domingo, 28 de febrero de 2010

VENUS

El tema de senilidad es bastante dificil de abordar sin caer en la sensiblería propia del poema “Instantes” que abusivamente le atribuyeron a Borges en las postrimerías de su vida.

Por ello, encontrarse con una película como Venus (Roger Michell, Inglaterra, 2006), es oxígeno puro.

Venus aborda la historia de un pequeño grupo de actores sakespereanos (Ian, Maurice y Donald) que viven sus últimos días, después de su época de gloria, aceptando pequeños papeles para la televisión. La llegada de Jessie, la sobrina de Ian, va a venir a trastocar su vida. No sabían como iban a convivir con esta joven pero para nada se imaginaban que iba a ser muy difícil, especialmente para Ian aunque divertido para Maurice que entabla una extraña relación con Jessie, donde el erotismo se hace presente. Es una película de encuentro entre personajes disímbolos que lograr vincularse, pero sin asomo de sensiblería. La chica resulta ser una aficionada a los tatuajes, la comida basura y los estribillos pop, como apunta Miguel Laviña Gaullart, en la butaca.com, y de muy difícil trato, que ha llegado con la expectativa de trabajar como modelo, ante la falta de otra habilidad más allá de su aspecto físico. Maurice con humor y sarcasmo logra conectarse con Jessie y le consigue trabajo de modelo pero en un taller de pintura donde debe posar desnuda. Esta vinculación con la pintura le permite a Maurice rebautizarla como Venus. Los encuentros y desencuentros entre ambos los lleva a encontrar aspectos importantes en su vida: a Maurice la revitalización de un erotismo en retirada pero que le hace vivir con plenitud la cercanía de una piel hermosa o un aroma exquisito y a ella, entrever que la vida es más que la satisfacción inmediata de sus necesidades.

Los diálogos son de un gran ingenio y sarcasmo que ponen un toque de extraordinario humor inglés en la película.

Cuando uno está viendo esta cinta es inevitable la comparación con la recién estrenada en México El estudiante, y rodada en nuestra Universidad de Guanajuato, para vergüenza de quienes trabajamos en esta casa de estudios.

Esta película, Venus, es como para decirle a Roberto Girault, director de El estudiante, mira compa, así se debe abordar la vejez.

Destaca en la película la actuación de Peter O'Toole como Maurice. Definitivamente, O’Toole es un gran actor. No sé si se estrenó en México en pantalla grande, pero en video es posible encontrarla, hasta en los botaderos. Véanla, vale la pena.

jueves, 25 de febrero de 2010

TEMPORADA DE ZOPILOTES

Aparte de las matemáticas, creo que la historia, particularmente, la de México, es una de las materias en que los mexicanos estamos en tinieblas. Algún designio maligno pesa sobre nuestras conciencias que nos nubla los sentidos para que nos quede ajena nuestra historia y solo vive en nuestro interior retazos deshilvanados de ella.
De estudiante de secundaria me encantaba la historia universal pero la de México me era tan indigesta que la vomitaba. Ya en la universidad le encontré planos fascinantes particularmente con libros como el de La revolución Interrumpida de Adolfo Gilly, pero mi reconciliación con la historia vino de la mano de la novela histórica y a ligereza y sagacidad de una buena pluma narrativa.
A Paco Ignacio Taibo II hay que reconocerle que su narrativa es un ave de grácil vuelo que le permite construir un libro impactante. No es una novela histórica sino más bien una especie de reportaje, de cronología de una de las páginas más oscuras de nuestra historia: la decena trágica: diez días tenebrosos de nuestro desgarrado México.
Lo único que nos queda de las clases de historia sobre este hecho es el asesinato de Francisco I Madero y de José María Pino Suárez, presidente y vicepresidente, respectivamente. Pero el infierno que se vivió en esos diez días la mayoría las ignoramos y es importante que las conozcamos.
El libro de Taibo tiene dos virtudes: la fácil lectura y una puntual cronología, casi minuto a minuto de los hechos. A medida que avanza la narración la indignación crece dentro de nosotros. Como dice en la portada el libro: “En este país hay muchos hijos de la chingada y los peores son los seis generales que dieron el golpe contra Madero”. Página a página el libro va dando cuenta de la carroñería de estos generales. Es muy triste como ese buen hombre, Francisco I Madero, (pendejo le llamaría su hermano Gustavo), prácticamente se entrega en bandeja de plata a sus carroñeros. Estupidez, tontería, ingenuidad, exceso de bondad, como se le quiera llamar, fue lo que hizo que Madero acabara de la forma tan lastimosa como lo hizo. Apenas uno puede aceptar que él mismo haya puesto al frente del ejercito que los resguardaba del ataque de los rebeldes al mismísimo Victoriano Huerta y lo mantuvo hasta el final a pesar de las advertencia de muchos que Huerta estaba conspirando contra él.
La desgracia de nuestro México, como apunta este libro, es la coexistencia de dos tipos de personas: los carroñeras y los ingenuos. Conocer nuestra historia es ahora más urgente que nunca. Nuestra historia es un apunte preciso de quienes somos (y por ende nos enseñe a qué tipos de errores somos proclives). Hoy vivimos momentos transicionales. Los poderosos en turno ya están doblando las manitas ante el embate de los problemas internos e internos y hoy más que nunca se habla de replantear el país que queremos para este milenio. Y la respuesta no será la mejor si no consideramos nuestro pasado, nuestra historia. De lo contrario, estamos condenados a cumplir una vez más el fatal circulo vicioso que nos tiene boca abajo desde hace más de 500 años.

miércoles, 24 de febrero de 2010

LA ULTIMA VIDA EN EL UNIVERSO

No hay cine que me cautive más que el cine oriental: su forma tan peculiar, creativa y arriesgada de abordar las historias son una muestra que es posible hacer un cine muy atractivo sin la parafernalia de los efectos y sin las formulitas argumentales propias del cine de entretenimiento. Directores como Takesi Kitano, Park Chan-wook, Takeshi Mike, Kim ki Duk, Wong Kar Wi, entre los más interesantes, me tienen con la baba colgando.Acabo de ver La última vida en el universo, del director Tailandés Pen-Ek Ratanaruang, una coproducción Japón-Tailandia.
    En su aparente simplicidad narrativa y argumental se anida un propuesta novedosa, interesante y compleja. La película nos narra la historia de Keni, un chavo introvertido que trabaja en Tailandia, en una biblioteca de un centro cultural japonés y al parecer se aloja en un departamento dentro del mismo complejo. La película arranca de una manera inusitada: con el suicidio del protagonista, suicidio que vive y se alimenta en la mente de Kenji pero que por diversas causas no se puede concretar. Tan pronto vemos su cuerpo colgando de un lazo amarrado al cuello pensamos que la películas nos va a contar como llegó a su suicidio, pero de inmediato el director nos quita esa idea: Kenji aun no se ha suicidado, es como si se contemplara a sí mismo ya muerto, pero la verdad es que apenas va a empezar. En eso llega un amigo con cervezas y frustra su intento. Kenji es un obsesivo del orden y la limpieza: su departamento está extremadamente ordenado. Y ese orden tan cuidado en el interior no es más que un indicador del desorden y desequilibrio en que vive Kenji: su amigo es miembro de los Yakuza y en una de las vistas que le hace a Kenji llega con un amigo de la misma mafia y por causas que no descubrimos el amigo acribilla allí mismo al amigo de Kenji. El amigo de Kenji, en la primer visita que vimos, le había dejado un oso de peluche a Kenji. Dentro del oso hay una pistola, la cual ha sacado kenji cuando oye la pelea entre sus visitantes y al salir a la sala ve como su amigo es acribillado. El agresor lo encañona pero Kenji logra dispararle antes. Limpia el desorden y guarda los cadáveres en un saco y lo pone debajo de una mesa y sale a la ciudad a suicidarse. Se sube a un puente y cuando se contempla hundiéndose en el río, llega una muchacha que al tratar de detenerlo es arrollada y muerta por un auto. Su hermana, que viaja con ella en un vocho descapotable, presencia la escena y termina con Kenji en el hospital a donde fue llevado el cadáver de su hermana. Este hecho los une: ella se lleva a Kenji a su casa y entablan una curiosa relación entre polos opuestos: ella no habla japonés y ni el tailandés. Ambos deberán comunicarse en inglés. Ella es extrovertida y él silencioso. Ella vive en el desorden absoluto: su casa llena de mugre y desorden parece una casa abandonada. A pesar de ello, empiezan a construir una relación disímbola pero firme.
    La película sobresale por una acertada fotografía que construye puntualmente el clima de la película y una sorprendente narrativa con secuencias imaginarias inusitadas que reflejan la subjetividad del protagonista con efectividad y el uso continuo de elipsis externas que evitan que la película caiga en secuencias soporíferas, pero al mismo tiempo exige al espectador estar a las vivas para no perderse del hilo narrativo. Pareciera que la película va a terminar en una especie de comedia romántica, pero el director Ratanaraug inteligentemente concluye la cinta con una secuencia imaginaria que deja abierta la puerta a la especulación del espectador.
    Excelente película, una más que se suma a las grandes obras fílmicas del cine oriental contemporáneo.

PROLETARIADO


En la clasificación social de la panadería, la clase obrera está integrada por los bolillos.

martes, 23 de febrero de 2010

AFTER DARK


El primer libro de Murakami que leí fue éste. La portada me pareció como la de una película Noir: una chava caminando descalza por la calle con los zapatos en la mano. La información de la contraportada me intrigó y me sedujo: “Cerca ya de medianoche, en esas horas en que todo se vuelve dolorosamente nítido o angustiosamente desdibujado, Mari, sentada sola a la mesa de un bar-restaurante, se toma un café mientras lee. La interrumpe un joven músico, Takahashi, al que Mari ha visto una única vez, en una cita de su hermana Eri, modelo profesional. Ésta, mientras tanto, duerme en su habitación, sumida en un sueño «demasiado perfecto, demasiado puro». Mari ha perdido el último tren de vuelta a casa y piensa pasarse la noche leyendo en el restaurante; Takahashi se va a ensayar con su grupo, pero promete regresar antes del alba. Mari sufre otra interrupción: la encargada de un «love hotel» pide que le ayude con una prostituta agredida por un cliente. Dan las doce. En la habitación donde Eri sigue sumida en una dulce inconsciencia, el televisor cobra vida y en la pantalla empieza a distinguirse una imagen turbadora... pese a que el televisor no está enchufado”.

Ya había recibido noticias de este escritor, había visto el voluminoso “Crónica del pájaro…”, pero no había tenido oportunidad de comprar ni este ni otro libro. Pero llegó diciembre y con el aguinaldo y me regalé varios libros, entre ellos, éste. Y empecé por este por ser el menos abultado: 248 páginas. Y prometía una tensión emocional de un buen trhiller fílmico.

Me gustó el inicio: Mari leyendo un libro en un restaurante y la llegada del músico. Y de pronto, irrumpe la escena de su hermana Eri durmiendo, la hermosa durmiente que nunca despierta en toda la narración. Me recordó aquella otra gran novela de otro gran escritor japonés, Yasunari Kawabata, “La casa de las bellas durmientes”. Mari quiere pasar una noche fuera de casa sólo leyendo, pero el músico le perturba la noche y ella tendrá que verse involucrada en los sucesos violentos del love hotel a donde la ha llevado una amiga del músico todo porque Mari sabe chino y la prostituta golpeada es china y no habla japonés.

La novela es ligera como una pluma, desconcertante como una buen trhiller sin llegar a mostrar hechos de violencia ni grandes persecuciones y tiene esa dosis de misterio que viene de los sueños como en todas las novelas que he leído de este escritor: el mundo onírico irrumpe en el mundo real confundiéndose con este, y sin darnos ninguna justificación ni explicación a dicha irrupción.

La noche avanza hora a hora (con un gráfico de un reloj que avanza hora a hora Murakami va separando los capítulos). El libro termina al amanecer cuando se reencuentran Mari y Takahashi, desayunan y cada uno se despide a la estación central para irse a sus respectivas casas. Takahashi quisiera iniciar una relación con Mari, Mari se irá a estudiar lejos, y todo culmina como una promesa de algo que no sabremos si sucederá en un momento futuro, pareciese la trama de una película con continuación.

Terminada la lectura una película baila en la imaginación: After Hours, y casi podría asegurar que Murakami ha escrito esta novela siguiendo los pasos de esta película de Martín Scorsese, lo cual es lógico pensando que Murakami es amante de la música norteamericana, particularmente del jazz, y por ende (tal vez) de la cultura norteamericana. Como en la película, la novela dura solo el lapso de una noche. Al amanecer las cosas, desprovistas del misterio de las sombras vuelven a su vida ordinaria.

COCHINILLAS

Insectos con armadura medieval.

lunes, 22 de febrero de 2010

KAFKA EN LA ORILLA

Acabo de leer el mamotreto de Hakuri Murakami: Kafka en la orilla, voluminosa novela de 714 páginas. Mientras escribo este comentario escucho el Trío "Archiduke” de Beethoven, mencionado en la novela.
La reseña del libro se puede resumir de forma simple: un adolescente, Kafka Tamura, en conflicto con su padre, cuando cumple 15 años abandona su casa y se dirige a una ciudad lejana: Takamatsu, para encontrarse así mismo y se refugia en un biblioteca. Pesa sobre él la maldición de Edipo que le espetó su padre: matarlo a él, a su padre, y casarse con su madre. De una manera un tanto misteriosa, el joven, impotente a escapar de su destino, termina cumpliéndolo en un espacio metafísico, rodeado misterios, cosas inexplicables y la aparición de extraños personajes: un viejo que de niño sufrió un accidente (una especie de experiencia extraterrestre) que lo ha dejado vacío, iletrado y antisocial que sólo puede hablar con los gatos, y al parecer, responsable material de la muerte de el padre de Kafka Tamura. También se cruza en el camino de Kafka una hermosa y enogmática mujer cincuentona, la señora Saeki, directora de la biblioteca Komura, donde se refugia Tamura.
Al principio me costó engancharme. No quería volver a la leer una novela misteriosa y de cosas inverosímiles, como After Dark y Crónica del pájaro que le da cuerda al mundo (aunque esta última me gustó mucho), pero finalmente me atrapó y este fin de semana días pasé por un trance febril leyendo casi 100 páginas diarias.
Este libro, como sus otras obras, le han dado a Murakami una gran fama dentro y fuera de Japón, incluso dicen que ha sido mencionado para el Nóbel de literatura. Pero al mismo tiempo, así como es adorado por muchos lectores jóvenes, es repudiado por el gremio de los escritores serios dentro y fuera de Japón.
Mientras lo leía me preguntaba qué hace tan atractivo un libro donde se mezcla un estilo realista con otro completamente surrealista, mágico, inverosímil incluyendo hechos misteriosos que el autor no se detiene ni a explicar ni a justificar, como si esos hechos misteriosos fuesen también naturales como las flores o los cerdos. Simplemente acaecen a los personajes. Y muchos de los personajes pasan de inmediato de la sorpresa a la aceptación así, sin más cuestionamientos.
Una hipótesis me empezó a surgir: sus novelas son tan apasionantes porque sus personajes los mueve un misterio que es importante descubrir y los hechos mágicos nos adelantan que será algo impactante, inusitado, casi como las revelaciones apocalípticas del apóstol Juan. Y allí va uno lee y lee buscando con urgencia la última línea de la novela que nos devele el misterio. Pero además tiene a su favor que los hechos inverosímiles los introduce con tal desfachatez y gracia que terminan por gustar (y hasta desear que nos pasen a nosotros); además, de que lo que buscan sus personajes es resolver las grandes dudas existenciales de la humanidad. ¿Quiénes somos? ¿Hay otros planos de existencia más allá de la realidad material? ¿Es posible comunicarse y penetrar en esta otra esfera y una vez dentro develar el misterio que nos envuelve como especie?
Para decepcionarlos de antemano déjenme decirles que no da respuestas contundentes: nos deja inermes ante los hechos mágicos y nos abandona allí. A pesar de ello, se tiene la sensación de haberse asomado al senote sagrado, a la orilla del pozo del misterio, al insoldable más allá desde acá, y aunque no hemos oído nada aún, el saborcillo del misterio hizo vibras nuestras emociones y curiosidad como una fina campana.
A los intelectuales no les gusta (otra hipótesis) porque mezcla con tal desfachatez el realismo con lo mágico, tan abruptamente que pone en alerta el fino receptor de la contaminación de literatura Light, de masas, y los pone de inmediato a la defensiva pues temen perder su respeto si siguen adelante.
Yo la disfruté aunque ya nada más quiero leer una novela más: Tokio blues (Norwegian Wood). Yo también tengo mis prejuicios. Bye.

KAFKA EN LA ORILLA



domingo, 14 de febrero de 2010

AGUA QUE CANTA


Tus pasos entraron sigilosos
al castillo,
burlaron con astucia sus defensas
y abrieron camino en su misterio.

¡Qué humedad, qué agua!

Llamaradas de mar en el silencio
fueron tus labios,
tu palabra estancada,
tu mirada.

Eres agua, agua que canta,
agua que incendia los sentidos.

sábado, 6 de febrero de 2010

INVISIBLE: novela de Paul Auster.


Invisible es la más reciente novela que ha publicado Paul Auster, escritor newyorkino, que tiene una larga lista de novelas publicadas, además de haber incursionado en el cine, primero como guionista y finalmente como director. Yo sólo he visto Lulú en el puente y debo decir que me gusta más como escritor. Definitivamente Lulú en el puente es una obra fallida que hace aguas por todas partes.
Pero volvamos a su novela. Esta inicia con un relato singular de un joven poeta, Adam Walker, cuando es estudiante de letras en una universidad norteamericana. En una fiesta conoce a un profesor de origen francés, Rudolf Born, y a su novia. Walker encuentra al profesor unos días después y de súbito le ofrece que haga una revista literaria. El va a financiar todo, desde el diseño, colaboradores, impresión, distribución. Y le pide que haga el proyecto. Adam está feliz aunque extrañado de que alguien que apenas lo conoce le ofrezca tal oportunidad. Sin embargo, una hecho fortuito (el profesor y Adam son tratados de asaltar por un joven negro y en un movimiento súbito, el profesor saca una navaja y apuñala al asaltante descubriendo que la pistola no tiene balas. Mientras Walker va a pedir ayuda el profesor se lleva al agresor al Central Park y lo asesina). Este hecho hace que el relato de un giro inesperado y termine el primer capítulo con la huida del profesor y el profundo sentimiento de culpa y triste por haber descubierto su cobardía. Cuando pasamos a la segunda parte descubrimos que el primer relato es en realidad un texto que lee un escritor, texto que le ha mandado un amigo de su época estudiantil, el mismo Adam Walker, ahora convertido en un anciano afectado por un cáncer que le promete solo unos meses de vida y no quiere morirse sin contar su historia.
Este cambio narrativo intensifica la pulsión emocional de la novela. Junto con el escritor (que sospechamos es el propio Paul Auster ahora con el nombre de Jim, rasgo diferencial con otras de sus novelas donde no tiene empacho de que su personaje o el convertido en personaje se llame Paul Auster) somos participes de la confesión ante el lecho de muerte de Adam Walker, confesión que en momentos toma tonos truculentos, lúbricos y eróticos, algunos de carácter incestuoso, además de conocer su periplo por Francia siguiendo el rastro (suponemos) de quien el cambió la vida para encararlo o ajustar cuentas. Walker sigue afectado por el asesinato que cometió el profesor y que ha cambiado su vida.
En la carta que le envía al escritor para que le ayude con su texto, lo invita a su casa. El escritor acepta pero cuando llega encuentra que su amigo ha muerto y que le ha dejado una serie de papeles con apuntes donde conocemos lo que le sucedió en Francia, país en dónde el profesor le presenta a la hija de la mujer con la que piensa casarse.
Es esta mujer quien conducirá el relato a su culminación. Sucede que el escritor decide encontrarse con ella cuando éste tiene que viajar a Francia. Esta mujer también le entrega un texto con una parte importante de la historia donde ella es ahora la protagonista.
Es quizá esta estructura tan sui generis, como si fuese un juego de espejos, es lo que llama más la atención y permita que la emoción de los hechos se potencie con sucesos nimios pero capitales en la carga emocional del relato. La hermana de Walker, una hermosa mujer en su tiempo, con quien Walker vive unos meses de intenso erotismo, le pide al escritor que cambie todos los nombre y cambie los hechos, si es que piensa publicar el relato de su hermano. El escritor, confiesa, que no tenía interés en publicarla pero de pronto descubre cuando ha terminado una de sus novelas más recientes, que debe publicar la historia. No cambia los hechos pero si los nombres. Esta revelación incentiva el morbo del lector (muy a tono con los reality shows en boga) al saber que debajo de la traslucida tela de los cambios de nombre hay una historia REAL.
Empujados por este morbo vamos hasta el final de las 280 páginas de una novela que se lee con buena velocidad. Finalmente es un acierto narrativo de unos de los escritores más importantes del momento de Estados Unidos.

jueves, 4 de febrero de 2010

MENSAJE URGENTE



Por Jeremías Ramírez Vasillas

Mi vida, ¿qué te pasó? ¿Por qué las olvidaste? Si mi mujer encuentra tus piernas en la casa, me mata. Ya te las mandé con mis ayudantes. Cuídate. Besitos.

Cuento ganador del concurso No. 44 de junio del 2009, con el pseudónimo "Julio X" convocado por la página de internet "Las historias.com" de Alberto Chimal.

EL GARABATO: Vicente Leñero

Jeremías Ramírez Hace no sé cuántos años que compré este libro, quizá unos 30. Fue a mediados de los ochenta cuando el FONCA sacó a la venta...