domingo, 19 de septiembre de 2010

NO ME IRÉ SIN TI


Los caminos del amor son como el agua, caprichosos e inciertos. Su futuro siempre es nebuloso y, en mi experiencia, nunca he podido anticipar su posible destino. De haberlo podido quizá…

Esto me ha hecho pensar el cuento “No me iré sin ti” de Rafael Pérez Gay que viene en su libro Llamadas nocturnas, donde narra un hecho singular en esos vericuetos del amor.

Un hombre va con su esposa al supermercado. Como ya es costumbre en su familia, el va por las verduras y su esposa por los abarrotes y mientras palpa los jitomates y elige los espárragos una voz femenina resuena en el sistema de altavoces como si fuera la voz de la conciencia o la voz de un dios cuya omnipresencia llena por completo la tienda: “Abarrotes y servicios, favor de pasar a la caja siete”. El llamado que se repite tres veces sin que el aludido haga caso. La cuarta ocasión, después de la frase dicha, agrega: “No te escondas entre la muchedumbre. Sé que estás aquí. Siempre supe que no tenías vergüenza. Vienes hasta aquí con tu mujer y tus mentiras como si no hubiera pasado nada entre nosotros”. El tono de reclamo de la mujer va aumentando en intensidad, y va dando detalles: “...un día, te lo confieso, me descubrí aterrada estar sin ti. Lloraba por las noches y el sol traía la certeza de que ya no estabas conmigo…”. La confesión provoca que la gente empiece a debatir y a tomar partido por alguno de los contendientes sin dejar de elegir sus mercancías. El final... el final no se los cuento, ustedes deben leerlo, o vivirlo, como prefieran. Ah, pero sí decide vivirlo, no olvide que hay un riesgo para el cual no hay seguros ni nada que amortigüe la caída, y ésta puede ser funesta.

Y es que debe usted entender que los caminos del amor son como el discurrir del agua: caprichosos e inciertos que prometen o vaticinan el cielo pero con frecuencias nos regalan el infierno, uno nunca sabe.

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