lo que hizo fue pegar un mapa mundial a una tabla y luego recortó cada país. Este burdo rompecabezas fue bien aceptado y al ver en él una oportunidad de negocio, fabricó más con ocho temas geográficos: El mundo, Europa, Asia, África, América, Inglaterra y Gales, Irlanda y Escocia.
Seguí rascando como un perro en busca de un hueso y encontré que a pesar de que la paternidad del rompecabezas se le ha adjudicado a Spilsbury, ya otros habían hecho juegos similares. El gran matemático siracusiano Arquímedes (287-212 a.C.) desarrolló un juego llamado Loculus Arquimedius (Caja de Arquímedes), conocido como Ostomachion. Se trata de juego de disección que consiste en 14 polígonos que unidos hacen un cuadrado. Estas piezas permiten armar figuras de personas, animales y objetos.

El loculus de Arquímedes es similar al rompecabezas chino, muy antiguo, llamado Tangrama, que en chino significa “Los siete tableros de astucia", porque está formado por 7 piezas con las cuales hay que formar siluetas. Las 7 piezas, llamadas "Tans", son 5 triángulos de diferentes tamaños, un cuadrado y un paralelogramo romboide. Normalmente los "Tans" se guardan formando un cuadrado.
Volviendo a Spilsbury. El original sentido pedagógico de su rompecabezas rápidamente se convirtió en un pasatiempo mayormente infantil hasta que a principios del siglo XIX, los fabricantes Milton y McLaughlin Bradley crearon rompecabezas con un mayor número de piezas y mayor complejidad, omitiendo la imagen que podría servir de guía para construir el rompecabezas y así picar la curiosidad de los mayores. La estrategia resultó ser todo un éxito, pues en poco tiempo, los adultos hicieron del rompecabezas uno de sus pasatiempos favoritos. Alrededor de 1920 se comenzó a sustituir la madera por el cartón, disminuyendo el precio de estos juegos y simplificando el proceso de su fabricación, pues antes del siglo XX eran muy caros y solo la alta sociedad se los podía permitir. Con la introducción de nuevas técnicas de fabricación se abarataron y se popularizaron enormemente. La época dorada de los rompecabezas fue en los años 20 y 30. A esto ayudó también el que se hiciesen más difíciles, con más piezas intrincadas.

Por alguna extraña vía se han hecho muchas variaciones del rompecabezas para diversos fines. Dice el Wikipedia: “Del siglo XVII datan las primeras cerraduras con truco o de combinaciones para burlar a los ladrones. A finales del siglo XIX, las indias norteamericanas usaban monederos trucados para guardar el dinero y los dados de juego. En 1800, el vendedor de juguetes alemán Bestelmeier vendía piezas de madera que se encajaban en forma de cruz, y desde 1970 se han diseñado cientos de rompecabezas poliédricos y hasta redondos.

A pesar de las apariencias, dice Georges Perec (1936-1982) en su novela La vida: Un manual del usuario, “armar un rompecabezas no es un juego solitario, pues cada movimiento que intenta el que lo resuelve ya ha sido dado por el creador de acertijos; cada pieza que toma, deja y vuelve a tomar, cada hueco que imagina relleno, cada combinación y corazonada que parece presentarse aquí o allá, cada tropiezo y cada acierto han sido diseñados, calculado y decididos por el otro”.

El rompecabezas por un camino diferente llegó al cine como parte de una técnica esencial de este arte: el montaje. Las primeras películas de ficción realizadas por George Meliés consistían en una larga toma continua, mientras en el escenario de su teatro se llevaban a cabo las acciones. La cámara inmóvil estaba al centro de la butaquería como un solitario espectador, como un ojo vigilante, inmóvil.

Los pioneros del cine pronto descubrieron que acercando la cámara y cambiando de emplazamientos, el cine ganaba fuerza expresiva. Es decir, la estrategia era fragmentar la acción para filmarla en pedacitos, lo cuales, posteriormente, se van uniendo en la sala de edición. Este trabajo se convierte en un verdadero juego de acertijo, sobre todo en el sistema de filmación del cine norteamericano: el “master con protecciones”, en el cual se filma toda la acción en una toma abierta y larga; luego se hacen planos más cercanos. Y esa pedacería se le entrega al editor quien tendrá la ardua tarea de ensamblar las piezas hasta dar la apariencia de una acción continua a través de los cortes.

Es tan complejo el trabajo de un editor que la academia norteamericana le otorga un Oscar a esta labor que ahora se ha aligerado mucho con las computadoras de edición.

No quisiera terminar este artículo sin mencionar la aparición de un rompecabezas en una película. Se trata de la majestuosa El Ciudadano Kane (Wells, 1941) en la que la segunda esposa de Kane, aburrida en su frío palacete, Xanadu, juega a armar rompecabezas de numerosas piezas. Y es El ciudadano Kane un rompecabezas fílmico en la que el espectador tendrá que ir uniendo los pedazos que aparecen desde el punto de vista de los protagonistas para crear su propia versión de esta obra maestra realizada por el jovencísimo Orson Welles que para ese entonces tenía apenas 24 años.

lunes, 30 de mayo de 2011

EL FIN DEL MUNDO: THE ROAD


¿El 21 de diciembre del 2012 se va a acabar el mundo? Tantas veces nos han dicho esto que cuando de verdad se acabe nos va a agarrar de sorpresa que ni tiempo nos va a dar de ponernos los pantalones.
El fin de mundo es uno de los fantasmas que recorren al mundo poniendo a temblar a la humanidad desde tiempos antiguos. Cada catástrofe o fenómeno natural es suficiente para pensar que nuestra frágil casa se va a derrumbar. Al pasar de los años este temor ha sido cultivado particularmente por las diversas religiones, de modo que es posible encontrar escatologías (teorías o profecías apocalípticas) no solo cristianas sino budistas, hinduistas, islámica, mazdeístas, hebreas y hasta marxistas. Pero a pesar de tantos anuncios el necio mundo no se acaba. Aquí sigue, resistiendo los violentos embates del ser humano. Claro que de vez en cuando se defiende y nos pone unos sustos que aceleran nuestras obsesiones apocalípticas.
Tanto la Biblia como el Popol Vuh y otros libros reportan ya un fin del mundo a través del diluvio universal. Después de esta catástrofe, se vaticina un final aun peor, tanto en el libro del Apocalipsis como en textos de diversos profetas como Nostradamus. Y ahora nos dicen que también los mayas vaticinan un fin del mundo que se va a cumplir el 21 de diciembre del 2012.
De que eso suceda está en duda sobre todo porque estos vaticinios (los mayas) como de los Nostradamus no son claramente específicos. Quienes determinan las fechas son los intérpretes de dichas profecías, e interpretan muy caprichosamente.
Pero, ¿realmente se va a acabar el mundo? La respuesta simple y llana es sí, algún día, pues todo lo que se mueve en la dimensión espacio y tiempo tiende a cambiar y desaparecer. Los seres vivos, nos decían en las clases de primaria cuando el fantasma de Elba Esther Gordillo no rondaba por el sistema nervioso de la educación, nacen, crecen, se multiplican y mueren.
Un día, inevitablemente, nuestro planeta, agotado, se transformará en algo diferente lo cual significará el fin de las cosas como las conocemos. ¿Cuándo? Nadie sabe, a pesar de que ya el mundo da signos de agotamiento.
Esta idea del fin del mundo ha provocado la creación de muchas novelas y películas, la mayoría de un nivel muy elemental, aunque de pronto aparecen ciertas obras de calidad, que se atreven a imaginar una realidad posible, probable, pero sin afirmar que esa es la verdad.
Una novela de este tipo es The Road (El último camino) escrita por Cormac McCarthy, un buen novelista norteamericano. McCarthy, en ese libro, se atreve a construir un escenario probable de un futuro cuando quizá tras una probable guerra nuclear (nunca lo dice) destruya la vida tal y como la conocemos. Ante tal hecho cabe preguntarnos ¿Qué sucedería si en un futuro cercano los terribles vaticinios apocalípticos se cumplieran? ¿Qué haríamos? ¿Seguiríamos siendo civilizados o nos convertiríamos en salvajes y no dudaríamos en matar a quien ponga en riesgo nuestra sobrevivencia? ¿O nos uniríamos, ante tal desgracia, para construir un mundo mucho mejor?
En los setenta películas como Cuando el destino nos alcance (Soylent Green, Richard Fleischer, 1973) me estremecía haciéndome pensar en el posible advenimiento de un apocalipsis en el cual la humanidad tendría que recurrir al canibalismo industrial para dotarse de alimentos después de que la vegetación y los animales se hubieran acabado.
Yo, lector silvestre que me había iniciado con las novelas de ciencia ficción, me volví fan de estos relatos catastrofistas. 2001 Odisea del Espacio me hizo aullar aunque no logré entenderla hasta que leí la versión novelada de su guionista Arthur C. Clark. Y devoré Fahrenheit 451 de Ray Bradbury, y cazaba cuanta película sobre el tema aparecía en pantalla, buena o mala, no importaba.
En The Road, Cormac McCarthy se dio a la tarea de recrear un mundo post-apocalíptico bastante desesperanzador. En un futuro no determinado, un hombre y su hijo de 10 años, emprenden una marcha hacia el sur de los Estados Unidos, a través de una carretera. Es una travesía enloquecida y sin sentido ni esperanza pues el entorno ha sido devastado por algún cataclismo no mencionado. La vegetación ha sido carbonizada y los incendios consumen lo poco que queda. La mayoría de los seres humanos han muerto y los que quedan sobreviven de los alimentos que han quedado en casas y comercios. Y cuando estos se acaban, se desata el canibalismo más feroz. Bandas de hombres armados y salvajes andan a la caza personas indefensas. El hombre y su hijo tienen que sortear estos peligros sin la posibilidad de confiar en alguien y enfrentando el fantasma terrorífico del hambre y del frío que los acosa. Todo su peregrinar ha estado orientado hacia el sur, buscando un clima más benigno y así encontrar mejores condiciones de sobrevivencia. La novela traza un arco dramático sutil pero efectivo en el que casi sin percibirlo se les van mermando al hombre y a su hijo el agua, el alimento, sus propias fuerzas y su esperanza. Cada vez es más difícil encontrar algún tipo de víveres y abrigo. En estas condiciones, el clima es otro adversario más y refugiarse en casas es más peligroso que dormir oculto entre rocas, árboles, troncos, hierbas renegridas y secas, pues así pasan inadvertidos a los caníbales.
El día que compré esta última novela de Cormac descubrí que había una versión fílmica de este libro en cartelera en ese momento (octubre o noviembre del año pasado). Es la primera vez que me sucede. La novela empieza con un tono casi lineal y va aumentando poco a poco su dramatismo de modo que azuza la curiosidad por ver la versión fílmica (titulada en México como El último camino). Esta película fue realizada por el director australiano John Hillcoat. Con acierto, la película logra recrear el ambiente sórdido y desesperado de la novela y no traiciona su espíritu. Ni la novela ni la película ofrecen un final feliz. Dice Carlos Bonfil: “El último camino es un relato sostenido por actuaciones de primer orden (Mortensen, con la solvencia acostumbrada; el niño Smit-Mc Phee, toda una revelación), muy eficaz en su manejo de emociones en ese largo ritual de duelo anticipado que ofician las dos últimas generaciones del planeta, y que ofrece más pasto a la reflexión que a los estímulos del entretenimiento masivo”.
En efecto, es una película que deja pensando en la posibilidad de que estemos ya viviendo el comienzo de un mundo devastado, violento, cruel y sin futuro. Los abusos al medio ambiente y el recrudecimiento de la violencia mandan avisos.
No es una película (y libro) esperanzador, sino desolador aunque muy en el fondo, al final, hay una sugerencia de esperanza, pero una esperanza que deberá ser alcanzada después de un largo periodo de agonía.
Ambas, la película y el libro, me dejaron satisfecho. Muy recomendables y relativamente fáciles de conseguir en México y Guanajuato.

domingo, 15 de mayo de 2011

AGORA: película de Alejandro Amenabar




Reverenciada Hipatia, ornamento del saber,
estrella inmaculada de sabia formación,
cuando os veo a ti y a tu discurso,
yo te adoro mirando al hogar celestial de la Virgen,
porque tus quehaceres están en el cielo.

Antología Palatina, IX, 400.

Sobre las espaldas históricas del cristianismo pesan algunas ignominias difíciles de digerir, que dan cuenta de que, cuando una fe es devorada por el fanatismo, no hay sermón de la montaña que detenga la barbarie. Cabe subrayar que tales periodos de irracionalidad fanática no cancela las bondades de ninguna religión o ideología, cuando éstas en esencia son buenas. Más bien, los fanáticos se escudan en ellas para justificar ambiciones oscuras y destructivas.
Hipatía de Alejandría (370-415) es uno de los múltiples mártires del cristianismo fanático. Recién los cristianos habían dejado de ser perseguido por los romanos, cuando ellos aplicaron en Alejandría la misma medicina intolerante con quienes no compartían sus creencias, contrariando con ello las enseñanzas de Cristo quien ordenaba: “Amad a vuestros enemigos”.
Poco sabía yo de Hipatía; o más bien, nada. Y poco sabía sobre la biblioteca de Alejandría salvo que había sido quemada. Hace un par de meses cayó en mis manos la novela El incendio de Alejandría, que según dice la leyenda publicitaria de la portada, es “Una novela cautivadora sobre la biblioteca más legendaria de la historia”.
Empecé a leerla y la novela no me cautivo, más bien me aburrió y la dejé como en la página 40. Poco después una maestra del campus Celaya-Salvatierra me pidió que le copiara una película. Se trataba de Ágora, película que no había visto y que versaba sobre la biblioteca de Alejandría. Me sorprendió que la película fuese española con una superproducción como de Hollywood. El personaje principal era (de los muchos sobresalientes que hubo alrededor de la biblioteca) Hipatía de Alejandría y me abría un panorama desconocido: la destrucción de los acervos por parte de un grupo de cristianos intolerante: los parabolanos. Este hecho lo desconocía completamente.
Picado por la curiosidad volví a la novela. Su autor es Jean Pierre Luminet (1951), escritor francés, quien es además astrónomo y artista plástico, y al parecer se dedica a escribir novelas sobre la ciencia y la astronomía. Tiene en su haber El enigma de Copérnico y La discordia celeste, su más reciente obra.
La anécdota que cuenta El incendio de Alejandría es sobre el encuentro (ficticio) entre el general musulmán Amr (conquistador de Alejandría bajo las órdenes del Califa Omar), Juan Filopón, un viejo gramático y filósofo cristiano y director de la biblioteca, Rhazes (personaje ficticio), médico judío, e Hipatía, supuesta sobrina de Filopón y quien, como su homónima (esa sí real), tiene una pasión por las ciencias y la astronomía. Este encuentro se realiza poco antes de que Amr queme la ciudad y de paso la biblioteca. Y en dicho encuentro, Filopón, Rhazes e Hipatia tratan de convencer a Amr de que no destruya la biblioteca haciendo un repaso sobre los estudiosos sobresalientes que hubo en Alejandría y la importancia de sus descubrimientos. Y este recuento es lo más valioso e ilustrador de la novela. Es más un compendio de los grandes estudiosos que surgieron alrededor de la biblioteca alejandrina.
Por su parte, Agora (2009), es una película de Alejandro Amenábar (director español de origen chileno altamente reconocido por sus películas Tesis (1996), Abre los ojos (1997), Los otros (2001), Mar adentro (2004), se centra sólo en el conflicto entre los adoradores de Serapis (deidad sincrética greco-egipcia a la que Ptolomeo I declaró patrón de Alejandría y dios oficial de Egipto y Grecia con el propósito de vincular culturalmente a los dos pueblos) y los parabolanos (miembros de una hermandad cristiana que en los primeros siglos de la Iglesia se hacían cargo, de forma voluntaria, del cuidado de los enfermos y de enterrar a los muertos). Estos últimos, al ganar el favor político del emperador Teodosio I, el Grande, imponen su poder violentamente en Alejandría con consecuencias fatídicas para los seguidores de Serapis, para la Biblioteca (que sufre una de sus muchas destrucciones) y para Hipatía, aunque se dice que no fueron ellos quienes le dieron muerte.
La película trata de apegarse a los hechos históricos conocidos, pero para darle un atractivo al público, impone una situación amorosa entre sus discípulos: Orestes (quien se convirtió en prefecto imperial de Egipto) y su esclavo Davo (ficticio), quien se enrola con los parabolanos y cuyo amor por ella le valió cierto tipo de protección. De cualquier forma, es una película interesante cuyo propósito, en palabras de Amenabar, fue “devolverle la vida con un enfoque hiperrealista, conseguir que los espectadores vean, sientan y huelan una civilización remota como si fuera su propia realidad”. Y agrega: “Me siento inmensamente privilegiado y agradecido por contar con Rachel Weisz en este viaje. Su inmenso talento, su inteligencia y su humanidad ya se están haciendo sentir entre nosotros”.
Ágora es la quinta película de Amenabar y la segunda rodada íntegramente en inglés ganadora de 7 Premios Goya, incluyendo Mejor Guión original para Alejandro Amenábar y Mateo Gil, lo que la convirtió en la segunda película más premiada de la XXIV edición de los Premios Goya de la academia de cine español.
La película, como su protagonista, fue objeto de duras controversias. Dice el Wikipedia: “El Observatorio Antidifamación Religiosa protestó contra la película por ‘promover el odio a los cristianos y el refuerzo de falsos tópicos sobre la Iglesia Católica’. La película en un principio tuvo problemas para encontrar distribuidores en Estados Unidos y en Italia, posiblemente por la crítica que señala en relación a la Iglesia Católica, aunque finalmente encontró distribuidores en ambos países. Fue censurada en Egipto por ‘insultar a la religión’”.
Hace poco fue estrenada en los cines del estado de Guanajuato aunque pasó desapercibida, pero aún es posible encontrarla en lo videoclubes o en la piratería. La película y el libro son una buena oportunidad para revalorar la importancia de la ciencia y la educación y adentrarse en los grandes descubrimientos matemáticos y astronómicos de los griegos de Alejandría como el de Aristarco de Samos que desde el siglo III antes de Cristo había calculado la distancia del sol a la tierra con asombrosa exactitud y Eratóstenes de Cirene quien en el siglo segundo antes de Cristo, calculó la circunferencia de la tierra.
Para completar el viaje a ese pasado recomiendo vean el capitulo XIII de la serie Cosmos, de Carl Sagan, donde aborda la figura de Hipatía y la importancia de la monumental y desparecida biblioteca alejandrina.

domingo, 1 de mayo de 2011

EL PARAÍSO

Cuando los asesinos maten al último inocente, se les abrirán las verdaderas puertas de su paraíso: el infierno.

miércoles, 27 de abril de 2011

JESUCRISTO EN EL CINE



Cada periodo de Semana Santa se programa, en la televisión, algunas de las múltiples versiones de Cristo que se han filmado. Y digo algunas, porque la historia de Jesús es una de las más llevadas a la pantalla. Tan pronto nació el cine se hicieron las primeras versiones. Según algunos datos históricos, la primera película sobre Cristo fue La Passion du Christ que en 1897 dirigieron Léar y Basile. Este film parece que fue anterior a la película Vida y Pasión de Jesucristo, de Los hermanos Lumiére (padres del cine). En 1897, en varios países, se filmaron varias películas sobre la vida de Jesús: en Italia, La Passione di Gesú, dirigida por Lugi Topt; en Estados Unidos: Passion Play, una versión de la pasión que se representaba en Oberamergau (Alemania), y en Gran Bretaña: The Sing of the Cross. Son numerosas las películas de aquellos años: Le Christ marchant sur flots (1900), de George Mèliés; La Passion du Christ (1902); La vie du Jesús (1905), de Ferdinand Zecca, Le Baiser de Judás (1913), de Armand Bour, etc. Muchas de ellas no pasaron a la posteridad.
Desde entonces, la vida de Cristo ha conocido muchas versiones: algunas más apegadas al texto bíblico (The Jesus Film, 1979, Peter Sykes) otras menos (Jesús de Nazareth, 1977, Franco Zefirelli) o incluso especulativas (La última tentación de Cristo, 1988, Martín Scorsese) o excesivamente explícitas y detalladas en el sufrimiento de Cristo (La pasión de Cristo, 2004, Mel Gibson).
Antes de la llegada del cine, la imagen de Cristo implantada en el imaginario colectivo del pueblo creyente estaba dictada por la pintura. El cine ha contribuido ahora a ese imaginario colectivo, aunque en muchos sentidos ha seguido la iconografía asentada por los pintores, particularmente, del renacimiento.
Una película que no esconde esta influencia de la pintura es la que realizó el gran director de cine Pier Paolo Pasolini: El evangelio Según San Mateo (1964), una película que sorprende en muchos aspectos: hay un estricto apego al texto bíblico, los actores no profesionales le dan un enorme grado de realismo, y los escenarios italianos, por ejemplo, Matera, Italia, un poblado antiguo construido en la ladera de un cerro, recrean extraordinariamente los escenarios agreste probables de la antigua Israel.
Pero antes de hablar de la película, es importante saber quién es este director. Pasolini además de cineasta fue novelista, ensayista, dramaturgo, notable poeta, militante del partido comunista y declarado ateo. Dice Wikipedia: “Pasolini nació en Bolonia (1922), ciudad de tradición política izquierdista. Era hijo de un soldado que se hizo famoso por salvar la vida de Benito Mussolini. Empezó a escribir poemas a los siete años de edad y publicó por primera vez a los 19 mientras se encontraba estudiando en la Universidad de Bolonia. Durante la Segunda Guerra Mundial fue reclutado. Los alemanes lo capturaron pero logró escapar. Luego de la guerra se unió al Partido Comunista Italiano, en Ferrara, pero se salió dos años después”. Y agrega: “Su obra poética, igual que su obra ensayística y periodística, polemiza con el marxismo oficial y el catolicismo, a los que llamaba «las dos iglesias» y les reprochaba no entender la cultura de sus propias bases proletarias y campesinas. Juzgaba asimismo que el sistema cultural dominante, sobre todo a través de la televisión, creaba un modelo unificador que destruía las culturas más ingenuas y valiosas de las tradiciones populares”.
Por estos antecedentes sorprende que La pasión según San Mateo se la haya dedicado al papa Juan XXIII, pero además sea un filme respetuoso del texto bíblico en el que sobresale la claridad del mensaje evangélico, sin adulterar su fuente, en un riguroso registro en blanco y negro, que retrata en forma cruda muy en el estilo del neorrealismo italiano.
Como dice la sinopsis de la versión en video que circula en México: “Pasolini logra desde la primera imagen, que la Pasión de Cristo parezca nueva y a la vez tan antigua, tan primitiva, tan áspera, tan poco confortadora, como les debió parecer a quienes escucharon en las voces de los primeros discípulos, de los testigos presenciales (particularmente a los fariseos y saduceos, digo yo) de los hechos de una vida a la que los siglos y las iconografías han cargado de simbolismos intraspasables”.
El mismo Pasolini dice de esta película: «Habría podido desmitificar la situación histórica real, las relaciones entre Pilato y Herodes, habría podido desmitificar la figura de Cristo mitificada por el romanticismo, por el catolicismo y por la contrarreforma, desmitificar todo. Pero después, ¿cómo habría podido desmitificar el problema de la muerte? El problema que no puedo desmitificar es ese mucho de profundamente irracional, y por tanto, de algún modo, religioso, que está en el misterio del mundo. Eso no es desmitificable»
La poderosa iconografía de esta película tiene sus raíces en la mejor pintura italiana. Al respecto dice Pasolini: «Mi gusto cinematográfico no es de origen cinematográfico, sino figurativo. Lo que tengo en la mente como visión, como campo visual, son los frescos de Masaccio y de Giotto, que son los pintores que más amo junto con ciertos manieristas (por ejemplo, Pontormo)...» Y agrega: «Cada vez que empiezo un encuadre o una secuencia, quiera o no tengo mi mundo visualizado a través de elementos pictóricos y, por ello, mis referencias a la plástica histórica son continuas. En el Evangelio he intentado evitar referencias a una plástica única o a un tipo preciso de pintura. No me he referido a un pintor o a una época, sino que he intentado adecuar las normas de los personajes y de los hechos.»
Dicen Ana María Sedeño Valdellós y Enrique Martínez-Salanova Sánchez en su página de internet La influencia de la pintura en el cine: “Tanto en la escenografía como en el vestuario, inspirado en la pintura del cuatrocientos y especialmente en la pintura de Piero della Francesca, Pasolini realiza conscientemente un anacronismo, pues traslada la historia de Jesús a un plano indefinido en el tiempo. En ocasiones los edificios son renacentistas, en otros de la Italia en la que se filmó, así como los rostros de los personajes.
“Pasolini llama a su forma de filmar, realismo popular, que para él se encontraba en las pinturas del Greco, de Piero della Francesca y en los cuadros bizantinos. Para los vestuarios de los fariseos, con sus sombreros en forma de cestos, se inspiró en los cuadros de Piero della Francesca. Para algunos vestidos se inspiró en los frescos de la Historia de la Vera Cruz, en Arezzo. Las miradas entre Jesús y los apóstoles en el Evangelio de Pasolini son las miradas de Caravaggio. Por primera vez utilizó para filmar la panorámica lenta, para asemejarse más a la visión renacentista”.

miércoles, 20 de abril de 2011

EL CISNE NEGRO


¿Cuáles son los límites de esfuerzo humano por alcanzar la perfección? ¿Es posible alcanzarla? ¿Existe la perfección en el arte?¿Vale la pena sacrificarse por ello? ¿O es mejor llevársela tranquila? Tal vez el espíritu nacional, ese que cantaba Chava Flores, y que se refleja en la frase de Clavillazo “La cosa es calmada”, o en el dicho popular: “Es mejor trote que dure y no paso que canse”, estas preguntas no tienen importancia.
Sin embargo, es este deseo de alcanzar una cima más allá de los límites es el que ha hecho que con frecuencia muchos hayan roto los imposibles y diciéndonos que los límites no existen. Si una generación no llega a la marca ya lo hará la que sigue. A principios del siglo XIX Niccolò Paganini (1782-1840) sorprendía al mundo ejecutando el violín como nadie y sus composiciones, cuando hubo muerto, fueron guardadas porque era imposible tocarlas.
Pero este esfuerzo por sobrepasar los límites se paga, muchas veces, bastante cara la osadía, o terminan trágicamente, como Ícaro, quien buscando alcanzar al sol, sus alas se derritieron, o son asesinados vía la ignorancia y el desprecio: Mozart o Van Gogh, Tolousse Lautrec. Juan Domingo Argüelles en la introducción a la novela La obra maestra desconocida, de Balzac, escribe: “El artista, el creador, o bien mira a los dioses o bien roba el fuego y recibe un castigo divino; pero lo que ni los dioses mismos le pueden impedir es la ambición por la grandeza y la inmortalidad”.
He aquí el motor que mueve a Nina, la protagonista de la película El cisne negro, en pleno espíritu romanticista, es decir, de morirse tratando de alcanzar la gloria. La película fue dirigida por Darren Aronofsky, el maestro de las obsesiones extremas y el desequilibrio mental. Sus películas anteriores son ejemplo de ello. En Pi: el orden del caos (1998), narra la vida de un matemático que su obsesión por encontrar el número perfecto que devele el orden del universo, lo empuja a taladrarse la cabeza; en Réquiem por un sueño (2000) explora el mundo de las drogas y sus efectos: en The Fontuntain (2006) aborda el tema del amor y la muerte; en The Wrestler (2008) aborda la vida de un antiguo campeón de lucha libre que se encuentra en el ocaso de su vida profesional. Ahora, en El Cisne negro (Black Swan), es un llamado thriller psicológico en la que narra la intensísima historia de una bailarina de ballet, Nina Sayers (Natalie Portman), en su esfuerzo por alcanzar la perfección.
El caso de Nina es similar al de muchos artistas, particularmente en el romanticismo, donde morían por el arte o or un ideal, como Manuel Acuña (el poeta mexicano que se suicidapor su amada Rosario) o Robert Schumann (1810-1856), que cuando se dedica a estudiar piano de manera profunda, para ejercitar los dedos más débiles, se amarra el dedo medio de ambas manos y se provoca una parálisis irreversible que lo obliga a abandonar el estudio del piano por el de la composición. Esta obsesión era síntoma de una enfermedad mental que afloró más tarde pues empezó a tener alucinaciones y molestias al oído. Desesperado, después de un fuerte ataque de alucinaciones, trata de suicidarse tirándose al río Rhin pero lo salvan unos pescadores. Finalmente, lo internan en una casa de salud mental donde muere.
Nina, en su afán de lograr la perfección empieza a sufrir delirios y fantasías psicóticas, creándose para sí un mundo terrorífico. Y cuando vemos estas escenas donde su empeño va minando su equilibrio mental y físico nos preguntamos ¿Vale la pena este esfuerzo, es martirio voluntario en aras de una quimera?
E s cierto que el arte y el deporte son dos disciplinas muy exigentes, y demandan a quien quiere brillar en ellas un sobre esfuerzo constante, una entrega total, un renunciamiento a la vida común que llevan los demás. Pasan horas y horas persiguiendo el dominio de su arte. Un pianista debe trabajar al menos 8 horas diarias con su instrumento. Lo mismo les sucede a los bailarines, a los pintores, a los cantantes, a los escritores, etc.
Tal parece que el sueño de la perfección es eso, un sueño, una meta inalcanzable. En 1831 Honoré de Balzac, el gran escritor francés, publicó una singular novela titulada La obra maestra desconocida donde explora la imposibilidad de ese sueño. El protagonista, el pintor Frenhofer trabaja incansable corrigiendo y corrigiendo su obra maestra para hacerla perfecta y de tanta corrección termina por destruirla. Sin embargo, en el artista vive ese afán por alcanzar esa cima, como dice
Este cuadro psicótico de Schumann es similar al de Nina. Ella, obsesionada por su técnica trabaja excesivamente. Su director artístico, Thomas Leroy (Vincent Cassel), le repite que la técnica no es lo más importante, sino la expresión, pero ella está empeñada en tener una técnica perfecta. Su entrega la va llevando a un sacrificio, a un martirio que pasa del terreno físico al psicológico. Su principal enemigo es su temor al fracaso. Leroy le pide que deje de ser una pieza mecánica para ser un personaje que conmueva a la agente. Todos sus esfuerzos parecen que no bastan. Encerrada en un callejón sin salida le va generando una cuadro psicótico en el que las alucinaciones se hacen presentes.
La película está construida en creccendo constante de modo que la tensión dramática va subiendo, subiendo, subiendo hasta lograr límites angustiantes iy sobrecogedores. Nohay descanso para el espectador. Los abundantes primerísimos planos nos meten a la psicología del personaje, una psicología enferma y asfixiante.
La maestría de Aronofski para manejar un arco dramático cada vez más intenso, como si estirara de una liga o un resorte y a cada escena estuviera tenso, más tenso hasta presentir que de un momento a otro se va a reventar y…
¿Vale la pena luchar por la perfección poniendo en riesgo la salud mental y física? Cuando esta perfección está impùlsada por la satisfacción del ego, creo que no. Pero bien vale la pena cuando ese sacrificio va a beneficiar a alguien y no sólo va a producir dinero o fama. El sacrificio, muchas veces, es el único camino para alcanzar nuevos límites en el desarrollo humano. Parece que estamos diseñados para asumir siempre nuevos retos y vencerlos. De ello se basa el desarrollo científico, tecnológico y artístico, pero el riesgo es perder el equilibrio en esa carrera sin fin.
Y es precisamente en el nodo El gran ausente de la película es el arte de la danza. Los aciertos o fallos de la danza vienen por gestos y comentarios principalmente del maestro. Pero quedan poco evidentes en la pantalla, en las imágenes, quizá ello debido a que el eje del drama está en el conflicto interno del personaje.
A pesar de ello es Es una de las películas más intensas que he visto recientemente con un clima agobiante realmente estremecedor. Es imposible quedar impasible ante esta película. Y parece que este es su estilo: llevar al espectador hasta el límite de su capacidad emocional.

miércoles, 13 de abril de 2011

CINE EUROPEO EN GUANAJUATO: PAN NEGRO


Me informan (no lo sabía) que este es el segundo año que Guanajuato es sede del Festival denominado “Guanajuato Cine Europeo” (GUCE), en el que se proyectarán una serie de películas europeas de factura reciente. Dicho festival se realiza en Guanajuato capital del 4 al 10 de abril y que –dicen los organizadores—“constituyen ejemplos relevantes de la realidad cinematográfica de las naciones europeas”, siempre interesante de conocer.
La importancia de este Festival es que exhibe películas que fuera de este marco no se podrán ver.
Paralelo a la proyección de películas hubo algunas actividades más como homenajes a actrices, un encuentro de cineastas (creo que debió abrirse la convocatoria a los realizadores de corto que también tenemos nuestro corazoncito) y la presentación de un libro.
Para fortuna (chiquita) un pedacito de este festival pudo verse en Celaya, tanto en el Campus Celaya-Salvatierra como en la sede de Extensión Universitaria de dicho campus. Aquí sólo se proyectaron cinco de las 53 películas cuyo programa quedó de esta forma: Como celebré el fin del mundo (Rumania-Francia, 2006), Edén al oeste (Francia-Grecia-Italia, 2009), Ella, una joven china (Reino Unido-Francia-Alemania, 2009), Pan negro (España, 2010) y Soul Kitchen (Alemania, 2009).
De este puñado de cintas me ha llamado mucho la atención Pan negro. Esta fue dirigida por Agusti Villaronga, director nacido en Mallorca, España, en 1953. Su carrera como cineasta no ha sido fácil. A los 14 años (dice Wikipedia) decidió ser director de cine y “cuando acabó el colegio escribió a Rossellini, a su escuela de cine en Roma. Le respondieron que antes debería pasar por la universidad”. Entró finalmente al cine por la vía de la actuación, donde conoció a “Pepón Corominas, productor, que le propone llevar el vestuario de La plaza del diamante (Francesc Betriu, 1982). Desde entonces no para de enlazar un rodaje tras otro, conociendo a los técnicos, el oficio y los secretos del cine”. Como director se inicia en 1976 con el cortometraje Anta Mujer. Y será hasta 1986 que dirigirá su ópera prima: Tras el cristal, seleccionada para el Festival de Berlín. Hasta el momento ha dirigido 12 largometrajes, dos de ellos para la TV. En México es conocido por la película Aro Tolbukhin: en la mente del asesino, una producción México-España, que interpretó Daniel Jiménez Cacho.
Pan negro es su última cinta que le ha valido 9 goyas en el pasado Festival de San Sebastián, cuya historia se centra en ese filón inagotable de la literatura y el cine español: la guerra civil.
El inicio es brutal: narrada de forma contundente y cruda plantea el drama que dará empuje a la historia: un atroz asesinato de un comerciante que viaja en su carretón en compañía de su hijo, un niños de unos 8 años. Cuando se detiene un momento en el un bosque lo sorprende un hombre encapuchado que no sólo se contenta en darle muerte reventándole la cabeza contra una piedra sino que lleva el carretón hasta un despeñadero y, después de dar muerte al caballo de un golpe en la cabeza, lo arroja sin advertir que dentro, junto al cadáver de su padre, va el niño aterrorizado.
Abajo del despeñadero, otro niño, Andreu, será testigo de este final desafortunado y será él quien descubra, entre los restos del carruaje, al niño, aún vivo, que lo contempla con un gesto de desesperación.
A partir de aquí empieza la historia. Andreu da cuenta a su familia del hecho y muy pronto las autoridades tomarán cartas en el asunto y llamarán a comparecer a su padre. Su padre, por circunstancias de cierta competencia comercial y ciertos hechos en el pasado que de momento no son revelados, es el principal sospechoso. El niño, antes de morir, mencionó como autor a un ser mítico, legendario, fantasmal, al que se le atribuyen sustos y apariciones en el bosque de ese poblado enclavado en las montañas de Cataluña donde vive Andreu.
A través de los ojos de Andreu seremos testigos de una frágil y tensa relación social entre los habitantes, definida por los recientes hechos de la guerra civil y sus resultados, dividiendo a la población entre vencedores y vencidos. Y ese amasijo de turbias relaciones permiten a Villaronga hacer un análisis crítico de un momento histórico, donde Abreu trata de encontrarle sentido a una realidad construida por una constelación de mentiras que han urdido los adultos. Andreu, poco a poco, irá descubriendo quién es en verdad su padre, un hombre idealista aficionado a la crianza de pájaros, que le enseña que lo mejor en la vida es cuidar como tesoro los ideales. Es testigo como algunos niños, entre ellos sus primos, han sucumbido a ese mundo y de la trágica situación de su familia, que vive en forma servil ante las autoridades y los ricos terratenientes para quienes trabajan como siervos de una gleba medieval. Y es en este contexto que el pan negro (conocido así estar hecho de centeno y mostrar una miga más oscura que el clásico pan de trigo) sea el símbolo entre vencedores y vencidos, entre pobre y ricos. El pan negro es el alimento de los pobres, de los vencidos, y el signo de la ignominia que sufren, aunque ambos bandos sean retratados en su envilecimiento sin que la balanza se incline a uno u otro lado. No hay bueno: todos han sido vencidos, parece decirnos el director.
Sorprende una bien lograda ambientación (gracias a un trabajo de arte extraordinariamente realizado), una estupenda fotografía de tonos poco saturados y de claroscuros precisos y una gramática visual efectiva. Y sorprende también que los espectadores españoles (según comentarios que leí en el internet) descalifiquen la película y pongan en tela de juicio sus premios.
La crítica especializada no comparte esta opinión. Por ejemplo, Jordi Revet , en la butaca.net, nos dice: “Quizá la cinta no pueda librarse de todos los arquetipos que quisiera (el maestro de escuela facha que incorpora Eduard Fernández, ese alcalde de Sergi López, versión soft de su personaje en “El laberinto del fauno”) y se confíe en más de una ocasión a chirriantes metáforas y lugares comunes que hablan de cara a la galería (las alas imaginarias del tísico que aparece como símbolo de la escoria social). Pero su contundencia tonal y ambigüedad discursiva, junto a la perversidad infecciosa de sus protagonistas hacen de ella una necesaria anomalía, la obra siempre interesante de un francotirador.

domingo, 3 de abril de 2011

EL SOLISTA: El poder redentor de la música



La música no sólo es un componente del cine desde que el sonido vino a formar parte indisoluble de éste allá por 1928 con El cantante de Jazz, sino también en muchas ocasiones ha sido su personaje. Por la pantalla han pasado un sinnúmero de tramas donde la música juega un papel relevante. Sólo por mencionar algunas: El violinista en el tejado, El pianista, La pianista, El violín rojo, Azul (Kieslowski), etc. Y las vidas de grandes o pequeños músicos como Beethoven (La amada inmortal, Bernard Rose 1994; Beethoven monstruo inmortal, Agnieszka Holland 2006), Mozart (Amadeus, Milos Forman 1984), o incluso Charlie Parker (Bird, Clint Eastwood 1988), Ray Charles (Ray, Taylor Hackford, 2004) o Ritchie Valens (La bamba, Luis Valdés 1987), han sido vertidas al celuloide. Incluso hay largas listas en torno a un sólo instrumento. Por ejemplo, la página electrónica cellomovies enlista 55 películas únicamente sobre el violonchelo, pero su lista está incompleta. En una revisión relámpago podemos ver que faltan Violines en el cielo (Okubirito, Japón, 2008), que versa sobre un chellista retirado, y El solista, entre otras. Hablemos de esta última.

El solista(Joe Wright, Inglaterra, 2009), basada en un libro de Steve López, periodista de Los Ángeles Times, nos enfrenta a la relación entre este periodista y Nathaniel Ayers, un indigente que padece esquizofrenia y vive como vagabundo en las calles de Los Ángeles, jalando un carrito de supermercado lleno de sus deshilachadas pertenencias y tocando un destartalado violín que tiene solo dos cuerdas. Una noche, cuando Steve López busca una historia que escribir para su periódico encuentra a un vagabundo al pie de la efigie de Beethoven tocando su violín. El interés por investigar la vida de este personaje, como muchos más que deambulan como fantasmas en las grandes ciudades como Los Ángeles, surge cuando en su atropellada locución menciona que estudió en Juilliard School, una de las más prestigiosas escuelas de música de los Estados Unidos. El periodista no le cree, pero se queda con la duda y habla a la escuela donde le revelan que, en efecto, fue estudiante de violonchello de esa escuela pero que abandonó los estudios sin concluirlos. Ante esa revelación, Steve intuye que hay una potencial historia que se puede convertir en un buen reportaje y decide indagar a fondo la vida de Ayers. Los reportajes dan pie al libro en el cual se basa esta película. El salto a la “fama” cambia en algo la suerte de Ayers, pero dada la gravedad de su enfermedad no abandona su forma de vivir como vagabundo. Si usted viaja a Los Ángeles es posible que encuentre a Ayers vagando por sus calles. Hay varios videos en internet donde vemos a este hombre dando concierto o discursos, siempre pegado a él su carrito de supermercado.

El libro non Fiction (como le llaman a los libros narrativos que no son producto de la imaginación) que surge de sus reportajes alrededor de Nathaniel Ayers es The Soloist: A Lost Dream, An Unlikely Friendship, And The Redemptive Power of Music. Título larguísimo pero que anticipa de alguna forma el contenido. La película narra en forma cronológica la historia desde que Steven se encuentra con Nathaniel Ayers en un parque, a los pies de la estatua de Beethoven y va dando cuenta con relampagueantes flash backs (retornos al pasado) del músico para contarnos cómo llegó finalmente a esta trágica situación. Lo interesante de la película, radica en que no tiene complacencia con el público. En una cinta cliché esperaríamos que los esfuerzos de Steven culminarían en el éxito de su empresa: la curación de Nathaniel. Por el contrario, constantemente (aunque por dentro deseemos lo contrario) la historia tiene golpes sorpresivos en los que Nat responde de manera contraria al interés de su protector. Finalmente Steve tendrá que aceptar que la enfermedad del músico es irremediable y tendrá que ajustar su relación a respetar su condición de enfermo incurable, a pesar de que logra, en cierta forma, cambiar su status de vida. Ahora bien, no es el único músico que sufre de algún tipo de enfermedad mental y que ha trascendido a la pantalla.

Es inolvidable en este sentido Claroscuro (Shine, 1996) que narra la vida del panista australiano David Helfgott, un pianista estupendo que al final de su formación escolar sufre un colapso ante el rechazo de su padre y pasa largos años en una institución mental hasta que una mujer descubre al niño prodigio de su infancia, ese que ella tanto admiró, viviendo de forma lamentable en ese manicomio. Lo saca y busca ayudarlo. E igual que en la vida de Ayer, Helfgott nunca logra su recuperación pero sí algunos logros importantes que le devuelven su dignidad como persona y como músico.

Un apunte final. En El solista destaca el muy bien realizado trabajo de actuación de Jamie Foxx, que al parecer le van bien los papeles de músico. Él es quien interpreta a Ray Charles en la película sobre este controversial músico negro y ciego, haciendo un papel muy convincente.

viernes, 1 de abril de 2011

LOCURA Y LIBERTAD


“El malvado es un necio, porque ignora lo que es la libertad y se niega a luchar por ella. Y también cabe considerarlo un enfermo psíquico, porque la locura no es más que la absoluta renuncia a la libertad. El neurótico es aquel que ni puede reconciliarse con la esclavitud ni dispone de fuerza suficiente para ganarse la libertad. Siempre se encuentra en la frontera, en tierra de nadie, entre dos fuegos cruzados, y por ello recibe los golpes de ambos lados”.


Sombras sobre el Hudson, Isaac Bashevis Singer, ediciones B, Madrid, 2005, p. 786.

domingo, 27 de marzo de 2011

CHEJOV Y PRESUNTO CULPABLE


Al fin llegó Presunto Culpable a las salas de Guanajuato. Por el escándalo derivado de la tentativa de censura, argumentando derechos legales de uno de los retratados (de cuando acá la justicia mexicana vela por los derechos de un sujeto que no tiene ni fama ni fortuna), la película alcanzó una mayor audiencia. Por ello pensé que la sala a la que fui el pasado domingo iba a estar abarrotada. Sorpresa: estaba prácticamente vacía. Cuando empezó la función ya había al menos un tercio de la sala lleno, aun así era muy poca la asistencia. O en Guanajuato no nos preocupan los problemas de la justicia o andaban todos de vacaciones o de parranda.
          Cuando estaba en debate la presunta salida de cartelera de la película por orden de la jueza Lobo Domínguez, se decía que ya la cinta se estaba convirtiendo en la película mexicana más taquillera de la historia, pues ya la habían visto, en ese escaso tiempo de poco más de dos semanas, un millón de personas. A la primera semana de exhibición se dijo que era la segunda película más taquillera de la cartelera comercial de la semana. En primer lugar estaba El Rito (cuya presentación en televisión hizo que López Dóriga se llevara una santa rechifla). Pero cuando daban los datos se pudo dimensionar ese segundo lugar: El rito había recaudado en esa primera semana seis veces más que Presunto Culpable. Lo cual nos indica que su logro, aunque apreciable, era muy limitado. Estaba lejos de ser una película que llegara al menos a la mitad de la población mexicana. Al 15 de marzo había recaudado en taquilla 59 millones 974 mil 268 pesos.
          Pongamos los datos en perspectiva. Según Alberto Aguilar, comentarista económico de TV Azteca , “el año pasado la película mexicana que más taquilla recaudó fue No eres tú, soy yo, de Alejandro Springall con cerca de 126 millones de pesos y una asistencia de más de 2 millones 900 mil personas. Le siguió El Infierno de Luis Estrada con más de 83 millones de pesos y 2 millones de espectadores”. Sin embargo, si contrastamos estos número con lo recaudado por las películas de Hollywood vemos una brecha abismal: “el año pasado la número uno fue —según Aguilar— Toy Story 3, de Disney, con una recaudación de 777.1 millones de pesos y casi 14 millones de concurrentes, seguida de Alicia en el País de las Maravillas y Shrek para siempre, de Paramount, con 385 y 372 millones de pesos respectivamente.
         Gulp. Aún estamos lejos de alcanzar con una película mexicana la aplastante atracción de los cinéfilos mexicanos por los productos norteamericanos. Pero lo grave, en el caso de Presunto culpable es, si esta película alcanzara la cifra de Toy Story significaría que verían la cinta 14 millones de mexicanos, es decir, apenas un poco más del 10 por ciento de nuestra población.
       Ante esos números podemos concluir que el impacto del cine sobre las conciencias de los espectadores es muy baja. Una telenovela como Cuando me enamoro llega a tener 76 mil espectadores diarios. Por eso estamos como estamos, aunque diga lo contrario el secretario de Educación Lujambio. Es más, sus comentarios elogiosos a las telenovelas son un indicador de nuestro nivel educativo.
       Aun así, calculo que hasta el momento (21 de marzo) han visto la película el 5% de los mexicanos, y aún con este margen estrecho ha sido posible provocar algunos cambios en el sistema judicial, o al menos se está haciendo presión para cambiar un sistema tan vetusto como inoperante e injusto. Cuando uno ve expuesto los intestinos del monstruo nos damos cuenta del por qué tenemos esos niveles de impunidad (tanta corrupción y delincuencia rampante) y de ausencia de justicia en nuestro país. Y surgen entonces muchas preguntas.
       Todos sabemos que en México uno es culpable hasta que se demuestra lo contrario, pero para lograrlo hay que pasar por un calvario. Esto quiere decir que nos pueden acusar de lo que sea e ir a la cárcel de inmediato, y sólo podremos salir si demostramos que somos inocentes. Es decir, en México el acusado es quien tiene que demostrar su inocencia aun cuando no haya elementos que lo acusen. Y si no logra reunir las suficientes pruebas que no dejen dudas de su inocencia, entonces uno es inocente. Bueno, si al juez le da la gana de tomar en cuenta esas pruebas (lo cual, como dice la película, casi nunca sucede). Si al juez no le da la gana —dice de nuevo la película— dicta sentencia de culpabilidad. Es decir, para que se tomen en cuenta las pruebas de la inocencia es necesario contar con un equipo de abogados (caros, muy caros) para que entablen una guerra contra el sistema, incluso, lleguen a la corrupción para cambiar la decisión de un juez. La inocencia, en nuestro México, no es suficiente, tampoco la verdad, como dice el protagonista de la película.
        Estamos en las mismas circunstancias que enloquecieron al personaje del relato El Pabellón número 6 del escritor ruso Antón Chéjov. Iván Dimítrich Grómov, el personaje, después de reflexionar sobre el sistema judicial ruso encuentra que no hay nada que prevenga o evite que un inocente llegue a la cárcel. El es inocente y a partir de ese momento le empieza a crecer en él el temor de que tarde o temprano pueda ser encarcelado. Su delirio llega al grado de encerrarse en su habitación de donde es sacado por el sistema de salud para llevarlo a un hospital mental. Cuando eso sucede se dice: Yo tenía razón, yo tenía razón, me llevan a la cárcel.
        Ahora, después de ver esa película y la manera en que Toño fue apresado y acusado, hay razones padecer el mismo delirio persecutorio de Iván Dimítrich y sentirnos amenazados cuando pasemos cerca de un policía o cuando un judicial toque el timbre de nuestra casa. Quién nos asegurará que en “esa lotería”, en esa ruleta rusa, nos haya tocado la bala. El rechazo que ya sentíamos los mexicanos, como animalillos atosigados por los cazadores, por la justicia, es más que fundada. Enfermos de psicosis, de delirios de persecución, caminamos por las calles temiendo que un día la fatalidad nos lleve a los tribunales y seamos encerrados en el infierno de la cárcel (llamados eufemísticamente “Centros de Rehabilitación Social”) donde purguemos una pena que no debemos.
          Por ello es urgente difundir este documental. Si la vía cinematográfica no alcanza a todos, que el video y el internet sean nuestros aliados. Y ya tomada conciencia, organicémonos para cambiar cuanto antes este sistema que nos victimiza hasta los que nunca hemos tenido ningún problema con la justicia.

domingo, 20 de marzo de 2011

MÁS ALLÁ DE LA VIDA (HEREAFTER)


Clint Eastwood demuestra que cada vez es mejor cineasta, aunque tenga la influencia de Steven Spielberg (uno de los productores de su última película: Hereafter), quien tiene el don de endulzar hasta el mar salado.
La primera vez que vi a Eastwood fue en la película el Malo el Bueno y el feo (Sergio Leone, 1966). Luego lo vi como policía rudo (Harry Callahan). Parecía que se iba a quedar enclaustrado como actor y en dos tipos de personajes que encarnaba muy bien: el vaquero y el policía. Quizá nadie pensó (yo menos) que se iba a convertir en uno de los directores más importantes de la cinematografía norteamericana.
No es extraño ver como algunos actores dan el salto a la dirección fílmica. Lo que sí es extraño es que se conviertan en excelentes directores. Y este es el caso de Eastwood, para bien del cine. La primer película de él que me dejó impactado fue Los imperdonables (1992), película efectiva e implacable en los efectos de la vejez en un grupo de gatilleros.
Clint Eastwood nació en San Francisco en 1930. A la fecha tiene 80 años de edad y filma con un enorme vigor (ni se le nota la edad). Como actor ha participado en 66 películas y ha dirigido 35 películas entre las que destacan Los imperdonables (1992), Million dollar baby (2004), Cartas desde Iwo Jima (2006), Torino (2008), Invictus (2009). Empezó a dirigir películas en 1971 con un cortometraje documental: The Beguiled: The Storyteller. Y ha combinado su trabajo de dirección con el de actuación. Y en su currículum se registran incluso créditos como director de sonido, productor, guionistas, entre otros. En suma, es un cineasta completo que entiende a fondo toda la gama de su oficio.
Su última aventura fílmica es Hereafter (2010), que en México titularon Más allá de la vida (traducción literal), y ya se encuentra trabajando en otro film que saldrá en el 2012: J. Edgar.

Independientemente de sí creemos en la vida más allá de la muerte y la posibilidad de comunicarnos con los muertos, la película es una reflexión sobre la fragilidad de la vida y la búsqueda de sentido ante el absurdo de la muerte, una de sus recurrentes preocupaciones puesta en pantalla de formas diversas.
La película abre con una contundente secuencia del Tsunami que devastó Indonesia en la que una periodista, Marie LeLay(Cécile de France), arrastrada por las furiosas olas por las calles de la ciudad, se topa cara a cara con la experiencia de la muerte que la lleva a renunciar a su mundo frívolo de la información televisiva para adentrarse en una investigación en la búsqueda de respuestas a su experiencia. Esta historia se enlaza en dos más: la de un psíquico, George Lonegan (Matt Damon), quien se ha retirado porque se niega a seguir haciendo contacto con personas muertas y la de Jason, un niño que sufre la pérdida de su hermano gemelo.
Las tres historias finalmente tendrán un punto de encuentro: una feria de libros en Inglaterra en donde la periodista presentará su libro sobre esta experiencia que se titula precisamente Hereafter (de aquí el título de la película en inglés). A este lugar llegará George Lonegan, desde Estados Unidos, huyendo de su hermano –que quiere lucrar con su don—y en búsqueda de las huellas de su autor preferido: Charles Dickens (inexplicable afición de este psíquico al que no se le nota su pasión por la literatura). Por su parte, Jason es llevado por sus padres adoptivos a esta feria para que conozca su otro “hermano” (otro hijo adoptivo) que allí trabaja, con el objetivo de conectarse con el retraído y extraño Jason, y tratar de sacarlo de su caparazón.

Si bien la película no va más allá de aquellas que tratan este tipo de problemas, si tiene la virtud de ser contada con precisión, sin dejarse caer en la superficialidad y en los lugares comunes harto gastado de este tema (y de paso criticar a la charlatanería que pulula en este negocio), aunque no va más allá, no devela nada nuevo, y pone énfasis en una preocupación de sus última cintas: la búsqueda incesante por encontrar un sentido a la existencia humana. En Millón dollar baby es la apuesta de una joven a entrar en el violento mundo del box a fin de encontrar una forma digna de vivir; en Torino, la igualdad y justicia en los desvalidos al grado de arriesgar su propia vida; en Invictus el juego como factor de unión de un pueblo: Sudáfrica, y hacer del rugby algo más que un juego de ocio vacío. Y en ésta última cinta: indagar una respuesta el absurdo de la muerte y dedicar la vida a acciones significativas. Ya sea escribir libros que signifiquen algo profundo para uno (Marie), crecer y volverse útil (Jasón) o volver al psiquismo pero con un mejor sentido (Lonegan).
Y aunque no aporte mucho ni siquiera sostenga bien la premisa dramática o temática, se agradece esta película que con la parsimonia, agudeza y maestría habitual de Eastwood va adentrándose en la intimidad de sus personajes para desde allí conmover a sus espectadores.
La película puede decepcionar a aquellos que esperaban una obra mayor como los Imperdonables o Golpes del destino, —que quizá lo haga con J. Edgar—pero no se puede negar que es una película digna y bien lograda.

lunes, 14 de marzo de 2011

UNA PARED PARA CECILIA


El Cine Club de Extensión Universitaria del Campus Celaya-Salvatierra de la Universidad de Guanajuato presentó el pasado jueves 3 de marzo la película Una pared para Cecilia del director mexico-argentino, Hugo Rodríguez.
Este es el tercer año que este cineclub viene presentando mensualmente películas de calidad a la cinefilia celayense, abriendo con ello una ventana a este golpeado arte y que la cartelera comercial no ofrece.
Y como el cine se ve mejor en el cine, la estrategia ha sido rentar una sala comercial de Cinepolis (único complejo fílmico en Celaya) para sus funciones. Y cuando presenta películas mexicanas procura invitar al director o a alguien importante del crew.

En esta ocasión estuvo Hugo Rodríguez, el director, quien platicó con los asistentes a las dos funciones que se ofrecieron. Asistieron a esta cita fílmica al menos unos 400 cinéfilos, cifra más a menos estable que viene siguiendo las actividades del Cine club. Y en cada función se nota como crece la asistencia juvenil, particularmente de estudiantes universitarios tanto de las instituciones públicas como privadas.
Antes y después de la función tuve la oportunidad de platicar con Hugo Rodríguez. Es un hombre que llegó a México hace 30 años, como exiliado, huyendo de la dictadura de Videla que asolaba y perseguía particularmente a la juventud pensante, universitaria.
Hace 15 adoptó la nacionalidad y hoy es más mexicano que argentino. Desde muy joven se dedicó al cine. Estudió en Centro de Capacitación Cinematográfica de cuya escuela fue maestro y como tal participante de talleres que esta institución brinda en diversos estados del país. Hace dos años estuvo como profesor en el Centro de las Artes de Guanajuato en Salamanca, y por ello, tiene un especial afecto por nuestro estado.
Su carrera fílmica es muy abultada. Ha producido 64 filmes y dirigido 5, entre otros roles que ha jugado en el cine. De las películas que ha dirigido la más famosa es Nicotina, en la que actuó Diego Luna.
En la cena que se le ofreció, al calor del vino, entramos en materia y se desbordó su apasionamiento por un arte que conoce a fondo. Me explicó la forma en que logró algunas de las escenas de esta película que rodó enteramente en Tijuana, donde estuvo dando cursos de cine, y con un crew conformado en su mayoría por tijuanenses. Ojalá algún día haga algo así en Guanajuato. Buena falta le hace al estado proyectar su imagen en celuloide y mostrar que Guanajuato es más que momias y el Cervantino.
Actualmente hace sus películas en formato digital, estrategia que le permite una mayor velocidad de realización y una reducción presupuestal, punto crítico y nodal del cine mexicano.
Nos despedimos con la promesa de su regreso como maestro en un taller que ya se estará delineando en Extensión Universitaria del Campus Celaya-Salvatierra.

sábado, 5 de marzo de 2011

PRESUNTOS CULPABLES



Esas son las autoridades judiciales de nuestro país (además de presuntos zoquetes). En 1922 Lenin, cuando ya había logrado restablecer la paz tras la revolución que encabezó, dijo: “El cine, de todas las artes, para nosotros la más importante”. Él había seguido el impacto social que producían películas como El nacimiento de una nación de Griffith, que hizo que renaciera el Ku Kux Klan, y visto lo que el cine le ayudaba en la propagación de sus ideas en la naciente URSS. Y por ello impulsó al cine y lo convirtió en su motor ideológico.
El cine, a pesar de la trivialización que ha hecho Hollywood (acabamos de ver el circo de los Óscares), tiene un potencial que de vez en vez se deja sentir. Sus inventores, los Lumiere, vieron su poder de atracción y se expandieron por el mundo con sus oficinas y unidades de filmación que recorrían el mundo y lo llevaban a Paris y viceversa. El cine, con ellos, se inauguró como una ventana al mundo. Y ávidos, los espectadores, iban a sus proyecciones a ver como era el mundo en otras partes, o como eran ellos mismos.
Desde hace algunos años hemos visto el crecimiento del cine documental (arrinconado por mucho tiempo como cine escolar, educativo, propagandístico o informativo noticioso), crecimiento que se genera por la misma razón que descubrieron los Lumiere: la avidez de la gente por asomarse a su realidad. De ahí el éxito las película de Michael Moore (Fahrenheit 9/11), entre muchas otras.
En México, una cámara de cine se ha internado como aparato de laparoscopía en los intestinos de la justicia mexicana y ha puesto al descubierto una descomposición escandalosa. Ya lo sabíamos, pero no así de brutal y en conjunto.
Los afectados obviamente no se iban a quedar con los brazos cruzados, pero se vieron lentos: dejaron que pasaran muchas semanas de promoción. Y ahora ya no podrán detener el fenómeno. Es más, se han convertido en sus mejores impulsores. Y la piratería (que ha crecido al amparo de la impunidad, es decir, por fallos en el sistema de justicia), en el caso de progresar su veto, será el arma que les aseste el golpe letal: los múltiples tentáculos de este pulpo serán como autopistas donde este documental correrá para llegar a los ojos de muchos mexicanos que, como dice el evangelio: “tienen hambre y sed de justicia”. No confundir lo legal con la justicia. Esto es precisamente lo que muestra esta película, que nuestra legalidad lejos está de la justicia.

miércoles, 12 de enero de 2011

SUCEDE

Sucede que
hay mañanas que despierto
buscándote entre los pliegues
de mi último sueño.

Y hay veces que te encuentro
en un rincón de mis recuerdos.
Y me alegra verte
en esos callejones
del anhelo.

Entonces me levanto
y abro la ventana
y dejo que el sol me llene
la esperanza de verte
en las calles
que existen
más allá de mis sueños,
más allá de mi ventana.

EL GARABATO: Vicente Leñero

Jeremías Ramírez Hace no sé cuántos años que compré este libro, quizá unos 30. Fue a mediados de los ochenta cuando el FONCA sacó a la venta...