viernes, 29 de octubre de 2010

Cuento a partir de una imagen


PROMESA CUMPLIDA

En la plaza del pueblo le prometió que volvería y que nadie lo iba a mover de este sitio. Pasaron los años. Él se hizo famoso; ella, vieja. Finalmente cumplió su palabra. Ahora, él custodia la plaza con la mirada fija, el gesto adusto y un brillo metálico en la sonrisa.

viernes, 22 de octubre de 2010

EL ESCRITOR FRACASADO: Roberto Arlt


Recién tuve dos experiencias intensas que se unen: la lectura del cuento Escritor fracasado de Roberto Arlt y mi accidentada participación en el concurso Virtuality Literario Caza de Letras, que convoca la Dirección de Literatura de la UNAM.
Una de las sorpresas desagradables que me encontré en Caza de Letras fue la virulencia de los ataques de los “críticos” que visitaban mi blog, ataques que me fue difícil entender. Es más, me fue imposible comprender las motivaciones que movían a tales sujetos a ese ataque feroz, como de lobos furiosos.
En la lectura de Escritor fracasado de Arlt encontré las respuestas a dichos ataques. Déjenme decirles, antes de continuar, que ya hace tiempo había comprado el libro El jorobadito (donde viene este cuento), pero nunca me enganchó su lectura y la postergué para mejor ocasión. La ocasión llegó. Leí El Jorobadito y me gustó mucho y seguí con el que estaba inmediato: El escritor fracasado, cuyo título me hacía guiños. Al fin de cuentas, yo era un escritor fracasado, y quería ver otra dimensión de mi derrota o al menos recibir una palmadita en el hombro.
La lectura del cuento fue una palmadota. Intrigado con lo que leía, busqué saber más de Arlt y me encontré que él fue un escritor singular, autodidacta, que fue vilipendiado en su momento y tachado de escritor descuidado, justamente como a mí me dijeron. Hoy es considerado un renovador del cuento y escritores reconocidos se consideran “herederos directos de algunas de sus búsquedas literarias”, tales como Ricardo Piglia, César Aira o Roberto Bolaño. Y Julio Cortázar lo consideró su maestro.
El escritor fracasado es el relato en primera persona de un escritor frustrado luego de su fulminante éxito temprano, quien descubre casi de inmediato que ha gastado en una sola fiesta lo que tenía dentro, es decir, se ha vaciado. Ante el horror del vacío, lucha contra sí mismo y proyecta hacia los demás su frustración con una virulencia inusitada. Ensaya todas las formas posibles de bajeza para con los de su gremio, y, aún en este terreno, fracasa. Lucha para que regrese a él el canto de las musas, pero éstas guardan silencio. Después de tanto esfuerzo concluye: “¿Para qué afanarse en estériles luchas si al final del camino se encuentra como todo premio un sepulcro profundo y una nada infinita?”
Dios mío. Es creíble, por tanto, que estos detractores del esfuerzo literario, estos lobos rapaces de caza de letras, estos amos de la verdad, estos custodios de la pureza del arte literario, estos guardianes de la virtud de las letras, no son más que escritores fracasados que le buscan un sentido a su existencia haciendo infortunada la vida de quien —pecado mayor— se atrevieron a ser creadores, escritores, tarea que es de ellos, solo de ellos”. Dios mío.
En breve publicaré una crónica de este accidentado viaje.

EL GARABATO: Vicente Leñero

Jeremías Ramírez Hace no sé cuántos años que compré este libro, quizá unos 30. Fue a mediados de los ochenta cuando el FONCA sacó a la venta...